jueves, 28 de julio de 2011

CIENCIA Y POESÍA

LACAN EN ESTADOS UNIDOS: POESIA Y CIENCIA
Sherry Turkle

Cuando Freud visitó Estados Unidos en 1909, hizo la corte a la medicina norteamericana. En noviembre de 1975, a los 74 años de edad, Jacques Lacan hizo una segunda visita a Estados Unidos sabiendo que Freud había tenido tiempo para lamentar sus éxitos demasiado fáciles con médicos norteamericanos y creyendo que la medicina norteamericana había falseado el psicoanálisis durante más de medio siglo. El programa de Lacan tenía que ser más complejo que el de Freud.
El viaje por Norteamérica llevó a Lacan a New Haven, Nueva York y Cambridge, donde se iba a encontrar con analistas norteamericanos, que él había denigrado como técnicos y que lo habían rechazado a él como a un renegado, y con matemáticos, lingüistas y lógicos, cuya obra había llegado a formar parte del andamiaje teórico de las contribuciones propias de Lacan. La visita a Estados Unidos fue muy tensa: los analistas podían aceptarlo o no como un colega y los matemáticos y lingüistas podían reconocer o no un parentesco entre sus empresas y los esfuerzos de Lacan por construir una ciencia psicoanalítica.
Lacan se encontraba de pie junto a una amplia pizarra, en la sala de conferencias de la Escuela de Ingeniería del Instituto de Tecnología de Massachusetts. A sus espaldas, trabajosamente bosquejados con tizas de colores, se veían unos nudos:


Esos nudos, según explicó Lacan, eran nudos borromeos hechos de círculos entrelazados. Cuando se corta uno de los círculos, el nudo se deshace. Mientras Lacan estuvo en Estados Unidos no dejó de hablar de esos nudos. Antes de cada conferencia se pasaba horas dibujando los nudos en cuatro colores; tres de los círculos representaban lo imaginario, lo real y lo simbólico, y un cuarto, lo que Lacan denominaba el "síntoma"(symptôme). Cuando Lacan hablaba a un público de psicoanalistas, los dibujos de aquellos complejos nudos y el lenguaje de topología que usaba constituían una barrera en la comunicación. Pero ahora, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la representación formal y el rigor matemático no constituían ningún problema. El problema estaba en lo que decía Lacan. Después de describir cuidadosamente ciertas manipulaciones tendientes a demostrar que las diversas representaciones del encerado correspondían todas al mismo nudo, Lacan procedió a dar un nombre al nudo.
"Llamo al nudo de tres círculos la figura de la realidad psíquica y S (sigma) es el síntoma. El síntoma es la marca especial de la dimensión humana. Quizá Dios tenga síntomas, pero su comprensión es muy probablemente paranoide... Nosotros encontramos a la Trinidad continuamente. Sobre todo en el dominio sexual. Allí las cosas no están determinadas por un individuo solo, sino que lo están también por otro... El presunto misterio de la divina Trinidad refleja algo que está en cada uno de nosotros; lo que queda mejor ilustrado es el conocimiento paranoide..."

La mayor parte de los matemáticos, lingüistas y filósofos del auditorio ni siquiera se planteó la cuestión de establecer si aquel hombre estaba haciendo poesía o ciencia. Sencillamente les parecía incomprensible. ¿Cómo podríamos comenzar a encontrar un poco más de sentido al intento de Lacan de poner en armonía topología, trinidades y síntomas?
Hay varias maneras en que los matemáticos podrían desarrollar un discurso teórico sobre la naturaleza del hombre. La matemática puede usarse metafóricamente o bien puede usarse de manera muy literal en la construcción de modelos matemáticos precisos y bien delimitados. El uso de la topología que hace Lacan no se ajusta a ninguna de estas familiares categorías. Está demasiado ligado a un nivel técnico para desecharlo como "pura metáfora"; no está lo suficientemente delimitado para ser un modelo. ¿Qué es entonces? Si comprendemos las varias diferencias que lo separan de los usos más típicos de los modelos matemáticos en psicología estaremos más cerca de poder responder a la pregunta.
A menudo la finalidad de un modelo matemático en psicología es calcular las consecuencias de una determinada manipulación en una situación dada. En lo que Lacan hace con los nudos no hay nada de esta intención predictiva. A menudo el uso que el psicólogo hace de un modelo matemático es más conceptual que predictivo: ciertos problemas son elucidados al presentárselos enteramente dentro del marco de un microcosmos matematizable. Estos fenómenos matematizables son separados del resto de la realidad, cuya consideración queda para otro momento y otra teoría. Esos fenómenos quedan a propósito funcionalmente invisibles para el científico. Lacan desea captar algún aspecto de la psique valiéndose de la matematización; es lo que él llama un "mínimo matematizable"‑ pero no está dispuesto a prescindir del resto ni siquiera temporariamente. Por lo tanto, puede ocurrir que comience un párrafo describiendo cómo se manipulan nudos y lo termine formulando una pregunta sobre Dios. Para el psicólogo matemático, la justificación de la teoría es su producto, es decir, las aseveraciones verdaderas que la teoría habrá de generar. Para Lacan, el proceso de la teorización misma asume un papel capital. Lacan dice que manipular y perforar esferas en la "praxis de los nudos" es "aquello contra lo que más se rebela el espíritu". Los círculos que forman los nudos son secciones de esferas, "las primeras representaciones que tiene el hombre de su propio cuerpo y sus primeras concepciones de la ciencia". Los nudos "contradicen nuestro sentido global de nuestros cuerpos como envueltos y envolventes de tal manera que ejercitarse en la praxis de los nudos es eliminar la inhibición", quizá porque ello amenaza nuestras imágenes de nuestros cuerpos y nuestras imágenes de nuestra ciencia al hacernos pensar en una conexión entre ellas.
Es evidente que para Lacan el papel de la teoría matemática es psicoanalítico. Elaborar la teoría ‑trabajar con los nudos, practicar las manipulaciones‑ entra como un elemento integrante, es más, como el elemento crítico en el nacimiento de la introvisión sobre el sí‑mismo, en el mismo sentido en que la introvisión psicoanalítica nace de la relación vivida con un analista.
El que construye un modelo matemático a menudo considera que su empresa es científica y precisa, opuesta a la literaria o la poética. Lacan rechaza esta dicotomía. Pasa a través de la línea que separa poesía y ciencia y que se ha hecho axiomática en la filosofía, si no ya en la práctica, de la ciencia occidental.
Ocasionalmente un físico o un matemático describe lo que está haciendo en términos poéticos. Su discurso podrá considerarse interesante pero se lo juzga periférico respecto de los principios fundamentales de su "ciencia". Y aun cuando ese discurso tenga relación con cuestiones filosóficas se lo considerará ajeno a la práctica científica. Para el físico la cuestión de la línea que separa poesía y ciencia puede ser una cuestión para meditar en las mañanas de domingo, porque el lunes por la mañana la relegará a los filósofos de la ciencia y volverá a su situación real de ser un físico. Puede separar la poesía de la función científica porque para él existe una clara distinción entre sus procesos mentales creadores, en parte intuitivos, que lo llevan a descubrir las partículas fundamentales, y las partículas fundamentales mismas. Para el psicoanalista la distinción es menos clara; proceso y producto pueden ser una sola cosa.
El público que tenía Lacan en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, acostumbrado a un pulido discurso universitario, encontró confusa la exposición lacaniana; algunos hasta la interpretaron como una insultante falta de preparación. En el momento de las discusiones las cosas empeoraron: Lacan respondió a una pregunta sobre la relación entre interior y exterior declarando que, como analista, no estaba en modo alguno seguro de que el hombre tuviera siquiera un interior:
"Lo único que me parece atestiguar que tenemos un interior es lo que producimos como excrementos. Lo caracierístico de un ser humano es el hecho de que ‑y aquí contrasta mucho con otros animales‑ no sabe qué hacer con sus deposiciones. Se siente embarazado por ellas. ¿Por qué se siente tan embarazado siendo así que estas cosas son tan discretas en la naturaleza? De"sde luego, es cierto que continuamente nos encontramos con excrementos de gatos, pero un gato equivale a un animal civilizado. Pero si consideramos a los elefantes, es sorprendente el pequeño espacio que ocupan sus heces en la naturaleza, cuando pensándolo bien las boñigas de los elefantes pueden ser enormes. La discreción del elefante es muy curiosa. La civilización significa excrementos, cloaca máxima".

El seminario terminó poco después de esta digresión sobre los excrementos de los elefantes y otros animales. Cuando el público, abandonaba el seminario para dirigirse al Ritz para cenar, las quejas acerca de las cosas incomprensibles que decía Lacan habían sido reemplazadas por protestas contra su carácter delirante o su senilidad. Un discurso racional, la clase de discurso que sería aceptado en la universidad, puede versar sobre topología o puede versar sobre los excrementos del elefante como un ejemplo de poesía dadaísta. Pero Lacan no hablaba sobre matemática o sobre poesía o sobre psicoanálisis, sino que trataba de hacerlos.
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Cuando se le preguntó a Lacan por qué había ido a Estados Unidos, dijo "He venido a hablar". En otras palabras, Lacan no hablaría depsicoanálisis; su palabra misma sería un discurso psicoanalítico. Lacan distingue este discurso psicoanalítico, que él mismo caracterizó en el Instituto de Tecnología de Massachusetts como "un discurso rayano en el delirio", de un discurso universitario, en el cual el objeto toma posesión del lenguaje. En cierto sentido, el lenguaje toma posesión de todos los objetos en el discurso psicoanalítico. Para Lacan, "el lenguaje es la condición del inconsciente"; en el discurso psicoanalítico el mensaje acerca del inconsciente está profundamente inmerso en su medio, en su lenguaje y estilo. El público norteamericano esperaba oír a un experto que le expusiera su nueva teoría de la psique; en cambio se encontraba frente a un hombre que sencillamente hablaba y que declaraba, a pesar de las expectaciones del auditorio: "Yo no tengo una concepción del mundo; tengo un estilo".
Cuando los norteamericanos oyeron a Lacan hablar de nudos borromeos, de ciencia griega, de paranoia, del concepto de número, de síntomas, de fonemas, de esferas y de excrementos de elefantes se quedaron desconcertados. Trataron de encontrar un código para descifrar aquella comunicación. Pero bien pueden haber pasado por alto lo principal. Lacan desea que su auditorio entre en el círculo del lenguaje que él usa sin tratar de comprenderlo desde "afuera". Lacan toma su estructuralismo seriamente. Si uno admite que el hombre está habitado por el lenguaje, luego tiene sentido la sugestión de que uno se vincula con el discurso psicoanalítico, en particular con el de Lacan, dejándose habitar por ese discurso. Y, lo mismo que en toda experiencia psicoanalítica, no cabe esperar que las cosas ocurran rápidamente. Lacan aclara que comprenderlo lleva tiempo y exige un proceso de "elaboración": "Se trata de un hecho empírico...; dentro de diez años lo que escribí será claro para todo el mundo".
Los norteamericanos se consideran un pueblo pragmático y también les gusta pensar que aprecian la humildad intelectual. No se sintieron ciertamente cómodos cuando Lacan les aseguró que después de diez años de trabajo podrían entenderlo o cuando les declaró que lo que tenía que decir estaba inserto en su estilo.
Los norteamericanos suelen temer que cuando se pone el acento sobre el estilo, se lo pone a expensas de la sustancia. Se desconfió de Lacan, el estilista, a quien se consideró frívolo y poco interesado en "hacer comprender un mensaje". Lacan trataba de hacer comprender un mensaje, sólo que estaba haciéndolo a través de un océano de diferencias en cuanto a tradiciones culturales e intelectuales.
Los norteamericanos suelen equiparar rápidamente los gestos con lo superficial; pero en Francia, una nación de estilistas, estilo y sustancia no están agudamente dicotomizados. El estilo de vestirse, el estilo de hablar, el aspecto físico son considerados expresiones del hombre interior; todo gesto es estudiado y es significativo. Hasta pequeñas diferencias en las fórmulas de poner fin a una carta expresan sutiles matices. En Francia la estilización de los gestos llega a ser un arte: la mímica. Charlie Chaplin y Buster Keaton son muy apreciados.
El estructuralismo francés legitimó intelectualmente la preocupación nacional francesa por el estilo al borrar la línea que separa lo que se dice de cómo se dice y al alegar que el estilo es la clave de la sustancia. Mientras los científicos norteamericanos de la conducta son alentados a publicar sus resultados en artículos que puedan compendiarse fácilmente, el modelo expuesto por el decano del estructuralismo francés, Claude Lévi‑Strauss, consiste en escribir libros mediante elaboradas homologías con sus temas. Por ejemplo, Lévi‑Strauss estructuró Lo crudo y lo cocidoen la forma de un concierto musical. Los estudiosos justificaron esta extrapolación de la música por razones intelectuales, pero esto también puede considerarse en consonancia con una larga tradición francesa de juego intelectual y hasta de excitante broma intelectual.
En los primeros años del siglo XX, un grupo de jóvenes matemáticos franceses inventó a Nicholas Bourbaki, y al firmar sus artículos con este nombre lo convirtieron en el fundador de una de las corrientes más importantes del pensamiento matemático del siglo XX. Lévi‑Strauss puso la imagen de una flor, un pensamiento salvaje, en la tapa de su obra maestra sobre el pensamiento primitivo, que se titula precisamente Elpensamiento salvaje, jugando con la homografía de los términos. Cuando un norteamericano se encuentra ante estas "oberturas" y pensamientos de Lévi‑Strauss, ante la Escuela de Bourbaki o ante las infinitas fatuidades literarias de Lacan, desea saber si eso es "un juego" o si se dice "en serio". Ese norteamericano parece pensar que, si no es una cosa tiene que ser la otra. Pero para Lacan, el chiste, los juegos de palabras, las bromas, la mitología, los materiales del poeta son cosas que todas ellas forman parte de una especie de juego, inseparable de lo que tiene de más serio la empresa psicoanalítica. Si el analista no es capaz de trascender la línea que separa el trabajo y el juego, no hace ni ciencia ni poesía, y si no subvierte la línea entre ciencia y poesía, no es en modo alguno un analista.
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En Francia, Lacan es célebre; se lo odia, se lo ama y se lo teme. Lacan ocupa el centro de una red de complejas relaciones personales, y también el centro de una escuela psicoanalítica con una compleja política interna. Muchos psicoanalistas franceses se han analizado con Lacan o con un analista analizado por Lacan, o con un analista enemigo de Lacan. Lacan se ha convertido en prisionero de una mitología, una historia y una política psicoanalítica que él mismo creó alrededor de su figura. En Francia a menudo resulta difícil discutir las ideas psicoanalíticas de Lacan independientemente de los contextos psicoanalíticos y de los contextos políticos extrapsicoanalíticos en que ellas encontraron expresión. Las ideas de Lacan en cuanto a hacer intervenir a matemáticos y lingüistas en la investigación psicoanalítica "se oyen" a través del filtro de lo que Lacan hizo en Vincennes. Las ideas de Lacan sobre psicoanálisis y topología "se oyen" a través del filtro de la división de la Escuela Freudiana entre quienes son partidarios del matema y quienes están contra él. El interés de Lacan en el proceso por el cual alguien se autoriza a sí mismo a ser un analista "se entiende" como parte del debate sobre el pase que desgarró a la Escuela Freudiana.
En Estados Unidos, la cuestión fundamental planteada en el pase (una vez separada del contexto institucional en el cual una respuesta a esa cuestión podría significar "promoción" al círculo íntimo de Lacan) fue escuchada como una cuestión simple, directa e importante. Y Lacan la expuso cada vez que se hallaba frente a un grupo de analistas lo bastante pequeño para permitir una conversación franca. Lacan pedía a cada analista que dijera "cómo un día... y eso tuvo que ocurrir 'un día', porque ser analista no es un estado natural... usted se creyó autorizado a asumir la posición de analista". Y lo mismo que en sus presentaciones ante los académicos, Lacan no habló sobre el psicoanálisis, sino que pidió colaboración en una empresa de orden psicoanalítico. Se trataba de una colaboración porque, cada vez que Lacan se refería a esta cuestión, estaba dispuesto a responderla también él mismo. Lacan contó cómo siendo un joven psiquiatra había estudiado la paranoia y escrito sobre ella y cómo cada vez se sentía más preocupado por el fenómeno. Así fue cómo se orientó hacia el psicoanálisis, al que Freud había llamado una especie de 'paranoia razonada' ". Lacan manifestó claramente que en su caso la decisión de ser un analista nada tuvo que ver con un plan racional; fue como un "deslizamiento", un "resbalamiento", algo que yo tenía que hacer".
En un diálogo con una analista que declaraba haber elegido esa profesión porque se sentía una persona fuerte a quien otros podrían recurrir en busca de ayuda, Lacan admitió que él se había hecho analista de una manera "diametralmente opuesta", teniendo en cuenta que Freud había enfatizado, no la fuerza del hombre, sino su vulnerabilidad. Lacan decía que el analista es alguien que tiene el profundo sentido de encontrarse en peligro y que está en profundo contacto con el conocimiento "de que es posible que cada uno de nosotros se vuelva loco"Y en respuesta a un analista que, según dijo, había abrazado esa profesión porque había hallado en el momento oportuno una determinada sociedad psicoanalítica muy abierta en cuanto a recibir candidatos, Lacan contó cómo se había encolerizado y hasta puesto rabioso con la institución psicoanalítica quizá porque temía que ella pudiera arrebatarle sus facultades propias:
"Me chocaba la relativa incapacidad de los discípulos de Freud... que en un determinado momento no parecían capaces de decir nunca más nada".
Implícita en la pregunta de Lacan sobre cómo se llega a ser un analista e implícita también en las respuestas que él daba a esa cuestión, estaba la creencia de que la única manera de hablar con sentido de la autorización de hacerse analista es la de considerar una autorización procedente de adentro. En una reunión de analistas que tuvo lugar en Boston, Lacan enunció explícitamente su punto de vista. Dijo que estaba interesado en"una respuesta auténtica" a su pregunta y que esto iba más allá de lo que ocurría en una institución,
"más allá de lo que puede ocurrir en la Sociedad Psicoanalítica de Boston. El hecho de que exista una sociedad analítica significa un reclutamiento. Pero lo importante es lo que sucede en el interior de cada uno de nosotros... ésta es una cuestión de diferencias que trasciende el reclutamiento, en el cual se nos dice: ven aquí, únete a nosotros... y serás tan buen soldado como cualquier otro".
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En otros momentos de su carrera Lacan había criticado de manera estridente el psicoanálisis norteamericano; había atacado su profesionalización médica en nombre de una poesía psicoanalítica subversiva y también su biologismo y psicologismo en nombre de una ciencia psicoanalítica subversiva. Ahora Lacan no criticaba ni hacía proselitismo. Sencillamente pedía a la gente que compartiera su idea de una "reforma psicoanalítica".Lutero se rebeló contra la institucionalización de la fe en una burocracia eclesiástica que traficaba con las buenas obras y recompensaba a quienes seguían las reglas y obedecían a una clara cadena de mando. Desde el punto de vista del protestantismo psicoanalítico, la institución psicoanalítica vende sus indulgencias al precio de un título médico, de una residencia psiquiátrica, de un análisis didáctico y de la promesa de obedecer al dogma. Lacan, como Lutero, trata de llamar la atención hacia el momento en que cada cual, a solas consigo mismo, debe contraer un compromiso personal, no con una institución, sino con una creencia o una vocación.
Contraer un compromiso y declararlo es un proceso de hacerse a sí mismo. La palabra "poesía" deriva del verbo griego poieo, "hacer". El protestantismo psicoanalítico de Lacan pone el acento en la persona haciéndose a sí misma; se trata de una especie de poesía de la persona.Para Lacan el poeta y el psicoanalista están estrechamente vinculados en virtud de su relación con el lenguaje. El hombre "hace" y produce lenguaje; pero también él está hecho por el lenguaje, está habitado por el lenguaje. El poeta y el analista elevan esta universal relación con el lenguaje a un poder superior: el poeta hace un poema; pero sus versos también lo "hacen" a él... el analista también está especialmente habitado por la palabra y "está más hecho que los demás". La cuestión lacaniana de la autorización del analista tiene la finalidad de captar de qué manera un individuo llega a aceptar la especial relación con el lenguaje que, tanto para el analista como para el poeta, entraña ciertos riesgos. Lacan cree que ambos tratan de asir algo de lo que Freud llamó el "imposible" psicoanalítico y que Lacan llama lo real. En Estados Unidos, Lacan caracterizó lo real como algo evasivo: "cuando damos con nuestra cabeza en una pared de piedra, estamos luchando con lo real". La búsqueda de lo real puede conducir a una especie de delirio... o en todo caso a un discurso delirante. Así es cómo Lacan ve el psicoanálisis y la poesía. Cuando Lacan describió el "camino resbaladizo" que había recorrido en su vida de analista, estaba evidentemente describiéndose como alguien cuyos intentos por comprender lo habían puesto en cierto peligro. Lacan decía que se había visto "obsesionado" y "turbado" por sus propias formulaciones y por sus intentos de ser riguroso en lo tocante a lo real, en lo cual "sólo los locos" creen plenamente. En Yale, Lacan lo expresó del modo siguiente: "La psicosis es un intento de ser riguroso. En este sentido diría que yo soy psicótico. Soy psicótico por la sencilla razón de que siempre traté de ser riguroso."
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Evidentemente Lacan tiene la sensación de avanzar por una precaria línea que divide ciencia y poesía, rigor y delirio; está empeñado en un constante proceso de mantener el equilibrio. Y a veces hasta parecería que su estrategia consiste en saltar de lo científico a lo poético y viceversa, al usar "dosis" de cada esfera a fin de corregir la otra y proteger el psicoanálisis de la ultrapoetización así como del reduccionismo científico. Esta estrategia significa que hay una tensión entre Lacan y la mayor parte de su auditorio; y esa tensión afloró a la superficie muchas veces durante el viaje por Estados Unidos.
En un seminario de Yale, Lacan se encontró rodeado por estudiosos de la literatura, psicoanalistas y filósofos. La mayor parte de su público creía en el valor de un enfoque hermenéutico de todas las ciencias del espíritu. Cuando alguien expresó la idea de que acaso el psicoanálisis y la lingüística fueran suficientemente científicos puesto que ambos "nos aproximaron a una realidad desconocida"Lacan cortó aquel comentario y respondió que ello no era así. Aquello no era ciencia. Para ser ciencia se necesitaba algo más. La ciencia auténtica debía seguir la línea de GalileoNewton. En otras palabras, la ciencia era ciencia únicamente cuando se expresaba en ecuaciones matemáticas. Y aunque
"nos valemos del lenguaje para enseñar la ciencia, las fórmulas científicas deben expresarse en pequeñas letras, Explicar 1/2 mv2 (la relación entre masa y aceleración) mediante el lenguaje es sólo un largo rodeo... La ciencia consiste en lo que se mantiene unido en su relación con lo real mediante el uso de pequeñas letras"
Pero cuando, en una conversación mantenida en el Instituto de Tecnología de Massachusetts con Noam Chomsky, éste expresó una concepción de la ciencia en alto grado formalizada, Lacan sintió que necesitaba aplicar un antídoto diferente y se situó en el otro polo. Lacan explicaba aChomsky por qué se sentía preocupado con lalangue, la manera en que él designa un lenguaje específico con sus peculiares "equívocos", con su esquema especial de resonancias internas y de múltiples significaciones. En la pizarra del despacho de Chomsky, Lacan escribió: Deux // D'eux.
Estas son dos palabras francesas, una de las cuales quiere decir "dos" y la otra "de ellos", y la pronunciación de ambas es idéntica. A un lado de la pizarra Lacan escribió otra palabra francesa, Dieu, "Dios", que se pronuncia de manera ligeramente diferente de las otras dos.
Lacan hizo a Chomsky la misma pregunta que había hecho el día anterior a Roman Jakobson: ¿son esos equívocos (de que está hecha la interpretación psicoanalítica) intrínsecos de la lengua o son meramente accidentales en algunos casos? Chomsky respondió a Lacan más o menos como éste había respondido a los hermenéuticos de Yale la semana anterior. Expuso a Lacan una concepción de la ciencia lingüística según el espíritu de las ecuaciones newtonianas que el mismo Lacan había ponderado; Chomsky habló de leyes universales en todas las lenguas. Lacan había preguntado si la lingüística podía prestar ayuda a los analistas en el problema de los equívocos y juegos de palabras y Chomsky contestó que esos no eran ni siquiera problemas para una ciencia lingüística. La lingüística científica debía estudiar las semejanzas en el lenguaje, no las diferencias. Según Chomsky, la función del lenguaje era "como la de un órgano del cuerpo, por ejemplo un oído". Cuando miramos atentamente las orejas de diferentes personas advertiremos diferencias, pero si nos concentramos en las diferencias nos distraeremos de nuestro verdadero trabajo, que es comprender lo que todas las orejas tienen en común, su función. Lacan, visiblemente conmovido, declaró ante el enfoque de Chomsky"Yo soy un poeta".
La conducta de Lacan en estas dos ocasiones distaba mucho de ser modulada. Afirmó la necesidad de la ciencia de las ecuaciones ante quienes él pensaba que recurrirían a justificaciones poéticas para evitar el trabajo duro y riguroso que les esperaba y afirmó la necesidad de la poesía ante otros que pudieran permitir que el rigor científico estrechara su campo de visión. La falta de modulación se extendía a los supuestos que Lacan parecía expresar sobre la naturaleza de la ciencia misma. En la discusión de Yale, por ejemplo, cuando Lacan habló de la "ciencia de pequeñas letras", parecía considerar como ciencia sólo aquellas actividades de la indagación que se ajustan estrechamente al modelo de la ciencia natural. En Yale, Lacan dijo que por el momento estaba sólo formulando "un mínimo matematizable", pero no dejó claramente expuesta su visión del futuro. Mucha gente que escucha a Lacan piensa que la obra de éste fomenta una inquietante visión de una despoetización última del psicoanálisis por obra del formalismo. Se planteó así la cuestión de si para Lacan la poesía en el psicoanálisis es un elemento interino, algo de que uno echa mano mientras no tiene aún una teoría científica completa y coherente. ¿Es la ciencia la visión del futuro y es la poesía el mezquino medio del pasado que se ha convertido ahora en un medio transitorio?
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En Francia, estos problemas de interpretación se han convertido en objeto de acalorado debate. Especialmente los que siguieron a Lacan a lo largo de la trayectoria en la cual luchó contra la teoría mecanicista y contra las instituciones rígidas y en la cual atrajo continuamente a gente al afirmar el elemento existencialista en la vocación psicoanalítica, no pueden aceptar que a la postre la visión de Lacan sea la de que todo se reduzca al matema. Verdad es que a menudo las palabras de Lacan parecen prestar apoyo a esta interpretación literal de sus puntos de vista sobre la ciencia psicoanalítica, pero esta interpretación no es enteramente plausible y por cierto no abarca todo el asunto. Si tenemos en cuenta la conducta de Lacan y el nivel de su discurso, podemos llegar a adoptar una actitud diferente en la que consideremos que la imagen del matemaestá tomada seriamente, pero tomada seriamente como un artificio poético. Según esta segunda interpretación, la matematización del psicoanálisis nunca será realmente completa, pero esa matematización se emplea para hacer que, el psicoanálisis continúe trabajando en una relación positiva con la ciencia. Esto significa que la tendencia del psicoanálisis será la de descubrir e innovar antes que apoyarse en dogmas o sólo en la técnica sin un sentido de experimento. Mientras la primera interpretación devalúa la poesía al considerarla sólo un expediente, la segunda devalúa la ciencia al considerarla una ficción.
Estas dos interpretaciones de lo que implica la concepción lacaniana para el futuro del psicoanálisis aceptan la división de poesía y ciencia pero parece que Lacan vive una visión diferente. Lacan es un poeta cuya ambición fue la de redescubir el psicoanálisis como ciencia. Al tratar de situarlo en uno u otro lado de la línea que separa la ciencia y la poesía, la línea misma entra en cuestionamiento. Lacan pugna por articular un nuevo modo de pensar sobre la interrelación entre psicoanálisis, matemática, ciencia y poesía. ¿Por qué trabaja Lacan con nudos? Esta pregunta se hizo muchas veces durante su visita a Estados Unidos y lo más frecuente fue que se le hiciera con considerable escepticismo. Durante su estada en Yale, Lacan respondió aludiendo a la necesidad de modelos de cómo las cosas están ligadas en complejas maneras. Explicó que para comprender las interconexiones de la psique (lo simbólico, lo imaginario, lo real y el síntoma), él trataba de "inventar otra geometría", una geometría "de la cadena".
Contempla la posibilidad de una matemática que no esté separada de nuestro sentido, de nuestro cuerpo, sino que esté profundamente enraizada en él. En el Instituto de Tecnología de Massachusetts Lacan contó cómo había llegado a preocuparse por "pequeños lazos de cordel" en un intento de pensar en el cuerpo y la psique al mismo tiempo.
Lacan explicó que el hombre siempre había estado preocupado con esferas y círculos como abstracciones de su propia forma. En las manos de los matemáticos, la topología comenzó aparentemente a separarse del cuerpo, pero esa separación es sólo superficial y tal vez defensiva. Lacan cree que una experiencia plena de los nudos, en la cual estemos profundamente compenetrados con las torsiones, vueltas e intrincamientos de los pequeños lazos de cuerda, nos lleva a un choc de retour, algo semejante a un retorno de lo reprimido. Esto ocurre porque podemos describir nuestro propio círculo, retornando desde una noción abstracta de la topología a lo que Lacan cree que eran sus raíces primitivas, es decir, a la topología como una manera de experimentar el cuerpo. Pero el círculo al que Lacan nos condujo no nos volvió a nuestro punto de partida. Nuestra visión de la matemática y de su relación con el inconsciente ha cambiado.
Para Lacan la matemática no es conocimiento descarnado. La matemática está en contacto constante con sus raíces del inconsciente. Ese contacto tiene dos consecuencias: la primera es que la creatividad matemática se alimenta del inconsciente, y la segunda, que la matemática paga su deuda al darnos una ventana que se abre al inconsciente. Lacan dijo con frecuencia que "el inconsciente está estructurado como un lenguaje".Quizá en algunas maneras importantes, el inconsciente también está estructurado como la matemática, de suerte que la actividad matemática, lo mismo que los sueños, si se la entiende apropiadamente nos da acceso a lo que normalmente está oculto a nosotros.Cuando hablamos de las teorías poéticas, intuitivas, de la psicología, tendemos a emplear adjetivos como "cálidas", "humanas", "humanistas". Los adjetivos implican que nos parecen apropiadas para describir al ser humano total, con sus raíces físicas y sociales. Pero las teorías que se valen de la formulación matemática son consideradas "frías", "impersonales". Por definición, algo que es frío excluye el calor del cuerpo. Pero las ideas deLacan sugieren con vigor que cuando pensamos en el futuro de la teoría psicoanalítica o, a decir verdad, en el futuro de las teorías del espíritu, cuyo contenido apenas podemos hoy imaginar, no tenemos por qué creer que debemos elegir entre el calor poético y los fríos y secos frutos del árbol pitagórico.


Texto extraído de "Jacques Lacan. La irrupción del psicoanálisis en Francia", págs. 272-285, editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina, 1983.
Edición original: Basic books Inc, Publishers, EEUU, 1979.
Selección y destacados: S.R.
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Relacionar con:  Conferencias en los EEUU - J.L. (I) >>>www.con-versiones.com

1 comentario:

  1. Los saberes no son ajenos a la ubicación en el sistema político económico social de una época.La ciencia y la tecnología se encuentran atravesadas por cuestiones ideológicas,sociales y políticas.Se trata de poner en juego saberes descalificados,discontinuos,para combatir la insistencia teórica del discurso único que pretende jerarquizar en nombre de un conocimiento verdadero.

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