"BAJO EL MISMO SOL: ARTE DE AMÉRICA LATINA HOY"
Llega al Museo Jumex la exposición ‘Bajo el mismo sol: arte de América Latina hoy’
La muestra está integrada por obra de 40 artistas de 14 países
05/12/2015 02:20 SANDRA SÁNCHEZ
A ∏ B ∏ C, de Amalia Pica. Fotos: Cortesía Guggenheim
CIUDAD DE MÉXICO.
El Museo Jumex inauguró Bajo el mismo sol: arte de América Latina hoy, la exposición llega a México después de haberse presentado en el Museo Guggenheim de Nueva York, posteriormente viajará a la South London Gallery en junio de 2016. Curada por Pablo León de la Barra, la muestra está integrada por 40 artistas de 14 países de América Latina, entre los que se encuentran Minerva Cuevas, Tania Bruguera, Carlos Amorales, Luis Camintzer, Mariana Castillo Deball, Juan Downey, Mario García Torres, Alfredo Jaar, Wilfredo Prieto, Gabriel Orozco y Damián Ortega.
Los países representados son: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Honduras, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. Las obras que se exhiben fueron compradas para ser expuestas por la Iniciativa de Arte Global Guggenheim UBS MAP, un programa que inició en 2012 y que busca trazar la práctica del arte contemporáneo en Asia, Latinoamérica, Oriente Medio y África del Norte.
Bajo el mismo sol se enfoca en obras realizadas por artistas que nacieron después de 1968, en formatos como instalación, pintura, performance, fotografía, escultura y video. La inauguración estuvo acompañada de una charla entre la curadora en Jefe del Museo Jumex Julieta González y los artistas Minerva Cuevas, Mariana Castillo Deball, Alejandro Cesarco, Rafael Ferrer, Amalia Pica y Mario García Torres. En la plática la curadora comentó que plantear una exposición de Arte Latinoamericano puede ser problemático, pero “la exposición señala el giro que se ha dado en la representación de lo que significa Latinoamérica como un conjunto. Es un tema bastante problemático, hay gente que es muy crítica al usar el término Arte Latinoamericano o Arte de América Latina porque es una región muy compleja, vasta y con especificidades propias; sin bien nos unifica un idioma que es el castellano, en Brasil se habla portugués. Desde hace unos quince o veinte años se viene realizando desde América Latina una revisión crítica sobre lo que es el Arte Latinoamericano y en qué se basa; surgieron temas como crisis, inestabilidad, etc, que han ayudado a repensar los temas que nos unifican”, explicó.
También añadió que el arquitecto y ensayista argentino Jorge Glusberg, fundador del Centro de Arte y Comunicación en Buenos Aires, decía que “no existía un Arte Latinoamericano sino un problema Latinoamericano, con ello estaba situando las prácticas que estaban surgiendo en ese momento dentro un contexto de dependencia, neocolonialismo, subdesarrollo, para él ese contexto era un común denominador que compartíamos los países que hemos tenido pasados coloniales”.
www.excelsior.com.mx
www.excelsior.com.mx
18Para afirmarnos en nosotros mismos tenemos que comenzar por conocernos. ¿Qué somos en realidad? ¿Cuáles son las características que configuran el perfil particular de nuestro pueblo y de nuestro continente? Somos por excelencia un continente mestizo. Y es que sin negar los distintos componentes étnicos y las diferencias culturales que se dan entre las distintas regiones, el hecho es que, como dice Jacques Lambert, “la América Latina se ha convertido en la tierra del mestizaje”. Ese es el rasgo más característico de su composición étnica. ¿Qué queremos decir por “mestizo”?, se pregunta Maradiaga. “¿Mezclado de sangre?”. Desde luego, así, en general; pero también algo menos y algo más. Algo menos porque no es menester que Pérez o Fernández tenga sangre india para que sea mestizo; basta que viva en el ambiente hispanoamericano o indiohispano que condiciona su ser físico y moral. Y algo más, porque la mesticidad de Hispanoamérica es en último término fruto de un injerto del tronco-ramaje español en el tronco-raigambre indio; de modo que el español no arraiga en la tierra americana más que a través del indio”.
ResponderEliminar19“No somos europeos... no somos indios… Somos un pequeño género humano”, decía Simón Bolívar. “Poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias aunque, en cierto modo, viejo en los usos de la sociedad civil”. Ese “pequeño género humano” de que hablaba Bolívar es en realidad la raza mestiza, aunque mucho tiempo debía transcurrir antes de que los latinoamericanos nos reconociéramos como tales y más aún para que comprendiéramos las potencialidades creadoras del proceso de mestizaje y lo transformáramos en motivo de legítimo orgullo.
20Es necesario, sin embargo, precaverse de transformar el reconocimiento de las potencialidades del mestizaje en otra forma sutil de racismo, dirigido esta vez contra nuestras masas indígenas. Tampoco suponer que el mestizaje conduciría a la supresión de las desigualdades, a la homogeneización social, y a la integración nacional de América Latina. Esto sería atribuirle virtudes que no posee, desde luego que la simple aceptación del mestizaje biológico o cultural no cambia las estructuras sociales vigentes.
21La revalorización de las culturas indígenas y la plena incorporación de las comunidades aborígenes a la Nación es otro de los retos que enfrentamos los latinoamericanos. Recordemos el apóstrofe de José Martí: “¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan porque llevan delantal indio, de la madre que los crió!”... “¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios!”... ¿En qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas de indios, al ruido de la pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles?”.
22Cabe señalar que hay momentos en nuestra historia en que el sentimiento latinoamericano se hace sentir con mayor vehemencia. Son los momentos en que América Latina se afirma frente a la agresión exterior. Entonces, más que nunca, es evidente que América Latina es una realidad innegable.
23En marzo del año 1999, reunidos en Cartagena de Indias (Colombia) casi un centenar de intelectuales latinoamericanos, llegamos a la conclusión que la construcción de América Latina “más que una simple sumatoria de mercados, debería ser un verdadero proyecto político de profunda raíz democrática, que promueva la solidaridad entre nuestros pueblos, se asiente sobre sus propios valores y reconozca la realidad de su contexto pluriétnico y pluricultural”.
polis.revues.org
América Latina: identidad y diversidad cultural
ResponderEliminar1El concepto de Nación fue acuñado en Europa. En sus orígenes, esto es en los primeros siglos de la Edad Media, careció de connotaciones políticas y más bien aludía al origen de las personas y los pueblos. Se hablaba así de la “nación inglesa”, de la “nación francesa”, etc.
2La escisión de la Cristiandad hacia el Siglo XVI por efecto de la Reforma protestante, más la crisis de los poderes imperiales, desembocó en el surgimiento en una serie de “naciones”, esta vez vinculadas políticamente a centros de poder encarnados en los príncipes. Más tarde, y por obra de la Revolución francesa, surge el concepto de soberanía nacional asumida por el propio pueblo frente a la soberanía de los reyes. La colectividad nacional soberana es desde entonces identificada con la universalidad de los ciudadanos.
3Como puede verse, el surgimiento del “Estado-Nación” fue en Europa el producto de un largo y lento proceso histórico, en el cual el Estado, entidad jurídica, se ajustó a la Nación, fenómeno de carácter socio-cultural. En cambio, en nuestro continente, las Naciones surgieron como consecuencia de la acción de los próceres y caudillos de la Independencia. Algunos “estados-naciones”, como Bolivia, por ejemplo, fueron el producto de la voluntad de un líder (en este caso, del propio Libertador Simón Bolívar) o del fraccionamiento provocado por los localismos (Sarmiento decía que en Centroamérica hicimos una República de cada aldea).
4Pero mientras en Europa el Estado se acopló a la Nación, en América Latina el Estado se creó antes que la Nación estuviera plenamente forjada. Y esto no sólo es válido en relación con nuestros “estados-naciones”, sino también en relación con la llamada “nacionalidad latinoamericana”, que en todo caso es un concepto en proceso de formación.
5No debe, entonces, extrañarnos que haya quienes se pregunten si América Latina es un mito o una realidad. ¿Tienen validez los análisis y las afirmaciones de carácter global, referidas a una región donde abundan las diversidades y contrastes?
6La expresión América Latina comprende una realidad sumamente compleja, donde se dan casi por igual las diversidades y similitudes. De ahí que si se pone el acento en las diferencias y regionalismos, es posible negar la existencia de América Latina y de la unidad esencial que brota de su misma diversidad. Si seguimos esa línea, se llega a afirmar que no existe una América Latina, sino tantas como países o subregiones la componen, por lo que cualquier pretensión de reducirla a una sola entidad no es más que aceptar, a sabiendas, un mito o una ficción.
7Nuestro continente ni siquiera ha sido conocido con el mismo nombre en el decurso de su historia. Sus distintas denominaciones han respondido más a las aspiraciones de las potencias que siempre codiciaron más sus tierras y riquezas que las suyas propias. “Las Indias”, designación popular en el siglo XVI, debe su existencia, nos recuerda John L. Phelan, al sueño de Colón de llegar al Asia de Marco Polo. En el pensamiento del historiador franciscano Gerónimo de Mendieta, el otro nombre para las Indias en el siglo XVI, el Nuevo Mundo, tenía sus connotaciones bastantes precisas. Para Mendieta y algunos de sus colegas misioneros, América era sin duda un “nuevo mundo” en el cual la cristiandad del viejo mundo podía ser perfeccionada entre indios sencillos e inocentes. Como se sabe, el término América no llegó a ser común sino hasta el siglo XVII. La acuñación de este nuevo nombre, por gentes no hispánicas de Europa, fue un desafío al monopolio español de las tierras y las riquezas del Nuevo Mundo.
polis.revues.org
Se encuentra en este blog el 16 de abril de 2011, el 28 de junio de 2014 y el 19 de noviembre de 2015-
ResponderEliminar