PÉREZ-ORAMAS-EL ARTE LATINOAMERICANO ES UNA FICCIÓN DEL MERCADO
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Pérez-Oramas advierte: el arte latinoamericano es una ficción del mercado
23 Febrero de 2012
Pérez-Oramas advierte: el arte latinoamericano es una ficción del mercado
Luis Pérez-Oramas. Imagen tomada de ElTiempo.com
El curator venezolano Luis Pérez-Oramas advierte, en entrevista con el diario colombiano El Tiempo, que el "arte latinoamericano es una ficción del mercado" y añade que "no me parece correcto suponer que se trata de un todo del arte latinoamericano y tampoco es justo con la realidad decir que es un fenómeno totalmente nuevo". Justifica que ahora se hable más de él porque "el mercado se hace cada vez más global y los coleccionistas se interesan por obras no solo de donde viven, sino de otros lugares". No es, sin embargo, la única entrevista interesante reunida esta semana por ARTEINFORMADO. Tenemos también las realizadas a los comisarios fundadores de la Aluna Art Foundation de Miami, o las interesantes observaciones de un coleccionista, Han Nefkens, que rehusa tener su propio espacio de exposición, lo que compensa trabajando con distintas instituciones. Y, en el ámbito de los artistas, declaraciones, siempre jugosas, de nombres como Elena Asins o Paula Rego. Todas ellas, las tiene a continuación:
** Adriana Herrera Téllez y Willy Castellanos, comisarios y fundadores de la Aluna Art Foundation: Sobre los artistas cubanos, su nueva fundación de arte, y Miami como "el beso de la muerte". Cuban Art News
** Alex Flaqué, director general de Flaqué Internacional, organizador del 36 Salón de Arte y Antigüedades de Barcelona - antiQuaris: "El arte navega sobre la crisis, somos un refugio". El Economista
** Han Nefkens, coleccionista: "Una colección es una pasión privada con un beneficio público". El Cultural
** Luis Pérez-Oramas, comisario, Estrellita Brodsky Curator of Latin American Art del MoMA: "Arte latinoamericano es una ficción del mercado". El Tiempo
** Rosina Gómez-Baeza, ex-directora de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial: "Hay un mundo agreste y otro comprometido, y me hubiera gustado otro final en la LABoral". La Nueva España
** Rosina Gómez-Baeza, ex-directora de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial: "Estuve 20 años al frente de Arco, pero mi corazoncito quería hacer algo en Asturias". La Nueva España
** Elena Asins, artista. El País
** José Luís Cuevas, artista: "Sigo siendo el pintor más famoso". Pulso Político
** Marieta Quesada, pintora. Atlántico
** Paula Rego, artista: "No consigo la obra que quiero". El País
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Luis Pérez Oramas
Siempre con Venezuela
Dos pasiones están en la vida de este curador, el arte y la poesía. La exposición de Reverón que organizó en el MOMA abrió las puertas a los creadores plásticos venezolanos en Estados Unidos
Llegó al MoMA con la intención de integrar el arte latinoamericano a una de las colecciones más grandes del mundo (Miguel Raimil/efe)
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NOELIA SASTRE
PERIODISTA
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A Luis Pérez Oramas (Caracas, 1960) se le ilumina el rostro cuando habla de arte y poesía, las dos grandes pasiones de este curador venezolano que descubre los misterios de los artistas latinoamericanos para el público neoyorquino. Lo hace en las galerías del Moma, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el más importante del mundo. Allí presentó con éxito el año pasado a otro venezolano, Armando Reverón, y desde allí nos habla de su trabajo. Es una delicia escucharlo.
-¿Cómo empezó su viaje hasta el Moma?
-En 1998 organicé una exposición sobre Reverón en la bienal de Sao Paulo que fue visitada por John Elderfield, curador jefe de pintura y escultura del Moma. Elderfield decidió entonces dedicarle una retrospectiva a Reverón aquí, en Nueva York, y eso fue fundamental para mi llegada al museo.
Yo estaba enseñando en el Instituto Armando Reverón, en Caracas, donde espero volver algún día porque fueron años fundamentales en mi vida.
-¿Pensaba que llegaría tan lejos?
-Nunca me lo he planteado así. Las cosas se han ido dando. Lo importante es llegar hondo, tocar el fondo de las cosas. Y eso se puede hacer en circunstancias de gran resonancia institucional o en soledad. Siempre he pensado que en Venezuela sufrimos una enfermedad infantil: le damos más importancia al éxito exterior que al interior.
Yo siento que debo estar allí y que ahora estoy de servicio para entender mejor el arte latinoamericano. Uno está siempre con Venezuela, aunque no esté en Venezuela.
-¿Cuál ha sido su mayor logro?
-El logro más grande podría ser que mi último libro de poemas, Prisionero del aire, será editado en España por un editor que es mi sueño. En cuanto al puesto en el Moma, es una gran responsabilidad porque sin ese espacio para los creadores, el significado y la dimensión crítica que necesitan para sobrevivir en el tiempo no se da.
-¿Se está haciendo por fin justicia al arte latinoamericano en Estados Unidos?
-Nos encontramos en un momento muy favorable porque están cuajando los resultados de muchos años de estudio que comenzaron a finales de los 80 tras un período de olvido.
El público americano es muy disciplinado y confía en las instituciones. Les gusta encontrar cosas que nunca habían visto como Reverón o Gego al lado de artistas que conocen bien como Orozco.
Hay museos como archipiélagos, donde las cosas pertenecen a un mar común. Y hay museos que son árboles, como el Moma. La maravilla es poder añadirle una rama que no tenía y ver que la gente la descubre. Esa es mi ambición: que con la presencia del arte latinoamericano en diálogo con una colección canónica como la del Moma el árbol se convierta en una raíz, en un mapa laberíntico tan complejo como la modernidad.
-¿Qué necesitan los artistas venezolanos para tener más proyección en el exterior?
-Necesitan tres cosas: la constitución cada vez más seria de espacios académicos que discutan la producción artística e incluyan publicación; el renacimiento de los espacios de exposición públicos y privados y el renacimiento de la crítica de arte en los medios. Esas tres cosas están dormidas en Venezuela.
-¿Dónde se recuerda en Caracas?
-En El Ávila. Gabriel García Márquez dijo una vez que la cosa más bella del mundo es El Ávila cuando se viste de malva en las tardes de enero. Sencillamente irrepetible.
www.eluniversal.com
Luis Pérez Oramas
Siempre con Venezuela
Dos pasiones están en la vida de este curador, el arte y la poesía. La exposición de Reverón que organizó en el MOMA abrió las puertas a los creadores plásticos venezolanos en Estados Unidos
Llegó al MoMA con la intención de integrar el arte latinoamericano a una de las colecciones más grandes del mundo (Miguel Raimil/efe)
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NOELIA SASTRE
PERIODISTA
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A Luis Pérez Oramas (Caracas, 1960) se le ilumina el rostro cuando habla de arte y poesía, las dos grandes pasiones de este curador venezolano que descubre los misterios de los artistas latinoamericanos para el público neoyorquino. Lo hace en las galerías del Moma, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el más importante del mundo. Allí presentó con éxito el año pasado a otro venezolano, Armando Reverón, y desde allí nos habla de su trabajo. Es una delicia escucharlo.
-¿Cómo empezó su viaje hasta el Moma?
-En 1998 organicé una exposición sobre Reverón en la bienal de Sao Paulo que fue visitada por John Elderfield, curador jefe de pintura y escultura del Moma. Elderfield decidió entonces dedicarle una retrospectiva a Reverón aquí, en Nueva York, y eso fue fundamental para mi llegada al museo.
Yo estaba enseñando en el Instituto Armando Reverón, en Caracas, donde espero volver algún día porque fueron años fundamentales en mi vida.
-¿Pensaba que llegaría tan lejos?
-Nunca me lo he planteado así. Las cosas se han ido dando. Lo importante es llegar hondo, tocar el fondo de las cosas. Y eso se puede hacer en circunstancias de gran resonancia institucional o en soledad. Siempre he pensado que en Venezuela sufrimos una enfermedad infantil: le damos más importancia al éxito exterior que al interior.
Yo siento que debo estar allí y que ahora estoy de servicio para entender mejor el arte latinoamericano. Uno está siempre con Venezuela, aunque no esté en Venezuela.
-¿Cuál ha sido su mayor logro?
-El logro más grande podría ser que mi último libro de poemas, Prisionero del aire, será editado en España por un editor que es mi sueño. En cuanto al puesto en el Moma, es una gran responsabilidad porque sin ese espacio para los creadores, el significado y la dimensión crítica que necesitan para sobrevivir en el tiempo no se da.
-¿Se está haciendo por fin justicia al arte latinoamericano en Estados Unidos?
-Nos encontramos en un momento muy favorable porque están cuajando los resultados de muchos años de estudio que comenzaron a finales de los 80 tras un período de olvido.
El público americano es muy disciplinado y confía en las instituciones. Les gusta encontrar cosas que nunca habían visto como Reverón o Gego al lado de artistas que conocen bien como Orozco.
Hay museos como archipiélagos, donde las cosas pertenecen a un mar común. Y hay museos que son árboles, como el Moma. La maravilla es poder añadirle una rama que no tenía y ver que la gente la descubre. Esa es mi ambición: que con la presencia del arte latinoamericano en diálogo con una colección canónica como la del Moma el árbol se convierta en una raíz, en un mapa laberíntico tan complejo como la modernidad.
-¿Qué necesitan los artistas venezolanos para tener más proyección en el exterior?
-Necesitan tres cosas: la constitución cada vez más seria de espacios académicos que discutan la producción artística e incluyan publicación; el renacimiento de los espacios de exposición públicos y privados y el renacimiento de la crítica de arte en los medios. Esas tres cosas están dormidas en Venezuela.
-¿Dónde se recuerda en Caracas?
-En El Ávila. Gabriel García Márquez dijo una vez que la cosa más bella del mundo es El Ávila cuando se viste de malva en las tardes de enero. Sencillamente irrepetible.
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