sábado, 21 de julio de 2018

Ulises Carrión. 'Querido lector. No lea'

3 comentarios:

  1. El Museo Reina Sofía (Madrid) presenta 'Querido lector. No lea', una retrospectiva dedicada a Ulises Carrión (San Andrés Tuxtla, Veracruz, México, 1941 – Ámsterdam, 1989) que explora los aspectos poliédricos de su obra artística e intelectual, desde sus inicios como joven escritor exitoso y respetado en México, pasando por sus estancias en Francia, Alemania e Inglaterra (1964-1972) en las que agudiza su empeño en innovar el lenguaje, hasta su establecimiento definitivo en Ámsterdam, donde llevó a cabo un abanico amplio de actividades artísticas, literarias y de activación cultural.
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  2. (...)Su amigo y editor, Felipe Ehrenberg (Ciudad de México, 1943) le recuerda como un “artista poiético, un pensador original y único”, y de la capital de México, de donde los dos se autoexiliaron al filo de los setenta, dice que es una “mandíbula sin ortodoncia, todos los dientes están chuecos”. La plaza del museo, un edificio color crema, aséptico y funcional, está en obras. En la calle, los coches hacen doble y triple fila. Suenan los cláxones. Repiquetea el martillo de los obreros. Ehrenberg tuerce el bigote blanco y amarillo mientras fuma unos cigarrillos de liar finitos y largos como cerbatanas.

    Cuando Ulises entra en contacto con la manualidad, con la tinta y el papel, sale del huevo

    Ya dentro de la sala, en una pantalla colgada de la pared, dos manos arrancan las hojas de dos libros en un primerísimo plano. La obra de Carrión se llama El libro. Ehrenberg la retitula: “destrucción y rescate”.

    Los dos artistas, quizás los más representativos del conceptualismo mexicano, empezaron a trabajar juntos gracias un mimeógrafo, una especie de impresora manual gigante, que en los setenta estaba prohibida en México porque se utilizaba para hacer panfletos políticos. Ehrenberg tenía una en su casa en Londres y había fundado una editorial con nombre de un soldado francés que defendió un fuerte ante los árabes colocando como empalizada a sus compañeros muertos pero armados con fusiles: “Hasta entonces, Ulises producía en la más absoluta quietud de la maquina de escribir. Cuando entra en contacto con la manualidad, con la tinta y el papel, sale del huevo”.

    Con dos antologías de cuentos publicadas y la etiqueta de promesa literaria, Carrión decide romper en 1972. “Se va a vivir fuera porque era gay y eso era muy grueso en México. Ni su familia lo aceptaba. Y se va también porque quiere publicar sus textos de otra manera y en otro idioma”, explica su amigo. Siguiendo la estela de Mallarmé o Keats y los vapores de las vanguardias dadaísta, surrealista y fluxiana, Carrión se convierte en un apóstol de la autonomía del lenguaje: “Un escritor, contrariamente a la opinión popular, no escribe libros. Un escritor escribe textos”, se preguntaba en el libro/manifiesto El arte nuevo de hacer libros, reeditado recientemente por la editorial mexicana Tumbona.

    Textos tachados, borrados, corridos, desdoblados; textos que lloran lágrimas de tinta, textos borrosos como si los estuviera mirando un miope, textos separados por cesuras, encerrados en tubos de colores, juegos tipográficos en la página en blanco: XJR. PZS. BTQ.(...)

    Obra de Ulises Carrión DAVID MARCIAL PÉREZ
    elpais.com

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  3. Muy en consonancia con Platón, quien defendía el lenguaje oral en uno de sus famosos Diálogos: el Crátilo. También Nietzsche repudiaba la Gramática. Actualmente, escuché que no constituye una materia escolar. Sus reglas constituyen leyes férreas que coartan la libre expresión, por temor a no seguir esas leyes. Estas obras hacen tambalear la constitución de algunos saberes. Bueno, Joyce, mucho no recordaba el sujeto y el predicado en el Ulises y sobre todo en Finnegan Wake.

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