Una ruptura de la realidad: lo siniestro
>Sergio Rocchietti
(ùltimas notas abiertas de SR -breve editorial << Vanesa Guerra) (*)
> Una ruptura de la realidad provocada por distorsión de los escenarios visuales que nos proveen la coordinación equilibrada de realidad y fantasma.
Cuando vivimos en nuestra realidad, cuando la surcamos sin sobresaltos, estamos en una realidad equilibrada y coordinada entre espacios exteriores (realidad) y espacios interiores (fantasma). Utilizamos esta distinción clásica para mostrar una "realidad normal", la del principio de realidad freudiano, que está perfectamente ensamblada en sus lugares de ajuste y acoplamiento.
UNA RUPTURA DE LA REALIDAD: LO SINIESTRO. (Ver cartas)
Cuando S. F. publica en 1919 "lo ominoso" o "lo siniestro" según las distintas traducciones, recuperaba para el psicoanálisis un tema anterior al que ya se habían referido los escritores románticos, pero - siempre hay que establecer salvedades con Freud- lo va a ubicar en nuevas coordenadas.
- EL LIMITE DE LA ESTETICA
-IR HACIA EL LENGUAJE Y SUS SIGNIFICADOS
-DEFINICION DE LO SINIESTRO
Lo ominoso es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo.
S.F.: "El maestro inigualado de lo ominoso en la creación literaria" ETA Hoffman > El hombre de la arena
Principio de realidad
Interior- exterior
principio de placer
Equilibrados distorsiones
ajustados fisuras
acoplados desacoplados
Relación Yo - otros----------------El doble, el autómata, la muñeca -----diferente a el
mismo ( mismidad)
(mantenida y estable)
Tumos-horror-siniestro--------------ANGUSTIA
PARA NOTA: Nuestro tiempo, el actual, lleva su transcurrir un incremento de lo sensorial. Paul Virilio destaca que las comunicaciones en tiempo real hacen un lugar central al tiempo presente. La experiencia del presente a su vez hace al principio del sentir como la nota destacada de nuestra post-modernidad.
Podríamos ser breves, muy breves y plantear que lo siniestro es una ruptura de la realidad y ya. Dejaríamos así establecida nuestra posición y obtendríamos la eficacia de lo exiguo. Esa eficacia nos impediría muchas otras cosas. Por supuesto que seguimos afirmando que lo siniestro aparece en una de las grietas de la ruptura de la realidad pero hay otras grietas y hay otras rupturas. Y ni que hablar de la realidad. No la establecemos nosotros. Ya está establecida y uno la acepta o no. Los modos de aceptar la realidad, de participar de ella, de intervenir en ella no nos atañen.
Volvemos a establecer: Lo siniestro aparece en las grietas de la realidad cuando ésta se rompe siguiendo o consiguiendo condiciones en su ruptura.
//fin de nota- cuaderno//
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Una ruptura de la realidad: lo siniestro
“Es muy raro que el psicoanalista se sienta proclive a indagaciones estéticas, por más que a la estética no se la circunscriba a la ciencia de lo bello, sino que se la designe como doctrina de las cualidades de nuestro sentir. El psicoanalista trabaja en otros estratos de la vida anímica y tiene poco que ver con esas mociones de sentimiento amortiguadas, de meta inhibida, tributarias de muchísimas constelaciones concomitantes, que constituyen casi siempre el material de la estética. Sin embargo, aquí y allí sucede que deba interesarse por un ámbito determinado de la estética, pero en tal caso suele tratarse de uno marginal, descuidado por la bibliografía especializada en la materia.
Uno de ellos es el de lo «ominoso». No hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror; y es igualmente cierto que esta palabra no siempre se usa en un sentido que se pueda definir de manera tajante. Pero es lícito esperar que una palabra-concepto particular contenga un núcleo que justifique su empleo. Uno querría conocer ese núcleo, que acaso permita diferenciar algo «ominoso» dentro de lo angustioso. S. Freud Lo siniestro (inicio)
El límite de la estética:
Ahora bien, sobre esto hallamos poco y nada en las prolijas exposiciones de la estética, que en general prefieren ocuparse de las variedades del sentimiento ante lo bello, grandioso, atractivo (vale decir, positivo), de sus condiciones y los asuntos que lo provocan, y no de lo contrastante, repulsivo, penoso.
Idem ant.
Definición de lo siniestro:
Pueden entonces emprenderse dos caminos: pesquisar el significado que el desarrollo de la lengua sedimentó en la palabra «ominoso», o agrupar todo aquello que en personas y cosas, impresiones sensoriales, vivencias y situaciones, despierta en nosotros el sentimiento de lo ominoso, dilucidando el carácter escondido de lo ominoso a partir de algo común a todos los casos. Revelaré desde ya que ambos caminos llevan al mismo resultado: lo ominoso es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo. ¿Cómo es posible que lo familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué condiciones ocurre?
Idem ant.
"nos atreveríamos a reconducir lo ominoso de El Hombre de la Arena a la angustia del complejo infantil de castración".
Idem ant.
se tiene un efecto ominoso "cuando se borran los límites entre fantasía y realidad"
y ante la visión de los genitales femeninos (La cabeza de Medusa).
Relacionar lo siniestro con el malestar.
//fin de nota- archivo//
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La presente Una ruptura de la realidad: lo siniestro la escribió Sergio Rocchietti creeríamos que el día anterior a fallecer. A mano alzada, tinta azul, la leemos, última, en su cuaderno de notas.
Creeríamos que pertenece al cuerpo de otra nota editorial con la que presentaría esta entrega de Psicoanálisis y Lo siniestro que hemos agregado al final de la misma. Optamos en ambos casos por dejarlas así, como han quedado: ¿inconclusas?-abiertas; y aunque intuitivas al tiempo que sugerentes, se podrá advertir en ellas los textos con los cuales SR está dialogando. Aún se podría arrojar al aire un puñado de hipótesis. Pero hemos pensado que esas hipótesis podrían hacernos trastabillar, en el sentido de correr el riesgo de querer cerrar lo que debe permanecer abierto, pues cerrar y concluir no necesariamente es una estética mayor; en estos lares lo abierto siempre es y ha sido maravilloso: lo abierto como gesto dador, lo abierto como modo o modalidad de lo generoso: quien quiere toma, quien quiere piensa, quien quiere espera y así lo abierto habita en lo que fluye.
Marcela Rabuffetti recordaba -mientras leía en voz alta fragmentos del cuaderno que hoy compartimos- una idea de E. Cioran
“Regla de oro: dejar una imagen incompleta de sí mismo.”
Y es cierto en este tiempo SR había hecho nuevas migas con Cioran, y hasta en el patiecito de la casa de Saavedra -que después se llevó la inundación- había vuelto, entrado el verano, con esas frases tremendas y sabias que nos hacían sentir risueños, apasionadamente antidogmáticos y por qué no fecundamente irreparables. Habrá que leerlo otra vez, pienso, y atender a eso de regresar a un texto no tanto por invitación como por aquello de seguir una pista que puede ser falsa.
Así, entre lo abierto y lo cerrado, habría líneas de lectura para pensar lo siniestro - lo que se vuelve extraño o lo que se vuelve familiar- revés peculiar si lo hay (el último) porque nos devuelve o nos lleva hacia aguas calmas –basta con escuchar a quien haya cruzado sin desearlo las horrendas grandes aguas de una crisis de angustia o de un ataque de pánico, por ejemplo, -digo: salirse de ahí hasta nueva vuelta, salirse bien parado, o restado de alguna vida a las siete del gato, es una experiencia atendible, y no menos pavorosa.
Como sea, estas son las notas o borradores del estribo, producción que evidencia el movimiento de un modo del pensar para componer un texto; en el mejor de los casos resignificará y dialogará con ideas de escritos anteriores diseminados en la revista. En esta edición decidimos publicarlas como guiños posibles que acompañarían la lectura de los trabajos de este número de junio 2013 que SR seleccionó y por unos poquísimos días no consiguió editar:
Sugerimos poner en relación los siguientes ensayos anteriormente editados sobre Lo siniestro:
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No hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror; y es igualmente cierto que esta palabra no siempre se usa en un sentido que se pueda definir de manera tajante. Pero es lícito esperar que una palabra-concepto particular contenga un núcleo que justifique su empleo. Uno querría conocer ese núcleo, que acaso permita diferenciar algo «ominoso» dentro de lo angustioso.
ResponderEliminarS. Freud Lo siniestro (inicio)
Algo del orden de lo angustioso experimenté ayer, al recibir la noticia de su muerte; estaba leyendo un artículo de la revista con-versiones.com y ahí, como pude ,escribí algo.
Son muy leídas en este blog, las notas de esta brillante revista. Fuerza y decisión para seguir adelante. Gracias
Lo siniestro aparece en las grietas de la realidad cuando ésta se rompe siguiendo o consiguiendo condiciones en su ruptura.
ResponderEliminar//fin de nota- cuaderno//
La imagen corresponde a Hans Bellmer con una de sus poupées,
"Estoy de acuerdo con Georges Bataille en que el erotismo se relaciona con un conocimiento de la maldad y de la inevitabilidad de la muerte".
Bellmer construyó la primera poupée bajo la inspiración erótica de su propia sobrina y con la ayuda técnica de su hermano (de él), a partir de objetos de la niñez provistos por su madre. Entonces, en su misma confección, la muñeca es un asalto incestuoso contra el padre.
El padre está vencido. Ve a su hijo con una perforadora en las manos, sujetando la cabeza de una muñequita entre las rodillas de su hermano, diciendo: "Agarrámela, tengo que perforarle las fosas nasales. Pálido, el padre sale, mientras el hijo observa a su hija, ahora respirando en la forma en que está prohibido hacerlo.
Jean Brun, "Deseo y realidad en la obra de Hans Bellmer. Estuvieron inspirados en los cuentos de Hoffmann. Para Freud en uno de esos cuentos "El hombre de la arena"-las asociaciones de castración y fetichismo se reúnen alrededor de la muñeca Olivia.
Bellmer afirmaba "Hasta cierto punto (las muñecas) representaban un intento de rechazar los horrores de la vida adulta tal como era, en favor de una vuelta a las maravillas de la niñez.
Hal Foster, Belleza compulsiva
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776‑1822), cuya fama mundial ha sido considerable, es otro de los típicos escritores románticos. En él se combinan la descripción realista y la visión fantástica. El puchero de oro (Der goldene Topf), que data del año 1813, se considera como el cuento artísticamente más perfecto de Hoffmann. En este largo relato, de rasgos ora fantásticos, ora grotescos, la acción se mueve sobre dos niveles: el de la vida cotidiana con sus exigencias y ansias mezquinas y el de la fantasía con sus ideales imperecederos y su visión de un futuro en el cual se unirán el amor y la fantasía, en tanto que el espíritu triunfará al lado del sentimiento. Hoffmann llevó a su culminación las posibilidades del relato romántico justamente con su técnica de vincular sucesos ordinarios con los aspectos nocturnos de la existencia. De él parte una línea directa que conduce a Poe, Baudelaire, Horacio Quiroga, y no resulta difícil reencontrar algunos rasgos suyos en el mundo kafkiano.
ResponderEliminarPero él no fue, por cierto, el único en advertir los peligros que acechan al hombre en el mundo moderno, cada vez más hostil para la supervivencia del individuo como persona íntegra. Heinrich von Kleist (1777‑1811) expuso con impresionante insistencia el problema del ser humano, para el que el mundo en donde vive ha perdido seguridad. Kleist no fue no romántico en el sentido estricto de la palabra. Su arte solitario debe ubicarse entre el clasicismo y el romanticismo. Pero tuvo vínculos personales muy fuertes con algunos románticos destacados. Fue, en primer término, poeta dramático y su prosa magistral se caracteriza por su concentrada densidad y su ritmo de dramático avance. Su nota Sobre el teatro de títeres (Über das Marionettentheater) data del año 1810 y se la considera actualmente como una de las páginas más importantes de Kleist, quien opone en ella al hombre moderno, privado de gracia y espontaneidad, el títere, que tiene su centro de gravedad dentro de sí, tal como se observa en el animal. Pero el hombre no puede "animalizarse" sino que deberá "divinizarse"; su camino hacia la inocencia conduce a través del conocimiento desarrollado al máximo, es decir, el hombre algún día tendrá que poseer una conciencia infinita para así recuperar su gracia perdida [*].(...)
Ilse Brugger, "Los románticos alemanes"