lunes, 27 de junio de 2011

ENTREVISTA A JAQUES LACAN-1969

CONTENIDO DE LA ENTREVISTA CON J. LACAN
Anika Rifflet-Lemaire
(Diciembre 1969)
Requerido por nuestra pregunta sobre el valor de las inferencias teóricas del artículo «L' inconscient, une étude psychanalytique», de J. Laplanche, el doctor J. Lacan nos transmite el fundamento de su crítica y acepta igualmente hablarnos de ello en el prólogo. Se explica también sobre las causas profundas que considera están en la raíz de tal divergencia de pensamiento surgida en el seno mismo de su escuela.He aquí en síntesis el contenido esencial de la conversación de diciembre de 1969.
Ya en el inicio, J. Lacan afirma una oposición tajante a la tesis fundamental defendida por su discípulo J. Laplanche. Enunciar como lo hace J. Laplanche ‑dice Lacan‑ que "el inconciente es la condición del lenguaje", va directamente en contra de aquello sobre lo cual sus enunciados no dejan en absoluto ninguna duda posible, es decir, que al contrario "el lenguaje es la condición del inconciente".
J. Lacan se declara perfectamente sensible al problema que ha comprometido a su discípulo en la búsqueda de un principio limitativo del proceso primario al nivel del lenguaje consciente. Pero este problema J. Lacan no lo resuelve de la misma manera; sobre todo no lo resuelve echando mano, como lo hace J. Laplanche, de una interacción de los sistemas preconsciente‑consciente e inconsciente, y de una fijación estable del significante inconsciente a la pulsión.
La metáfora del lastre en el fondo de la bodega que impide al barco cabecear demasiado es ‑señala‑ absolutamente incapaz de dar cuenta de los efectos extraordinariamente disociativos de los retornos de lo reprimido; es, a fortiori, incapaz de asegurar ninguna limitación del proceso primario al nivel del lenguaje consciente.
J. Lacan acentúa en exceso el principio de la 'doble inscripción' ‑de la separación de los sistemas, de la repartición geométrica, tópica de los sistemas‑ para autorizar semejante interacción consciente ‑ inconsciente. Y J. Lacan recuerda a este propósito el alcance que ha dado a la noción del 'punto de capitonado' como punto «mítico» del enlace del discurso con alguna significación.
En lo que el doctor J. Lacan nos enuncia sobre el "punto de capitonado", no hay ningún lugar posible para la interpretación que su discípulo establece. El discurso ‑advierte J. Lacan‑ se tiene hacia una busqueda vana de la verdad, por tanteos y errores. Se inscribe en una dialéctica en la que la «falta» constituye más bien el objeto perseguido que no la verdad. Por este juego de remisiones de las frases a las frases y de las palabras, «puede ser» que se desemboque, en fin de cuentas, no en lo real lo cual está excluido del pensamiento, sino en un montaje significante particularmente logrado, más eficiente que otro y que se revela a prueba de la praxis.
Ningún retorno a la fijación elemental del inconsciente en este punto de vista de J. Lacan, concerniente al límite del proceso primario consciente; ni tampoco apelación a la «equivocidad» de los significantes en su descripción del 'punto de capitonado'.
La noción del 'punto de capitonado' atañe al lenguaje consciente, y se deduce del conjunto de la conversación que la interpretación que da de ello J. Laplanche ‑como una especie de patinazo metafórico repentino hacia el inconsciente‑, no puede conciliarse con el predominio que debe otorgarse al principio establecido de la doble inscripción.
J. Lacan subraya, en efecto, que es precisamente porque el inconsciente es otro discurso, y porque se sitúa en otro lugar, por lo que la afirmación de la doble inscripción es absolutamente necesaria,  innegable a ningún nivel de análisis examinado.
Aquí tampoco la manera que tiene J. Laplanche de ver las cosas obtiene el asentimiento de J. Lacan. La imagen «gestaltista» propuesta por J. Laplanche para explicar este fenómeno de la doble inscripción deriva en línea directa de la visión de conjunto de su texto.
La dualidad de las inscripciones la concibe J. Lacan como un desdoblamiento del mismo significante en unidades significantes completamente diferentes, topológicamente sobre todo. Cada una de estas dos inscripciones, soportada así por un mismo significante, tiene un alcance distinto debido a su lugar de soporte.
En apoyo de este enunciado principal, J. Lacan nos da una metáfora. La de un cierto número de jeroglíficos inscritos al mismo tiempo en las dos caras de un obelisco y cuyo sentido se modifica totalmente de una cara a la otra.
Una vez más, si se concede todo su peso a la toma de posición de J. Lacan sobre la doble inscripción, se hace imposible seguir a J. Laplancheen el principio que nos propone de una ordenación del sistema lingüístico consciente por el discurso elemental del inconsciente. El principio de ladoble inscripción, fundado en la separación tópica y funcional de los dos sistemas consciente e inconsciente, permanece válido en todos los niveles de elaboración del inconsciente, y en su origen igualmente; excluye, de entrada, todo recubrimiento de los dos sistemas entre sí.
J. Lacan estima, por otro lado, plenamente conforme con su propia intuición la selección que se hace en el artículo [citado] de una unidad («batería» literalmente) significante mínima. Protesta, no obstante, contra el proceso lógico que lleva a su discípulo a esta deducción feliz.
El procedimiento en cuestión nos es familiar: se trata de la transformación algebraica de la fórmula metafórica de la represión dada por J. Lacan en la pág. 557 de sus "Escritos". El prólogo de J. Lacan aquí incluido denuncia de modo suficiente el error cometido para que nos permitamos un resumen sobre este punto.
El procedimiento de las sustituciones y simplificaciones algebraicas desemboca en un haz de errores, el principal de los cuales es seguramente esa relación de reciprocidad establecida entre lenguaje consciente y lenguaje inconsciente, en detrimento de la línea divisoria que tiene por finalidad escindirlos irreversiblemente. Otro error es el que desemboca en la idea de que un significante podría significarse a él mismo. Sobre el problema de la naturaleza de los significantes en el inconsciente, sobre el estatuto que en él adquieren, J. Lacan, en cambio, no se pronuncia.
*
La única precisión que nos proporciona relativa al término freudiano de "Vortellungsrepräsentanz"
(representante ideativo) es una nota de traducción. Y la que nos propone es seguramente muy distinta de la que prevalece en todas partes. Su propia traducción, "representante de la representación" incluye una idea que no está contenida en esta otra traducción «représentant‑représentatif» (representante ‑ representativo) que impone hasta la fecha el uso corriente.
Según J. Lacan, el empleo del genitivo «Vorstellungs», con una «s» seguida del término de representación («Reprásentanz») aclara la intención deFreud. Lo que Freud indica es el estatuto de representación del sujeto, estatuto que, por otra parte, ha evidenciado por la segunda tópica freudiana, es decir la que sustituye la triada consciente‑preconsciente‑inconsciente por la del Ello, el Yo y el Super-Yo.Por otra parte, J. Lacan es consciente de que en esta época se ventila para él un cambio de rumbo histórico.La incidencia en el público de un artículo como el de Laplanche es el signo revelador.
Para J. Lacan, ha llegado la hora en que el «discurso» se posesione de su obra y la retransmita. Su pensamiento se ha convertido en una presa de predilección que se agita, se vuelve y revuelve, que se destila en la conciencia común: pensamiento refractado por inteligencias de múltiples facetas, animadas por diversas corrientes divergentes.
Hay que poder detectar en este fenómeno clásico de distorsión, de dilución en la opinión, unas líneas de fuerzas previsibles en cuanto a las causas de la deformación y en cuanto a los aspectos mismos de ésta.
*
En lo que más concretamente atañe a la obra de J. Lacan, el movimiento de refracción será marcado por la convergencia de tres factores: la complejidad del texto, el tema tratado, y por fin, el proceso intuitivo, puntillista del pensamiento.
Sus enunciados ‑declara él mismo‑ nada tienen en común con una exposición teórica que se justifica por su término. Sus "Escritos" no son, según su propia metáfora, más que únas cuantas piedras dejadas a lo largo del camino, pues hasta hoy permanece inédito lo substancial de su enseñanza. La mayor parte de los artículos, incluidos en las 900 páginas de sus "Escritos", tratan de circunscribir lo esencial de la materia de sus seminarios. Además, introducen esta materia en el contexto de una crítica epistemológica del punto de vista psicoanalítico de la época sobre el dominio estudiado.
Los "Escritos" no constituyen, pues, una suma didáctica de su pensamiento, ni el compendio de un pensamiento que ha alcanzado la plena madurez.
En cuanto tales, dejan ciertos puntos en el aire y engranan múltiples tentativas de exposiciones prospectivas o de inferencias explicativas prematuras. Por esta vía de búsqueda de finitud ‑nos dice el doctor Lacan‑ es por donde a veces se cuela el error. Se infiltra tanto más fácilmente ‑estima‑, cuanto que quienes propalan sus enunciados se encuentran constreñidos por el estatuto de docente en una posición didáctica.
El discurso universitario que vehicula el saber es, pues, responsable de sus deslizamientos y modificaciones en la historia. El discurso universitario se equipararía o aproximaría a la «opinión», mientras que el saber más acerca de la extraña ciencia.
En esta relación circular de la opinión y del saber, que mutuamente se engendran, se corrobora una vez más el dominio del discurso sobre lo que refiere y principalmente su poder desvitalizador. En lo que concierne más concretamente a la retransmisión de la ciencia psicoanalítica, por el rodeo de la enseñanza universitaria, aparecerán otros factores además del simple juego del sentido bajo el influjo del lenguaje.
Ninguna proposición de los psicoanalistas docentes podrá desprenderse de implicaciones inconscientes. Y la búsqueda de un estatuto social inspirará, sin ellos saberlo, la voluntad manifiesta en algunos de innovar a toda costa.
*
El pensamiento de J. Lacan se difunde, pues, progresivamente, y ya sufre, por este movimiento permanente de reedición oral, sustanciales modificaciones. Fundadas en un descentramiento de los enunciados con relación a su contexto, estas modificaciones adscriben su pensamiento a la«opinión», embotando su carácter auténtico.
En resumen, de esta conversación sobresalen los puntos de clarificación teórica que hemos constatado, y con particular evidencia, dos líneas de fuerza de la mente lacaniana. Esto es, el fundamento de un comportamiento basado sobre una desconfianza respecto a la enseñanza universitaria, su carácter didáctico y su investigación cartesiana.
De ahí emerge una creencia en la elaboración intuitiva, «impresionista», esencialmente práctica, de las tesis científicas en materia de psicoanálisis. Una creencia en ello, y un orgullo seguro de ser capaz de descubrir más que de transmitir. De ahí también, por instinto y a prior¡, una desconfianza reiterada hacia toda tentativa de discípulos o de alumnos de prolongar por medio de puentes sobre las incógnitas las rutas que él mismo ha dejado inconclusas. Una desconfianza que se convierte en franca hostilidad cuando estos puentes revelan una construcción deficiente.
Así el prólogo, que demuestra hasta qué punto no consiente J. Lacan desnaturalización alguna de su pensamiento.
***
Texto extraído "Lacan", A. Rifflet-Lemaire, págs. 395/401, ed. Edhasa, Barcelona, España, 1971. Edición original: C. Dessart, Bruselas, 1970.Selección y destacados: S.R.
Con-versiones octubre 2004
 
         www.con-versiones.com

2 comentarios:

  1. Lacan fundamenta una sola inscripción.Freud se refiere a "Donde ello era el sujeto debe advenir"es decir en el mismo lugar y en distinto tiempo.Lacan lo fundamenta en un tiempo lógico por el desdoblamiento del mismo significante,en banda de Moebius.Lacan construye el inconsciente con una topología de superficies."La plancha de imprimir del lado de la verdad y del lado del saber".

    ResponderEliminar
  2. Lacan tiene desconfianza del discurso universitario, lo homologa al discurso del Amo. En el Seminario 17 "El reverso del psicoanálisis"se refiere a sus discursos, explicitados en el Seminario 20 Aun; como Discurso del Amo, Discurso Universitario, Discurso de la Histérica y Discurso del analista. Distribuidos en cuatro lugares, el del agente, el otro, la producción y la verdad; esta noción de discurso ha de tomarse como vínculo social, fundado en el lenguaje.
    Y, dice, hablo de una mutación capital, que da al discurso del amo, su estilo capitalista. Cita que ha escrito un breve artículo sobre la Reforma Universitaria que le habían pedido del periódico Le Monde, a propósito de la reorganización de la psiquiatría, a pesar del prestigio del diario, sin embargo el artículo, no pasó. Hablaba allí de una reforma en su agujero.
    Se refiere a Hegel,como el representante sublime del discurso del sabe, y del saber universitario.
    Aquí en Francia, no es en las universidades donde se encuentra a los filósofos. En Alemania están en la Universidad.Y son capaces de un cierto status universitario. Se va de la impotencia a la imposibilidad en el afán por encontrar la verdad. En el Psicoanálisis, lo que interesa es el análisis personal,la transmisión, el pasaje por la institución, la supervisión de los casos que se tratan, y la cuestión del pase, que es otorgado luego de este camino.

    ResponderEliminar