LA GLORIA DEL MAMBo EN SUS 50 AÑOS
La Gloria del MAMBo en sus 50 años
Por: Esteban Bautista | @EstebanBautista | Febrero 21, 2013
La historia de un Museo que a través de su más fuerte gestora, Gloria Zea, es hoy uno de los patrimonios más queridos por la ciudad.
El Museo de Arte Moderno de Bogotá cumple 50 años de historia. Una institución que refleja el interés creciente por parte de los ciudadanos de acceder a la cultura y al conocimiento del arte.
A lo largo de su historia, el MAMBO ha realizado cerca de 800 exposiciones presentando artistas tan influyentes como Picasso, Goya, Rodin, Miró y Diego Rivera, por citar tan sólo algunos de los más importantes.
El talento nacional también ha sido impulsado y fortalecido por la labor del Museo, con artistas del cariño y la admiración de todos como Obregón, Botero, Negret, Villamizar y Roda entre otros.
El patrimonio del Museo también incluye una colección que acoge más de 4.300 obras de diversas formas de expresión del arte moderno: pintura, escultura, fotografía, ilustraciones, diseño, arquitectura y cine.
Marta Traba: la primera piedra
Los largos caminos que ha recorrido el MAMBO arrancan en la cabeza de la artista argentina Marta Traba, quien inicia sus actividades –aun sin sede propia-, en febrero de 1963, y el 31 de octubre del mismo año, se inaugura la primera sede del MAMBO con la exposición “Tumbas” de Juan Antonio Roda.
En 1969, Traba se reúne con la joven y carismática Gloria Zea, una de sus alumnas en la Universidad de los Andes que recientemente llegaba del exterior y quien en un afortunado encuentro en el restaurante Continental, en la Avenida Jiménez, le otorga sin saber, el deber de ser una de las gestoras culturales más importantes del país.
En ese mismo instante, Gloria Zea se convirtió en el alma del museo, a través de su entrega profunda y su pasión por el arte, es que existe este patrimonio cultural de los bogotanos –y en general de Colombia misma-.
El camino no ha sido fácil… Gloria Zea tuvo que recuperar las obras que casi estaban a la intemperie en la Universidad Nacional y durante un año, realizó exhibiciones en el edificio Bavaria, trasladándose posteriormente al Planetario Distrital. Luego con la tenacidad y empeño que ella sólo conoce, empezó una serie de quijotadas convertidas hoy en día, en el sólido y vivo MAMBO que enorgullece a nuestra ciudad.
Confidencial Colombia habló con Gloria Zea sobre el Museo en sus 50 años.
Confidencial Colombia: ¿Qué representa para usted haber entregado buena parte de su vida en el fortalecimiento de este Museo?
Gloria Zea: Pues precisamente eso. Ha sido mi vida y le he dedicado 44 años para convertirlo en la pujante y espléndida institución que es hoy en día el Museo de Arte Moderno de Bogotá. La entidad más querida e importante de Colombia en el arte moderno y contemporáneo.
CC: ¿Cuál considera usted como el mayor aporte del Museo para el panorama artístico nacional?, ¿Qué destaca del Museo en sus 50 años?
GZ: Hemos hecho 800 exposiciones, las 800 exposiciones más importantes que se han hecho en Colombia y tenemos una colección permanente que ha sido forjada con la generosidad de coleccionistas y los mismos artistas de más de 4.400 obras. De manera que eso explica cuál ha sido nuestra importancia.
El desarrollo infinito del arte moderno en Colombia ha sido gracias a la actividad del Museo de Arte Moderno que ha permitido que el publico colombiano conozca la obra de los más importantes artistas internacionales, Picasso, Miró, los surrealistas, el expresionismo abstracto americano, y el gran escultor francés Auguste Rodin, del cual hemos hecho dos grandes exposiciones; y así podré seguir nombrando a distintos artistas internacionales.
Desde luego hemos contado con los más renombrados artistas de América Latina, como Rufino Tamayo, Diego Rivera, Fernando de Szyszlo, por citar a penas algunos nombres, y hemos hecho las más importantes exposiciones de los artistas colombianos, desde los más grandes hasta los más jóvenes.
CC: En la historia del Museo es necesario nombrar a los buenos amigos como Marta Traba y Rogelio Salmona. ¿Cómo fue esa historia y cómo los recuerda?
GZ: Marta fundó el Museo cuando yo estaba viajando fuera de Colombia. La idea de crear esta casa del arte fue suya y la dirigió durante seis años. Después me entregó la dirección a mí, en 1969 en el restaurante Continental porque ella se iba de viaje con Ángel Rama para Venezuela, de modo que yo llevo 44 años en la dirección del Museo.
Rogelio Salmona fue el genial arquitecto y mi compañero de lucha, -¡qué ser humano más extraordinario!-, con su infinita generosidad permitió que el Museo sea lo que es hoy, construyó esta sede y además dejó el proyecto arquitectónico de la ampliación del Museo hecha por él.
CC: Durante el camino de diseño y ejecución del edificio que diseñó el maestro Salmona se realizaron muchas modificaciones. ¿A qué se debían esos cambios?, ¿Cómo fue trabajar con Salmona?
GZ: Para construir el edificio, ni la Nación, ni la Alcaldía invirtieron un sólo centavo. Todo el trabajo y el dinero que se usó para la construcción fue aportado por la comunidad. Por esto, este es un proyecto que pertenece a la ciudadanía como ningún otro porque fue a través de su colaboración que se llevo a cabo, a través de subastas, de diferentes campañas de consecución de fondos, de premier de películas y hasta de carreras de caballos. Como el Museo se iba construyendo con el dinero que íbamos consiguiendo, yo tuve que pedirle a Rogelio que modificara innumerables veces el proyecto y él lo hizo con infinita paciencia y con una generosidad sin límite. Este Museo guarda en su esencia su trabajo amoroso y su creatividad infinita.
CC: El Museo nos regaló una generación de artistas con nombres como Feliza Bursztyn, Alejandro Obregón, Edgar Negret y también al recordado Fernando Botero. ¿Qué artistas actuales se están formando con la misma grandeza que esa generación recordada en el arte moderno hace 50 años?
GZ: Hay muchísimos. Carlos Salas, Carlos Jacanamijoy, en fin… duraría horas enteras citándolos. Son infinitos, hay que estar viniendo al Museo de Arte Moderno para estar empapado con lo que está pasando en el país y con toda la evolución del arte moderno colombiano de ayer y de hoy.
CC: Como coleccionista, ¿Cuáles obras y artistas son imprescindibles en su colección?
GZ: No podría referenciar sólo una obra o un artista, en especial con el arte de nuestro país. Nunca he podido escoger un artista dentro de la multiplicidad del talento colombiano.
CC: ¿Cómo ve el futuro del Museo?, ¿Cómo se preparará para otros 50 años?
GZ: Con la ampliación del edificio que construiremos y que es de 30.000 metros cuadrados, sumados a este edificio donde estamos hoy, y que cuenta con 5.500 metros. Estamos trabajando con mucho esfuerzo para que en menos de 50 años, este sea el Museo que necesita una ciudad como Bogotá.confidencialcolombia.com enviado por www.arteinformado.com
MAMBo 50 años
ResponderEliminar2012 - 2013
2010 - 2011
2008 - 2009
2006 - 2007
Marta Traba. Una terquedad furibunda
VICTORIA VERLICHAK Buenos Aires: Universidad de Tres de Febrero/Fundación Proa, 2002.
ANA PIZARRO (compiladora): Las grietas del proceso civilizatorio: Marta Traba en los sesenta. Santiago: LOM, 2002.
Marta Traba es un personaje tan rico como difícil de asir. Puede ser pensada como crítica de arte, intelectual latinoamericanista, escritora de géneros diversos, pintora, organizadora cultural y, en el más despersonalizado e infeliz de los casos, "esposa de" Ángel Rama. Cada una de estas aristas conduce a partes de una trayectoria vital e intelectual compleja y controvertida. Las obras aquí comentadas eligen caminos disímiles a la hora de dar cuenta de este itinerario.
La compilación de Ana Pizarro entrega una visión fragmentaria de Marta Traba en cuanto el libro se compone de seis ponencias que forman parte de un Coloquio en torno a la obra de la autora en el Wellesley College, Estados Unidos (1998). Los trabajos reunidos son: "Marta Traba, la transgresión" de Ana Pizarro, "Meditaciones en torno al sur" de Marjorie Agosín, "Sujeto mujer y gobierno militar en Conversación al sur de Marta Traba" de María Inés Lagos, "Cuentos rabiosos y odiosos de la infancia perdida" de Márgara Russotto, "Noticias humanas" de Ana María Escallón y "La crisis de la modernidad en América Latina y la situación de la crítica de arte" de Agustín Martínez.
Estas contribuciones dan cuenta del quehacer multifacético de Traba, optando por una disparidad de enfoques y objetivos para el examen de su obra y del lugar que ocupó en la tradición intelectual latinoamericana. Más allá de los diferentes registros, temáticas y perspectivas, Marta Traba es abordada a la luz de las condiciones histórico-culturales en las que se enmarca su producción puesto que, como lo enuncia la compiladora en un breve prólogo, el objetivo de la publicación es proponer: "una reflexión actual sobre la figura de esta intelectual que expresa parte importante del vigor, el desenfado, la creatividad y la transgresión de los años sesenta en América Latina, así como también el gesto de horror de la década siguiente" (Pizarro, p. 5).
Por su parte, el libro de Victoria Verlichak apuesta a la no-fragmentación de la vida de Marta Traba. Se organiza en una introducción y diez capítulos cuyos títulos son idénticos a los de los libros publicados por Traba (Paso Así, Casa sin fin, De la mañana a la noche, En cualquier lugar, Historia natural de la alegría, La jugada del sexto día, Conversación al Sur, Homérica Latina, Los laberintos insolados, Las ceremonias del verano). Verlichak destaca que, dado que Traba pretendía ser recordada como escritora, decidió rendirle tributo al nombrar -arbitrariamente, en sus palabras- de este modo los capítulos. Sin embargo, puede sostenerse que esta operación está ampliamente justificada(...)
www.1.tan.cic.il