Borges, por Piglia - Clase 2 - 14-09-13 (2 de 4)

Comentarios

  1. Fragmento sobre Joyce", el extrano obituario que Borges escribiera sobre el autor irlandes en 1941, posee un todavia mas extrano comienzo: "Entre las obras que no he escrito ni escribire (pero que de alguna manera me justifican, siquiera misteriosa y rudimental) hay un relato de unas ocho o diez paginas que se titula 'Funes el memorioso'" (Ficcionario 175). "Ocho o diez paginas", nos dice Borges de este texto fantasmagorico, lo que ya despierta nuestras sospechas. Y por si fuera poca la rareza, agrega que ese relato inexistente, condenado--como el joven vanguardista Borges hubiera dicho--a la "naderia" posee un "profuso borrador", y que "en otras versiones mas castigadas" se llama, simplemente, "Ireneo Funes" (175). ?Existe o no existe el relato? ?Por que Borges comienza un obituario sobre un autor europeo con la mencion a una hipotetica historia sobre un compadrito "normalmente infeliz de Fray Bentos o de Junin"? La primera pregunta es facil de responder: por fortuna, Borges si escribio "Funes el memorioso", uno de sus cuentos mas celebres, publicado por primera vez en La Nacion en 1942. Mi impresion es que al momento de escribir el obituario, Borges ya tenia completo, o por lo menos muy avanzado, el manuscrito de su historia. El hecho de que ambos textos esten separados por tan solo un ano ("Funes el memorioso" indica 1942 como fecha de composicion) refuerza esta idea, y me hace pensar que son estrictos contemporaneos, y, mas aun, que se alimentaron el uno al otro en la mesa de trabajo de Borges. La segunda pregunta requiere una respuesta mas larga provista no solo de un examen comparativo de ambos textos, sino, por sobre todo, de un ejercicio critico dividido en dos partes: la exploracion, por un lado, de la teoria del lenguaje y del conocimiento en Borges (1) y, por otro, de la relacion que el autor argentino tuvo con las vanguardias. Esto ultimo, aunque en apariencia lejos de los temas mas obvios de "Fragmento sobre Joyce" y de "Funes el memorioso", sustenta ideologicamente esos textos, y es el fundamento de las opiniones del argentino respecto de Joyce, autor a quien, a pesar de sentir distante y hasta ajeno, admiraba profundamente. Algunos ensayos y resenas de Borges, permeados de ideas sobre el "arte nuevo" y de un lenguaje lleno de neologismos, serviran aqui de herramienta contextuaI para entender la admirativa distancia que este mantuvo conel autor del Ulises. (2)

    La estrategia de Borges en "Fragmento sobre Joyce" para darle protagonismo a su texto fastasma y postergar lo que tiene que decir sobre el autor irlandes posee otro giro que refuerza aun mas lo extrano de su declaracion inicial: nuestro autor utiliza todo el largo primer parrafo de ese breve texto para describir con cierto detalle el argumento de su relato inexistente, al punto de damos una idea bastante cercana alo que fue el producto terminado. Esto se asemeja, al menos en parte, alo que hizo en su conferencia sobre Hawthorne, el resumen de un cuento que es un cuento en si mismo, independiente del original. La diferencia, claro, es que en el caso que nos ocupa aqui se trata no solo de un texto en apariencia ausente, sino de uno que pertenece al mismo autor, lo que constituiria, en palabras de Pedro Lastra, un caso de "intertextualidad refleja". (3) Pero no todo termina ahi; al leer el obituario y compararlo con el cuento, notamos entre ellos una coincidencia mas velada pero muy significativa: "Funes el memorioso" es, tal como "Fragmento sobre Joyce", un obituario; el inusual joven de Fray Bentos ya ha fallecido cuando el narrador refiere su relato, que es, en realidad, una nota recordatoria. (...) …business.highbeam.com

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  2. Funes el memorioso, se lee completo en este blog el 24 de agosto de 2011. Tiene tres comentarios, uno de ellos relaciona la memoria de Funes con la represión originaria de Freud. Lo digo con bastante vergüenza.

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  3. Cada año hago la promesa de evitar escribir conmemoraciones o necrologías sobre autores o amigos queridos. Es, por supuesto, una promesa retórica, porque siempre encuentro oportunidades para contradecirme, y este año, que es el centenario de Jorge Luis Borges (1899-1986) siento que tengo una excusa perfecta para ser infiel a mis propósitos y rendir un pequeño homenaje a este argentino, pero un homenaje particular, porque es un replanteamiento de unas de sus lecturas favoritas. Hablo de Fritz Mauthner, cuyo Diccionario de la Filosofía confesó Borges, en una reseña aparecida en el número 73 de 1940 de la revista Sur, que era uno de los cinco libros más anotados y releídos por él.

    En El idioma de los argentinos (1928) citó por vez primera a Mauthner en estos términos: "No hay que pensar en la ordenación de ideas afines. Son demasiadas las ordenaciones posibles para que alguna de ellas sea única. Todas las ideas son afines o pueden serlo. Los contrarios lógicos pueden ser palabras sinónimas para el arte: su clima, su temperatura emocional suele ser común. De esta no posibilidad de una clasificación psicológica no diré más: es desengaño que la organización (desorganización) alfabética de los diccionarios pone de manifiesto. Fritz Mauthner (Wörterbuch der Philosophie, volumen primero, páginas 379-401) lo prueba con lindísima sorna". El 30 de abril de 1937, en la revista "El Hogar", reiteró que junto con Schopenhauer y Lidell Hart, la obra de Mauthner le causaba un goce ejemplar. Una nota del ensayo "La biblioteca total", aparecido en el número 59 de Sur de agosto de 1939, expone: "Deussen y Mauthner hablan de una bolsa de letras y no dicen que éstas son de oro...". Se refería a un pasaje de Cicerón, en el que este autor señalaba que no sabía si arrojándose en un bulto innumerables caracteres de oro con las 21 letras del alfabeto podría la causalidad hacer que se armasen los Anales de Ennio.

    Hay más todavía. En la reseña ya citada de 1940, Borges calificó de admirable la obra de Mauthner y tradujo una frase del tercer volumen: «Parece que los animales no tienen sino oscuros presentimientos de la sucesión temporal y de la duración. En cambio, el hombre, cuando es además un psicólogo de la nueva escuela, puede diferenciar en el tiempo dos impresiones que sólo estén separadas por 1/500 de segundo...» Entre los libros consultados para escribir su ensayo "La doctrina de los ciclos" (ver Historia de la eternidad) destacó el Wörterbuch der Philosophie", en una edición de Leipzig de 1923, y hay en el mismo ensayo una explicación interesante: "Escribió Nietzsche: «No anhelar distantes venturas y favoires y bendiciones, sino vivir de modo que queramos volver a vivir, y así por toda la eternidad. Mauthner objeta que atribuir la menor influencia moral, vale decir práctica, a la tesis del eterno retorno, es negar la tesis --pues equivale a imaginar que algo puede acontecer de otro modo. Nietzsche respondería que la formulación del regreso eterno y su dilatada influencia moral (vale decir práctica) y las cavilaciones de Mauthner y su refutación de las cavilaciones de Mauthner, son otros tantos necesarios momentos de la historia mundial, obra de las agitaciones atómicas..." En la primera postdata de "Las kenningar" (ver Historia de la eternidad) volvió a citar a Mauthner: "Mauthner observa que los árabes suelen derivar sus figuras de la relación padre-hijo. Así: padre de la mañana, el gallo; padre del merodeo, el lobo; hijo del arco, la flecha; padre e los pasos, la montaña...". En una reseña de una historia de la literatura alemana en 1943, sentenció: "La tradicional exclusión de Schopenhauer y de Fritz Mauthner me indigna, pero no me sorprende ya: el horror de la palabra filosofía impide que los críticos reconozcan, en el Woerterbuch de uno y en los Parerga und Paralipomena de otro, los más inagotables y agradables libros de ensayos de la literatura alemana".

    (...) Fernando Báez en pendientedemigracion.ucm.es

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  4. Si hay un lugar donde las éticas en general y la ética del psicoanálisis en particular concurren, dicho de la forma más amplia posible, es en la noción de falta. Desde luego que un punto de concurrencia no es necesariamente una identidad: en este caso produce más bien una discusión.

    En efecto, en el seminario sobre la ética[1] asistimos a la discusión del lugar de la falta con respecto a otros discursos, la filosofía principalmente, al mismo tiempo que se procede a la construcción y elaboración de una de las categorías privilegiadas del dispositivo analítico. Sabemos que el lugar de la falta tiene diversas articulaciones e innumerables consecuencias en nuestro campo que van desde la tachadura del sujeto, su desaparición propiamente dicha por la elisión significante, hasta la determinación estructural del objeto a, letra que designa menos una ausencia que una fuga a partir de lo indeclinable del das ding freudiano.


    "Pintura XXI"
    1992 - Acrílico sobre lienzo - 60 x 90 cm
    Eduardo Labombarda
    Ahora bien, si es precisamente mediante la noción de falta que el psicoanálisis encuentra su lugar en la discusión ética, en la primera página de dicho seminario encontramos una frase que no termina nunca de acentuar y renovar la profundidad de la cuestión. Dice así: "Bajo el término ética del psicoanálisis se agrupa lo que permitirá más que cualquier otro ámbito (agrego, no dice gnoseología, epistemología, ciencia o técnica del psicoanálisis) poner a prueba las categorías a través de las cuales creo darles, en lo que les enseño, el instrumento más adecuado para destacar qué aporta de nuevo la obra de Freud…"[2]. Pienso que siempre es útil recordar esta frase, aparentemente sencilla, pues nos dice que el término "ética", más que eliminar, es el lugar donde habita la posibilidad de entender la novedad y el alcance del descubrimiento de Freud. Pero además desliza que bajo el término "ética del psicoanálisis" se lleva a cabo la relación de Lacan con Freud.

    Lo interesante de la frase es que no nos soluciona un problema sino que nos indica el campo en el cual debe ser colocado. Pues la ética, lugar de determinación de la falta, nombra la relación del descubrimiento de Freud con la enseñanza de Lacan, o como dice la contratapa de los Escritos, el descubrimiento de Freud por J. Lacan.

    Susana Amado en www.virtualia.eol.org.ar

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  5. Esta búsqueda de la totalidad y del orden por parte de Borges, quizás, se justifique, dado que era un sujeto dividido. Y esta división aparece en su literatura. Daneri quería describirlo "todo" es esto posible? Se desilusiona también con Mauthner, "filosofía del lenguaje". Los dos linajes que establece,la guerra y el amor, se preocupa por no poder ordenar, lo intenta con la Enciclopedia que cita Foucault y resulta disparatada. En sus poemas, es muy evidente.
    Lo sorprenden arrebatos de sus personajes que no domina, no puede conocer; nos encontramos con algo desconocido que, sin embargo, acecha.
    Con la lectura de Borges siempre he caído en engaños y creo en las Enciclopedias inexistentes y trato de hallarlas. Me tranquilizó que a Bioy Casares le sucediera y a la misma Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. Siempre me avergüenza opinar sobre sus escritos. Hay demasiado en este blog. Desde 2009 que empezó hasta hoy.

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  6. Lacan avanza en su pensamiento, estudiando y analizando a Freud. El texto de Freud "Pulsión y destinos de pulsión" por ejemplo, hasta el Seminario 11 no había sido comentado nunca por Lacan. Y, constituye unos de sus textos fundamentales. A tal punto que en este Seminario Lacan elabora como pilares del Psicoanálisis los conceptos de- pulsión, repetición, transferencia, Inconsciente- como los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Va desplegando, luego el concepto de alienación-separación. Formaciones del inconsciente. Y, en esta conferencia explica sus conceptos, los propios, de los tres registros y las nociones topológicas. En todo momento aplicados a los conceptos desarrollados por Freud. Su intención es situarlos en el contexto de la época. Concluye con una de sus verdades. No les he dicho todo. Ese es mi mérito. La pulsión es parcial. En este blog.

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  7. El maestro Piglia nos dejó durante 2016. "Respiración Artificial" fue la obra, que marcó un hito en la literatura argentina. Durante los últimos días de su vida, pienso, que ésta fue su forma de respirar y de vivir.

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