miércoles, 25 de abril de 2018

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● Rob de Sharp                         www.artsy.net

3 comentarios:

  1. En un New York Times reseña de un libro de la novela de Caitlin Macy señora , Alex Kuczynski escribe: “No menos horrible son los ritos que rodean la entrada en algunas de las escuelas privadas más exclusivas de Nueva York, de un sueño Boschian de postura social en el que las madres juzgan entre sí por sus peinados, sus Escalades con chófer y el patrimonio neto de sus maridos. "Aquí, el adjetivo sobre extendido se convierte aproximadamente en sinónimo de" pesadilla ".

    Y "Boschian" trasciende supuestas divisiones entre alta y baja cultura; puede usarse para referirse tanto a las élites enfrentadas de Manhattan como a la música heavy metal. Una descripción general de 2016 del disco de Slayer de 1986, Reign of Blood, describe el álbum como "sombrío, implacable e inhumano, un cuadro de Hieronymus Bosch que cobró vida durante 28 minutos que se retorcían y gritaban". Parecía que no había nada antes. "Aquí el escritor destaca tanto la angustia visceral evidente en la obra de Bosch (que podría tener una espada cortando la cabeza de un hombre aquí, los animales comiendo del estómago ensangrentado de otro allí) y su ingenio radical.


    aLINA cOHEN en www.artsy.net

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  2. La relación de Picasso con Stein era multifacética: era una patrona, una sujeto artística y corresponsal competente. Comenzó su retrato de Stein el año en que se conocieron en 1905, al final de su "Periodo de la Rosa", y afirmó haber asistido a él más de 90 veces. De acuerdo con el prefacio de Laurence Madeline a una edición de 2005 de las correspondencias de Stein y Picasso, acordaron mutuamente la "representación dura y austera" resultante en el retrato. "La radicalización de una tendencia primitivista común a ambos ... se convertiría en la piedra angular de sus respectivas obras", escribe Madeline. Stein fue referido más tarde como "el cubista de las letras".Rob Sharp

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  3. Picasso escribe a Gertrude Stein
    “Mi vida es un infierno”

    La relación epistolar entre Gertrude Stein (1874-1946) y Pablo Picasso (1881-1973) termina el 30 de noviembre de 1944. Estamos en París, se avecina la II Guerra Mundial y hace mucho frío. Tanto, que la señora Stein urge a Picasso que le devuelva los radiadores antes del 10 de diciembre. La mitología que rodea a la pareja exigía un final más novelesco o menos prosaico, pero semejante telegrama, seco como la nieve de Paris, se atiene a la superficialidad que predomina en la correspondencia inédita de Picasso y Stein.

    RUBÉN AMÓN | 26/01/2006 | Edición impresa



    Inédita hasta ahora, porque la editorial Gallimard acaba de publicar en Francia el memorial de las cartas que ambos personajes se remitieron entre 1906 y 1944. Son, al menos, 200, aunque el libro también reproduce la relación de Picasso con el hermano de Gertrude, Leo, así como redunda en el correo de otros amigos comunes. Se trata de una investigación realizada por Laurence Madeline, conservadora del Museo Picasso e intermediaria de una relación cuya importancia en el porvenir de la vanguardia apenas se aprecia leyendo las misivas entre Picasso y la Stein.

    Casi nunca hablan de arte ni se entretienen en cuestiones de estética. Tampoco aluden a la literarura o abundan en el fenómeno de la creación. Predominan, en cambio, las cuestiones logísticas e informativas. Quizá porque Picasso y Gertrude Stein se frecuentaban físicamente a menudo o quizá porque ninguno de los dos quería exponer las faltas de ortografía en francés. Era una lengua extraña para ambos al inicio del siglo XX, aunque los hallazgos de la editorial Gallimard demuestran que Picasso tenía ciertas dificultades para escribir en español: “Querido amigo Stein”, le dice el pintor a Leo, “aquí me tienes á (sic) no se cuantos millones de metros sobre el nivel del mar y trabajando como dios me da a entender y como yo lo intiendo” (sic). La misiva tiene el remite en Lérida y fue redactada en 1906. Es decir, el mismo año en que Pablo Picasso hizo posar a Gertrude Stein para abrir en connivencia el camino del cubismo.

    Una relación triangular
    La escritora-mecenas y el pintor malagueño se abandonaban en el solaz de conversaciones profundas. “No había lugar al tiempo ni al cansancio en el estudio de la Rue Ravignan. Los dos percibíamos que estaba naciendo una revolución creativa”, decía Gertrude Stein en sus memorias. El problema es que la relación epistolar se mantiene al margen de cualquier atisbo volcánico. Dicho de otro modo: si las cartas de los años precubistas llegan a las manos de un marciano o de un bosquimano distraído, jamás podrían percatarse de que Picasso y Gertrude Stein habían parido la práctica y la teoría de la vanguardia.(...)

    www.elcultural.es

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