viernes, 18 de diciembre de 2015

David Schäfer comenta a Pablo Suárez

Pablo Suárez
Muñeca Brava, 1963

2 comentarios:

  1. El arte Pop, en clave de sur
    Luche: seis letras rojas, inmensas, forman la palabra que es una escultura. De dos metros cada una, se ubican en la primera sala de la Fundación Proa, recibiendo al público como una cachetada. Remitiendo a la violencia, pero sobre todo, a su resistencia. Por eso, Luche : ¿acaso se puede elegir mejor obra para abrir una exposición sobre la década de los 60 en Sudamérica…? Luche –”Lute”, en portugués–, del brasilero Rubens Gerchman, es el primer trabajo que verá si va hoy a la inauguración de “Arte de contradicciones. Pop, realismo y política. Brasil-Argentina 1960”, curada por el argentino Rodrigo Alonso y el brasilero Paulo Herkenkoff.

    La exposición da vuelta lo que hasta ahora se venía pensando sobre el arte Pop. Tira abajo un par de falsas verdades que hace rato hacía falta que cayeran, simplemente porque a nosotros, en Sudamérica, esas definiciones sobre el arte, el Pop y los 60, no nos servían. Señores: nadie se animaba a criticar así a Andy Warhol, hasta que llegó Paulo Herkenekoff. Para empezar, dice, mientras recorre la exposición en exclusiva con Clarín : “El arte pop no es un arte universal. Es un arte del capitalismo avanzado”, explica. “Las cuestiones tratadas por los artistas de Brasil y la Argentina en los 60, hablan de la mayoría de la gente. Una obra como el Juanito Laguna –el nene pobre de Antonio Berni–, está más cerca de la mayor parte de la humanidad que la lata de sopa “Campbell” de Warhol. Por eso, Andy Warhol, para mí, es un regionalista americano” (¡Crash…! El mito se hizo trizas… ) Una nueva explicación del Pop con base en Sudamérica se está fundando.

    Herkenkoff camina por entre las obras, explicando: “Esta segunda sala está dedicada a la violencia del cuerpo. Al cuerpo violado, mutilado”. Y se ven vísceras de tela rellenas de algodón, obra de la brasilera Maria Maiolino ( Glu, glu, glu ); cortes de óleo y tela ( Glutación , de Antonio Dias). Y cabellos humanos, el trabajo de Artur Barrio ( 21 pequeñas esculturas en cabello ).

    El Submundo del argentino Rómulo Macció, la Muñeca brava de Pablo Suárez, y el Revuélquese y viva de Marta Minujín, también hacen foco en lo mismo: en nuestros cuerpos y en la memoria que cargan. Esa es, quizás, la razón por la que en la tercera sala se exhiben esas cuatro fotografías de Sameer Makarius: las del frigorífico. Y no es casual que se ubiquen en esta sala negra. Es larga, angosta, oscura… como un ataúd. “Es la sala dedicada a la muerte”, dice Herkenkoff. Al fondo, pintado un cadáver: el Che Guevara muerto , de Carlos Alonso.
    Mercedes Pérez Bergliafa el 12 de julio de 2012 en www.clarin.com

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  2. “Los cuerpos de ese período de nuestros países hablan de la violación del ciudadano, de los excluidos y del genocidio. Hablan de terrorismo de Estado”, explica el brasilero. “Eso sí: en Brasil y en Argentina, las contradicciones fueron distintas porque los procesos fueron, también, distintos. Dentro del proceso político de violencia de esa época, Brasil ha sido el laboratorio inicial. El final, que es mucho mas violento, lo padecieron ustedes en la Argentina.” Mientras el curador habla y camina, leo en una obra: “Un guerrillero no muere para que se lo cuelgue en la pared”, el póster de Roberto Jacoby. Frente a él, el Cristo crucificado colgando de un avión, del gran León Ferrari, “La civilización occidental y cristiana”. Y en medio, nosotros. Con las gigantes letras de “Luche”. Con el Che. Con el Cristo. Y con el Zero Dollar del brasilero Cildo Meireles, que lleva estampado un curioso valor: cero.

    Se nota que este Pop nuestro, bien sudamericano, sigue vivo, y sus contradicciones también. ¿Dónde? Bueno, acá están: en los Berni, en la esperanza de Noé, en el Cristo de Ferrari, los parangolés de Oitica; y en ese dólar, ese dólar…Mercedes Pérez Bergliaffa en www.clarin.com

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