El conservador "dejado de lado" Samuel Levi Jones, de alguna manera, retoma la conversación iniciada por Edwards. Sus dos pinturas en el espectáculo, convincentes y atractivas como abstracciones, están formadas por formas ovoides repetidas: pieles de cerdo cosidas que llevan manchas de hierba de donde Jones frotaba el material en campos en los que él, un ex jugador de fútbol americano universitario, pasó una temporada. Consideremos, por ejemplo, cómo el más blanco de los dos cuadros, No Fucking Liberty (2017), que se hizo desde la parte inferior de los balones, nos pide que demos contenido a conceptos abstractos, como la libertad, el capital y el patriotismo, para formas vagas estas nociones tienen en nuestras mentes tan concretas como balones de fútbol, para manchar estas abstracciones incoloras con nuestra propia experiencia.
Entonces, comencemos con la libertad: los dueños de equipos abrumadoramente blancos, al forzar a los jugadores a pararse durante el himno, silencian su derecho a protestar. ¿Es el patriotismo para los jugadores una condición de empleo? Y si es así, ¿quién decide qué es patriótico? Ciertamente, aquellos que controlan el dinero tienen un peso importante. Si decidimos marcar el atletismo como un territorio donde el habla no es muy libre, ¿qué arena es la siguiente?
Podemos imaginar que el mundo del arte es un bastión de la libertad de expresión, pero incluso allí el dinero limita nuestra libertad. Recientemente, por ejemplo, el director del Museo de Queens fue obligado a dimitir por un consejo conservador, que controla los fondos del bolso. Las juntas de museos y los comités de adquisición también tienen una opinión enorme sobre qué obras se compran y, en última instancia, muestran los museos, mientras que el mercado castiga a los que se consideran poco atractivos. Dado que todos pasamos la gran mayoría de nuestras vidas despiertas en puestos de trabajo, e incluso cuando no estamos en la oficina, nuestro comportamiento y opiniones están sujetos a revisión por parte de los empleadores, ¿qué tan libres de hablar somos nosotros? ¿Qué tipo de libertad existe cuando cada aspecto de la vida está sujeto al mercado?
Aquellos que preguntan si la política mancha la belleza del arte o, para el caso, el disfrute de un entretenido juego de fútbol, realmente se preguntan: "¿Se venderá?". ¿Será que, como ha sugerido Trump, bajan las ventas de entradas? Mientras que la pregunta más pertinente es: ¿finalmente compraremos lo que estas protestas tienen que decir?
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ResponderEliminarEntonces, comencemos con la libertad: los dueños de equipos abrumadoramente blancos, al forzar a los jugadores a pararse durante el himno, silencian su derecho a protestar. ¿Es el patriotismo para los jugadores una condición de empleo? Y si es así, ¿quién decide qué es patriótico? Ciertamente, aquellos que controlan el dinero tienen un peso importante. Si decidimos marcar el atletismo como un territorio donde el habla no es muy libre, ¿qué arena es la siguiente?
Podemos imaginar que el mundo del arte es un bastión de la libertad de expresión, pero incluso allí el dinero limita nuestra libertad. Recientemente, por ejemplo, el director del Museo de Queens fue obligado a dimitir por un consejo conservador, que controla los fondos del bolso. Las juntas de museos y los comités de adquisición también tienen una opinión enorme sobre qué obras se compran y, en última instancia, muestran los museos, mientras que el mercado castiga a los que se consideran poco atractivos. Dado que todos pasamos la gran mayoría de nuestras vidas despiertas en puestos de trabajo, e incluso cuando no estamos en la oficina, nuestro comportamiento y opiniones están sujetos a revisión por parte de los empleadores, ¿qué tan libres de hablar somos nosotros? ¿Qué tipo de libertad existe cuando cada aspecto de la vida está sujeto al mercado?
Aquellos que preguntan si la política mancha la belleza del arte o, para el caso, el disfrute de un entretenido juego de fútbol, realmente se preguntan: "¿Se venderá?". ¿Será que, como ha sugerido Trump, bajan las ventas de entradas? Mientras que la pregunta más pertinente es: ¿finalmente compraremos lo que estas protestas tienen que decir?
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