GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ/ 1927/ 2014

Gabriel García Márquez
1927-2014

Gabriel García Márquez ha llegado al Salón de la Inmortalidad Literaria el 17 de abril de 2014. Allí fue recibido por Miguel de Cervantes, quien le abrió la puerta y fue el primero en abrazarlo y estrecharle la mano. Luego García Márquez recibió los saludos y abrazos afectuosos de Homero, Petronio, Honoré de Balzac, Stendhal, Guy de Maupassant, León Tolstói, Fiodor Dostoievski, Anton Chejov, Franz Kafka, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Alejandro Manzoni y un grupo adicional de grandes escritores que residen en el Salón de la Inmortalidad Literaria.
Colombiano, caribeño, latinoamericano. Genio. Escritor amado por todos los latinoamericanos y admirado en el mundo entero. Maestro de varias generaciones de escritores. Colocó a América Latina en el mapa de la literatura universal. Luchó por la unidad y la independencia real de Latinoamérica. Tenazmente se opuso a las intervenciones extranjeras en nuestra Gran Patria Latinoamericana.
Ciudad Seva llora el cambio de residencia de Gabriel García Márquez. Que descanse en paz.

Luis López Nieves

Fundador de Ciudad Seva

CiudadSeva.com

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  1. LIBROS / EN LA MUERTE DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
    Viaje al lugar donde nació Macondo
    ALEJANDRA DE VENGOECHEA / ENVIADA ESPECIAL ARACATACA (MAGDALENA)
    Día 18/04/2014 - 18.50h
    ABC recorre Aracataca, pueblo donde nació Gabo y que inspiró el lugar donde se desarrolla «Cien años de soledad»
    Viaje al lugar donde nació Macondo
    ABC
    Los niños disfrazados, en la misma clase en la que el Nobel aprendió las primeras letras
    No puede ser creíble que en Aracataca no se consiga un sólo ejemplar en español de «Cien Años de Soledad». «Lo tengo traducido al chino», me diría hace poco Ancizar Vergara, el director de la biblioteca municipal Remedios la Bella, la única biblioteca que hay en Macondo, o Aracataca, como en realidad se llama este pueblo en el que nació Gabriel García Márquez, premiado con el Nobel de Literatura en 1982 por una obra en la que, justamente, brilla «Cien años de Soledad». [Pincha aquí para ver las fotos de la aldea natal de Gabo]

    Vivir en el olvido
    Tampoco es creíble que el 16% de los 40.000 habitantes de Aracataca sean analfabetos, que la mayoría de los niños no sepan quién es García Márquez y que a sus fotos, colgadas por ahí cuando hay ferias culturales, les pinten bigotes largos, revolucionarios y risibles como los de Emiliano Zapata. Un monigote.

    Un vetusto aviso perdido entre el follaje de un árbol al borde de una carretera anuncia que Aracataca existe. Qué fácil es pasarse este pueblo, no llegar, no verlo. Aracataca vive en el olvido.

    Por ejemplo. Tras doce contratos y más de 5,7 millones dólares invertidos, Aracataca aún no tiene agua potable. Tampoco hay vías pavimentadas, ni un hostal donde dormir, y mucho menos hospital. Hay memoria y se está muriendo: la casa de Gabo, la oficina del telegrafista, su padre, se está cayendo a pedazos.
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  2. A Macondo/Aracataca llegué porque tenía que llegar cuando ya se intuía que Gabo se podía morir pronto. Era paso obligado. «Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo», la describió él en «Cien años de Soledad».

    Para esta corresponsal, Aracataca fue un bajarse a empellones de un bus que, por 7 dólares y dos horas de camino, me llevó desde Santa Marta, la capital de la provincia de Magdalena. Un calor de 40 grados, un joven en bici-taxi que me llevó al único hostal, el Gypsy Residence, cuyo propietario era Tim Aan’t Goor, un holandés de 31 años, quien tras leer «María Dos Prázeres», un cuento de Gabo, traducido al neerlandés, quedó intrigado con el pasaje en que ella le enseña a su perro a llevarle flores a su tumba. Tim dejó de ganarse la vida como bailarín de música disco y animador de centros nocturnos en Lanzarote, Islas Canarias, y llegó a Aracataca en 2010. Se bautizó Tim Buendía y creó un tour mágico que costaba 60 dólares con hospedaje incluido.

    Uno que otro turista
    En ese entonces llegaba uno que otro turista a Aracataca. A Tim esas visitas a cuentagotas lo tenían quebrado. Había invertido todos sus ahorros -veinte mil dólares que aún debe- en promocionar a Gabo y había días en que no tenía qué comer. «El gobierno me prometió un sinfín de veces que me iban a ayudar. Nunca lo hizo», me contó.

    Tim ya se fue de Aracata. Se quebró, en efecto, y en febrero pasado se fue a los Estados Unidos. Ya no existe en Aracataca ese hostal que entre enero y julio de 2013 recibió a 200 turistas. Ahora sí que es cierto.

    Sin embargo gracias a Tim, el holandés, yo, la colombiana, conocí la tierra de Gabo. Su casa, en la que vivió hasta los ocho años. «Tenía una salita amplia y bien iluminada, un comedor en forma de terraza con flores de colores alegres, dos dormitorios, un patio con un castaño gigantesco, un huerto bien plantado y un corral donde vivían en comunidad pacífica los chivos, los cerdos y las gallinas», escribió en «Cien años de Soledad». El Ministerio de la Cultura le invirtió $350.000 dólares yla remodeló en 2010. Un baño ya no funciona y quienes la cuidan no reciben salario. «Venimos por pura tristeza con Gabo», me dijeron en ese entonces.
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  3. El papá de Gabo
    Lo mismo pasa con la vieja oficina del telégrafo, el sitio de trabajo del papá de Gabo entre 1923 y 1926. Desde allí Gabriel Eligio le telegrafiaba mensajes de amor a Luisa Santiaga (la madre de Gabo), a quien enviaron lejos del pueblo para que olvidara al pretendiente. Aún están allí una vieja máquina de escribir, un clavijero, los sellos y una sumadora marca Victor. Además, cuadros y fotografías de Gabo y su familia.

    «Ninguna entidad pública ni privada se ha interesado por mantener este lugar en mejores condiciones», me dijo en ese entonces Darlys Cáceres Herrera, una joven de 27 años que se encargaba de recibir a los visitantes de la Casa del Telegrafista sin que le pagaran un solo centavo. «Hace poco se robaron las camisetas, los llaveros y los vasos que vendía como recuerdos a los turistas para poder sostenerme. También intentaron robarse unos cuadros pero los dejaron en el patio», me dijo. ¿Se habrán robado objetos cuyo valor cultural es incalculable, como la estatua de Santa Lucía, lo único que se salvó del incendio que consumió la casa de los abuelos del Nobel en 1925? ¿Existirán aún los dos proyectores de Antonio Daconte, quien trajo el cine mudo al pueblo y fue personificado como Pietro Crespi en «Cien años de soledad»?

    Supe qué era el Macondo, gracias a Tim quien me llevó a Camellón 20 de Julio de Aracataca, donde están los almendros de los que tanto habla Gabo en «El amor en los tiempos del cólera». «Esta palabra me había llamado la atención desde los primeros viajes con mi abuelo, pero solo de adulto descubrí que me gustaba su resonancia poética. Nunca lo escuché a nadie ni me pregunté siquiera qué significaba. Lo había usado ya en tres libros como nombre de un pueblo imaginario, cuando me enteré en una enciclopedia casual que es un árbol del trópico parecido a la ceiba, que no produce flores ni frutos, y cuya madera esponjosa sirve para hacer canoas y esculpir trastos de cocina», explicó Gabo en «Vivir para Contarla».

    En el colegio donde Gabo aprendió a leer, Tim me mostró el siguiente escrito. «Por fortuna, Macondo no es un lugar sino un estado de ánimo que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere», escribió Gabo alguna vez. Macondo, en efecto, no se lleva por fuera sino por dentro. Y existe. Es Aracataca sin agua, sin vías, sin hospital, sin hotel, sin nada y, sin embargo, es tan inolvidable.

    La cueva, el otro imperdiblede Gabo
    En 1954, en el Bar la Cueva, ubicado en Barranquilla (capital de la provincia del Atlántico) solía reunirse el llamado Grupo de Barranquilla, integrado por varias personalidades de la cultura colombiana. Hacían parte de este grupo varios escritores, entre ellos José Felix Fuenmayor, el catalán Ramón Vinyes, Álvaro Cepeda Samudio, y García Márquez. Hoy La Cueva existe como un bar-restaurante-tertuliadero- y reproduce con mucha fidelidad la época de Gabo. Hay fotos, escritos, libros. http://www.fundacionlacueva.org
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  4. Gabriel García Márquez
    1927-2014
    Gabriel García Márquez ha llegado al Salón de la Inmortalidad Literaria el 17 de abril de 2014. Allí fue recibido por Miguel de Cervantes, quien le abrió la puerta y fue el primero en abrazarlo y estrecharle la mano. Luego García Márquez recibió los saludos y abrazos afectuosos de Homero, Petronio, Honoré de Balzac, Stendhal, Guy de Maupassant, León Tolstói, Fiodor Dostoievski, Anton Chejov, Franz Kafka, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Alejandro Manzoni y un grupo adicional de grandes escritores que residen en el Salón de la Inmortalidad Literaria.

    Colombiano, caribeño, latinoamericano. Genio. Escritor amado por todos los latinoamericanos y admirado en el mundo entero. Maestro de varias generaciones de escritores. Colocó a América Latina en el mapa de la literatura universal. Luchó por la unidad y la independencia real de Latinoamérica. Tenazmente se opuso a las intervenciones extranjeras en nuestra Gran Patria Latinoamericana.

    Ciudad Seva llora el cambio de residencia de Gabriel García Márquez. Que descanse en paz.


    Luis López Nieves
    Fundador de Ciudad Seva
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  5. Cien Años de Soledad
    Autor: Gabriel García Márquez
    Género: Novelas / Ficción y Literatura / Clásicos Universales / Literatura Latinoamericana
    Idioma: Español
    Resumen:
    "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo...", con estas palabras empieza una novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes de nuestro siglo.
    Cien Años de Soledad es una novela clave en dos aspectos: en el que implica su exitosa aparición dentro del panorama de la literatura contemporánea, y en el que fundamenta el advenimiento de Macondo y la saga centenaria de los Buendía como ámbito de leyenda de referencia ineludible para compulsar la fascinante materia de los mundos novelescos.
    Este ya clásico relato combina cada uno de los elementos que lo componen para revelar una dimensión estremecedora del tiempo en que los acontecimientos ocurren y del tiempo en que se narran. Ambos convergen en la plenitud sabia de este relato que avanza y retrocede de acuerdo con precisas y preciosas pautas narrativas, creando una correspondencia gozosa entre el acto de inventar y escribir, y el acto de leer e imaginar una historia, una novela, una renovada y admirable mitología.
    Acerca del autor:
    Gabriel García Márquez obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1982. Su novela más reconocida internacionalmente es 'Cien años de soledad'.
    Más información sobre el autor:
    Libros de Gabriel García Márquez...
    Biografía de Gabriel García Márquez...
    Frases de Gabriel García Márquez...
    www.elresumen.com

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  6. Ladrón de sábado
    [Cuento. Texto completo.]
    Gabriel García Márquez

    Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años. Sin embargo, la niña lo ve, y él la conquista con algunos trucos de magia. Hugo piensa: «¿Por qué irse tan pronto, si se está tan bien aquí?» Podría quedarse todo el fin de semana y gozar plenamente la situación, pues el marido -lo sabe porque los ha espiado- no regresa de su viaje de negocios hasta el domingo en la noche. El ladrón no lo piensa mucho: se pone los pantalones del señor de la casa y le pide a Ana que cocine para él, que saque el vino de la cava y que ponga algo de música para cenar, porque sin música no puede vivir.

    A Ana, preocupada por Pauli, mientras prepara la cena se le ocurre algo para sacar al tipo de su casa. Pero no puede hacer gran cosa porque Hugo cortó los cables del teléfono, la casa está muy alejada, es de noche y nadie va a llegar. Ana decide poner una pastilla para dormir en la copa de Hugo. Durante la cena, el ladrón, que entre semana es velador de un banco, descubre que Ana es la conductora de su programa favorito de radio, el programa de música popular que oye todas las noches, sin falta. Hugo es su gran admirador y. mientras escuchan al gran Benny cantando Cómo fue en un casete, hablan sobre música y músicos. Ana se arrepiente de dormirlo pues Hugo se comporta tranquilamente y no tiene intenciones de lastimarla ni violentarla, pero ya es tarde porque el somnífero ya está en la copa y el ladrón la bebe toda muy contento. Sin embargo, ha habido una equivocación, y quien ha tomado la copa con la pastilla es ella. Ana se queda dormida en un dos por tres.

    A la mañana siguiente Ana despierta completamente vestida y muy bien tapada con una cobija, en su recámara. En el jardín, Hugo y Pauli juegan, ya que han terminado de hacer el desayuno. Ana se sorprende de lo bien que se llevan. Además, le encanta cómo cocina ese ladrón que, a fin de cuentas, es bastante atractivo. Ana empieza a sentir una extraña felicidad.

    En esos momentos una amiga pasa para invitarla a comer. Hugo se pone nervioso pero Ana inventa que la niña está enferma y la despide de inmediato. Así los tres se quedan juntitos en casa a disfrutar del domingo. Hugo repara las ventanas y el teléfono que descompuso la noche anterior, mientras silba. Ana se entera de que él baila muy bien el danzón, baile que a ella le encanta pero que nunca puede practicar con nadie. Él le propone que bailen una pieza y se acoplan de tal manera que bailan hasta ya entrada la tarde. Pauli los observa, aplaude y, finalmente se queda dormida. Rendidos, terminan tirados en un sillón de la sala.

    Para entonces ya se les fue el santo al cielo, pues es hora de que el marido regrese. Aunque Ana se resiste, Hugo le devuelve casi todo lo que había robado, le da algunos consejos para que no se metan en su casa los ladrones, y se despide de las dos mujeres con no poca tristeza. Ana lo mira alejarse. Hugo está por desaparecer y ella lo llama a voces. Cuando regresa le dice, mirándole muy fijo a los ojos, que el próximo fin de semana su esposo va a volver a salir de viaje. El ladrón de sábado se va feliz, bailando por las calles del barrio, mientras anochece.

    FIN ciudadseva.com

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  7. El secretario de Estado de Cultura y el embajador de Colombia participaron en la lectura continuada de su obra El coronel no tiene quien le escriba.

    La Biblioteca Nacional de España ha dedicado su jornada de puertas abiertas a rendir homenaje al recién fallecido escritor Gabriel García Márquez, con la lectura continuada de su obra El coronel no tiene quien le escriba, entre otras actividades.

    La narración, que desgrana la situación desesperanzada y de dilema moral que vive un viejo coronel, fue comenzada a leer por el embajador de Colombia en España, Fernando Carrillo como muestra del hermanamiento entre las bibliotecas nacionales de España y Colombia.

    La lectura prosiguió a través de la participación de más de cien ciudadanos, entre los que se encontró el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y la directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, Teresa Lizaranzu, que quisieron participar en este homenaje a García Márquez, leyendo fragmentos de su obra.
    www.revistadearte.com.ar

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