CONFERENCIA DE J.LACAN EN MILÁN-1973

Conferencia de J. Lacan en Milán (*)

Bueno, ustedes están aquí... por razones que, evidentemente... supongo... diversas y entre las cuales pienso que mi título tiene algo que ver.
Le había dado mi título a Contri, gracias a quien estoy aquí. Se lo trasmitió mi secretaria – tengo una secretaria maravillosa que todo el mundo conoce, en París por supuesto. Se llama Gloria.
Entonces, Gloria le dijo: El psicoanálisis en su referencia a la relación sexual.
Estoy muy contento, muy contento de que este haya sido transcrito por: El psicoanálisis y su referencia a la relación sexual, porque me va a traer menos complicaciones, que esté ligado por una conjunción y no por una implicación... eso me va a dar mucha más libertad.
Volví... vine aquí para los deportes de invierno... Me estaba relajando, por lo cual mi presencia aquí da cuenta de un gran gusto por Milán, ha de gustarme mucho Milán como para haber interrumpido mis deportes de invierno.
Como estaba  aquí, pues, no preparé especialmente lo que tengo para decirles, más que nada porque creo que era impreparable, impreparable justamente a causa del carácter, digamos, heteróclito de aquellos a quienes podía llegar a dirigirme.
Hace un momento me preguntaron si hacía falta presentarme. Ustedes son bastante numerosos como para que eso alcance como presentación. Voy a tratar de presentarme a través del modo por el cual intentaré abordar  este tema.
*
El tema, lo elegí, se lo di a Contri porque cuando se está tomado por cierta práctica no hay que creer que se tiene el poder de tomar distancia.
El psicoanálisis y su referencia a la relación sexual, digamos que es allí, incluso ya desde hace algunos años, es allí en donde estoy.
Es un punto que me ocupa y a nivel del cual forzosamente... trato de decir algo que creo importante.
Todo el mundo sabe –incluso la mayoría de nuestros psicoanalistas que están aquí- todo el mundo sabe que el psicoanálisis otorga cierta importancia, en la... digamos, en el estatuto de los que vienen a demandar un psicoanálisis, otorga cierta importancia a la relación sexual.
Lo que se llama “sexualidad” por ejemplo, está puesto en el primer plano... ¿de qué? ¿De una teoría o de una práctica? Está claro que es a nivel de la teoría, y la teoría... la teoría, es muy difícil de hacer.
La teoría... el término, mi dios, tiene sus orígenes... Hay un tal Aristóteles que se ocupó mucho de ella. Es incluso de él que nos viene una noción intuitiva, ¿no? esa manera de contemplar, en suma, para introducir el término capital, de contemplar el... ¿qué? –el mundo.
Es de allí que nos viene todo un modo de pensar que en ocasiones se llama cosmología. Al mundo se lo supone universo, hay una esfera suprema, en fin, el motor inmóvil que engloba todo eso, y uno puede, quizá,  llegar a igualarse a todo eso contemplándolo...
*
Voy a tratar a pesar de todo de hacerme entender... porque en general me hago entender más bien a medias (1)... Es por eso que mi público en su conjunto no comprende nada, pero en fin, vuelven, porque, las medias palabras, es eso lo que los engancha; querrían con mucho gusto conocer la otra mitad. No hay otro medio de comunicarse que a medias, es por eso que no creo poder comunicarme aquí, pero voy a tratar de no quedarme en la media-palabra, ya que... en fin, lo que más bien trato de hacer es presentarme... En fin, lo verán al final ¿no...?
*
Llegué entonces a la teoría, a la cosmología, en fin, a la idea de que uno puede igualarse de alguna manera con lo que está, como se dice, ya ahí. Hemos dado un paso más, ¿no?
No vemos en absoluto por qué, en fin, esa contemplación del mundo sería identificada de alguna manera con lo que es. Porque eso... eso puede ser una gran ilusión, esa contemplación.
No solamente esto puede serlo, sino indiscutiblemente, en fin... tenemos todas las pruebas de que esta idea según la cual tenemos que vérnosla con lo que es, es un delirio, sin duda, un delirio común.
En fin, eso constituye lo que se llama el sentido común (2), que es sin dudas la cosa mejor distribuida del mundo –como lo decía un filósofo, así, que escribió en francés- la cosa mejor distribuida, es decir, hay que decirlo: la más tonta.
Desde hace tiempo hacemos un pequeño esfuerzo por fundar una práctica del discurso que se sostenga. A eso llamamos: la ciencia.
Cada quien no tiene más que mirar, que hacer...  hacer un pequeño esfuerzo para estar al corriente de la elucubración científica. Seguro que no es tonta.
No es tonta, pero ha conducido a cosas muy extrañas... muy extrañas y que no tienen nada que ver con el sentido común. A pesar de todo, el espacio-tiempo... en fin, lo que propone el señor Einstein... no es algo evidente para los sentidos… quiero decir que todos, ustedes y yo obviamente, en tanto estamos no podemos escapar a esa representación del espacio que, más allá de lo que Einstein dice y propone como probado y verdadero, evidentemente no es sino un abordaje del espacio totalmente imaginario...
*
Bueno, ahí está un término, que adelanto, el término “imaginario”. Es una palabra clave para mi discurso.
La primera vez que fui solicitado, por el lado de la formación de los analistas, por  cierta necesidad que se manifestaba de que algo se trasmita de esa formación, propuse tres términos: el imaginario, el simbólico y el real.
Y luego otorgué  a esa categorización algunos desarrollos; así hace veinte años que he venido avanzando en esto y que, hasta hace poco hice cada semana, muy regularmente, durante el año llamado escolar, algunas... propuse cada semana algunas proposiciones que no constituían un ciclo, que... que siempre avanzaron... No retomé ni una sola vez un tema que hubiera elegido durante un año. Evidentemente no les puedo dar una idea de ello, ahora, pero quizá a algunos –y además, ¿por qué la supondría?- a algunos les  llegó al oído que esa distinción del imaginario y del simbólico, es algo que pongo en un primer plano en la función analítica.
Aprovecho dicha distinción para dejar bien claro que no hay ahí ningún maniqueísmo, si me puedo expresar así, en el que yo opondría el imaginarioal  simbólico, a la manera del prejuicio –lo que es muy corriente respecto de mi enseñanza- de personas que nunca vinieron, e incluso de los que vinieron, porque uno ha tenido tiempo de machacar las cosas, explicarlas, darles pisotones de elefante; eso no cambia absolutamente nada ¿no? Siempre hace falta que exista el bien y el mal...
Bien, entonces digamos que para mí el bien, sería lo simbólico, y cuando por el contrario nos valemos de algo que, por otro lado, se revela comoimaginario, como vengo de hacerlo, por ejemplo, a propósito del universo, cuando recurrimos a eso ... eso... eso... caca (sic):  no hay que hacerlo. En otros términos, so pretexto de que insistí en esto que no es una explicación procedente  hablar como se hace corrientemente en un cierto psicoanálisis, de la función del yo... - Sabe Dios el lugar que éste ocupa en cierto desarrollo del psicoanálisis -en algunos lugares en donde, por otra parte,  porque  se esfuerzan en pensar un poco en lo que hacen, se expresan así: se habla del yo, del yo fuerte o del yo débil y… . Se trata de una función a la que, en suma, se le da cuerpo.
No es para nada lo mismo decir que el yo no existe, que denunciar la  referencia como imaginaria.
El yo, todos creemos férreamente en él (risas),en fin, como lo decía una personita, así, en otro tiempo... no sé por qué he repensado en ella esta noche... se llamaba Natasha: ella trataba un día de explicarme que, de cualquier manera que fuese designado, en el lenguaje común, no era sin embargo menos cierto que, como ella se expresó, yo soy yo.
Pero ella tenía razón.
Expresaba con eso un sentimiento muy arraigado, a pesar de que se pueda, sin ninguna especie de duda, considerarlo como totalmente ilusorio...
Es totalmente ilusorio, pero es una ilusión que aguanta y que es, hablando con propiedad, irrompible.
Porque a fin de cuentas, el imaginario... el imaginario forma parte del real. Quiero decir que sin la referencia al imaginario, hay un montón de cosas que no funcionarían.
Por ejemplo, sería demostrable que haciendo aparecer en el campo que suponemos ser el campo visual de ciertos animales de corral, un recorte que tenga el aspecto de ser las alas desplegadas de un ave de rapiña, en fin, eso alcanzaría para provocar el terror de los citados animales de corral: es muy cierto que es presumible –no es para determinarlo sin hacer la experiencia, pero es presumible- que faltaría alguna cosa a las funciones de conservación de los citados bichos.
Es interesante ver que el imaginario funciona, y que funciona en el real. Lo que no quiere decir que uno no pueda referirse a él. La pregunta es más bien: ¿cómo es pensable que salgamos de ahí?
Es decir que a lo real no ha de concebírselo enteramente como imaginario.
Como se los dije, el sentido común, en fin, permanece muy cerca de ese imaginario fundamental que ciertamente los sostiene a ustedes en la posición de dos patas que es la que ustedes ocupan, como lo dice el mito de Edipo ¿no?, el mito de la Esfinge, la situación erecta que les sirve durante la mayor parte de vuestra vida, en fin... no solamente imaginamos, a propósito de esta posición, que es una posición absolutamente fundamental, sino que es sobre esa base que podemos hacer descansar esto: en el animal humano la identificación al otro en tanto que está de pie, otorga –ahí está el deslizamiento- otorga  la metáfora fundamental: la de lo estable, lo que se tiene de pie, stat, y encima de eso se encarama toda esta historia del yo.
*
Es interesante darse cuenta que, gracias a la etología animal,... hay imágenes que son absolutamente determinantes para la subsistencia. Subsistencia, no es nada parecido a estabilidad, ¿no? –vean, es un poco diferente...
...sistere es más bien estar sentado, y stare es estar de pie y al fin de cuentas la mayoría de los animales están más bien sentados que de pie. Eso llega hasta a extenderse, ustedes tienen aquí el ejemplo, a la animalidad humana: ella está más frecuentemente sobre su trasero que sobre sus dos patas...es la posición, en todo un campo de la etología, la posición más fundamental. Estar sentado, es la posición en la que, por ejemplo, como espero sea el caso para todos ustedes, se digiere.
Ustedes digieren su desayuno y están sentados, es por eso que pueden dejarse llevar poco a poco por el arrullo de mis palabras. Entonces jamás dije que lo imaginario, era despreciable, y que nunca había que referirse a él. Más bien planteé la pregunta de saber lo que no funciona en la digestión, en fin, en las funciones de evacuación, y algunas otras funciones de la misma especie que forman parte del mismo plato. 
Está claro que hay cosas que no andan, y que, esas cosas que no andan, los psicoanalistas, tomados por una especie de locura que toma su origen en su propia experiencia, quiero decir en el tiempo en que hicieron ellos mismos un análisis, pudieron darse cuenta que en esas cosas que no andan, en los trastornos de la subsistencia, hay algo que se puede mover.
Igualmente es sorprendente que lo que puede así hacerse mover de sitio, se lo hace mover, cuando se es analista, en un modo de experiencia que tiene como único soporte a la palabra.
A Dios gracias, no es... ¡no es la palabra del analista! Sucede de tiempo en tiempo, que él procure lo que se llama una interpretación; eso debe incluso suceder, si no existe  ya en la experiencia... un modo de institución tal que él necesite apenas hablar. Porque hay en todo caso una cosa cierta, y es que el otro –al que llamo... que todo el mundo llama, en Francia, desde que empleé ese término, el analizante - el otro no es el analista.
Se imagina que el analista analiza: es aquel que está en posición de demanda en el análisis quien es el elemento activo, que merece ser llamado el analizante.
Y bien, ése... está claro que en los casos afortunados, digamos, él extrae del análisis un beneficio, a saber que los trastornos en su posición, en fin, digestiva o defecatoria –porque lo que el análisis ha mostrado es que los famosos trastornos se reducen a algo así- y bien, hay algo que se regulariza, que se pone en orden, en fin... él sale de ahí más o menos enderezado.
¿Cómo se puede hacer eso? Ahí está la cuestión: cómo un análisis, es decir una técnica que no procede más que con palabras, con el mínimum de intervención enseñante... Porque, seguro, la palabra, ya sabemos hace rato para qué sirve: para la predicación, para empaquetar. Un analista no abruma a su analizante con principios morales, lo deja hablar; y que exista ahí, alrededor solamente de eso, algo que se efectúa... amerita que, por lo menos, reflexionemos acerca de eso.
Eso amerita que reflexionemos, acerca de eso tanto más cuanto que tenemos la noción de que en otros campos hay ya una experiencia análoga: a saber que hay personas que rumian –se llama a eso pensar (penser), sin duda a causa de la relación con la panza (panse)- hay personas que rumian y  llegaron a decir cosas que no quedan a nivel de la captura del simple sentido común, que en otros términos – simplemente, en fin, es una referencia masiva a la ciencia- ocurrió que se llegase a  una idea... pero en fin, es eso desde siempre... que se llega a una idea totalmente diferente de lo que se puede llamar el real.
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Una idea que está completamente escindida de esa captura imaginaria que encontramos como la dimensión común a esa cosa que dudo siempre en llamar el hombre –hay muy buenas razones para eso, el hombre, no es evidente porque... a partir del momento que partimos de esta idea… que no son más que yoes, es decir capturas imaginarias... justamente estoy dando importancia al imaginario, podemos conjeturar que hay que mirar dos veces antes de hacer jugar eso de lo cual se trata en el imaginario, antes de hacer jugar ahí, justamente a ese nivel, ¿no? la noción de... la noción de la forma.
Es cierto que, esa noción de forma, es capital, es muy práctica, ¿no? hay personas que se divierten, así, haciendo experimentaciones acerca de lo que ustedes saben, la buena forma. Se dieron cuenta que había una relación entre ciertas formas que pueden llamarse buenas, la de la burbuja por ejemplo, y el hecho de que a otro nivel, justamente al nivel en el que se habla, la esfera,  parezca algo... fundamental.
Se llamó a esto la teoría de la Gestalt. Se imaginó que eso daba cuenta de un cierto número de fenómenos atinentes  a la subsistencia de los cuerpos, justamente…
En otros términos, se trasmitió de hecho algo muy diferente de la experiencia, en fin, que había aparecido en cierto nivel del pensamiento llamado filosófico, que había aparecido en el tiempo y el pensamiento de Platón, ¿no?
En verdad lo propio de los grandes pensadores es que no se dejan arrastrar así no más por todas las evidencias.
El hombre en sí, si puedo decir... no es alrededor de eso que ronda, en Platón, la teoría de la forma. Hay que mirar más de cerca, para decirlo todo, él no era tan humanista. Hay que estar verdaderamente loco para ser humanista.
Es decir, no apercibirse que justamente hay esa grieta, en fin... que la grieta existe ya a nivel de la teoría, pero ahí no es evidente.
La dificultad entonces comienza en eso, en que es difícil reducir todo lo que anda o no  en la subsistencia  del hombre... reducirlo a relaciones imaginarias, y que la función de  la contemplación está en el origen de innumerables errores.
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¿Cómo sabemos que son errores?
Justamente porque los corregimos desde otro lugar. Desde otro lugar, me parece que lo que acabo de decirles se los indica suficientemente, y desde una función -acabo de enunciarla con el título de la palabra- cuyo mínimo examen manifiesta que ella sería impensable, si no hubiese ya, y distinto de lo que se agita en ella , algo –un punto- que ustedes, supongo, no vieron jamás focalizado, aparte de los que tuvieron los oídos  sensibilizados por algo que se llama la lingüística.
La lingüística muestra que aun el lenguaje mismo es algo... que está ahí mucho antes de toda construcción individual: cada uno de nosotros nacemos en una era en la que domina la lengua. La lengua materna está... no somos nosotros quienes la hicimos. Ella está ahí.
Es, evidentemente, algo que se ha producido... la lengua... de ninguna manera podemos decir que ella es eterna. Pero tenemos aún así una relación bien particular, y es que... no hay que ser muy sabio para que, cuando se habita una lengua –para emplear el término que hay que emplear- cuando se habita una lengua... es legítimo que alguien cuya función es pensar en ella, reflexionar, elucubrar el objeto lingüístico, es legítimo que él se dirija a ustedes como a una competencia.
Eso, desde siempre... tomemos las personas que fueron los pioneros, los que inauguraron la lingüística, en fin, llamémolos los gramáticos, y también la gente que habla del buen uso, en fin, todos... de cualquiera que se trate... se trate de Vaugelas, de Ménage o de Boileau... (3) en fin, cuando hay que determinar cómo hay que entender cierto modo de expresarse, o inversamente, cuando quieren expresar algo como hay que decirlo, y bien, van a preguntarlo, como se expresaba uno de ellos, al carretero...  
Cuando se está en la lengua, hay algo sorprendente, en fin,  y es que  cualquiera tiene la competencia - es así como los lingüistas la disciernen, la llaman.
Eso es una cosa que hay que tener en cuenta para el estatuto del asunto, porque es con eso, la lengua, que se produce todo ese zafarrancho gracias al cual la dominación de la imagen no es completamente prevalente, gracias al cual se puede encarar otro modo de acceso, de acceso al real - eso mismo es lo que buscamos, ¿no? Cuando estudiamos  el funcionamiento, el comportamiento, como  se dice, del animal, partimos de la idea de que está cautivo  de las imágenes, que incluso es así  que debe ocurrir para que cierren bien… pongamos en situaciones postuladas a partir de esa idea del imaginario.
Todo está ahí, justamente: que podamos calcularlo, significa que tenemos otro fundamento para… no para apreciar nuestro comportamiento… pues hubo gente que, bajo el nombre de behavoristas, querían también extender eso a los seres humanos: porque es bastante llamativo que para extenderlo, se necesita toda esta cogitación fundamental, la que  justamente comenzó calificando al  imaginario de imaginario y a la imagen como funcionando.
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…Bueno, simplemente subrayo esto, que era igualmente difícil pensar –vean, quedo acá esta mañana- pensar algo como lo que se llama el inconsciente, el inconsciente que está hecho de pensamientos, ya que, en fin, lo que Freud dice es exactamente eso, ¿no?, a saber, que aun cuando no sabemos quien piensa, en alguna parte eso piensa, ¿eh?, aun cuando estamos dormidos y soñamos, somos capaces de plantearnos hasta la pregunta de saber: ¿estamos soñando?, uno se puede preguntar eso en sueños,… sí...
...pero en las capas mismas del sueño, a saber en toda esa elaboración... en fin, cuando tenemos ese deshecho increíble, como siempre fue considerado el sueño, hay  allí una articulación; no es solamente lo que llamaría lo vago, el espejismo, la alucinación para emplear la el término: el nervio del descubrimiento de  Freud, quiere justamente decir eso: y es porque cada tanto él se presta a deslizamientos en el asunto que homogeiniza el sueño con la alucinación...
Lo que él quiere decir no es que el sueño es como una alucinación, sino que la alucinación es justamente como un sueño, y a lo que se refiere con eso es a que el sueño es algo plenamente articulado, que el sueño está hecho como una frase –la frase de una demanda, de un Wunsch, pero de un Wunsch que se descompone, que está articulado, que se traduce, que se trata como una  lengua, que se trata en la lengua, y que, por razones que son razones de experiencia, formulé diciendo que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Estuve prudente.
Es absolutamente inconcebible que esto no sea puesto en primer plano, porque se despliega, en fin.
Pienso... supongo, a pesar de todo, que puede ser que en una de esas, dos o tres personas aquí hayan abierto Freud de vez en cuando –en fin, naturalmente nadie lo lee, seguro... no se lo lee, es verdad, si se lo leyera...
La Interpretación de los sueños es el chamuyo alrededor de ese relato... es lo que se llama la asociación libre, es decir: despáchese (déconnez)(4) sin tapujos sobre su sueño, ¿no? y entonces...
...Saben lo que quiere decir «déconner» ? –quizá no es corriente en Italia...
en fin, diga todas las bobadas que quiera y de eso va a resultar algo. Nos quedamos ahí, no nos salimos de eso, estamos de cabo a rabo en el lenguaje, a propósito de cualquier cosa del orden del inconsciente, a propósito de un lapsus, de cualquier especie, en fin, de cualquier fallido en la vida cotidiana: es en la dimensión del lenguaje que  eso se expresa.
Ustedes sacan su propia llave del bolsillo en el momento en que llegan a lo de su analista: es un lapsus bien conocido. Digamos, eso se traduce... se traduce por: “estoy en casa”. Entonces, decir que Freud , en fin, no enunció otra cosa que esto... que eso habla, habla primero antes que cualquier otra cosa incluso… antes de que uno  se tenga de pie, ¿no?, ya que justamente cuando se sueña no se está ni de pie, ni acostado, ni sentado... se sueña y se habla: eso habla...
*
Les pido perdón, en fin, porque ustedes... con todo, dado que supongo que tengo aquí como auditores...
Señalo solamente lo que es evidentemente el comienzo, en fin, la irrupción, la nota, la nota que cambia todo, en esa relación al lenguaje, porque a partir del momento, así, en que uno se da cuenta que eso va solo, que no hay ninguna necesidad de ser ahí actor para que eso funcione, eso cambia muchas cosas... eso cambia enormemente las cosas – eso cambia todo.

No me quiero entregar a una incursión porque habría demasiada gente que se chuparía los dedos.
Es cierto que... no es algo loco decir que eso tiene relaciones con el descubrimiento marxista.
La menor sospecha... que Marx... por razones así, razones de apego sexual, en fin, quiero decir que todos saben que Marx estaba loco por su mujer... hubiese encontrado todo lo que Freud lanzó más tarde.
Pero en fin, existió justamente ese desprendimiento, ese desprendimiento que el lenguaje es eso que funciona de antemano, y Dios sabe de dónde viene eso, es el caso de decirlo. Es algo que no es sin analogía con el hecho de que Marx parta del famoso valor, ese valor de cambio, gracias al cual hizo aparecer un montón de cosas, en fin, entre ellas la plusvalía.
Es de ese lado que hay que ver ahí, también, un clivaje, porque todo gira alrededor del valor de cambio, y el valor de uso no está ahí sino para que se pueda hablar del valor de cambio...
…  en fin, porque el valor de uso… ah… es buena cosa …valor de uso, como se lo llama, ¿para que sirve?
Toda la cuestión está ahí, justamente, en lo que se designa como valor de uso...
…esa sería la cuestión capital, a saber algo de lo que no se usa como un medio, sino de lo cual se goza.

Y bueno, entonces, si hago así esta breve lateralización, es sin embargo para decirles que el descubrimiento de Freud es que la palabra... la palabra no es algo que sirva para algo – para comunicar, por ejemplo, como se podría imaginarlo por la institución analítica.
Lo que ustedes comuniquen a un analizante, eso tiene mucho interés para él, eso es bien cierto...
...pero en fin no tiene interés que uno mismo sucumba en una captura...
Es necesario tener un poco de distancia para que  sea interesante: lo que Freud descubrió es que en el menor acto de palabra está implicado un goce.
Obviamente, esto se ve mejor en un sueño, porque la palabra, allí funciona –como se los remarqué recién- sola... Se ve mejor en cualquier cosa donde la palabra funciona sola.
Pero en la palabra más corriente –quiero decir la que tiene el aire de estar ahí para comunicar algo, como se dice, algo- el goce está presente.
Es por eso mismo que casi no hay discurso que no se pueda someter (...) con la debida distancia que lo interpreta en función ¿de qué? del goce.
Es eso, de lo que se trata en el análisis.
Es ahí, que apunta la intervención del analista.
Mientras que lo que se goza, allí al alcance de su oído, mientras que lo que se goza no pase, así, por un  breve momento, a cobrar un alcance tal que pueda percibirlo aquel que está allí sudando, trabajando, trabajando al sujeto que es él mismo -mientras esta acción de  la palabra no tenga esa pequeña abertura que permita hacernos percibir,  hacerle percibir al otro, al analizante, lo que se goza en la palabra- es mejor quedarse quieto.
Y es por eso que la mayor parte de los analistas tienen en suma esta buena regla de conducta: que la mayor parte del tiempo cierran la boca.
Tendría que ser por una buena razón ¿no? pero en general se dan malas porque... porque el analista, en fin,  el analista vale lo que vale,  es decir, ni más ni menos que cualquiera ¿no?, o casi,  ya que él se ha sometido a esta experiencia y quizás algo le ha quedado.
He aquí el punto capital.
*
Entonces, cada uno sabe – seguro que nadie entre ustedes lo sabe, salvo tres o cuatro personas aquí que leyeron Freud- cada uno sabe que – cada uno sabe si abrió Freud- que lo que está planteado por Freud y que es totalmente nuevo... es lo que llamaría el efecto del lenguaje en tanto que es eso el inconsciente, eso habla en otro lado que ahí donde se borronea (5).
Cada uno sabe que el otro franqueamiento que Freud aportó, es lo que se llama – bueno, tengo que dar palabras claves sobre eso, porque no se puede explicar todo- es lo que se llama las pulsiones parciales.
¿Qué quiere decir el término “pulsiones parciales”? No es un instinto, para nada, como se lo ha traducido. Tampoco es algo que se llama, con más o menos fundamento, algo que sea del orden de la tendencia. Es una deriva: Trieb.
Eso quiere decir al menos esto: que para un cierto número de goces – el de comer, de cagar, de beber (6), o de charlar, justamente- eso – dije cuatro, vaya! cuéntenlos, no hay necesidad de repetir –eso está desviado, está tomado como sustituto, para decir el término, de otro goce, que es justamente el goce sexual.
Si hay un descubrimiento, un paso clave en lo que aportó Freud, es eso.
Hay para agregar esto –ya que vengo de darles cuatro, de esas pulsiones parciales- hay que agregar esto, que hay otra, que ocurre en las fronteras de eso por lo cual el goce es algo que concierne al cuerpo y sus confines. Eso se llama: el dolor.
Gozar de un cuerpo como tal, es algo que, parece ser, la propiedad del ser hablante... él goza (jouit)... digamos: él juega (joue) –porque no veo por qué no usaría equívocos que son lo valioso de mi lengua. En la italiana, que es la vuestra encontrarán seguramente el equivalente, pero en otros puntos.
Esta manera de... quien juega (joue) entre lo jugado (joué) y lo gozado (joui), entre los cuerpos, es algo que también viene a sustituirse, a proveer el paralelo, el equivalente, de la práctica de lo que se llama en el mismo ser... en el ser parlante, el goce sexual.
Entonces, es así, en fin, que es introducida la cuestión de la referencia.
La referencia es calificada de referencia a la relación sexual.
Es matador, ¿no? contarles eso así, en tan poco tiempo, pero voy a tratar de atravesar, cortar, podar, para... mostrarles hacia donde pongo la proa.
La referencia, es todo un mundo, comprenderán: porque la referencia, no es la significación.
…Referencia, es el término que se emplea a propósito de algo a lo que no he hecho siquiera la menor referencia, es el caso de decirlo, a lo que llamamos, lo que distinguimos en lingüística bajo el término de significante.
El significante, eso tiene efectos, eso se llama el significado.
Para eso, aparentemente, sirve: para significar.
Pero no es eso, justamente, el significado es del orden de lo que llamamos, en la palabra, la dimensión del gozar.
Y, para que eso sirva para algo, es necesario que haya en alguna parte algo a lo que se refiera.
Es por lo que el lenguaje, como se dice, no solamente connota, sino denota, para designar algo... algo real, piedra con la que me tropiezo.
*
¿A nivel del goce, del goce sexual, la referencia es eso para lo que eso sirve, el dicho goce, es decir, justamente a la relación sexual?
¿Qué es lo que designo por relación sexual?
¿Qué es lo que Freud designa por relación sexual?
Porque, después de todo, si uno se toma un poco el trabajo de leerlo... hay que evidentemente tomarse  un poco ese trabajo para darse cuenta de que ya dice todo lo que digo, no habría que trabajar mucho para eso... porque él partía de la misma experiencia.
Entonces, ¿qué quiere decir el término “relación sexual”, ahí donde lo postulo?
Bueno, ante todo el uso común, corriente: cuando fornican, ustedes llaman a eso, en general, una relación sexual.
Sólo que eso sería justamente zanjar la cuestión; no está claro que lo que llamamos corrientemente relación sexual quiera decir que sea para nada sexual.
Si la palabra es goce –es goce que tiene una cierta relación con el goce sexual- hay una cosa que por lo contrario nos muestra muy bien la experiencia analítica: es que es raro que el goce sexual establezca una relación.
No habría tanta gente que vendría a vernos para hablarnos precisamente de esa relación que justamente no existe.
Al nivel... al nivel de las altas aspiraciones del corazón, al nivel de lo que se conversa, al nivel de lo que surge como exigencia de un acuerdo al cual no contravendría la palabra, si hay una cosa que no está clara, que la experiencia analítica revela, es que, sea lo que fuere en los animales que son, por lo que dicen, por lo que dicen... son historias, en fin, de las que no se puede ni siquiera saber de qué lóbulo del cerebro del biologista esta idea de tropismo ha podido surgir... una nostalgia...- que con la señora eso no sucede para nada así, que no es el tropismo quien la dirige, ni a ella ni a él.

Entonces, para el animal eso debe de marchar bien. 
En efecto, parece andar… los salmones remontan muy muy lejos en los ríos, y todo eso para hacer el amor, ¿no? Es cautivante, eh?
¡Qué bueno sería si pasase lo mismo entre los hombres!
El tropismo no es evidente. Diría más, lo que adelanto es que el ser hablante se […] fuerte de la experiencia analítica.
El ser hablante se distingue…se distingue por esto: hay algo que es lo que más se escabulle, esa relación que habría en alguna parte, existiendo, fundamental, y que sería designable, y que definiría la relación sexual.
¿Qué es lo que el análisis nos muestra, en fin, qué es lo que hace su texto, qué es lo que produce las discusiones, los problemas, en fin?... eso sobre lo cual se explayan los analistas cuando tienen algo para decir...lo cual es raro.
Es que, justamente, si hay relación, es de este orden de ambigüo que puede producir –no diré mucho más sobre esto por hoy- que puede producir, digamos, todos los errores.
A saber, que aún ahí donde él es macho –digamos las palabras, en fin, porque son las palabras que convienen- ese que, más o menos precisamente puede designarse, cromosómicamente en fin, como un macho, es justamente en su función de macho que más se identifica al sujeto.
Digo sujeto, aquí, porque es en tanto que el sujeto se determina por el hecho del lenguaje, que él se identifica al sujeto que...  en la vertiente opuesta e inversamente,  es... ¿de dónde partió toda la experiencia analítica sino... sino de esa histérica de la cual tengo dicho, de la manera más freudiana del mundo, que ella se hace el hombre?
Esta suerte de ambigüedad –que está en la base misma de esas posiciones que se definen así, masivamente, groseramente como, constituyendo en la humanidad, los dos partenaires- esa ambigüedad que es, justamente, eso sobre lo cual juega toda la experiencia analítica, no permite escribir en ella la relación de una manera que satisfaga lo implicado por el  término proporción, el término relación, por poco que esté elaborado. 
Elaborado hasta un cierto nivel de lógica, que especifique, como distintos, como dos, los términos entre los cuales se sitúa la relación.
*
Es cierto que aquí, ustedes lo sienten creo,  avanzo al nivel... en la línea... en la línea recta de lo que puede elaborarse acerca de un uso científico del lenguaje. El uso científico del lenguaje descansa sobre esto: que sus efectos continúan hasta el extremo donde, hablando con propiedad, se trata de algo que, sin el lenguaje, no estaría en ninguna parte del mundo, a saber: el escrito.
Lo que no se escribe matemáticamente, puede siempre, en cuanto al estatuto propio de aquello que se expresa en el lenguaje, ser puesto en suspenso.
Que nada a nivel de un ser que es sujeto –es decir consecuencia de su habitación en el lenguaje- que nada pueda asegurarse mediante lo escrito, mediante un escrito tal que defina y distinga la relación, ahí está lo que yo propongo no como hipótesis, sino consecuencia, continuación, línea en la que somos conducidos por la experiencia misma.
No hay relación inscribible que pueda formularse, instituirse debido al hecho de todo lo que puede decirse al nivel de este ser, del cual ven que no es por nada que dudando de llamarlo el hombre, no lo sitúo sino en esa relación –ella sí segura y cierta, relación de goce que tiene respecto del lenguaje.
Todo su goce está literalmente comandado por él.
Este ser, este ser parlante, es en tanto que hay esta cosa que solo el lenguaje permite, y que se llama la demanda, con toda la ambigüedad que de ella resulta en cuanto a lo que creí también poder distinguir como deseo.
Que todo en él esté desviado, torcido, por esta habitación en el lenguaje, y que se pueda llegar a decir que de todo lo que se dice, nada, parece, al menos hasta hoy, pueda situar por un escrito... ese algo por donde ese acto de palabra, que es también acto de goce, alcanzaría a un realdonde se apretaría radicalmente lo que hay ahí de la relación entre un polo y el otro de lo que seguramente, en él como en todo animal, se sitúa biológicamente.
*
Está ahí... está ahí, parece, en el estado actual de nuestro discurso, del discurso analítico, lo que destaca y también explica que, todo lo que es goce en el ser hablante esté desviado.
Desviado en el sentido que todas esas variedades de goces, que se centran tan bien en el goce sexual, justamente es en  tanto que el goce sexual está de alguna manera desprendido de la relación, y es lo que muestra toda la experiencia analítica... En ninguna parte con anterioridad, salvo en lugares que se distinguían por el  misterio,  salvo al nivel de la religión, se montó, en un enunciado de discurso, la referencia al faloen ninguna parte antes del discurso analítico  pudo producirse lo que distingue el goce sexual de la relación que él comanda.
*
Ahí está... ahí está donde se sitúa el nervio por donde puede concebirse algo. ¿De qué?
¿Es que hay ahí, en fin, si puedo decir, una nueva ontología? una de esas pequeñas historias, en fin, como la que nos regala un poco la tradición religiosa, a saber... una vez más se encuentra el hombre, ahí, en el punto... en el punto clave, en el punto de iluminación...?
Cuando se hagan cursos de filosofía... se resumirá mi enseñanza, se dirá: “Lo que Lacan enuncia es esto, ¿no?, él dice esto, que... que en la escala... la escala animal –esa famosa escala evolutiva, saben, que va siempre perfeccionándose, la que nos promete el superman a continuación...: una linda boludez, eso, sí, bueno... –ahí, pasó algo, que, crac, vaya!: Nada de relación sexual!”

Lo que quiere decir lo mismo –porque naturalmente los filósofos no son idiotas- lo que quiere decir lo mismo que el origen del lenguaje.
¡Un ser hablante no tiene relación sexual!
Les digo cómo se enunciará el truco teórico, en fin, que yo habría, digamos, propuesto.
Es muy divertido,  porque se reencontrará la totalidad del mundo, ahí.
Se penetra en lo real ¿por cuál vía, por cuál vía, por cuál hiancia? y luego, es cierto que... de tiempo en tiempo debí decir dos o tres trucos que permitan cometer errores de interpretación, ¿no?... que harían creer, que... que yo creo en eso, en fin, que yo creo por entero...
[...] [Interrupción por el cambio de la cinta]
Si hay en alguna parte algo que permite, en la constitución misma del lenguaje, a través de las matemáticas y de la física matematizada, tener un acceso a lo real –si puedo decir entre comillas, ¿no?, no se imaginen que ese sea mi vocabulario: “al verdadero real”- es a causa de ese bendito lenguaje. El bendito lenguaje, eso aguanta ¿no?
Porque hay seres que, cuando fornican, no saben lo que hacen. Lo ven, es la primera vez que el término saber aparece. Se lo explicará así, en los libros de filosofía, y naturalmente será tan extravagante, en fin, no sé, como los trucos de Tales o Anaxímenes.
Sólo que a pesar de todo hay algo que es otro, que existe, que es el discurso analítico.
El discurso analítico, no es una teoría.
Es por eso que lo que acabo de proponerles aquí no es una concepción del mundo.
Lo que acabo de proponerles, es lo que resulta de una cierta práctica.
Cuando digo que no hay relación sexual, eso se refiere a esto: ustedes sabrán, en fin, que en el análisis no hay trabajos prácticos, al menos respecto de las relaciones sexuales...
Es sorprendente que desde el tiempo que los analistas hablan de la sexualidad, no haya salido, en fin, ninguna pequeña perversión sexual nueva, por ejemplo... Eso hubiese sido agradable ¿no?, inventar una, que sería de la cosecha de los analistas... o de  los analizantes.
No hay tampoco el menor progreso en cuanto al saber hacer. Hubo en los tiempos cosas que salieron, (...) en los libros de los cuales nadie comprende nada, en el género del Kama Sutra, u otros libros, o la tradición de los Tantras tibetanos...
Parece seguro que ahí se trata de cosas en las que se trataba de una vía, de un saber, de una manera de prenderse a eso.
Es curioso ¿no?, que todo lo que era saber en el pasado, contrariamente al nuestro, fue siempre del orden del secreto...
*
Vean como era el saber hasta... el único saber, por otro lado, que debe ser probablemente, verdaderamente, un saber.
Porque nuestras elucubraciones matemáticas sobre el asunto de... en fin, de lo que quieran... del espacio-tiempo de recién, de la teoría de los contactos, y de algunos otros, positrones, mesones, neutrones...
... Es un poco extraño, cuando se mira más de cerca, hasta qué punto... hasta qué punto es indominable, hasta qué punto, justamente, la operación lenguajera, ahí, estalla. Ella no se presta para nada a las subsistencias del ser.
Se trata de algo que se instituye por una experiencia... una experiencia que... que va quizá a desaparecer, o apagarse, pero no lo creo.
Hay una vía, ahí, hay una vía, una vía donde, hablando con propiedad, algunas verdades van a aparecer, verdades que son evidentemente, como toda verdad, de naturaleza más bien decepcionante.
No es poco que ese lazo, ese lazo de lo inconsciente, es decir del reino del lenguaje, llegue, en sus consecuencias, en sus consecuencias científicas, más lejos de lo que se puede esperar.
Eso no nos promete más, en fin... que lo desde siempre ha servido de espejismo a las elucubraciones habladas –es decir la sabiduría.
Pero es importante... es importante... porque, justamente, hay una correlación del estilo... del estilo de lo que resulta... de nuestra zambullida, de nuestra inmersión, en lo que se llama una civilización –hay una correlación entre la era, llamémosla capitalista, y la extensión de ese discurso analítico.
Y el progreso que resulta de eso es ciertamente de otro orden que el del conocimiento: es de lo que llamaría el rigor lógico.
Se verá, ¿no?, a los analistas multiplicarse. Después de todo, no está nada mal, en fin, esta ruptura que va a producirse en relación a lo que se puede llamar la vieja tradición de los detentores del secreto, de los detentores de saber, de quienes están al lado de los príncipes con una teriaca (7), con algo que aparta las palabras, en fin, las únicas personas que vale la pena que se las cure, es decir: los príncipes.
Algo más, un cierto número de advertencias sobre lo que hay en el goce – porque no es la relación sexual, el goce sexual... es otra cosa... Hay una cosa, con todo, de la que no se está aún advertido, es... es sobre el goce de la mujer, con todo lo que él mismo comporta de estruendo, muy precisamente en su relación con el conjunto del discurso social.
Es acerca de esto que quiero terminar hoy, simplemente porque hay que terminar... No tengo idea qué hora es. Les pido perdón si los retuve demasiado tiempo.
***
Notas:
(1) «à demi-mot», literalmente a media-palabra. (N. de T.)
(2)«bon sens». Eduardo Bello Reguera (en nota a la traducción del «Discurso del Método» de R. Descartes, Tecnos, 1988) lo traduce por razón «entendida como la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso o facultad de juzgar».
(3)Vaugelas, Ménage, Boileau:
Claude Favre, barón de Pérouges y señor de Vaugelas; Meximieux, Ain, 1585-París, 1650) Gramático francés. Miembro de la Academia Francesa (1634), intervino activamente en la confección del Diccionario. En 1647 publicó sus Observaciones sobre la lengua francesa, obra capital en el proceso de codificación y normalización de la lengua francesa.
Gilles Ménage (1613- 1692), creador del Diccionario etimológico de la lengua francesa.
Nicolás Boileau-Despréaux (París1 de noviembre de 1636 - París13 de marzo de 1711), comúnmente llamado Boileau, fue un poeta y críticofrancés.
Nicolás Boileau era el penúltimo de los dieciséis hijos de Gilles Boileau, escribano de la Cámara Parlamentaria de París. Estudió Derecho en el Colegio d'Harcourt primero y luego en el de Beauvais. Se inscribe como abogado en 1656, pero pronto lo deja.
Empieza estudios de teología en la Sorbona y obtiene incluso un priorato (dotado con 800 libras) al que renunciará a la muerte de su padre en1657. Estos hechos le permiten vivir de las rentas y dedicarse a la literatura.
Sus primeros escritos relevantes son las Sátiras (16601667), inspiradas de las de Horacio y Juvenal, en las que critica el gusto literario de algunos de sus contemporáneos, como Jean Chapelain, autor de La Doncella y Francia liberada, Philippe Quinault y Georges de Scudéry. En cambio, admira a MolièreLa Fontaine y Racine. Sus Epístolas, que aparecen entre 1669 y 1695, muestran un estilo más maduro y sereno. Traduce en 1674 elTratado de lo sublime falsamente atribuido a Longino y escribe el principio de su Arte poético y de El Atril.
Fue el protegido de Madame de Montespan, quien lo presentó al rey Luis XIV en 1674. En 1677 es nombrado, a la vez que Racine, historiógrafo de Luis XIV. Muy apoyado por éste, ingresa en la Academia francesa en 1684.
Boileau es el principal teórico de la poesía francesa del Siglo XVII. Representa la estética clásica y fue apodado legislador del Parnaso. Fue uno de los principales cabecillas del clan de los Antiguos en la famosa disputa entre los Antiguos y los Modernos, polémica literaria y artística que sacudió la Academia Francesa a finales del S.XVII y que oponía dos corrientes antagonistas en cuanto a modo de ver la cultura.
(Fuente: wikipedia y otras)
(4) «Déconnez », del verbo « déconner », del argot. De « conne »: boludez, idiotez, estupidez y « déconner »: desconchar, desconcharse, desconche. (N. de T.)
(5) « bavoche », de «bavocher»: emborronar, pintarrajear. (N. de T.)
(6) Probablemente un error de impresión. Se trataría verosímilmente de «ver».
(7) La triaca o teriaca (del árabe tiryāq, del latín theriaca y del griego θηριον) era un preparado polifármaco compuesto por varios ingredientes distintos (en ocasiones más de 70) de origen vegetal, mineral o animal, incluyendo opio y en ocasiones carne de víbora. Se usó desde el siglo III a. C., originalmente como antídoto contra venenos, incluyendo los derivados de mordeduras de animales, y posteriormente se utilizó también como medicamento contra numerosas enfermedades, siendo considerado una panacea universal. Se popularizó en la Edad Media, y durante muchos siglos se empleó con variaciones en su formulación, registrándose en las principales farmacopeas de la época hasta que perdió auge en los siglos XVIII y XIX (Nota S.R. - Fuente: Wikipedia).
*****

(*) Pronunciada  en el Museo de la ciencia y la técnica de Milán, el 3 de febrero de 1973. Aparecida en la obra bilingüe 'Lacan in Italia 1953-1978. En Italie Lacan', Milán, La Salamandra, 1978, pp. 58-77.
Traducción  de Marcos Esnal con la colaboración de Claudia Vinuesa, Raquel Capurro y Ángel Fernández. Fuente: « Pas-tout Lacan », disponible en www.ecole-lacanienne.net
Corrección del texto: Cecilia Falco.
Selección, notas y destacados: S.R.www.con-versiones.com

Comentarios

  1. "Es raro que el goce sexual establezca una relación","todo lo que es goce en el ser hablante está desviado".Ese saber sexual que en cierto nivel se articula como verdad,se define por ser lo que menos se sabe.El psicoanálisis no es en absoluto un saber sobre lo sexual,por lo que siempre se lo aborda por la prohibición que puede pesar sobre su saber y por eso los primeros enunciados freudianos del inconsciente acentúa la función de la censura como tal.Siempre hay algo que no anda en lo sexual,por ello el psicoanálisis se ocupa de desmontar sus montajes pulsionales.
    Lacan:Seminario 16 "De un Otro al otro"cap.Del Goce planteado como un Absoluto

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