BEATRICE VALENTI DAMIATA-PREMIO DE FOTOGRAFÍA NATIONAL GEOGRAPHIC 2004
BEATRICE VALENTI DAMIATAPREMIO DE FOTOGRAFIA NATIONAL GEOGRAPHIC 2004La fotógrafa venezolana ganó el Primer Premio en el concurso Luces de América, Sección Gente, convocado por National Geographic.Entrevista por Viviana Iriart
“Gente del Himalaya, Nepal, donde sus espíritus vagan en la inmensidad y detengo ese instante preguntándonos ¿por qué?”Beatrice Valenti Damiata
“¿Por qué?” es el título de la fotografía de Beatrice Valenti Damiata que, en marzo, ganó el Primer Premio en el concurso Luces de América de National Geographic. Había dos categorías: profesional y aficionado. Beatrice es una fotógrafa profesional. Pero, como ella no vive económicamente de la fotografía, decidió concursar como aficionada. Beatrice, digo yo, tiene el ego tan bien puesto como sus ojos, porque en sus fotos se ve el alma de los lugares y de la gente. Un alma distinta en cada foto, como distintos son los paisajes y las personas. Pero tienen algo que las unifica: detrás hay una mujer que ama la vida, y la ama bien. Tristes, majestuosas, imponentes, desoladoras, plenas, conmovedores, bellas, todas las fotos de Beatrice están llenas de amor por la gente y la naturaleza. Muchas de sus fotos de paisajes, tomadas en Nepal, Perú y en la Patagonia chilena, transmiten el enigma de la vida y de la muerte. Beatrice es una filósofa de la imagen. Que nos haga reflexionar desde el amor y la belleza, y no desde el regodeo frente al dolor, es algo que se agradece. Porque después de todo ya lo decía John Lennon: “todo lo que el mundo necesita es amor”.Quiero dar las gracias a Teresa Giuliani, porque en diciembre del año pasado me mostró la foto de Beatrice que después ganó el concurso, me hizo conocer a esta conmovedora fotógrafa y preparó una exquisita cena la noche de esta entrevista.
Beatrice, ¿cómo hiciste para seleccionar la foto que ganó el premio?Cuando recibí información sobre el concurso me puse a pensar en todas las fotos que tenía, y me parecía impresionante pensar que sólo podía mandar una. Simplemente la imagen de esa foto se me vino a la mente. Esa imagen y no otra. Y mandé la foto al final, cuando el plazo para concursar se acababa.
¿Solamente pensaste en esa foto?No, pensé en dos. Pero la imagen más fuerte era la de esa foto. Y recordé que en el año 1998 hice una exposición en Caracas y esa fue la foto que coloqué en la invitación. La exposición se llamaba “Ven a Ver” y la hice para mis amigos del Proyecto Cumbre, que son los primeros venezolanos que escalaron el Everest. Con ellos yo he hecho varios viajes, para escalar y sacar fotos.
¿Pensaste que esa iba a ser la fotografía ganadora?No, porque la verdad es que nunca pensé tanto en ganar como en participar. Porque me parecía imposible llegar a un primer lugar. Nunca tuve en mente ganar, aunque lo deseaba.
La foto se llama “¿Por qué?”. ¿A qué se debe ese título?Es una foto inquietante y va muy acorde con la expresión: el por qué de la destrucción, de las guerras, de la injusticia. Después cada persona le da la interpretación que quiere, no que quiere, en realidad, sino lo que siente cuando ve la foto.
¿Te acuerdas del momento en que la sacaste? ¿Cómo fue? Esa foto la saqué en el segundo viaje que hice a Nepal, en 1997, junto con mis amigos de Proyecto Cumbre. En Nepal tú vas caminando por la montaña y de repente aparecen pueblitos o gente. El día que saqué la foto recuerdo que, después de una larga caminata donde no nos encontramos con personas, llegamos a un sitio en donde había gente jugando cartas, y las cartas eran viejísimas. También había algunas tiendas donde comprar cosas y allí, parado, estaba él, el niño. Le saqué muchas fotos, pero la que mandé al concurso es la que más me impactó.
¿El niño sabía que le estabas sacando fotos o las tomaste a distancia sin que se diera cuenta?No, él sabía, me miró, y se quedó ahí, dejando que yo le tomara fotos, nunca me quitó la mirada. Esa es una característica de Nepal: la gente te permite acercarte, sacarle fotos. Esa foto yo la saqué con un tele, pero con un lente normal tú puedes acercar tu cámara a sus caras y las personas se dejan fotografiar.
¿No se molestan?No, porque otra característica de Nepal es que la gente siempre te regala una sonrisa, toda la gente siempre tiene una sonrisa en los labios. Me enamoré de Nepal, de su sencillez, no tienen nada pero siempre tienen una sonrisa en los labios; de la humildad con que te tratan, cómo se te acercan, es maravilloso. Además el paisaje es espectacular, inmenso, con esas moles de montañas de ocho mil metros, tiene pureza, presente, Dios.
¿No pudiste hablar con el niño?No, porque ellos hablan nepalí y yo no.
¿Qué sentiste cuándo te enteraste de que habías ganado el concurso?Primero me quedé sin palabras, casi sin respiración (se ríe), no lo podía creer. Lo que más me gusta de haber ganado es tener la oportunidad de transmitir algo a la gente con esa foto. Y después, la posibilidad de que se me abra una puerta para dedicarme más a la fotografía.
¿Con qué actividad laboral compartes la fotografía?Soy administradora y trabajo en el negocio de mi familia, con mi madre, que es italiana y me regaló mi primer viaje a Nepal.
¿Cómo te iniciaste en la fotografía?Desde chiquitica yo andaba con una cámara fotográfica y captaba los momentos familiares. Mi papá, que también era italiano, era fotógrafo, así que supongo que habrá algo de herencia. Toda mi infancia y adolescencia la pasé fotografiando, sin parar, los instantes. Pero después empecé a cambiar el ojo, ya no tomaba tantas fotos sino que era más selectiva. Y cuando hice mi primer viaje a Nepal, en 1993, comencé a fotografiar en blanco y negro. Al volver, un amigo fotógrafo, Rafael Salvatore, me enseñó a revelar en su cuarto oscuro. Después tomé algunos cursos, con Ricardo Armas, Ana María Yañez y en Cotraín.
¿Qué es lo que más te gusta fotografiar?Paisajes, la naturaleza, rostros, personas. Esperar el momento en que, qué sé yo, dos monos se den un beso y estar ahí, incómoda, tirada en la tierra, esperando, para tomar la foto. Eso es lo que me gusta hacer como fotógrafa. El otro día me fui al Ávila (la montaña que separa Caracas del Mar Caribe) a fotografiar colibríes. Es decir, a mí me gusta lo difícil.
Leo que has realizado tres exposiciones, la última en 2002 en La Cuadra Creativa con fotos que sacaste en la Patagonia chilena.
Sí, pero hasta ahora mis exposiciones han sido muy íntimas, pero no porque yo lo haya querido así, sino porque no es fácil entrar en el circuito de exposiciones de galerías si no conoces a nadie. Y yo saco fotos, subo montañas, pero no sé recorrer galerías con mis fotos bajo el brazo buscando un lugar para exponer.
Sí, pero hasta ahora mis exposiciones han sido muy íntimas, pero no porque yo lo haya querido así, sino porque no es fácil entrar en el circuito de exposiciones de galerías si no conoces a nadie. Y yo saco fotos, subo montañas, pero no sé recorrer galerías con mis fotos bajo el brazo buscando un lugar para exponer.
¿Con qué cámara trabajas?Nikkon F-2, es totalmente mecánica.
¿Qué buscas con cada foto?Me gusta detener el tiempo con la fotografía, recordar. Y transmitir, sacar el alma de los paisajes y la gente.
Los ojos de Beatrice, expresivos, curiosos, bellos, parecen haber nacido para fotografiar. Porque aún sin cámara, Beatrice mira como si estuviera fotografiando todo. En blanco y negro, eso sí.Aunque ella transmita tantos colores.
Caracas, abril 2004[La foto ganadora puede verse en el sitio web de National Geographic]
www.con-versiones.com
Entrevista a Beatrice Valenti: La fotógrafa de Nepal, por viviana marcela iriart, Caracas 2004
ResponderEliminarGanadora en 2004 de un premio National Greographic con “¿Por qué?”, fotografía tomada en Nepal, desde entonces la fotógrafa venezolana ha realizado varias exposiciones underground, tres calendarios en el archipielago Los Roques en homenaje a su gente y prepara para el 2011 una exposición en Augusta, Sicilia, “el pueblo de mi mamá, porque quiero transmitir, primero, cómo Venezuela acogió a los inmigrantes en aquella época y luego, mostrarles a los italianos cómo es la vida del mar del otro lado del océano, en otro pueblo de mar como Los Roques”. Nepal, como su primer amor, siempre está ahí y no ha dejado de seguir escalándolo, fotografiándolo para la eternidad. Ahora, a color.
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