El trabajo de Rama parece adelantarse y salir de su tiempo. Su amplio rango estilístico adopta acuarelas expresivas y abiertamente sexuales hechas a fines de la década de 1930 y principios de la de los 40, y que volvieron a los 80; pinturas abstractas en los años 50;'Bricolages' de los '60; y relieves que incorporan tubos interiores de caucho o piezas de cuero de los años 70 en adelante. Autodidacta, describe su trabajo como el resultado de las tragedias personales que experimentó cuando era joven: su madre padecía una enfermedad mental y su padre se suicidó después de declararse en quiebra. La pintura era un escape de su angustia y se convirtió en un mundo en el que podía ejercer su extrema necesidad de libertad: "No tenía pintores como maestros, el sentido del pecado es mi maestro". Este enfoque explícitamente autobiográfico, como el de otros artistas de su época comoLouise Bourgeois o Maria Lassnig, junto con su léxico de imágenes explícitamente femenino, mantuvieron su trabajo (como el suyo) al margen de la corriente principal y en gran parte infravalorado durante gran parte de su vida.
La naturaleza controvertida de la obra de Rama (su primera exposición en 1945 fue cerrada por las autoridades en Turín incluso antes de que se abriera) es inmediatamente evidente en la primera sala de la exposición. La atmósfera oscura de la cámara con paneles de madera, un espacio de galería decididamente poco convencional, encaja perfectamente con las fantasías psicosexuales que se exhiben. Las acuarelas en marcos ornamentados pesados muestran todo el erotismo subrayado con la violencia que tipifica las primeras obras de Rama.En Dorina (1940), una serpiente emerge de entre las piernas extendidas de una ninfa sentada, mientras Herética (1944) muestra un oso postrado sobre una losa blanca que es penetrada por detrás, una gruesa lengua roja saliendo de su boca como una continuación fálica.Estas son como oscuras perversiones de los cuentos de hadas de Grimm, atados con bestialidad y deformación,
Una pintura al óleo densamente limpiada del mismo período, I Tarocchi (Tarot Cards, 1948), en la que dos mujeres con pesados párpados, ojos negros y piel ocre amarilla observan las cartas que yacen ante ellos, sin embargo, habla más de melancolía. Posteriormente, Rama desarrolló el espacio pictórico plano y los rombos de color que se ven aquí en las abstracciones que comenzó a hacer bajo los auspicios del Movimento Arte Concreta en la década de 1950. La sexualidad incontrolable de sus acuarelas fue suprimida en lo que debe leerse como un acto de autocensura: "Sentí que tenía que apartarme de ese exceso de libertad por el que había sido criticado". Esta exposición se salta el período de abstracción lírica, retomando a principios de los años sesenta con Black Oval (1961), en el que una gran salpicadura de materia grumosa se embadurna con pintura negra.
Habiendo fracasado con los intelectuales y volvió a ser una anomalía transgresora, Rama pasó a hacer algunos de sus mejores trabajos en la década de 1970. Estas piezas incorporan los tubos interiores de las bicicletas, cortados y aplastados para ondular sobre la superficie del lienzo, sugestivamente acentuados por válvulas de metal prominentes, o dispuestos en tiras, sus superficies remendadas como piel vieja y desgarrada llena de trauma y descomposición. No por casualidad, su padre había sido dueño de una fábrica de bicicletas antes de ir a la quiebra. Dos pinturas recientes, Punto Zero (Point Zero, 2003) y Senza attenuati (Without Extenuations, 2003) elaboran sobre la sexualidad inherente (y matices sadomasoquistas) de este material, combinando curvas de goma con un patrón estilizado de penes desencarnados o lenguas.
Rama fue rescatado de una relativa oscuridad a finales de la década de 1970 por el curador y crítico Lea Vergine, quien la incluyó en el influyente 1980 exposición 'La otra mitad de la vanguardia', que la llevó a regresar a las acuarelas explícitas, expresivos que tenía abandonado por más de 30 años. Varios de estos de las últimas dos décadas están incluidos aquí, y muestran una continuación vívida y la expansión de temas e imágenes de los primeros períodos. ¿Por qué es repetidamente el destino de estas artistas femeninas vigorosas e intransigentes desaparecer y requerir el redescubrimiento continuo? Como Lucy Lippard dijo al describir a Lee Lozano, otro caso similar: "Ella siempre fue una figura que se deslizó entre los taburetes". ZOLTANJOKAY.DE
Kirsty Bell
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