HÉCTOR GARCÍA MIRANDA, 1930- PARÍS, 2018
21/2 – 6/4 2019
José de la Mano | Madrid | España
Catalogue | García Miranda [1959-1966]
Catalogue | García Miranda [1959-1966]
En julio de 1960 Héctor García Miranda (Buenos Aires, 1930-París, 2018), junto con otros cinco artistas afincados en París, deciden fundar el GRAV, siglas de Groupe de Recherche d’Art Visuel (Grupo de Investigación de Arte Visual). Su objetivo: crear un grupo de investigación que trabajase libre de toda presión estética, social y económica. Así fue como Julio Le Parc, François Morellet, Jean-Pierre Yvaral, Francisco Sobrino, Horacio García Rossi y García Miranda unieron sus habilidades para desarrollar una producción cimentada sobre una base teórica geométrica. Sus trabajos fueron transversales al estudio de la luz, los colores y el movimiento, dando lugar a obras enmarcadas en la corriente del Op-art y del Arte Cinético.
El primer año de su fundación, los miembros del grupo debutaron colectivamente en la galería parisina Denise René, famosa por estar siempre al último grito de la vanguardia y por ser la impulsora de carreras como la del gran maestro y pionero del Op-art Victor Vasarely. Bajo la dirección de este último estuvo nuestro pintor argentino, pues como refiere el propio Vasarely de García Miranda en una carta de recomendación fechada de 1 de octubre de 1959: “[…] étudie les arts plastiques sous ma direction, je suis en intervalles réguliers son travail et son évolution”. De este modo, la Galería José de la Mano dedica hasta el 6 de abril la única exposición individual de reivindicación histórica que se le ha dedicado a este artista hasta la fecha. La exposición titulada GARCÍA MIRANDA [1959-1966]. Un argentino silenciado del GRAV está integrada por un total de trece obras, datadas entre 1959 y 1966, que permiten aproximarnos a la etapa de producción geométrica más intensa del artista.
García Miranda se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano de Buenos Aires, donde después fue profesor de diseño y grabado hasta que se trasladó a París en 1959. Sin embargo, su país natal fue el primero en ver su obra expuesta, formando parte de colectivas organizadas en el Museo de Córdoba y en las galerías Peuser y Pizarro, entre otras. También fue seleccionado por Argentina para exponer en la Bienal de São Paulo en Brasil, en 1957, recibiendo ese mismo año, además, la Medalla de Oro en el Salón de Otoño de San Fernando.
A su llegada a Europa en el año 1959 el artista tomó clases en París con uno de los grabadores más importantes del siglo XX, el británico Stanley William Hayter (Londres, 1901-París, 1988), conocido por ser el creador de la técnica Hayter, que supuso una importante innovación en la estampación a color. Ese mismo año García Miranda fue seleccionado para debutar en la sección argentina de la Primera Bienal Internacional de París, en la que la presencia latinoamericana (representada por diez países: Argentina, Brasil, Chile, Perú, Venezuela, Cuba, Guatemala, México, Nicaragua y El Salvador) despertó un gran interés entre el público y la crítica. Sus obras ya denotaban un marcado interés por la abstracción geométrica y la influencia de Vasarely, quien había comenzado a supervisar su trabajo y evolución de manera regular desde su llegada a Francia. De esta época pueden contemplarse en la galería dos piezas realizadas con acrílico sobre tabla y otras dos con gouache sobre cartulina, donde se hace evidente el inteligente juego de formas y contrastes aplicados por el artista.
Unos meses más tarde, en 1960, nació GRAV de la mano de los ya citados Le Parc, Morellet, Yvaral, Sobrino, García Rossi y García Miranda, a los que posteriormente se sumarían Hugo Demarco y Joël Stein. Concibieron el fenómeno artístico como “una experiencia estrictamente visual situada en el plano de una percepción fisiológica y no emocional. Nuestras experiencias aún pueden tener un aspecto tradicional (pintura, escultura, relieves), pero no situamos la realidad plástica en la realización o en la emoción, sino en la relación constante que existe entre el objeto plástico y el ojo humano”. Para ellos la forma era “un elemento anónimo distribuido en la superficie”, ya que buscaban que la relación entre los elementos fuera homogénea para poder crear “estructuras inestables que solo se perciben en el campo de la visión periférica” y generar así “un movimiento virtual”. Concebían sus obras como “un despliegue inmutable de una situación dada, o como una proposición en los diversos arreglos que generan una infinidad de posibles situaciones visuales”.
Todas estas declaraciones forman parte del Manifiesto GRAV, que editó la galería Denise René con motivo de la colectiva titulada El Movimiento, que realizaron en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo en 1961. El grupo ya había expuesto fuera de las fronteras francesas el año anterior, en la galería Latinoamérica en Bruselas. Además, los artistas de nacionalidad argentina ya habían participado en la exposición que el Museo Dizengoff de Tel-Aviv (Israel) dedicó a veintidós jóvenes pintores argentinos, entre los que figuraban García Miranda, Le Parc y García Rossi, volviendo a coincidir en 1962, en la exposición 30 argentinos de la Nueva Generación celebrada en la galería Creuce de París.
Un acontecimiento de gran relevancia en la trayectoria de los miembros del GRAV fue participar en la exposición Nouvelle Tendance, gracias a la cual pudieron mostrar sus obras en el Pabellón Marsan del Palacio del Louvre, el ala donde se emplaza el Museo de las Artes Decorativas de París. La selección estaba integrada también por obras de otros colectivos, como los italianos Grupo N y Grupo T o el español Equipo Crónica. En esta muestra García Miranda destacó por sus piezas formadas por estructuras geométricas de cartón corrugado. También fue muy significativa para la difusión de su obra la exposición inaugurada en el Museo de Arte Moderno de París en el verano de 1965, que reunió a los artistas latinoamericanos más importantes próximos a la Escuela de París. La crítica alabó su buen gusto y elegancia a la hora de hacer uso de los efectos de la óptica para crear las formas geométricas de sus composiciones.
De este periodo pueden admirarse en las salas de la galería obras realizadas en acrílico sobre distintos soportes (lienzo, tabla y táblex), así como un collage sobre tabla y un gouache sobre cartón. Esta última pieza fue diseñada en 1966, año en el que el artista decidió romper con el GRAV, que finalmente acabaría por disolverse en 1968.
www.geometrica.es
El primer año de su fundación, los miembros del grupo debutaron colectivamente en la galería parisina Denise René, famosa por estar siempre al último grito de la vanguardia y por ser la impulsora de carreras como la del gran maestro y pionero del Op-art Victor Vasarely. Bajo la dirección de este último estuvo nuestro pintor argentino, pues como refiere el propio Vasarely de García Miranda en una carta de recomendación fechada de 1 de octubre de 1959: “[…] étudie les arts plastiques sous ma direction, je suis en intervalles réguliers son travail et son évolution”. De este modo, la Galería José de la Mano dedica hasta el 6 de abril la única exposición individual de reivindicación histórica que se le ha dedicado a este artista hasta la fecha. La exposición titulada GARCÍA MIRANDA [1959-1966]. Un argentino silenciado del GRAV está integrada por un total de trece obras, datadas entre 1959 y 1966, que permiten aproximarnos a la etapa de producción geométrica más intensa del artista.
García Miranda se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano de Buenos Aires, donde después fue profesor de diseño y grabado hasta que se trasladó a París en 1959. Sin embargo, su país natal fue el primero en ver su obra expuesta, formando parte de colectivas organizadas en el Museo de Córdoba y en las galerías Peuser y Pizarro, entre otras. También fue seleccionado por Argentina para exponer en la Bienal de São Paulo en Brasil, en 1957, recibiendo ese mismo año, además, la Medalla de Oro en el Salón de Otoño de San Fernando.
A su llegada a Europa en el año 1959 el artista tomó clases en París con uno de los grabadores más importantes del siglo XX, el británico Stanley William Hayter (Londres, 1901-París, 1988), conocido por ser el creador de la técnica Hayter, que supuso una importante innovación en la estampación a color. Ese mismo año García Miranda fue seleccionado para debutar en la sección argentina de la Primera Bienal Internacional de París, en la que la presencia latinoamericana (representada por diez países: Argentina, Brasil, Chile, Perú, Venezuela, Cuba, Guatemala, México, Nicaragua y El Salvador) despertó un gran interés entre el público y la crítica. Sus obras ya denotaban un marcado interés por la abstracción geométrica y la influencia de Vasarely, quien había comenzado a supervisar su trabajo y evolución de manera regular desde su llegada a Francia. De esta época pueden contemplarse en la galería dos piezas realizadas con acrílico sobre tabla y otras dos con gouache sobre cartulina, donde se hace evidente el inteligente juego de formas y contrastes aplicados por el artista.
Unos meses más tarde, en 1960, nació GRAV de la mano de los ya citados Le Parc, Morellet, Yvaral, Sobrino, García Rossi y García Miranda, a los que posteriormente se sumarían Hugo Demarco y Joël Stein. Concibieron el fenómeno artístico como “una experiencia estrictamente visual situada en el plano de una percepción fisiológica y no emocional. Nuestras experiencias aún pueden tener un aspecto tradicional (pintura, escultura, relieves), pero no situamos la realidad plástica en la realización o en la emoción, sino en la relación constante que existe entre el objeto plástico y el ojo humano”. Para ellos la forma era “un elemento anónimo distribuido en la superficie”, ya que buscaban que la relación entre los elementos fuera homogénea para poder crear “estructuras inestables que solo se perciben en el campo de la visión periférica” y generar así “un movimiento virtual”. Concebían sus obras como “un despliegue inmutable de una situación dada, o como una proposición en los diversos arreglos que generan una infinidad de posibles situaciones visuales”.
Todas estas declaraciones forman parte del Manifiesto GRAV, que editó la galería Denise René con motivo de la colectiva titulada El Movimiento, que realizaron en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo en 1961. El grupo ya había expuesto fuera de las fronteras francesas el año anterior, en la galería Latinoamérica en Bruselas. Además, los artistas de nacionalidad argentina ya habían participado en la exposición que el Museo Dizengoff de Tel-Aviv (Israel) dedicó a veintidós jóvenes pintores argentinos, entre los que figuraban García Miranda, Le Parc y García Rossi, volviendo a coincidir en 1962, en la exposición 30 argentinos de la Nueva Generación celebrada en la galería Creuce de París.
Un acontecimiento de gran relevancia en la trayectoria de los miembros del GRAV fue participar en la exposición Nouvelle Tendance, gracias a la cual pudieron mostrar sus obras en el Pabellón Marsan del Palacio del Louvre, el ala donde se emplaza el Museo de las Artes Decorativas de París. La selección estaba integrada también por obras de otros colectivos, como los italianos Grupo N y Grupo T o el español Equipo Crónica. En esta muestra García Miranda destacó por sus piezas formadas por estructuras geométricas de cartón corrugado. También fue muy significativa para la difusión de su obra la exposición inaugurada en el Museo de Arte Moderno de París en el verano de 1965, que reunió a los artistas latinoamericanos más importantes próximos a la Escuela de París. La crítica alabó su buen gusto y elegancia a la hora de hacer uso de los efectos de la óptica para crear las formas geométricas de sus composiciones.
De este periodo pueden admirarse en las salas de la galería obras realizadas en acrílico sobre distintos soportes (lienzo, tabla y táblex), así como un collage sobre tabla y un gouache sobre cartón. Esta última pieza fue diseñada en 1966, año en el que el artista decidió romper con el GRAV, que finalmente acabaría por disolverse en 1968.
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jueves, 12 de mayo de 2016
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sábado, 9 de junio de 2018
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jueves, 15 de mayo de 2014
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