jueves, 30 de agosto de 2012

DOS NUEVOS CENTROS DE ARTE PRIVADO EN BUENOS AIRES


Dos nuevos centros de arte privados en Buenos Aires

30 Agosto de 2012

Dos nuevos centros de arte privados en Buenos Aires

Vista del centro de la Colección Amalia Lacroze de Fortabat
Dos nuevos centros privados acaban de incorporarse a la oferta expositiva de Buenos Aires en el plazo de una semana. Son el centro de laColección Amalia Lacroze de Fortabat, que acaba de iniciar un programa de exposiciones temporales, y el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires - MACBA, que el coleccionista Aldo Rubino inaugurará el próximo sábado. Nuevos centros que se suman al resto de espacios privados de la capital argentina, entre los que destacan el MALBA, la Fundación Proa o el más reciente Faena Arts Center.
Por iniciativa del empresario -es director del banco privado Wells Fargo Bank- y coleccionista argentino Aldo Rubino, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires - MACBA abrirá sus puertas el próximo 1 de septiembre, tras haber realizado una inversión de 6 M. de $, que le permitirán contar con 2.400 m. de sala expositiva, donde albergar y exponer, entre otras, unas 150 obras de su colección permanente, centrada en la abstracción geométrica. Entre los artistas reunidos destacan nombres como los ya desaparecidos Víctor Vasarely (Hungría, 1908 - Francia, 1997), Walter Leblanc (Bélgica, 1932 - 1986) o Raul Lozza(Argentina, 1911 - 2008); los veteranos Julio Le Parc (Argentina, 1928 - reside en Francia), Alejandro Puente (Argentina, 1933),Carlos Cruz Diez (Venezuela, 1923 - vive en París), Enio Iommi (Argentina, 1926) y Gyula Kosice (Eslovaquia, 1924 - vive en Argentina); o los más jóvenes Fabián Burgos (Argentina, 1962), Verónica Di Toro (Argentina, 1974), Lucio Dorr (Argentina, 1969), Pablo Siquier (Argentina, 1961), Beto de Volder (Argentina, 1962), Silvina Lacarra (Argentina, 1962), Sarah Morris (Reino Unido, 1967) o Gachi Hasper (Argentina, 1966). La dirección artística ha sido encomendada a María José Herrera, mientras la arquitecta, curadora y esposa del coleccionista, María Constanza Cerullo, es la curadora en jefe. La muestra inaugural de este espacio "Intercambio global. Abstracción geométrica desde 1950" está a cargo del curador norteamericano Joe Houston, actual curador en jefe de la Hallmark Collection y autor del emblemático catálogo "Optic Nerve: Perceptual Art of the 1960's". En ella, Houston pone de manifiesto sus teorías sobre el arte óptico, observando y analizando una selección de obras de artistas nacionales e internacionales de la colección permanente del museo. En los dos últimos años también, parte de los fondos de la colección se han presentado en distintas ciudades americanas, en sendas muestras, bajo los títulos de "4 museos + 40 obras: MACBA" y "Geométricos Hoy. Caminos en expansión", comisariadas respectivamente por la referida María Constanza Cerullo y Renata Cervetto.
Por otro lado, el pasado martes el centro que alberga la Colección Amalia Lacroze de Fortabat en Puerto Madero, inauguró su primera muestra temporal, dedicada en este caso a uno de los artistas representados en la colección, el desaparecido Raúl Soldi (Argentina, 1905 - 1994), que incluye 60 obras del autor de las pinturas de la cúpula del Colón y una reproducción de la capilla de Glew, sede de la Fundación Soldi, que también aporta algunas obras. Los curadores son los hijos del artista. La próxima exposición será en noviembre con una retrospectiva del fotógrafo Aldo Sessa (Buenos Aires, 1939). La Colección Amalia Lacroze se ubica, desde octubre de 2008, sobre un edificio diseñado por el arquitecto Rafael Viñoly y, a partir de ahora, se plantea una relectura del guión museográfico a cargo del profesor consultor Angel Navarro y del curador Gabriel Marraza. Amalia Lacroze, ex-dueña de la cementera Loma Negra, alberga en este centro la colección de arte argentino que la empresaria ha atesorado durante más de 30 años, con obras de los pintores viajeros de principios del s. XIX (Monvoisin, Vidal, Revol, Pallière) y obras de Xul Solar, Pettoruti, Berni, Alberto Greco, García Uriburu y Macció, ya dentro de lo que es el siglo XX.
Junto a estos nuevos espacios expositivos privados bonaerenses, hay que referir también la prevista ampliación, en 3.500 m. cuadrados, del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires - MALBA - Fundación Costantini con el objetivo, entre otros, de dar cabida al incremento de la colección, que ya supera las 500 obras, más del doble de las 228 que tenía en el momento de su creación en 2001. Todas ellas pertenecen a la colección privada de Eduardo Constantini. El centro mantiene una alianza con el Museum of Fine Arts Houston (MFAH), donde acaba de celebrarse la muestra "Modern and Contemporary Masterworks from Malba".
Con un modelo de gestión similar (privada) pero sin colección propia, encontramos también a la Fundación Proa, abierta en 1996 y renovada entre 2006 y 2008 en un proceso que concluyó con la inauguración de su nueva sede, un edificio de tres pisos que cuenta con cuatro salas de exhibición entre otros equipamientos. Como centro de arte privado cuenta con el apoyo permanente de Tenaris - Organización Techint, líder mundial en la producción de tubos sin costura. Más reciente es el nuevoFaena Arts Center, puesto en marcha en septiembre del pasado año por iniciativa del diseñador de moda, coleccionista y promotor inmobiliario Alan Faena, bajo la dirección ejecutiva de Ximena Caminos. Cuenta con dos salas de exposiciones, 4.000 m. cuadrados y su reforma, desde el antiguo molino harinero, exigió una inversión de 14 M. de Euros. Las dos exposiciones celebradas hasta ahora han tenido como protagonistas a Ernesto Neto (Brasil, 1964) y al dúo cubano de Los Carpinteros, artistas ambos que figuran entre la nómina de representados de la galería brasileña Fortes Vilaça de Sao Paulo, y -en el caso de los segundos-, también entre los de la galería madrileña Ivorypress de Elena Ochoa Foster
www.arteinformado.com

lunes, 27 de agosto de 2012

DEL IMPRESIONISMO AL POP ART-LA PINTURA ABSTRACTA Y LA CREACIÓN DE UNA NUEVA REALIDAD

Vasili Kandinski
Cuadrados y círculos concéntricos
www.abc.es-Gracias por las imágenes¡http://www.abc.es/fotos-arte/20120820/impresionismo-pintura-abstracta-creacion-104745.html
No es Kandinski;
es Frost, Terry, "Pandereto de huerto", 1999Leamington Spa(Inglaterra),1915-2003 Escuela de Saint Ives. Es una plancha de madera, que realizó en sus últimos años sin relieve.

miércoles, 22 de agosto de 2012

GAUGUIN, EL ETERNO SALVAJE

www.artehistoria.com
Existe una película del año 1942 de Albert Lewin sobre la vida y obra de Gauguin, que en español adoptó el título de "Soberbia".

WILLIAM SOMERSET MAUGHAM,LA LUNA Y SEIS PENIQUES


La luna y seis peniques de William Somerset Maugham:

Inspirado en la vida real del pintor francés Paul GauguinSomerset Maugham compone una interesantísima historia con su gran talento narrativo: la del genio que prefiere sacrificarlo todo para dedicarse a la creación artística; o sea, la de aquel que decide contemplar la luna a su gusto, dejando de lado los característicos "seis peniques".

El autor logra entregar al lector toda la pasión del artista. No en vano vivió en la cabaña que Gauguin había habitado durante su vida en Tahití, ates de escribir esta novela. Allí pudo compenetrase del misterioso hechizo que los mares del sur ejercen sobre los hombres blancos. 
www.lecturalia.com

EL PARAÍSO EN LA OTRA ESQUINA,NOVELA DE VARGAS LLOSA


"Soy un utópico en todo menos en política"

La nueva novela del escritor peruano se centra en la vida de la feminista Flora Tristán y en la de su nieto, el pintor Paul Gauguin. Pero El paraíso en la otra esquina es ante todo un libro acerca de las utopías sociales e individuales. Sobre la pasión de las ideas y el compromiso vital con ellas. Dos seres excepcionales que se enfrentaron a los prejuicios de su época.
Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) vive desde hace poco más de un año en la calle Flora, en el corazón de Madrid. Una de esas casualidades que suceden a veces cuando se está muy metido en un tema, una novela, y lo es también que ésta aparezca escasos días antes del bicentenario del nacimiento de la feminista Flora Tristán-el 7 de abril-, una de las dos figuras de su novela junto al pintor Paul Gauguin, nieto de ella, de quien se cumple también otra fecha significativa, el centenario de su muerte el 8 de mayo de 1903. No son las únicas coincidencias. El que Flora Tristán descubriera su vocación de luchadora por la libertad en un viaje desesperado a Arequipa y que Gauguin pasara unos años de su infancia en Lima han sido elementos que animaron al escritor a sumergirse en las biografías de estos dos personajes. Vidas que entroncan, por supuesto, con algunas de las inquietudes del autor, con algunos de sus fantasmas.

"Flora y Gauguin son profundamente antinacionalistas. Para ellos, no es la patria, es la humanidad lo que importa"

"La utopía es la negación de la democracia, o mejor dicho, la democracia es la negación de la utopía"
PREGUNTA. El XIX fue el siglo de las grandes utopías, de las sociedades secretas, y ese ambiente es el trasfondo de esta novela.
RESPUESTA. Sí, el XIX fue sobre todo el siglo de las utopías. Es el siglo donde progresa la idea de que la sociedad perfecta es posible, que la puedes diseñar, que la puedes incluso incrustar en la realidad o la puedes encontrar en el mundo en un lugar remoto. La idea de que es posible crear una sociedad perfecta en la tierra, que puedes traer el paraíso a la tierra, es una idea decimonónica. Y tanto Flora Tristán como Gauguin encarnan un poco esa búsqueda de la utopía en ámbitos diferentes.
P. ¿Es usted un utópico?
R. Yo soy un utópico en todo menos en política. Creo que en política hago esfuerzos denodados, por lo menos desde hace treinta años, para ser realista, gradualista, democrático. La utopía es la negación de la democracia o, mejor dicho, la democracia es la negación de la utopía. La democracia es lo posible, lo imperfecto, parte del supuesto de que la sociedad perfecta no existe ni va a existir nunca, que la sociedad sólo puede ser perfectible y que esa mejora sólo será una realidad si se encara simultáneamente en muchos ámbitos. Creo que eso es lo que ha traído los mayores progresos en política. Pero creo también que eso es absolutamente insuficiente para los deseos, los apetitos, las ambiciones, los sueños de los seres humanos. Quieren buscar la perfección. Entonces yo creo que hay que buscar la perfección en otros ámbitos. Hay que buscar la perfección en la creación, en la vocación, en el amor, en el placer. Pero todo eso en el campo individual. No colectivo, no tratar de traer la felicidad a toda la sociedad. El paraíso no es igual para todos.
P. Aun así, le sigue atrayendo la utopía.
R. Yo he vivido, y seguramente vivo todavía, esa atracción irresistible, al menos en la cultura occidental, por la utopía, por la sociedad perfecta.Y al mismo tiempo desde muy joven he sentido junto con esa fascinación un rechazo visceral porque la utopía inevitablemente ha generado infiernos.La utopía ha producido figuras individuales extraordinarias, como Flora Tristán o Paul Gauguin. Lo era también en La guerra del fin del mundo el conselheiro, una figura notabilísima. Y al mismo tiempo, la utopía ha estado siempre rodeada de sangre, de violencia, de injusticias casi tan clamorosas como las que quería corregir. Esa doble vertiente que tiene la utopía a mí me ha fascinado, aunque siempre la he vivido como una contradicción y como un desgarramiento.
P. Si en su juventud usted fue un idealista, ¿cuál fue el momento del desengaño?
R. Supongo que en mi juventud la idea del comunismo era la idea de la sociedad perfecta. Recuerdo el versito de Paul Eluard que recitábamos en Lima el año 1953, cuando entré a la Universidad de San Marcos: "¿Conoces el país donde no existen las putas, los ladrones, ni los curas?". Nos parecía que ésa era la sociedad ideal. Y creíamos que Rusia era eso. Fue una ilusión bastante pasajera, efímera, porque -como suele ocurrir cuando uno entra en la militancia política- muy pronto caí en un mundo donde la realidad está muy lejos de la utopía. El de las mezquindades, las intrigas, las pequeñeces, que a veces incluso prevalecen sobre los grandes objetivos. Otro momento fue quizá los comienzos de la revolución cubana. Ahí también parecía que la sociedad perfecta estaba en marcha y durante un tiempo, los primeros años de los sesenta, de alguna manera Cuba parecía encarnar ese sueño. Luego a mediados de los sesenta, con las persecuciones a homosexuales, a disidentes y después el alineamiento servil con la Unión Soviética y con el modelo de socialismo autoritario, también fue una decepción. Y desde entonces creo que he sido muy lúcido respecto a rechazar en el campo político la búsqueda de la sociedad perfecta, en el convencimiento de que el verdadero progreso no es sino gradual, simultáneo en muchos órdenes, y la necesidad de orientar esas búsquedas de la perfección, que yo creo que es profundamente humana, hacia actividades donde no sea destructiva, como es en el campo político. Un individuo puede buscar la perfección, espiritual, profesional, física. No sólo creo que eso es legítimo, sino estimulante y enriquecedor, pero no en lo social porque en ese terreno no se puede llegar a establecer esas homogeneidades, salvo aplicando una violencia feroz sobre la sociedad. Lo que es un modelo absoluto para unos, para otros puede representar el horror.
P. ¿Le atrae la investigación histórica?
R. Yo tuve la suerte, de joven, de tener en San Marcos a un profesor de historia absolutamente extraordinario, que fue Raúl Porras Barrenechea. Las clases de Porras eran tan deslumbrantes que yo llegué a dudar de mi vocación. Y mire que si hay algo que tengo arraigado desde la niñez es mi vocación literaria. Porras me hizo pensar por un momento si no debería dedicarme a la historia. Creo que a mí me ha quedado siempre, desde esa época, una gran pasión por la historia y creo que en algunas de mis novelas eso de alguna manera se ha confundido: en La guerra del fin del mundo, en La historia de Mayta, en La Fiesta del Chivo y, por supuesto, también en esta novela. Le digo algo más, he descubierto que me resulta apasionante escribir una novela que tiene como materia prima un hecho histórico o personajes históricos. No con la idea de respetarlo, trabajo con absoluta libertad, pero la búsqueda de esa materia prima para mí es apasionante porque me va sugiriendo constantemente ideas, personajes, situaciones, como un trampolín para fantasear, para inventar.
P. En el caso concreto de esta novela, ¿no le resultaron en algún momento dos personajes reales demasiado fuertes como para apoderarse de ellos en la ficción?
R. Tanto Flora Tristán como Gauguin tienen para un novelista la ventaja de poseer grandes zonas de sombra en sus vidas. En el caso de Flora Tristán, por ejemplo, los años que van desde que ella se fuga de su hogar, escapa de André Chazal cuando queda embarazada por tercera vez, hasta que aparece viajando a Perú. Son varios años sobre los que no hay absolutamente nada salvo conjeturas. Para mí, eso fue apasionante, porque esas piezas del rompecabezas me permitían inventar de tal manera que el personaje se ciñera más a mi idea del propio personaje. En el caso de Gauguin, es alguien de una vida peripatética, un hombre que viaja no sólo geográficamente, sino dentro de la sociedad, cambia de planos. Es un joven burgués próspero que va hacia el éxito económico y social y luego se convierte en un bohemio enloquecido, casi un mendigo en ciertas épocas, y después emprende esas peregrinaciones hacia lugares exóticos sobre los que no hay casi testimonios. La imaginación tiene grandes campos de acción en el caso de los dos para llenar los huecos y para redondear lo que son las personalidades.
P. ¿Desde un principio tenía la idea de armar la novela a través de este contrapunto?
R. No, en lo absoluto. Mi primera idea de la novela era exclusivamente Flora Tristán. Durante mucho tiempo mi idea fue escribir una historia inspirada en ella, en su tiempo, en las luchas políticas en las que estuvo involucrada, y fue ya empezada la novela que de pronto leyendo cosas sobre Gauguin encontré que había muchas similitudes. Sobre todo de carácter, de personalidad, de terquedad, de una consecuencia total con sus convicciones. Son personalidades muy afines. Gauguin, pese a todo, fue muy coherente con lo que él creyó y se propuso, sacrificándose e incluso inmolándose. Ahora, en el camino dejó muchos muertos y heridos alrededor, sin duda. Y Flora Tristán también. En determinados momentos los dos tenían un carácter que permitía convertir a los seres humanos en medios, y eso es bastante terrible. Pero la verdad es que si haces las sumas y las restas, en ambos personajes hay una integridad profunda.
P. Lo que es curioso es que Gauguin no se interesara demasiado por su abuela.
R. Incluso yo en la novela he añadido algo, porque creo que supo muy poco de la abuela. En la autobiografía hay unas frases que te dan a entender que apenas supo nada de ella. Pero de lo que no hay ninguna duda es que había allí unos genes muy similares entre ambos. Los dos tienen una vocación utópica clarísima. Por eso sufren tanto y están condenados a estrellarse con la realidad.
P. Es una novela que arrastra al lector a través de dos agonías luminosas. Ellos saben hacia dónde se dirigen y van con pie firme y sin importarles las consecuencias.
R. Y los dos señalan un camino que yo admiro mucho. Que es el camino de la universalidad. Los dos son, desde una perspectiva contemporánea, profundamente antinacionalistas. Para ellos, no es la patria, es la humanidad lo que importa. La justicia, la libertad, para la humanidad, no sólo para los franceses. Incluso Flora Tristán al comienzo de su lucha reclama la justicia para las mujeres y al final no, es para todas las víctimas. Para las mujeres, los obreros, todos los desheredados, los pobres, los explotados. Y la búsqueda de Gauguin de un arte vital, rico, diverso ¿a qué lo lleva? A negar artes nacionales, incluso a renegar de un arte occidental, hay que salir al encuentro de las culturas primitivas; el arte occidental tiene que inyectarse la vitalidad de las culturas primitivas y ¿qué descubre? El mundo, los otros modelos estéticos. Ésa es una gran revolución en su época cuando el horizonte del arte europeo era Europa. Y la idea de Flora Tristán de la Unión Obrera es una idea completamente transnacional. Ambos personajes son ciudadanos del mundo, algo que en su momento es bastante insólito, novedoso, audaz.
P. En ambos esa necesidad del viaje y de salir fuera es lo que les hace abrir los ojos. Y además supongo que en ambos personajes su breve relación con Perú es algo que a usted también lo atrajo.
R. Es donde yo conecto con ellos. Flora Tristán no hubiera sido lo que fue sin el viaje a Perú, eso es clarísimo. Por una parte es una gran frustración porque ella esperaba que la familia la reconocería, la aceptaría, que sería heredera, que sería rica. Pero no fue así y eso alentó mucho más en ella el espíritu de rebeldía. Y por otra parte, que es muy curioso, en Perú llegó a la convicción de que había que luchar, que era posible pelear. Esa idea no la tenía en Europa. Cuando va a Perú es una chica que lo que quería es resolver su problema. Si la hubieran aceptado en la familia Tristán, hubiera sido una burguesita más. Ahora, en Perú conoce a la mariscala -esposa del presidente Gamarra-, una mujer que ha invadido los terrenos del hombre, además con éxito, gana batallas, toma decisiones en el campo político y eso impresiona mucho a Flora. Y eso sucede, curiosamente en un país tan atrasado respecto a Francia, pero donde las mujeres tienen unas iniciativas, unos espacios, que le dan la idea de que se pueden ganar espacios, que se puede actuar. Por eso es muy interesante ese viaje de Flora Tristán y sus consecuencias. Y, por otra parte, la experiencia de Gauguin también es interesante. Porque aunque la experiencia peruana es infantil, deja unas huellas, unos rastros que aparecen clarísimamente después en su pintura.
P. Curiosamente, cuando Flora publica
Peregrinaciones de una paria,
al igual que
La ciudad y los perros,
los dos libros son mal recibidos por ciertos sectores en Perú y quemados en público. ¿Sigue siendo la peruana una sociedad donde se rechaza mucho la autocrítica?
R. Creo que la autocrítica es indispensable. Cuando no hay autocrítica hay complacencia y cuando tienes complacencia hay una gran ceguera. Hay un conformismo que también hay que combatir. Creo que la crítica es muy buena y la autocrítica, indispensable, pero lo fundamental es tener la convicción de que se pueden hacer cosas. No hay ninguna razón para que un individuo o un país se cruce de brazos y acepte el infortunio, la derrota, la miseria, la dictadura, la explotación o la corrupción. La tragedia es que hay una complicidad muchas veces en las actitudes conformistas respecto a lo que anda mal. En eso Flora Tristán y Gauguin son admirables. Y lo curioso es que Perú, que ha sido un país muy masoquista siempre, a ella le inyectó un espíritu insumiso, una inconformidad activa, creativa, y eso me parece fascinante. Y era muy difícil para ella al ser mujer. Los hombres tenían unos medios de canalizar la rebeldía que una mujer no tenía. Flora tiene que abrir camino, y era una mujer sin formación, sin relaciones, sin influencia. Georges Sand la despreciaba. Flora fue una autodidacta, su idea de la Unión Obrera debe mucho a lo que se llamaría después el socialismo utópico. Su idea de los palacios obreros, de la unión obrera, debe mucho a las teorías de Fourier de los falansterios y algo tienen también de Saint Simon. Pero en ella hay una idea que antecede a la formulación que haría sobre esta idea Marx cuatro años después de muerta Flora Tristán. En el librito que ella escribe, La unión obrera universal, dice: "Hay que unir a las víctimas porque las mujeres y los obreros son las víctimas y esa unión va a crear una fuerza que va a ser irresistible y ésa es una fuerza no nacional, ésa es una fuerza absolutamente internacional y por ahí va a venir la revolución". Esa idea aparece por primera vez en el Manifiesto Comunista en el año 1848, cuatro años después de la muerte de ella y cuatro años y medio después de la publicación de La unión obrera universal. En eso hay que reconocerle que fue una pionera.
P. ¿Se conocieron Marx y Flora Tristán?
R. Marx no la mencionó nunca. Pudieron conocerse, no es seguro que se conociesen, pero yo he creado una escena de su encuentro sobre una base real porque en la imprenta donde se publicó el librito de Flora Tristán sobre la unión obrera publicaba Marx por esa época los Anales francoalemanes. Entonces pudieron coincidir allí alguna vez.
P. Es probable que por lo menos lo haya leído.
R. Pero nunca la cita. Y Federico Engels, que publicó un libro sobre las clases trabajadoras en Inglaterra leyó de todas maneras el libro de Flora Tristán sobre Londres, de eso no hay ninguna duda. No la citó tampoco y no digo que la plagió pero tomó muchas ideas del libro de Flora Tristán, sin la menor duda. Yo creo que no fue por ocultar esa fuente, sino por el desprecio natural que tenían ellos a una mujer. Por meterse una mujer en cosas de hombres. Ni Marx ni Engels le dieron el reconocimiento que debieron darle como una pionera de una idea que fue la clave y la base del Manifiesto Comunista.
P. En cuanto a Gauguin, fue una persona exuberante, vital. La energía de sus cuadros parecía proceder de su sexualidad.
R. Así es. El caso de Gauguin es fascinante. Sobre todo ese cambio de personalidad, esa conversión extraña de una persona que no ha tenido inquietudes artísticas o pictóricas hasta que es un hombre de treintaipico de años y en esa época, además, ya eras un hombre adulto. Pero cuando él descubre esta vocación y se entrega a ella cambia totalmente su personalidad. No sólo deja de ser un agente de Bolsa, hasta entonces había sido un hombre muy formal. Se vuelve no sólo un bohemio, sino que se entrega al sexo con una pasión tremenda, vinculando esa actividad vital, física, sexual de una manera esencial a la creación artística. De allí viene esa idea que él tiene, de una manera confusa, porque al igual que Flora tampoco es un hombre muy culto, ni tiene grandes lecturas. Lo que tiene son intuiciones, como Flora, geniales. Y la intuición genial de él es la idea de que las culturas primitivas son respetables. Eso no lo creía nadie en su tiempo. La obra de Gauguin abre una ventana hacia el resto del mundo y ésa es una verdadera revolución.
P. En esta novela hace usted una recreación de la historia que esconden algunos de los cuadros de Gauguin.
R. Cada capítulo es un cuadro. Cada capítulo tiene el leitmotiv que es la elaboración de uno de sus cuadros. Yo he escogido los que más me gustan, claro. Me gustaría que alguna vez se haga una edición con los cuadros mencionados en la novela.

BIBLIOGRAFÍA

Flora Tristán: pionera, revolucionaria y aventurera del siglo XIX. Evelyne Bloch-Dano. Ediciones Maeva, 2002.
Mi vida. Flora Tristán. El Cobre, 2003.
Flora Tristán. María de las Nieves Pinillos Iglesias. Fundación Emmanuel Mounier, 2002.
Feminismo y socialismo: antología. Flora Tristán. Los libros de la Catarata, 2003.
Paul Gauguin. Per Amann. Editors, 2000.
Paul Gauguin 1848-1903. Walter Ingho. Taschen, 1999.
Escritos de un salvaje. Paul Gauguin. MCA, 2001.
Noa-Noa. La isla feliz. Paul Gauguin.MCA, 2000.
Paul Gauguin. Biografía de un salvaje. David Sweetman. Paidós, 1998.
www.elpais.com

martes, 21 de agosto de 2012

GAUGUIN Y EL VIAJE A LO EXÓTICO,MUSEO THYSSEN


Gauguin, Van Dyck, Blanchard u Hockney para abrir el otoño en los museos

EFE | 10:18 - 20/08/2012
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paul-gauguin.jpg
'Parau api', de Paul Gauguin. Imagen: EFE
La exposición Gauguin y el viaje a lo exótico, con la que el Museo Thyssen celebrará su 25 aniversario, es una de las más atractivas de la próxima temporada expositiva, en la que destacan también las dedicadas a Martín Rico, Jean Paul Gaultier o el arte de los años treinta, coincidiendo con el 75 aniversario del Guernica.
Con la huida de Paul Gauguin a Tahití como hilo conductor, la exposición que abrirá sus puertas el 9 de octubre en el Thyssen muestra como este viaje produjo una renovación del lenguaje creativo y condicionó la transformación de la modernidad.
Desde las experimentaciones artísticas de Gauguin en los Mares del Sur hasta las exploraciones de artistas como Emil Nolde, Henri Matisse, Wassily Kandinsky, Paul Klee o August Macke, la muestra dará a conocer la impronta de Gauguin en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo XX.
La exposición presentará 111 obras entre las que se encuentran Matamoe, del Pushkin de Moscú; Dos mujeres tahitianas, del Metropolitan de Nueva York o Muchacha con abanico, del Museum Folkwang de Essen.
Gauguin y el viaje a lo exótico se enmarca en el contexto del debate en torno al primitivismo en el arte moderno. El interés de los artistas por viajar a tierras lejanas surgió a finales del siglo XVIII fruto de la pasión romántica por la aventura y de la curiosidad científica de los ilustrados.
El deseo de recuperar la inocencia provocó el interés por viajar con la esperanza de encontrar en los lejanos paraísos no contaminados la última oportunidad de salvación. Si hay un artista que personifica este impulso, es Paul Gauguin.
Por su parte, el Museo del Prado iniciará el 30 de octubre la temporada de otoño con una muestra monográfica dedicada a El paisajista Martín Rico (1833-1908), organizada en colaboración con el Meadows Museum de Dallas.
El museo posee la colección más amplia y de mayor calidad de obras de este artista, uno de los más relevantes del panorama artístico de la segunda mitad del siglo XIX en España.
Estos fondos permitirán, de manera cronológica, profundizar en todas las etapas de la trayectoria del artista madrileño, desde sus inicios en los paisajes de la sierra madrileña, hasta sus obras realizadas en Venecia y París.
Para finales de noviembre, El Prado tiene previsto organizar El joven Van Dyck una exposición en la que se profundizará en las obras pintadas por este renombrado artista flamenco antes de partir de Amberes a Londres a finales de 1620, periodo durante el que un joven Van Dyck trabajó al servicio de Rubens.
Entre las exposiciones con las que el Reina Sofía iniciará su temporada destacaEncuentros con los años treinta, muestra con la que el museo se suma a la conmemoración del 75º aniversario de la realización del emblemático Guernica por parte de Pablo Picasso.
En el recorrido, que ocupará una superficie de más de 2.000 metros cuadrados, se podrán contemplar más de cuatrocientas obras de algunos de los más importantes artistas del siglo XX: Pablo Picasso, Joan Miró, Yves Tanguy, Moholy-Nagy, Man Ray, Robert Delaunay, André Masson, Piet Mondrian, Wassily Kandinsky, Joaquín Torres-García, Mario Sironi, entre otros.
La muestra quiere presentar el convulso y apasionante período de los años treinta, no solo desde las narrativas propagandísticas, sino también desde la manera en la que los artistas tuvieron que trazar su propio camino en un ambiente de creciente violencia.
Procedente de la Fundación Botín de Santander, en octubre llegará a las salas del Reina Sofía la exposición con la que se quiere reivindicar el trabajo de María Blanchard (Santander,1881-París, 1932), a través de 77 obras.
Tres exposiciones centran la actividad de la Fundación Mapfre. Retratos. Obras maestras. Centre Pompidou presentará a partir del 26 de septiembre en la Sala Recoletos 80retratos de grandes artistas que testimonian cómo este género ha superado y formado parte de todos los movimientos que han imperado en el desarrollo del arte del siglo XX.
Artistas como Matisse, Delaunay, Chabaud, Kupka, Modigliani, Soutine, Picasso, Saura, Miró o Duduffet, que estarán representados en la selección, desarrollaron su mejor creatividad en este género.
Con El mundo de la moda de Jean Paul Gaultier. De las aceras a las estrellas, la Fundación presenta, a partir del 6 de octubre y por primera vez en España, la obra de este diseñador en una exposición con la que se celebran los 35 años de su carrera.
En su Sala de Azca, Mapfre mostrará a partir del 19 de septiembre una retrospectiva de la fotógrafa norteamericana Imogen Cunningham (Portland, Oregon 1883 - San Francisco, 1976), pionera de la fotografía moderna.
La isla del tesoro. Arte Británico de Holbein a Hockney propondrá a partir del 5 de octubre en la Fundación March un relato de la dimensión y vitalidad que conoció el arte británico entre los siglos XV y XX. En total se mostrarán 180 piezas, entre pinturas, esculturas, libros, revistas, fotografías, de más de un centenar de artistas. Muchas Gracias
ecodiario.eleconomista.es

DEL IMPRESIONISMO AL POP ART:PAUL GAUGUIN Y EL PARAISO EN TAHITÍ

http://www.abc.es/fotos-arte/20120803/impresionismo-gauguin-paraiso-tahiti-103663.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Gauguin

(París, 1848 - Atuona, Polinesia francesa, 1903) Pintor y escultor francés. Hijo de un periodista y con sangre peruana por parte de madre, tras el golpe de Estado de Napoleón III (1851), huyó con sus padres a Lima. Cuando no era todavía más que un adolescente, Paul Gauguin se hizo a la mar; en 1871 regresó a París y entró a trabajar en una empresa financiera de la capital.
En esta época Paul Gauguin empezó a desarrollar un fuerte interés por el arte que le condujo a tomar clases de pintura y a reunir una impresionante colección de obras impresionistas que comprendía trabajos de Manet, Cézanne, Monet y Pissarro. En 1875 trabó conocimiento personal con este último y empezó a trabajar con él; resultado de tan fecunda colaboración fue la invitación a participar en la quinta Exhibición Impresionista de 1880, que sería reiterada en los dos años siguientes.
En 1883, su creciente interés por la pintura se unió al desplome de la Bolsa parisina para conducirle a tomar la decisión de dedicarse íntegramente a la actividad artística. Al año siguiente se trasladó a Copenhague, residencia familiar del padre de su esposa, en busca de apoyo económico, pero su empeño fracasó rotundamente y poco después abandonaría a esposa e hijos.
A partir de ese momento Gauguin vivió en la penuria, rechazado por una sociedad que con anterioridad le había abierto los brazos y que en breve iba a aborrecer. Entre 1886 y 1888 su obra experimentó un giro radical, cuyo origen cabe buscar en dos experiencias vitales de gran importancia: su encuentro con Van Gogh y su primer viaje a la Martinica.
www.biografiasyvidas.com