Ana Gallardo: el cuerpo de la mujer se convierte en arma de combate entre los hombres

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Mientras prepara una nueva partida hacia México DF, ya su lugar de residencia, no sin cierta añoranza de Buenos Aires, Ana Gallardo también trabaja en lo que será su individual en Ruth Benzacar, quizás como despedida hasta su vuelta.
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Fiel a sí misma, consecuente con un feminismo afectivista que ha sostenido desde mucho antes de que creciera esta feliz marea verde que ha tomado el campo del arte en el último año, Ana es conocida por sus obras, pero también por los potentes lazos que supo construir con su práctica generosa y abierta, especialmente con artistas jóvenes, que encontraron en espacios como Forest o La Verdi el abrazo y el empuje para comenzar una carrera artística.
En medio de tanto preparativo, y también con cierta tristeza por una diáspora que la lanza a instalarse mayormente en el DF, se hizo tiempo para contarnos, en exclusiva para leedor, en qué consiste el proyecto que exhibirá en la galería de Villa Crespo y cuáles son los proyectos hasta fin de año.

KC: ¿En qué estás trabajando para estos meses que en cierta forma cierran una etapa tuya de ir y venir? 
AG: Lo que estoy preparando son 10 dibujos de 4 metros por 3 metros de promedio. Varían las medidas, algunos llegan a tener 5 metros. Todos dibujados en negro o sobre negro, con carbón, que luego borro. El sistema creativo consiste en cubrir lo blanco del papel y luego transcribir, borrando ese polvo que lo impregna, textos editados a partir de los testimonios que han hecho las mujeres en estos últimos años sobre los femicidios en la época de los combates de la contrainsurgencia guatemalteca.
 
KC: Es una manera de sostener el feminismo desde Latinoamérica y desde la defensa de las más vulnerables con tu labor de artista…
AG: Sí. Es que me conmueve pensar el cuerpo de la mujer como arma de combate, toda esa violencia, esa tortura, para someter a todo un pueblo y sobre todo para quitarles la identidad a los mayas, los temas raciales que implica esa dominación, y tomé el tema de Guatemala no solo porque me interesen estos temas, si no porque en los años 80 yo colaboré en la guerrilla guatemalteca. Entonces en algún punto ese tema me tiene involucrada y he estado en estos ultimos años reflotando todo ese tema e mi vida y apareció todo esto. Cómo el cuerpo de la mujer ha sido siempre un mapa de tortura y de maltrato para someter a toda el cuerpo de la guerrilla, dominar al hombre a través dela violación de las mujeres, de sus hijos, y a mí lo que me sorprende es la crueldad, la locura, como acá fue desaparecer a los hijos, de dominar la memoria, hacer desaparecer, suponen, la ideología, en Guatemala lo que hacían era matar a los bebes, desnucarlos, con una violencia inconcebible, no hay ningún código, animaladas, cómo podés hacer eso, cómo un hombre puede llegar a empalar un bebé, abrir vientres de embarazadas, y en muchos casos esos mismos soldados eran hijos que habían sido robados a familias campesinas, en los autobuses, los militares robaban a los niños, y las mujeres muy sometidas.

KC: Y aquí en Buenos Aires, en una galería tan central como la que te convoca, vas a continuar presentando una situación crítica, todo un gesto tuyo en relación al campo del arte que siempre te interesó sostener al mismo tiempo que no perdés tu compromiso político…
AG: El 14 de noviembre se viene esta muestra en Ruth Benzacar, en esta tristeza que me toma, en estos días tan complejos que vivimos en Argentina. De trabajar el tema de las niñas en la trata de personas, paso a este tema, que tiene tanto que ver con la situación actual, la policía en las calles, la gendarmería, la ministra Patricia Bullrich volviendo a repetir un texto que ya sabemos, que es mentira, que se inventa.
Pero hay algo también que es irrefrenable. Las mujeres, al mismo tiempo, estamos portando esa potencia que puede cambiar las cosas. En Guatemala está sucediendo que los juicios son llevados adelante por mujeres, acaban de matar a una activista allá de los derechos humanos. No es que los hombres no hayan puesto el cuerpo, no los hayan matado o torturado. Pero hay algo que sucede con la comunidad de las mujeres que es tremendamente fuerte. El pensar que el cuerpo de las mujeres es un arma de guerra, utilizada con esa crueldad, es justamente lo que dice Rita Segato, que nos lleva a reflexionar, a unirnos, a fortalecernos y a luchar.
Además de esta muestra, Ana continúa fortaleciendo su lugar de gestión y de agite colectivo, preparando acciones y encuentros, como será la exposición de trabajos pictóricos de Santiago Canción en el taller donde prepara su muestra para Ruth Benzacar, en el barrio de Chacarita/Villa Crespo, que se prevé para el sábado 27 de octubre y que cubriremos y auspiciaremos desde leedor.