15-MINUTOS DE "INTERRUPCIÓN" EN LA BIENAL DE ESTAMBUL
Plan de Bienal de Estambul Artistas 15-Minute "Interrupción" 01 DE SEPTIEMBRE 2015 Bienal de Estambul de Carolyn Christov-Bakargiev abre esta semana, y un grupo de artistas tienen la intención de infundir la abertura con un reconocimiento de la reciente agitación política que aflige a la minoría kurda de Turquía. Una carta enviada esta mañana a todos los participantes bienales "proponer [s] que todos suspendemos presentación de nuestros trabajos durante 15 minutos durante la inauguración de la Bienal" en reconocimiento a la ruptura violenta en las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el gobierno de Turquía en las últimas semanas. Firmado por participante bienal basado en Mardin Pelin Tan y su Colectivo ArtikIsler, junto con el editor de artista y e-flux Anton Vidokle, la misiva pretende infundir un sentido de urgencia en lo que ya es un programa bienal políticamente sensible. "Con Anton, pens...
Cristina de Pizán, una feminista en la Edad Media
ResponderEliminarCristina de Pizán o Pisan, indistintamente, fue italiana de nacimiento pero francesa de adopción. De ahí la diferencia fonética de su apellido. Fue una de las primeras «feministas» de la historia, y logró, nada menos que en el siglo XIV, ser una escritora reconocida. Lo fue por vocación y por necesidad.
Una biografía medieval
Nació en el año 1364 en Venecia. Su madre siempre quiso estimular su dedicación a las tareas propias del hogar, pero ella prefería seguir los pasos de su padre. Se llamaba Tomás, y de él heredó su curiosidad intelectual y su interés por el estudio.
Su padre abandonó la tierra italiana al ser reclamado por Carlos el Sabio, el rey cristiano de Francia que quiso tenerle a su lado y que ha pasado a la historia como Carlos V de Francia. Tenía entonces Cristina cuatro años de edad.
Aquel monarca, de quien siempre guardó buen recuerdo, otorgó grandes favores a Tomás de Pizán, que fue su asesor, su médico, su astrónomo y su leal y fiel consejero. Cristina gozó, por ello, de algunos privilegios.
Fue la suya una infancia feliz, en la que pudo acceder al estudio. Su conocimiento del latín le abrió las puertas del mundo de los clásicos, y pudo acceder al campo privado de los varones ilustres: la teología, la filosofía, las ciencias.
Cristina vivía alegre, entregada a las lecturas y gozando de admiración, según relata ella misma. A los quince años (una edad habitual para la época), se casó con Etienne Castel, que era notario y secretario del rey. No fue un matrimonio pactado, como tantos otros de aquel momento. Ella le quiso sinceramente y con él tuvo tres hijos. Sin embargo, su suerte, y también la de Francia, cambió.
El rey Carlos murió en 1380, y las armas sustituyeron a los libros y los astrolabios. Su amado padre moriría pocos años más tarde cubierto de deudas. El esposo de Cristina pudo conservar su cargo, pero los sueldos de los oficiales reales se pagaban de forma muy irregular, sobre todo, en un periodo de escasez fiscal.
Poco antes de morir su padre, el marido de Cristina tuvo que acompañar al rey en un viaje. Diez días después de su partida, la peste se lo arrebató para siempre.
Sola y madre de familia(...)