Lo que los mosaicos romanos revelan sobre el arte antiguo Mosaico de Bailarines Báquicos, Hatay, Turquía. Tiempo estimado de lectura: 6 minutos • Última actualización: 02.20.19 Los mosaicos romanos se componen de imágenes geométricas y de figuras creadas por arreglos de pequeñas piezas de piedra y vidrio. Las formas más tempranas de mosaicos grecorromanos fueron concebidas en Grecia a fines del siglo V aC Aunque los griegos refinaron el arte de los mosaicos figurativos incrustando guijarros en el mortero, los romanos ampliaron esta técnica establecida, usando teselas, cubos de piedra, cerámica, o vidrio: para formar diseños intrincados y coloridos. Hoy en día, estas obras ofrecen una imagen vívida de la antigua vida romana; un vistazo a las actividades cotidianas de una antigua civilización que incluyó concursos de gladiadores, deportes y agricultura, al mismo tiempo que sirve como documentación de artículos cotidianos com...
Alan Pauls.
ResponderEliminar(...)Es la gran invención de las instalaciones “temporales” de González Torres: por un lado la pareja de relojes de pared idénticos –Untitled (Perfect Lovers), 1987-1990–, que empiezan sincronizados y con el correr de los días, fruto del desgaste desigual de las pilas, van des-sincronizándose y emprendiendo caminos de velocidad individual; pero sobre todo la serie de las stack pieces, esas pilas de hojas de papel rectangulares, limpias o impresas con textos o imágenes, que se exponen directamente en el piso y hacen de la galería una suerte de “imprenta improvisada”, y las obras de comida, hechas con caramelos, fortune cookies o bombones que el artista esparce en el piso, como alfombras o tumbas, o amontona alrededor de una columna o en una esquina del espacio de exhibición. Límpidas, transparentes, a la vez innumerables y enumerables, tanto las stacks como las obras de comida son obras “participativas”: el público –como solían informarlo, entrenados por el mismo González Torres, los guardias de galerías y museos– está invitado no sólo a tocar la obra sino a apropiársela, a tomar una hoja de papel, un caramelo, un Baci Perugina del montón y llevárselo a su casa. Tan conceptuales como las instalaciones mismas, los certificados de autenticidad que firmaba González Torres incluían, en medio de especificaciones detalladas sobre el tipo de golosina, el color del envoltorio de papel y el peso ideal de la obra, la leyenda “endless supply” (“provisión interminable”) y la previsión, o más bien el anhelo, de que “terceras partes se lleven partes de la obra” a sus casas. Untitled (Lover Boys), por ejemplo (“caramelos azules y blancos envueltos en celofán transparente, provisión interminable, dimensiones variables según la instalación, peso ideal: 161 kilos”), tiene un sentido: lo que pesa en caramelos es equivalente a la suma de los pesos del artista y su amante Ross Laycock. La obra, concebida cuando Ross, portador de HIV, entra en la fase crítica de la enfermedad, “metaforiza” el work in progress de la muerte (como las guirnaldas de bombitas de luz, el goteo del llanto y las cortinas de cuentas rojas, el de la sangre). Pero no bien se presenta, el sentido vacila, se descubre habitado por algo que no es él, que no le pertenece y lo obliga a salir de sí. Ya no es el sentido lo que importa: es el uso. El sentido es el uso. Decía González Torres: “En esa época no se trataba simplemente de utilizar las ideas de Walter Benjamin en La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica sobre la destrucción del aura de la obra de arte. También se trataba, en un nivel más personal, de aprender a dejar ir. Pensé en esa frase de Freud: ‘Nos preparamos para nuestros miedos más grandes con el objeto de debilitarlos’. Yo estaba perdiendo a Ross, de modo que quise perderlo todo para enfrentarme con ese miedo y quizás aprender algo de él. Así que quise perder también la obra, eso que era tan importante en mi vida. Quería aprender a dejarla ir”. El sentido de la obra es su uso: el visitante hunde una mano en Lover Boys y se lleva un poco de arte a la calle, un poco de González Torres a su casa, una parte de los cuerpos de González Torres y de Laycock a la boca, a la lengua, al estómago. Y la teoría no tiene otro sentido que el de llevarnos a “un lugar menos oscuro”.
www.pagina12.com.ar Alan Pauls
Exposición realizada en el MALBA de septiembre a noviembre de 2008
Como en los cuentos infantiles, en los cuadros de Paula Rego (Lisboa, 1935) los animales tienen cualidades humanas. Forman parte esencial del relato porque encarnan, a menudo, a personas clave en la biografía de la artista o, incluso, a ella misma. En su obra Coneja embarazada contándoselo a sus padres, de 1982, Rego recrea un episodio muy anterior, el momento en el que la artista anunció a su padre su propio embarazo, resultado de una relación con un hombre casado, el artista británico Victor Willing, con el que contraería finalmente matrimonio en 1959. Willing falleció en 1988, tras luchar casi dos décadas contra los estragos progresivos de la esclerosis múltiple. Cuidarle, alimentarle, darle las medicinas, era un proceso duro que la artista plasmaría en una serie de cuadros, Niña y perro, en los que Willing está representado como un perro y ella, como una niña empeñada en rasurarle, o en abrirle las mandíbulas para hacerle tragar una medicina.
ResponderEliminarTambién hay animales en la obra gráfica que expone ahora en la galería Marlborough de Madrid, pero les ganan en importancia los temas de denuncia. Criaturas, título de la muestra, reúne una docena de piezas gráficas, la mayoría de los años 2008 y 2009, dedicadas a denunciar la ablación, aunque también se recogen algunas piezas de series anteriores, como Ladybird, de 1989; Straw Burning, de 1996, o el Autorretrato con nietos, de 2002. Rego denuncia con ferocidad la mutilación de los genitales femeninos llevada a cabo, a veces, con la colaboración de las propias madres de las víctimas.
“Es un hecho que las mujeres somos, a veces, crueles con las mujeres. ¿Por qué? Quizá por miedo a ser crueles con los hombres. No sé. Todos somos crueles, los hombres, los niños, los animales. Todos somos crueles en algún momento”. La voz de Paula Rego suena, al otro lado del teléfono, con una cadencia algo triste, de quien ha luchado mucho y encuentra agridulce, quizá, el sabor del éxito. La artista habla desde su estudio, un lugar repleto de muñecos truculentos, ropas antiguas,(...) cultura.elpais.com - Lola Gala el 18-2-2012
Somewhere / Nowhere. Algún lugar/ Ningún lugar
ResponderEliminarFélix González-Torres
Curadora invitada: Sonia Becce
Sala 5 (2º piso), sala 3 (1º piso) y terraza.
Malba – Fundación Costantini presenta por primera vez en Buenos Aires una exposición individual del artista norteamericano, nacido en Cuba, Félix González-Torres (1957-1996), uno de los exponentes clave de la escena artística internacional en los años 80 y 90, que marcó fuertemente el arte contemporáneo actual. Seleccionado en forma póstuma para representar a los Estados Unidos en la Bienal de Venecia 2007, su obra se exhibe año tras año en los principales museos y galerías del mundo.
La muestra fue producida íntegramente por Malba e incluye sus series más emblemáticas, realizadas entre 1987 y 1995, célebres por desafiar al público a tomar un rol más activo que el de mero espectador. Entre otros trabajos, se exhiben las instalaciones de caramelos y chupetines, las pilas de papel impreso (stacks), los rompecabezas, las guirnaldas de luces, las cortinas de tela y cuentas de colores y los carteles de vía pública (billboards), ubicados tanto dentro del museo, como en diferentes puntos de la ciudad.
Una particular idea de amor es el eje que atraviesa con diversa intensidad la exposición. “Se trata del amor entendido como una constelación de emociones y experiencias vinculadas con un afecto profundo, con el deseo, con el cuidado y el sentimiento de intensa atracción por otro, con el dolor por la ausencia o la pérdida del ser amado”, explica su curadora, Sonia Becce. El objeto del amor es siempre determinado y específico: sus seres queridos, su pareja, sus amigos. “A la vez, muchas de las piezas extienden ese gesto al espectador, generando una relación uno a uno, de intimidad, entre éste y la obra”, reconoce Becce.
El arte de González-Torres adoptó diferentes formas durante su carrera, y es una síntesis de profundas experiencias personales y agudas observaciones político-sociales, que le permiten reflexionar sobre aspectos públicos de la política y el tratamiento de las minorías marginadas. Además de cuestionar y subvertir nociones como las de propiedad privada, autoría y coleccionismo, entre otras.
Como parte de la exposición, también se incluye una obra –un booklet, que el público podrá llevarse en forma gratuita-realizada especialmente por Alejandro Cesarco (artista uruguayo residente en Nueva York), quien en 2000 fue el curador de una retrospectiva de González-Torres en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, Uruguay.
Biografía
Félix González-Torres (Güaimaro, Cuba, 1957 – Miami, Estados Unidos, 1996) a los 13 años viaja solo con su hermana de su Cuba natal a España; luego se traslada a Puerto Rico, a mediados de los años 70, donde se queda a vivir con sus tíos y estudia Arte en la Universidad de Puerto Rico.
En 1979 se instala en Nueva York con una beca de la Universidad de Puerto Rico para estudiar en el BFA Pratt Institute de Brooklyn (1983). Ese mismo año realiza el Whitney Museum Independent Study Program, y en 1987 recibe un MFA del International Center for Photography, de Nueva York. También allí comienza su tarea docente en la New York University. Luego de obtener diferentes becas de estudio e investigación, en 1990 realiza su primera exposición en la Andrea Rosen Gallery, de Nueva York, que continúa exhibiendo su obra y representándolo hasta la fecha.
Posteriormente, dicta clases en el California Institute of the Arts (CalArts). En 1991 participa de la Bienal en el Museo Withney de Nueva York como artista individual y como participante del Material Group.
González-Torres muere por complicaciones relacionadas con el sida en la ciudad de Miami el 9 de enero de 1996. En 2007, fue elegido de manera póstuma para representar a Estados Unidos en la bienal de Venecia. Su obra continúa exponiéndose en las principales ciudades en Europa, Asia, Oceanía y América. www.malba.org.ar