Duchamp estableció que el arte reside en el ojo del espectador.Desplazó la atención en el contexto del arte,del plano de lo visual hacia el objeto,lo introduce como objeto confeccionado,preparado,ready made.Tocar por primera vez este punto del objeto,conduce a todos los objetos de la sublimación que pueden venir al lugar del objeto perdido.El sujeto (espectador) desconoce lo que pierde en lo que cree ser contemplación,el objeto escópico,la mirada que reclamaba Duchamp para lograr "un coito visual"entre el espectador y la obra de arte.Ese objeto escópico inmanente a la pulsión,que Lacan va delineando a lo largo de sus seminarios reconoce que "el sujeto no sabe que objeto es para el Otro"es la parte escondida de la visión,ésa que es puro desconocimiento;el objeto causa del deseo.Entonces ¡qué me quiere el Otro? quiere mi castración,precisamente que ceda el objeto,una parte de mí mismo que es para siempre irrecuperable.No hay
complementariedad.No se forma -un todo-No hay relación sexual.
Rueda de bicicleta 1913
(réplica de 1064)
Jacques -Alain Miller-La Angustia:Introducción al Seminario 10 de de Jaques Lacan,España 20
complementariedad.No se forma -un todo-No hay relación sexual.
Rueda de bicicleta 1913
(réplica de 1064)
Jacques -Alain Miller-La Angustia:Introducción al Seminario 10 de de Jaques Lacan,España 20
La palabra "arte"proviene de sánscrito y significa hacer.Duchamp abandona la pintura,luego de veinticinco años,le impresionaba Manet,Matisse.Le gustaba hacer juego de palabras,lo tomó de Raymond Roussel por quien sentía admiración,y era su lector.Manifestó intereses diversos por la ciencia,la geometría la matemática y sobre todo el Ajedrez,le importaba el "movimiento"de las íezas"
ResponderEliminarEl artista está constantemente confrontado con la exigencia de hacer gozar al OTRO al público incluso si ese otro no existiera,hay que hacerlo existir como gozando.Se trata de que el Otro responda en términos de pulsión,en términos de goce y no de significación.
ResponderEliminarPierre Bourdieu, cita un artículo de Darío Gamboni,sobre una experiencia social llevada a cabo en una pequeña ciudad de Suiza, Bienne, donde se habían comprado obras de arte contemporáneo y se las había expuesto en espacios públicos. Un buen día los basureros, los recogen como basura, deshechos y se las llevan.
ResponderEliminarSi hubiesen estado en un museo o iglesia, esta acción seguramente no se realizaba ya que tanto uno como el otro son lugares sagrados.
Duchamp se ha contentado con recordar que una obra de arte se reconoce por estar expuesta en un museo.
Hay gente, por ejemplo, que continúa teniendo una visión erótica de los desnudos; me tocó vivir una situación parecida, al recorrer junto a padres de mis alumnos, la sala de Bustos en el Teatro Colón de Buenos Aires. Pensé que me había equivocado al planear esa visita.
También ha pasado que mucha gente se arrodilla ante obras de Pierro della Francesca.
Al no tener la categorías de percepción adecuada cometen un barbarismo un "error de categoría", al colocar cirios delante de un fresco de Filippino Lippi o de Domenico Ghirlandaio.
Como el recolector de basura de Bienne, no piensa nu bien ni mal,(afirma Bourdieu) no tiene categorías de percepción; no ha incorporado bajo forma de gusto el "nomos", el principio de visión o, de división que permite hacer la diferencia. ¿Por qué? suceden estas cosas, Porque no se ha hecho nada para desarrollar la libido artística, el amor al arte, la necesidad del arte, que es una construcción social, un producto de la educación.
Los personajes citados, sin duda hubiesen tirado a la basura los ready made, hoy inmortalizados por la historia del arte.
"los que miran" según Duchamp," hacen los cuadros". En cuanto a" los que miran", son productos históricos de la educación familiar y escolar, y de museos donde se adquiere la disposición artística y que se necesitan siglos para producir un Duchamp. Y, más educación para producir un espectador.
Fuente: Pierre Bourdieu, "El sentido social del gusto" Biblioteca esencial del pensamiento contemporáneo, Diario La Nación, Buenos Aires, abril de 2014, Siglo veintiuno editores