15-MINUTOS DE "INTERRUPCIÓN" EN LA BIENAL DE ESTAMBUL
Plan de Bienal de Estambul Artistas 15-Minute "Interrupción" 01 DE SEPTIEMBRE 2015 Bienal de Estambul de Carolyn Christov-Bakargiev abre esta semana, y un grupo de artistas tienen la intención de infundir la abertura con un reconocimiento de la reciente agitación política que aflige a la minoría kurda de Turquía. Una carta enviada esta mañana a todos los participantes bienales "proponer [s] que todos suspendemos presentación de nuestros trabajos durante 15 minutos durante la inauguración de la Bienal" en reconocimiento a la ruptura violenta en las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el gobierno de Turquía en las últimas semanas. Firmado por participante bienal basado en Mardin Pelin Tan y su Colectivo ArtikIsler, junto con el editor de artista y e-flux Anton Vidokle, la misiva pretende infundir un sentido de urgencia en lo que ya es un programa bienal políticamente sensible. "Con Anton, pens
Todo comenzó como una broma durante un almuerzo en París de la jovencísima Meret Oppenheim con Dora Maar y Pablo Picasso.
ResponderEliminarEl artista, elogiando el abrigo de piel de Oppenheim, afirmo: «cualquier cosa podría ser cubierta de piel». La joven artista preguntó: «¿Incluso esta taza y este plato…? Así no se me enfriaría el café…».
Y así surgió uno de los objetos surrealistas más famosos, la taza de Oppenheim, bautizada por Breton como «Le déjeuner en fourrure» (desayuno con pieles).
Elementos tradicionalmente asociados con el decoro como puede ser un juego de café, son manipulados para confundir, repugnar, desasosegar, desafiar a la razón… en definitiva, conectarnos al subconsciente.
Beber de una taza peluda alude claramente al sexo. Tiene connotaciones de culpabilidad burguesa. Se elimina por completo su utilidad. Muestra un desconcertante contraste entre lo primitivo y lo civilizado. Juega con nuestras sensaciones…
Este objeto es un recipiente problemático: la piel resulta muy agradable al tacto, pero es repugnante al llevarla a la boca.
Y al fabricarlo, la artista se metió en el bolsillo a todos los surrealistas. Nadie esperaba que una artista tan joven (y además mujer) produjese una obra de tal impacto, que se convirtió automáticamente en uno de los iconos del surrealismo.
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