REPORTAJE A M.AUGÉ POR MARÍA LUJAN PICABEA

"Hasta nuestras casas se están convirtiendo en no-lugares"
María Luján Picabea

M. Augé retoma su idea de "no-lugar", un sitio de paso, donde no se dan relaciones reales. Con las pantallas, dice aquí, las casas incorporan esas relaciones ilusorias.

"El espacio del público ha sustituido al espacio público". Así resume Marc Augé la percepción del mundo a través de las pantallas y la dilución de los espacios de intercambio en las sociedades actuales. El antropólogo, de visita en Buenos Aires en el marco de un ciclo de conferencias organizado por la Embajada de Francia y el Centro Franco Argentino de Altos Estudios, es conocido como un gran observador de la vida cotidiana y reconocido, sobre todo, por su teoría de los No-Lugares, espacios de circulación, de consumo o de comunicación: un aeropuerto, un supermercado, hasta puede ser una pantalla. Lugares en los que no hay posibilidades de establecer relaciones duraderas o tejer una historia común.


—Ante el escenario de gran conectividad y mediatización al que asistimos en las sociedades actuales, ¿puede pensarse en la propia casa como un no-lugar?—Bueno, en todas las casas, incluso en las regiones muy pobres, hay un televisor, no en todas una computadora pero sí un televisor. De modo que el centro de la casa es al mismo tiempo el lugar de la relación con el exterior, es como si el individuo quedara descentrado en la relación consigo mismo. Existe a través de las imágenes y establece relaciones de tipo ilusorio con el resto del mundo. De modo que sí, se podría hablar de un tipo de no-lugarización de la casa misma. Una de las cosas que me ha llamado la atención al visitar algunas ciudades de América del Sur, de Venezuela y Colombia, fue haber encontrado alrededor de las grandes ciudades barrios habitados por campesinos, gente de origen indígena que escasamente hablaba el español y que vivía en una gran miseria, pero con un televisor encendido. Evidentemente no entendían literalmente todo lo que veían, pero el aparato sonaba y disparaba imágenes.


—Como una ventana al mundo...—Sí, pero una ventana de la que no tienen las llaves. Esta es la situación más espectacular que he visto. Desde cierto punto de vista podemos decir que todos estamos mirando una imagen de afuera que en gran parte se nos escapa. A propósito de eso podríamos hablar también de una no lugarización de nuestra relación con el exterior. Se dice que dentro de unos años la gente podrá votar desde su casa a través de su computadora. Tengo miedo de que ése sea el último paso para la conversión del espacio privado en espacio público. Puede ser el colmo de la ilusión, porque la ilusión es que todo pasa a través de las pantallas. El conocimiento que tenemos es el conocimiento de las imágenes y los mensajes concebidos para la pantalla. Es decir que hay una distorsión. Podría resumirlo en dos palabras: el espacio del público sustituyó el espacio público.


—Ahora, si se tiene en cuenta esta realidad y la profundización de la sociedad de control, ¿podría decirse que conocemos el mundo a través de las pantallas pero al mismo tiempo quedamos atrapados en ellas?—Sí, vivimos en un mundo bien controlado. Estamos en una etapa de individualización pero es una individualización pasiva, es una individualización de consumo bajo la mirada de las cámaras de vigilancia. Y eso en algún sentido define un universo totalitario. Podría decirse, por un lado, que hay una frontera cada día más problemática entre democracia y posibilidad de dictadura y, por otro lado, que estamos cruzando la frontera entre realidad y ficción. La ficción que presenta la televisión tiene un aspecto ambiguo y, en cierta forma, nuestra realidad no es más que este tipo de ficción.


—En ese caso, ¿corremos el riesgo de perder aquellos lugares por los cuales nos definimos: la familia, el grupo de amigos, los compañeros de trabajo?—No. Bueno, siempre hay riesgos, pero el ser humano es un animal simbólico y como tal necesita de la relación. Cada uno necesita del otro para existir como individuo a través de la simbolización de la relaciones. Vivimos un período de crisis y hay cosas terribles que pueden venir pero creo que hay formas de resistencia. No resistencia militar sino la resistencia de la madera, de la piedra, del hombre y su existencia simbólica.

—Usted es optimista...—Un optimismo relativo. Creo que la historia sigue existiendo y que la historia siempre ha sido una historia de violencia y de locura, como diría Shakespeare. La violencia la tenemos, la locura también y la historia consigue seguir su curso. No sabemos muy bien adónde vamos, pero vamos.
Copyright Clarín, miércoles 11 de abril 2007.



Párrafos destacados [S.R.]: un párrafo destacado es un párrafo a destacar porque lo que allí se enuncia tiene peso de pensamiento. Peso de pensamiento para ser continuado, explicitado, referido, ampliado, conectado y todo lo que usted o yo podamos hacer con él. La propuesta es comentarlo o guardarlo para ocasiones propicias. Y éstas siempre serán las de futuros pensamientos, futuros enunciados o futuras acciones. Destacando, subrayando o deteniéndonos lo suficiente, preparamos y construimos los futuros posibles.

Las pantallas como no-lugares:
" Bueno, en todas las casas, incluso en las regiones muy pobres, hay un televisor, no en todas una computadora pero sí un televisor. De modo que el centro de la casa es al mismo tiempo el lugar de la relación con el exterior, es como si el individuo quedara descentrado en la relación consigo mismo. Existe a través de las imágenes y establece relaciones de tipo ilusorio con el resto del mundo. De modo que sí, se podría hablar de un tipo de no-lugarización de la casa misma.

El espacio del público ha sustituido al espacio público:
"El conocimiento que tenemos es el conocimiento de las imágenes y los mensajes concebidos para la pantalla. Es decir que hay una distorsión. Podría resumirlo en dos palabras: el espacio del público sustituyó el espacio público".
No es lo mismo que la realidad tenga estructura de ficción a que la realidad tenga estructura de televisión:
"La ficción que presenta la televisión tiene un aspecto ambiguo y, en cierta forma, nuestra realidad no es más que este tipo de ficción".


La resistencia estará dada por las prácticas simbólicas:
"... el ser humano es un animal simbólico y como tal necesita de la relación. Cada uno necesita del otro para existir como individuo a través de la simbolización de la relaciones. Vivimos un período de crisis y hay cosas terribles que pueden venir pero creo que hay formas de resistencia. No resistencia militar sino la resistencia de la madera, de la piedra, del hombre y su existencia simbólica" 
La historia general como nudo temporal hecho de lo más humano, la violencia y la locura:
"Creo que la historia sigue existiendo y que la historia siempre ha sido una historia de violencia y de locura, como diría Shakespeare. La violencia la tenemos, la locura también y la historia consigue seguir su curso. No sabemos muy bien adónde vamos, pero vamos"
***
Con-versiones, mayo 2007
 www.con-versiones.com

Comentarios

  1. Marc Augé básico
    Poitiers, Francia, 1935. Antropólogo



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    Etiquetado como:Marc Augé
    Es director de estudios en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, institución de la que fue presidente entre 1985 y 1995. Algunos de sus libros publicados son “Los no lugares: espacios del anonimato” (1993), “Hacia una antropología de los mundos contemporáneos” (1995), “El viajero subterráneo: Un etnólogo en el metro” (1998), “Ficciones de fin de siglo” (2001), “Diario de guerra: El mundo después del 11 de septiembre” (2002), “El tiempo en ruinas” (2003), “¿Por qué vivimos? Por una antropología de los fines” (2004), “Elogio de la bicicleta” (2009) y “Futuro” (2012). En este último ensayo ahonda en el estudio de los miedos contemporáneos y en los desafíos ecológicos que plantea la vida en las ciudades.
    revistaenie.clarin.com 27/12/2013

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