MUSEO DEL ARTE/ VINCENT VAN GOGH/ JEAN-MARC NATTIER
Museo del Arte |
Posted: 05 Jul 2013 11:16 AM PDT
Museum of Fine Arts, Boston
Vincent Van Gogh
El cartero está retratado de uniforme y mira directamente al espectador con expresión seria. Vincent estaba experimentando de manera satisfactoria con una gama de colores reducida, estableciendo contrastes de un tono con otro, combinados con el empleo de grandes superficies planas, cerradas por unos contornos acentuados. Las distintas partes de las que se compone el uniforme de Roulin -el cuello, las mangas, la orla de la chaqueta- están delineadas con gruesos bordes negros, mientras que, aplicando una solución contrapuesta, el rosado de la piel se vivifica introduciendo toques rojos y azules que reavivan también la espesa barba. El uniforme azul es el elemento tonal dominante de la pintura, pero el traje oficial de Roulin no puede ahogar su alma; es el propio hombre el que es azul, como sus ojos, tan brillantes como botones de oro. La barba es un paisaje, un arbusto invertido.
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Posted: 05 Jul 2013 11:12 AM PDT
Galería de los Uffizi, Florencia
Jean-Marc Nattier
Nattier aprovecha como ningún otro la oportunidad que ofrece el retrato histórico barroco, que disfraza a las personas representadas de figuras mitológicas. Consiguió asociar la revalorización y generalización temáticas con la elegancia cortesana y la pose decorativa. Cuando es nombrado pintor del rey Luis XV, se encuentran entre sus modelos sobre todo las madamas. Así, los retratos que el rey escoge para su dormitorio representan a dos de sus hijas: Madame Adélaïde como Diana y Madame Henriette como Flora; los trajes escogidos hacían alusión a sus diferentes temperamentos. En sus memorias, Nattier relata que, siguiendo las indicaciones de la reina, lo primero que pintó fue la cabeza de sus modelos. El parecido fisonómico y el papel mitológico, la libertad estilística y las indicaciones del cliente tenían que fundirse en una decoración elegante.
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Joseph Roulin, cartero y vecino, que se convirtió en el mejor amigo de van Gogh en Arles. Se había ocupado del artista de una forma conmovedora, le había visitado en el hospital y había mantenido informado al hermano cuando su amigo cayó en la demencia. Para Vincent era su propia imagen: Roulin, el bebedor y socialista convencido , no sólo encarnaba de maravillas sus costumbres comunes sino que, como padre de familia, también personificaba uno de los deseos más profundos de van Gogh. Los Roulin y muchos de sus hijos posaron a menudo para el pintor. No es por tanto extraño que, mediante la copia, quisiera recordar una vez más los únicos frutos de su esfuerzo por conseguir cariño. Pintó tres versiones de un retrato de Joseph Roulin que había ejecutado durante el verano de 1888. Como si quisiera ocuparse más tiempo de aquellos seres que le eran tan queridos, pintó numerosos círculos minúsculos sobre el fondo, los rellenó minuciosamente con puntos y a partir de la combinación creó los motivos vegetales: Arabescos que crecen configurando flores y capullos que a su vez se transforman en figuras geométricas. La flor es el punto de comparación de todas las copias y la formula para invocar los sentimientos positivos de seguridad, apoyo y amistad.
ResponderEliminarTambién realizó un retrato de Augustine, la mujer de Roulin. Una mujer con el pelo rojo amarillento y un vestido verde delante de un fondo verde con flores...Combinada con los girasoles en un tríptico para mitigar la triste soledad de los pescadores islandeses expuestos a los peligros del mar desierto; sobre este cuadro le había dicho a Gauguin que lo realizaría con la intención de que tuvieran la sensación de ser mecidos, como si volvieran a oír su propia canción de cuna, y él mismo, sentiría mitigadas sus ansias de "niño-mártir"
Fuente: Ingo F. Walter-Rainer Metzger, Van Gogh, La obra completa: pintura www.taschen.com
Jean-Marc Nattier
ResponderEliminarParís, 1685-1766
Obras
Jean-Marc Nattier
Retrato de Madame Bouret como Diana
1745
Biografía
Miembro de una familia de artistas, su padre era el pintor de retratos Marc Nattier y su madre la miniaturista Marie Nattier. Jean-Marc se inició en la pintura con su padre, después con su abuelo, Jean Jouvenet, y finalmente asistió a clases de dibujo en la Académie Royale. Hacia 1703, trabajó en La Galerie du Palais du Luxembourg, copiando obras de Rubens y Charles Le Brun. Gracias a las recomendaciones de Jean Jouvenet le fue concedida una plaza en la Academia Francesa en Roma, que Jean-Marc rechazó. En 1717 viajó a Holanda, donde pintó los retratos de Pedro el Grande y La emperatriz Catalina (San Petersburgo, Ermitage). El zar, que quedó satisfecho con su trabajo, le ofreció un puesto en la corte rusa, que nuevamente Nattier declinó, para permanecer en París, donde residió y trabajó durante el resto de su vidawww.museo thyssen.org