martes, 19 de marzo de 2013

MUSEO DEL ARTE/ JOAN MIRÓ Y JEAN BAPTISTE-CAMILLE COROT

Museo del Arte



Posted: 14 Mar 2013 06:07 AM PDT
The Salomón R. Guggenheim Museum, Nueva York

Joan Miró
Miró nos desborda con este lienzo, fruto de la mutación de su arte, en el cual se halla la mayoría de elementos utilizados en La masía, pero pasados ya por el tamiz de su nueva visión de la realidad, propiciada por una exigencia interior que no puede ignorar y a la que se rinde.
 
Posted: 14 Mar 2013 06:00 AM PDT
Museo de Arte Moderno de Nueva York

Joan Miró
En los retratos imaginarios podemos apreciar la búsqueda de la forma pura partiendo de un retrato clásico, que le sirve de excusa más que de modelo a seguir. Miró pinta el fondo con una saturación homogénea de color, mientras rebaja la intensidad del pigmento con aguarrás para obtener una textura más turbia en la figura de la dama.
 
Posted: 14 Mar 2013 05:54 AM PDT
Museo del Louvre, París

Jean-Baptiste-Camille Corot
La importancia histórica de Corot reside en haber desarrollado y reelaborado el tema romántico de la relación entre el hombre y la naturaleza, acentuando sus aspectos realistas. En esta obra podemos advertir otra característica de sus paisajes: la dilatación de los espacios. La mirada del espectador se detiene en la vastedad y profundidad del fondo, iluminado por un cielo claro. Además, cabe señalar el juego de las líneas horizontales del muro y la balaustrada del primero plano con el impulso vertical de los cipreses.
 

3 comentarios:

  1. Joan Miró: Pintura y Anti-Pintura 1927-1937
    2 nov 2008 a 12 en 2009

    Esta pintura se inspira en un retrato británico del siglo XVIII por George Engleheart de la cantante y actriz de la señora Isabella Mills, con humor su refundición por título de Miró como "Señora" en lugar de "la señora" La figura y el fondo están pintadas en tonos vivos, que fundamentalmente se diferencian de las formas naturalista prestados en el retrato original. Al igual que con los Interiores holandeses, aquí Miró rechazó el naturalismo de sus imágenes fuente, agresivamente simplificar y distorsionarla.
    www.moma.org

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  2. La tierra lab­rada (1923-1924) es un óleo sobre tela (66 x 92,7), de col. Guggenheim Museum, Nueva York ­[D 82. DL 88], basado en al menos 19 apuntes previos[1], cuya evolución es una preciosa fuente para su análisis, como apunta Gimferrer.[2] Esta obra, pintada entre Mont-roig y París, la inicia en su masía en el verano de1923 y, tras unas semanas de inactividad en Barcelona, la reanuda a finales de 1923, cuando ya está otra vez en París y vuelve a pasar por a un estado de ebullición creativa.
    La pintura onírica del Miró de los próximos años tiene aquí una de sus primeras repre­senta­ciones y aparecen ya algunos de los signos que configura­rán su lengua­je permanente.
    Su contenido parece una metamorfosis quimérica de sus pinturas detallistas, pero ahora bajo un prisma novedoso, en el que se predomina lo anecdótico y lo fantástico, a veces lindando lo grotesco, aunque sin perder todavía de vista la sólida realidad que caracterizaba los elementos de La masía, de la cual aprovecha bastantes elementos, como son la misma masía de Mont-roig, la acequía, los surcos del campo, la higuera, la agave, la cabra, la lagartija, el perro, los conejos, el gallo, el caracol, el periódico... y añade más elementos, como el ojo, el pino y su piña, la oreja, la yegua y su potrillo, el caracol, el gusano, los pájaros, el labrador y el buey. El cosmos terrenal de Mont-roig se completa con el mar calmoso y un cielo en el que descuellan las nubes, el sol y la luna.
    Balsach (2007) analiza estos elementos[3] y sin duda los más importantes refuerzan la impresión de que meditó largo tiempo el simbolismo de cada elemento y su interrelación, así como se advierte la deformación que aplica casi a todos los elementos, ensanchándolos, estirándolos, cortándolos, fusionándolos con otros…
    Minguet (2009) enfatiza que Miró prosigue la experimentación en los límites de la representación, apurando la transformación de los elementos, poniendo la representación por delante del referente, como en La masía, al tratar en ambas pinturas elementos similares, pero progresivamente con menos realismo y detallismo en el tratamiento, deformando incluso el tamaño y añadiendo signos imposibles: ‹‹El árbol tiene ojo y oreja, como si tuviera vida propia; y es que, en realidad, aunque el referente no la tenga, Miró dota al signo pictórico de un animismo inescrutable.››[4]
    La casa es la suya, la misma de La masía, pero desde otra perspectiva, por lo que aparenta una mayor sencillez, pero comparando los apuntes de estas dos pinturas comprobamos sin dificultad la identidad en los detalles.
    El labrador está reducido aquí a un signo abstracto, en oposición a la potente materialidad de la mujer de La masía. Krauss; Rowell (1972) lo explican refiriéndose a la pintura paleolítica: ‹‹The plowing figure on the right is inspired by the prehistoric cave paintings of Altamira which Miró knew.››[5](...)
    www.artecontemporani.general.blogspot.com.ar

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  3. Jean-Baptiste Camille Corot (París, 16 de julio de 1796 - París, 22 de febrero de 1875), pintor francés de paisajes, uno de los más ilustres de dicho género y cuya influencia llegó al impresionismo.

    Camille Corot nació en París, en una casa desde la que se tenía una perspectiva del palacio de las Tullerías, el Sena y El Louvre. De familia acaudalada, Corot recibió una educación burguesa y realizó sus estudios secundarios en la ciudad gótica y normanda de Ruán, entre 1807 y 1812, tales estudios le marcaron definitivamente. Allí vivía con un amigo llamado Sennegon, lector de Jean-Jacques Rousseau y próximo a las ideas ilustradas, de quien adquirió el gusto por la naturaleza. Continuó su formación en Poissy y al concluirla, manifiesta su deseo de ser pintor, pero su padre se opuso a ello y lo empleó como aprendiz en el negocio familiar. Camille, sin embargo, dedicó casi toda su jornada laboral a dibujar, por lo que la familia terminó por aceptar su vocación y financió su formación artística.

    Etapa de aprendizaje. Corot ingresó en el estudio de Achille-Etna Michallon, reputado paisajista, de quien aprendió a "observar con exactitud y ser verdadero al reproducir la naturaleza". Pero su temprana muerte le condujo en 1822 al estudio de Jean-Victor Bertin, otro paisajista que le aportó destreza en los principios de composición clásicos que caracterizan los paisajes sosegados y bien estructurados que pintó en Italia entre 1825 y 1828. Ejemplos de esta etapa son Forum (1826) y El Puente de Narni (1827), ambos en el Museo del Louvre, París.

    Por entonces, Corot muestra ya la frescura de ejecución y la fidelidad al motivo contemplado y esbozado al aire libre («plein-air») que lo convertirán en referencia inexcusable de los impresionistas, entonces en ciernes.

    Viajes a Italia. En su primer y más largo viaje a Italia, entre 1822 y 1825, descubre fascinado los efectos de la rotunda luz meridional en Roma y su campiña y, más aún, en Tívoli y alrededores de Nápoles. Los temas pintados en Italia son, con frecuencia, los restos de monumentos de la Antigüedad romana, tantas veces pintados por artistas de toda Europa que acudían a Roma a completar su formación, pero mientras otros pintores repetían los modelos poéticos del clasicismo académico, Corot los pintó tal como los veía, como volúmenes que, sin perder su significación histórica, variaban según incidiera sobre ellos la luz.
    www.foroxerbar.com

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