jueves, 9 de julio de 2015

DIANA DOWEK / UN ULISES CONTEMPORÁNEO

Nota publicada online

viernes 20 de marzo, 2015
Diana Dowek
Un Ulises contemporáneo
por Marina Oybin
En la deslumbrante muestra de pinturas “La mirada de Ulises”, Diana Dowek condensa las principales preocupaciones sociales que viene abordando desde hace décadas.
Diana Dowek es una artista capaz de meterse en las entrañas sociales de su tiempo. La realidad social la toca, la conmueve, la impulsa a crear. Acompaña a trabajadores, comparte experiencias con ellos, se suma a marchas, investiga, documenta, crea. Su práctica política y artística arrancó en los años cincuenta, en la Escuela de Bellas Artes, cuando, junto a Julio Le Parc y muchos otros estudiantes, logró cambios académicos profundos.
La represión, el terrorismo, los derechos humanos, la explotación y las condiciones de vida de los más humildes son temas centrales de su obra. Cuenta la artista que la disputa entre las potencias mundiales y las consecuencias sociales y ambientales que generan la estremecen.
Las obras que integran esta muestra surgieron a partir del maravilloso filme “La mirada de Ulises” (1995), dirigido por el director griego Theo Angelopoulos. Una escena quedó grabada en la retina de la artista: la imponente estatua de Lenin amarrada a una barca que va por el Danubio y que por momentos parece ir a la deriva.
Dowek buscó durante años la conmovedora imagen que Josef Koudelka, fotógrafo oficial del filme, tomó de aquella escena. A partir de esa foto de la escultura fragmentada de Lenin, la artista desató, entre 2012 y 2014, una serie de obras. Lo suyo es un mix potente entre pintura y transfer de fotografías. Esas fotos intervenidas provocan un efecto difuso entre realidad y ficción. El registro documental se vuelve ambiguo: deviene imagen sensible, poética.
La obra de Dowek es una sutil antropología pictórica. Con economía de recursos y colores desaturados, sus pinturas revelan un arduo entramado social. A veces, los cuerpos son bultos o siluetas, impersonales, deshumanizados.  En ocasiones, la artista cose las telas y deja las costuras a la vista: son como suturas de heridas imposibles de ocultar.
Simbólicamente potente, la escultura fragmentada avanza entre la bruma y el clima gélido. “El Viaje es siempre un retorno”, sostiene Theo Angelopoulos. Para Dowek, ese Lenin golpeado, trasladado río abajo, es un Ulises moderno capaz de ver las tragedias de nuestro mundo: esas que sus pinturas exhiben con intensidad.  
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1 comentario:

  1. El aura, para Benjamin, encierra todas las cualidades esenciales de la obra de arte y, como dice Yvars, los vestigios de su pasado cultural y religioso. Un pasado que, como ya veremos, está ligado a la función del ritual. Por ello, tenemos por un lado la pérdida de unicidad debido al progreso de la técnica reproductiva y, por otro, la pérdida del momento creativo, el momento de la afirmación individual. Así, de este modo, el sujeto creativo, lingüísticamente hablando, desaparece para dar pie a obras en las que intervienen muchos procesos distintos, con muchos creadores diferentes. No hay que mirar muy lejos. El cine es un gran ejemplo. Incluso la obra en sí, si sale mal, se puede repetir en la postproducción.
    Estamos ante una colectividad de productores que, además, se dirige a un espectador que, como tal, también desaparece. El film es recibido e ideado para la comunicación masiva. Esta interpretación no es nueva. Adorno ya había denunciado el poder de alienación en el que se podía convertir el cine en manos de la demagogia más peligrosa. De este modo, se deja de lado conceptos como creatividad individual o genialidad, ya que, el proceso es ahora una multiplicidad. Es la muerte del artista, vayamos ahora a la muerte de la unicidad de la obra de arte.
    copia arteEl hic et nunc del original es el concepto de su autenticidad. Necesariamente, una obra contiene un sentido de autenticidad que engloba toda su tradición. Un sentido, una quinta esencia, que está ligado inseparablemente a su objeto material. Por ello, perdiendo el objeto material de la obra, estamos perdiendo también su testimonio histórico. Por lo tanto, nos encontramos ante la situación siguiente: la obra artística original (A) es copiada y reproducida constantemente (A n1, A n2, An3,…) yendo a buscar el receptor a su particular situación, y no al revés. Esto es un forzar violento que es lo que provoca, nos dice Benjamin, la actual crisis “actual”, pero también la posibilidad de renovación de la Humanidad. Es actualizar la obra, dejando en la obra, y sin llevar a la copia, todo abismo de tradición y testimonio pasado.
    Diana Dowek, toma nota del desorden del mundo, muestra a la manera de Bloch o Aby Warburg, por dislocaciones y recomposiciones del todo, un montaje que sería un método de conocimiento y un procedimiento formal nacido de la reunión de múltiples soportes, con una visión a través de la fotografía y el cine y descubre su propio momento singular de captar la construcción histórica. A la manera de un comentario logra captar un pasado encriptado que debe ser despejado con distintas estrategias de la memoria.

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