GABRIELA BERTILLER-UN SOLO CORAZÓN Y ESCENOGRAFÍA Y DISEÑO DE VESTUARIO


Escenografía y diseño de vestuario-Buenos Aires
Festival de danza Contemporánea-2005-Coreografía: Sofía Mazza

La casa del árbol
Látex y cristales en la pared
2009(Instalación permanenete Madre-Buenos Aires

Comentarios

  1. Gabriela Bertiller es artista, tiene 43 años y busca al hombre de su vida. No la asustan la tasa de divorcios ni las feministas. Ella quiere un hombre y no a cualquiera, al de su vida ni más ni más ni menos. Hasta el miércoles, recibía sin distinción a cualquier candidato que se acercara hasta el living de su casa, que desde el 17 de octubre estaba instalado en la galería Mock, en el barrio de Retiro. De eso se trataba su muestra performática Deseo . Cada uno de sus muebles, sus libros y adornos estaban ubicados en el centro de la galería. En el sillón que ahora falta en su verdadera casa, Bertiller espera que llegue el candidato ideal.

    Al parecer ya hubo algunas propuestas interesantes: trajeron esa caja de bombones que luce en su mesa ratona, cartas y hasta un rosario. Mezclar la religión en una primera cita –todas aquí son primeras citas– quizá sea un error, pero Bertiller no está del todo de acuerdo. “¿Por qué? El señor que lo dejó es un divino. Me los dio antes de irse para Santiago del Estero, donde tiene campos”, explicaba sentada en su sillón. Para cualquier tía gorda del barrio sería un excelente partido. Pero hay de todo bajo la viña del señor, incluso acosadores. Como ese stalker que le hizo notar a la artista que los discos que aparecen en la filmación que registra su mudanza, no están en la muestra. Algunas de las contraindicaciones de buscar públicamente un novio.

    –¿Hay algo de verdad detrás de esa búsqueda, la puesta?

    –¿Qué quiere decir de verdad? Es la vida misma.

    Y no suena al eslogan de Gran Hermano, es el eslogan de Gran Hermano. Bertiller aseguraba que su intención era ir de lo privado a lo público y, también, que muchas mujeres se sienten identificadas, que alguna ya le pidió que le avise si aparece un candidato interesante que no la convenza. Pero también hay que hablar de uno, porque ella también pregunta: quiere saber.

    “Es lo que es”, insistía. Y el miércoles era una artista resfriada.

    En el subsuelo de la galería, entre los materiales con los que la artista trabaja, sobresalía un vistazo más profundo del que podía verse en el living. Ahí estaban también sus obras, el verdadero brillo –por eso usa tanto el dorado– de la artista, que enseñaba cada pieza con tiempo y paciencia. “Tengo 43 años y busco al hombre de mi vida”, se leía en la pared antes de abandonar la galería. Semejante definición puede espantar a cualquiera, pero las tías gordas se equivocan poco: siempre hay un roto para un descosido. Según cuenta Bertiller, hay bastantes que merodean.
    www.revistaenie.clarin.com.ar

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  2. La espera, es, en un sillón "que falta", en su verdad/era casa; me resonó algo del ideal, un vacío de ideales?.
    Busca un candi(do)dato.
    Se trata de una fábula, de algo que está por decir, en un lenguaje que es de ausencias. Hay un candido que le señala "la falta de los discos", es desdoblamiento entre su casa y la galería que es simulacro.
    Pone sobre la mesa lo que es del orden de lo indecible, de las alusiones, de los secretos a las modulaciones de su corazón, que sin embargo, deja huellas por donde se filtra el deseo. Le creo más a estas permutaciones del sillón, está en la muestra, pero falta en su casa, del olvido de los discos.

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