PIERO DELLA FRANCESCA, RETABLO DE BRERA (SAGRADA CONVERSACIÓN) 1472-1474, MILÁN, PINACOTECA DE BRERA
Análisis Análisis de la obra de los trabajos de análisis de movimiento de las figuras: la identificación de las principales líneas de la fuerza y el movimiento del personaje análisis de planos de análisis espacial de los tonos cromáticos: tonos cálidos y fríos Identificación: LO, desapareciendo Triángulos de alturas Análisis de la relación análisis de la luz-sombra de los detalles arquitectónicos y demás elementos compositivos relevante autor del estudio, Piero della Francesca nació en Borgo San Sepulcro, en Arezzo, entre 1415 y 1420. Pronto se deja Arezzo, después de un primer aprendizaje y se trasladó a Florencia donde trabaja junto a Domenico Veneziano. Admirador del brillo de las pinturas de Fra Angelico y fiel seguidor de las teorías en perspectiva de Leon Battista Alberti, procesa una notable síntesis de las principales experiencias de la pintura florentina del Renacimiento temprano. En sus pinturas, Piraeus della Francesca utiliza el estudio de laperspectiva y las proporciones entre los elementos de la plaza, lo que lleva a una fidelidad cada vez mayor a la real, por lo que se puede decir que él retiró su "verdad". Estudio de trabajo Autor: Piero della Francesca Título: Sacred período Conversación: 1472-1474 Asunto: Vírgenes, apóstoles y ángeles, duque de Montefeltro Asunto: Conversación entre la Virgen, los apóstoles, los ángeles y el duque de Montefeltro ubicación actual: Milán, Pinacoteca di Brera originales Lugar: Iglesia de San Bernardino Dimensiones: 2,48 mx 1,70 m Técnica: Óleo y temple sobre lienzo estado de conservación y restauración: la última renovación fue en 1981 y revelado que la junta ha sido paralizado por 36 cm en la base y los lados recortados, probablemente para la adaptación al altar en la iglesia de San Bernardino. La "conversación sagrada" fue encargada a Piero della Francesca de Duce de Urbino y, sin duda, puede ser considerado uno de los mayores ejemplos de la madurez artística del pintor y una maravillosa síntesis de las experiencias más importantes de la pintura florentina del Renacimiento temprano. En la pintura, se siente el deseo del artista de traer cada elemento dentro de las líneas geométricas bien definidas, dentro de las relaciones armónicas precisas. La obra se caracteriza por una unidad extraordinaria: todo converge en un punto de fuga (que junto con un juego de luces y sombras hace hincapié en los volúmenes) que se centran en la cara de la Virgen, que está reservado para la posición más importante. Por encima de la Virgen, en lugar del coro, esta en una estructura arquitectónica de proporciones armoniosas, se coloca el huevo de avestruz, símbolo de la Inmaculada Concepción y el emblema de Montefeltro, pero sobre todo que expresa una síntesis perfecta entre una forma pura geométrica y un alto grado de brillo. El trabajo también tiene un valor, si no laudatorio, celebrando la casta de los Montefeltro, representada por la figura del duque de rodillas a los pies de la Virgen.
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ResponderEliminarPosteriormente, esta tabla estuvo expuesta en la iglesia de San Bernardino. En el año 1811 llegó a Milán por las incautaciones realizadas por Napoleón.
Descripción[editar]
En el centro está representada María en un trono, con el Niño Jesús adormecido, y en torno a ellos están los ángeles y los santos. El hombre arrodillado a la derecha, pintado de perfil y armado es comitente, el duque Federico de Montefeltro. Es el tema iconográfico cristiano conocido como «conversación sagrada», forma relativamente nueva, pues había aparecido a mediados del siglo XV: se colocaba a la Virgen con Niño en el centro, entronizados y bajo palio, y a su alrededor, diversos santos y el comitente de la obra hablan entre sí.
El lugar al que iba destinada la obra explica la presencia de san Francisco y de san Bernardino de Siena, la cabeza de san Pedro mártir parece un añadido posterior para reequilibrar la composición. Aparecen igualmente San Juan Bautista, santo patrón de Battista Sforza, mujer del duque, y san Jerónimo en cuanto protector de los humanistas.
El marco de la obra es claramente arquitectural. La composición tiene como fondo un ábside de iglesia en forma de vénera de la que pende un huevo de avestruz. Tiene una construcción perspectiva muy precisa, monofocal con el punto de fuga coincidiendo con la boca de la Virgen. Los cuerpos de los personajes son prolongados por las pilastras.
Los arcos cortados y los fragmentos de ménsula que sobresalen hacen suponer que la obra haya sido reducida. Sobre la base de esta suposición muchos críticos de arte han desmentido las hipótesis precedentes según las cuales Piero della Francesca no había aplicado también a esta obra ninguno de los esquemas de perspectiva que había utilizado hasta aquel momento.
Composición[editar]
Se trata de una obra majestuosa, con un inigualable equilibro de rigurosa arquitectura pintada y luz. El telón de fondo arquitectónico armonioso y polícromo recuerda a las creaciones de Leon Battista Alberti, en particular la iglesia de San Andrés en Mantua, mientras las figuras se sumergen en una clara atmósfera luminosa.
El autor buscó representar la escena en el interior de una arquitectura clasicista porque la considera adaptada para construir un contenedor en perspectiva según la metodología de la perspectiva exacta, cuyo punto de fuga es la cabeza de la Virgen. Además, una estructura de este tipo aumenta el sentido de sacralidad y monumentalidad de la obra.
La Virgen en base al criterio jerárquico tan estimado por la iconografía cristiana de la época, es más grande que los demás personajes, y el mismo Federico de Montefeltro está colocado muy al exterior para respetar el aura sagrado que se crea en torno a la virgen con el Niño y los Santos.
El análisis minucioso de los detalles y el descriptivismo analítico son evidentes alusiones a la pintura flamenca, y se pueden notar en los detalles de la armadura del duque, en las piedras de los ángeles y en las vestiduras bordadas, de los amplios ropajes.
En esta pintura el autor pone en práctica sus estudios sobre los efectos del uso de la luz para diversos objetivos: para dar más volumen y plasticidad a las figuras; equilibrar la pintura con diversas elecciones cromáticas en las ropas; hacen aún más eficaz el efecto de la perspectiva a través del contraste entre las luces y las sombras (en los casetones, en las conchitas y en el huevo de avestruz.
Todas las cabezas de los personajes están sobre un mismo eje horizontal (principio de isocefalia). El eje vertical (huevo, ombligo del Cristo) reequilibra el eje horizontal anterior.
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La imperfecta coincidencia del ábside de la construcción con el formado por las figuras y la postura en diagonal de la Virgen le confiere al cuadro una extraordinaria libertad de construcción.
ResponderEliminarLa práctica puramente basada en lo visual, característica del Gótico, como la de Lombardía, lo van aceptando bajo la guía de Bramante, formado en Urbino con Piero. El viejo maestro que fue obstinadamente fiel a sí mismo durante cuarenta años logró imponer en toda Italia su moderna "síntesis de la forma y del color basada en la perspectiva".
Me interesó especialmente, la conversación , la santa conversación. En este año que se acerca, mis deseos van por mantener el valor de la palabra, la palabra sensata, el intercambio alrededor de temas que apunten alto en la escala humana. Para cada uno lo mejor para su propia vida.
Agregaria que falta en la composicion la esposa, fallecida al dar a luz.
ResponderEliminarMe informaré. Muchas Gracias.
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