15-MINUTOS DE "INTERRUPCIÓN" EN LA BIENAL DE ESTAMBUL
Plan de Bienal de Estambul Artistas 15-Minute "Interrupción" 01 DE SEPTIEMBRE 2015 Bienal de Estambul de Carolyn Christov-Bakargiev abre esta semana, y un grupo de artistas tienen la intención de infundir la abertura con un reconocimiento de la reciente agitación política que aflige a la minoría kurda de Turquía. Una carta enviada esta mañana a todos los participantes bienales "proponer [s] que todos suspendemos presentación de nuestros trabajos durante 15 minutos durante la inauguración de la Bienal" en reconocimiento a la ruptura violenta en las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el gobierno de Turquía en las últimas semanas. Firmado por participante bienal basado en Mardin Pelin Tan y su Colectivo ArtikIsler, junto con el editor de artista y e-flux Anton Vidokle, la misiva pretende infundir un sentido de urgencia en lo que ya es un programa bienal políticamente sensible. "Con Anton, pens...
Santiago Porter
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Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
Elijo la obra Hospital, de 2007. Una fotografía en la que se ve el frente del edificio del Policlínico Ferroviario. Partiendo de mi inquietud por la representación de la ausencia, el espacio y las historias, mi interés por trabajar con la apariencia de determinados edificios de la ciudad tiene varias explicaciones posibles. Desde la utilización metafórica, la intención de hacer ciertos comentarios sobre la historia hasta la aproximación con fines casi taxonómicos. Entonces, con la premisa de trabajar sobre la arquitectura como forma explícita de la transformación del aspecto de la ciudad, empecé a centrar mi atención en las fachadas de algunos edificios públicos. La relación entre su historia y su aspecto. La cáscara y el contenido. Al concentrarme en los frentes específicamente y trabajarlos como si fueran retratos, la hipervisibilidad funcionó como un recurso para evidenciar las distintas capas de historia acumuladas en esa arquitectura deteriorada y así producir fotografías de grandes dimensiones, como monumentos obsoletos. El primer ejemplo que después sirvió como patrón para el desarrollo del trabajo fue el Policlínico Ferroviario. Un edificio que me llamó la atención por su monumentalidad, por sus dimensiones, pero fundamentalmente, por su historia. El hospital fue inaugurado por Perón en 1952. Es una mole de nueve pisos y más de 10.000 metros cuadrados que supo tener casi 700 camas para atender a casi 225.000 afiliados de la obra social de los ferroviarios. Con el cierre de ramales y la privatización de los servicios de trenes en la era menemista, fue disminuyendo abruptamente la cantidad de empleados ferroviarios y mermaron los aportes a la obra social por lo que el hospital cerró en 1999, envuelto en una nube de escándalos y corrupción. En definitiva, todo aquello sobre lo que quería trabajar estaba allí, en las grietas de este edificio abandonado. Como las historias que se perciben en las arrugas de un rostro.
POR MARCELO BIRMAJER
ResponderEliminarNo todos somos capaces de hablar el idioma del dolor.
Ni de entenderlo. No siempre el relato del deudo, ni nuestro afán de socorrerlo, nos permite comprender la magnitud de la pérdida, la marca de la tragedia. Las fotografías de Santiago Porter son un medio de comunicación entre aquellos que padecen lo indecible, y el resto de la humanidad.
Porter ha retratado la ausencia, la tristeza y el dolor. Haberlo logrado ya es un mérito. La posibilidad de narrar, por medio de fotografías, el peso de la ausencia, la infinita tristeza, el implacable dolor, permite que el resto de la humanidad pueda comunicarse con los deudos, que son también las víctimas.
Por mucho que queramos acercarnos, las tragedias provocadas por asesinos, además de matar, exilian a los deudos. La mujer o el hombre que han perdido a su hijo, a su yerno, a su hermano, a su madre, a su esposa, quedan, a partir de la hecatombe, en una isla que los separa de todos aquellos que no han padecido lo mismo. Todos los seres de buena voluntad intentan tenderles la mano, convocarlos a hablar como un modo de alivio, restañar sus heridas como sea. Pero ese contacto no depende de la voluntad, por muy buena que ésta sea. En esa frontera infranqueable, el artista tal vez pueda actuar como un contrabandista, como un intérprete. No es su obligación, pero, si lo logra, debemos agradecerle.
Porter comunica a los habitantes del dolor con el resto del continente humano. Estas fotos son esas botellas al mar. Esos mensajes cifrados que, aunque no podamos repetir, podemos entender.
Santiago Porter no llegó de casualidad a estos retratos. No fue la tragedia lo que lo convocó de un día para otro. Se había acercado al Once antes de nacer. Es el sobrino nieto de uno de los más importantes poetas judeo-argentinos, y sin duda el más célebre: Israel Zeitlin Porter, cuyo público seudónimo fue César Tiempo.
El propio Porter describe su llegada a este trabajo de un modo que yo no podría mejorar: “Mi familia proviene originalmente de Ekaterinoslav (hoy Dniepropetrovsk, Ucrania). Como muchos otros judíos, escapando de los pogroms, los hermanos Porter llegan a Buenos Aires el 12 de diciembre de 1906. Eran 5 varones y una mujer: Rebeca Porter. Rebeca llegó a la Argentina con su primer hijo, de 9 meses, en brazos: Israel Zeitlin Porter, luego conocido como César Tiempo. Israel, como todavía le dicen mis tías, fue el primo hermano de mi abuelo y un personaje mítico en la familia. Para cuando yo tuve la inquietud de leerlo, sus libros ya no circulaban. Y en el contexto de la familia todos argumentaban haberlos prestado. El lugar inexorable donde sus libros no podían no estar era la biblioteca de AMIA. Cuando finalmente decidí llevar a cabo mi investigación sobre sus libros como posible material para mi propia producción, explotaron la bomba” (...)
(...) Porter puso su pulcritud al servicio de la expresión del dolor y la ausencia. Era uno de los modos de lograrlo. Luego del caos de los asesinos, de la muerte, los cuerpos desmembrados, los libros quemados y húmedos, la destrucción; la pulcritud, la luz y la sombra cuidadosamente planificadas de estas fotografías, vienen a restituir el orden de la vida. En función del duelo y la búsqueda de justicia, es verdad, no en función festiva; pero de todos modos restituyen el orden de la vida. Hasta el día de hoy, los ejecutores materiales e intelectuales de la masacre continúan libres. Este libro de Santiago Porter es un aporte al recuerdo de los asesinados y sus seres amados. Y también un reclamo de justicia.www.pagina12.com.ar