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YoKo (de viaje sentimental)

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  1. JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ / EFE. 02.05.2016 - 07:21h El fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki, que en mayo de 2016 cumple 76 años, perdió por completo la visión de su ojo derecho en 2013 y está en tal delicado estado de salud que no se ha trasladado a París para la inauguración de la mayor exposición de su obra en Europa en décadas. Ha participado activamente, sin embargo, en la selección de la antología, un repaso que tiene algo de lirismo sepulcral, dado que el maestro ha confesado sentirse "cerca de la muerte". Fotogalería 11 Fotos Lo mejor de Araki, en París La retrospectiva, titulada simplemente Araki —estamos hablando de uno de esos creadores cuyo nombre es también inconfundible marca—, se expone en el Musée national des arts asiatiques – Guimet de la capital francesa hasta el 5 de septiembre. Es un detallado camino —se muestran nada menos que 400 fotografías tomadas entre 1965 y 2016— por los temas de los nunca ha logrado apartarse: el erotismo, el deseo, el relato autobiográfico con imágenes, las flores, las muchachas desnudas, atadas y suspendidas según las técnicas del bondage japonés en la modalidad del Kinbaku-bi (literalmente, la belleza del atado apretado) y, sobre todo, las ideas que, según él mismo ha anunciado, figurarán en su epitafio, "amor y muerte". Se le ha llamado pornógrafo Aunque en más de una ocasión se le ha tildado de pornógrafo —las imágenes no hurtan las vulvas de las jóvenes modelos— y sus exposiciones han estado precedidas por alertas hacia las sensibilidades delicadas de quienes pueden soportar una masacre por vía televisiva pero no a una chica maniatada según una tradición que en Japón se remonta al siglo XVII, la muestra de París, quizá por la afamada tolerancia de la ciudad, no contiene advertencias sobre ofensas presuntos y está admitida la entrada a menores de edad. El kibaku se inspira en un arte marcial ancestral, el hojôjutsu, usada para inmovilizar al oponente con una cuerda anudada con científica maestría, una técnica que todavía se estudia en las academias de la policía japonesa. Originalmente reservada a los guerreros samurái, la precisión al maniatar al prisionero era tal que se podía incluso distinguir los nudos característicos de una determinada familia, averiguar la clases social del reo o el crimen del que se le acusaba. Acuerdo mutuo Para Araki, a quien se considera un genio de la sensualidad y el erotismo japoneses o un pornógrafo cuya obra degrada a la mujer y adolece de sexismo, no hay nada de malo o discutible en la exploración de la sexualidad siempre que exista un acuerdo mutuo entre los participantes. En las imágenes de chicas atadas y colgadas no advierte señal alguna de humillación. Nunca he pagado a una modelo. Son las mujeres las que me piden que las ate "Para mí es un gesto de ternura, como una caricia. Nunca he impuesto el kinbaku, nunca he pagado a una modelo. Son las mujeres las que me piden que las ate (...) La fotografía también ata a las personas, las mete en una cámara. La fuente de la foto está en el kinbaku, en el arte de amarrar las cosas y los eventos. Soy yo quien ata a mis modelos y, después de la sesión de fotos, quien deshace los nudos", declara el fotógrafo en el catálogo de la exposición. Fotógrafo de dualidades (...)

    Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/2733405/0/araki/retrospectiva-fotografia/paris/#xtor=AD-15&xts=467263

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