jueves, 14 de agosto de 2014

HANS BALDUNG GRIEN "LAS EDADES Y LA MUERTE"

Fecha: 1547
Museo: Museo del Prado
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Las Edades y la Muerte

Comentario
El tema de esta inquietante tabla tiene mucho que ver con la Vanitas, elemento de reflexión cristiana que tuvo gran trascendencia en la Europa central, en la pintura flamenca, y en España. La Vanitas se refiere a lo efímero de los placeres mundanos y la presencia constante de la muerte, que convierte en vanos los placeres del amante desde el conocimiento del filósofo. Así, esta pareja, la Armonía y las Tres Edades, hacen evidente la belleza de la juventud y su capacidad para el amor, así como su final inevitable en la fealdad y la muerte, convirtiéndolas por tanto en inútiles. En esta tabla, de formato muy vertical, nos encontramos enfrentados a unas figuras cercanas al tamaño natural, lo que acerca al espectador a la escena contemplada. En esta escena, la muerte, calva, desdentada y con el vientre lleno de gusanos, agarra por el brazo a una vieja para llevársela, al tiempo que la vieja arrastra consigo a una joven malencarada y enjaezada con collares; a los pies de estas mujeres hay un bebé dormido, bajo la lanza rota de la Muerte: ¿es la vida renovada venciendo a la Muerte, o es la Muerte omnipresente velando el sueño del recién nacido? Al otro lado, una lechuza, todo ello dentro de un paisaje en tonos ocres y amarillos, desértico, infernal, con una torre demoníaca al fondo. Sólo existe un fondo de esperanza, flotando en el cielo, que no es otra esperanza que la imagen de Cristo y una Cruz en el Sol. Tanto por sí misma, como en relación con la anterior tabla, dedicada a La Armonía, la imagen que transmiten es desasosegante, cargada de moral cristiana, puesto que según su mensaje, nada de este mundo se disfruta ya que la Muerte y el pecado planean continuamente sobre nuestras acciones terrenales. Las dos tablas fueron un regalo del Conde de Solms a Juan de Ligne. Compradas por Felipe II para su colección privada, permanecen definitivamente en España, en las salas del Palacio Real, hasta que Fernando VII se deshizo de la colección completa entregándola al Museo del Prado en 1814.
www.artehistoria.jcyl.es

3 comentarios:

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  2. Se pueden encontrar referencias de Hans Baldung Grien en Museo del arte, en este blog el 3/2/14

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  3. Un niño, dormido plácidamente bajo la rota lanza de la Muerte, atrae la mirada del visitante entre tanta alegoría medieval, en la que la Muerte lleva del brazo a una vieja que intenta arrastrar consigo a una joven. Cristo y una cruz en el sol figuran en el cielo mientras una torre infernal campea sobre el fondo paisajístico.

    El único elemento no medieval, si se trata de una representación de la sabiduría de Minerva, sería el búho que, aislado del conjunto mira al espectador. En cualquier caso, su presencia resulta inquietante y no habitual, como si fuera en Atenas, donde –animal sagrado– proliferaban hasta el extremo de ser símbolo de idiotez el intentar ir allí a verlos.

    El pintor, que siempre vistió el color verde de la esperanza hasta el extremo de ser conocido entre sus conciudadanos como "Hans el verde", nos muestra una Muerte que intenta ser más terrible en su representación de lo que nos temíamos, lo que está de acuerdo con las creencias de la época. Pero hay algo tras toda aquella aparente frialdad y espanto que nos habla de una muerte que no consigue arrastrar a la infancia, ni tan siquiera a la juventud. Hay algo en Grien que quizá intentó el mismo artista simbolizar en su manera de vestir: la esperanza.

    No es fácil definir con palabras la sensación que embarga al espectador. Queda, como en la caja de Pandora, un sustrato bajo la apariencia, un extraño elemento de raíz interna en el que se llega uno a sentir reflejado, si antes no ha dejado la contemplación de la pintura, espantado de la primera impresión. Es bueno contemplar varias veces esta pintura. El temor, al menos, desaparece.


    Museo del Prado. Una visita enamorada
    Juan Gómez Soubrier
    www.viejospuertos.com

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