miércoles, 6 de diciembre de 2017

DESTACADOS / FOTOGRAFÍA

 Andrea Mantegna, Cristo muerto, 1480. Tempera sobre lienzo, Pinscoteca de Brera, Milán

2 comentarios:

  1. Comentario sobre
    Exhibición del cadáver de Ernesto Che Guevara
    ​El 10 de octubre de 1967 unos veinte periodistas y cuatro fotógrafos viajaron a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Boliviana hacia Vallegrande para dar testimonio público de la muerte de Ernesto Che Guevara. Pocos días después, la fotografía del cadáver, rodeado por militares, exhibido sobre la pileta de cemento del lavadero del hospital San Juan de Malta, se reprodujo en la prensa mundial. Los negativos fueron comprados por la agencia Reuters a un fotógrafo boliviano cuya identidad se mantuvo desconocida por treinta años(1), hasta que la investigación del artista argentino Leandro Katz repuso su nombre. Katz dio a conocer detalles de esta imagen y de otro centenar de fotos de ese mismo día. El testimonio de Freddy Alborta, sus reflexiones sobre la imagen y los sucesos que la rodean, aparecen en El día que me quieras, el film documental de Katz.

    Esta imagen producida para corroborar la muerte del líder guerrillero logró un potencial político inaudito. Por eso, no sólo a la luz de su valor informativo y documental específico, ha sido esencial al momento de pensar el poder de las imágenes, su eficacia para transmitir determinados sentidos y, también, su versatilidad y disponibilidad para conducir ideas.

    John Berger fue el primero en señalar, días después de la muerte del Che, la semejanza formal de esta foto con la pintura de Rembrandt van Rijn La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp (1632). La similitud en la disposición del cadáver y en el número, ubicación y expresión de los hombres presentes devela, argumenta Berger, que ambas imágenes albergan la misma función de exponer y examinar un cuerpo muerto para dar un ejemplo: medicinal, en un caso, de advertencia política, en el otro. También el Cristo muerto de Andrea Mantegna (ca. 1490) es puesto en relación con este otro hombre sacrificado. Pero a diferencia de la pintura, una fotografía exige completarse más allá de sí misma con los hechos que precedieron a ese instante y con aquello que continúa luego. En las palabras de Berger escritas al calor de los hechos, esta fotografía, realizada para probar la identidad del guerrillero y para mostrar el castigo ejemplar, convocaba al espectador a una toma de partido.

    Muchos otros, como Umberto Eco y Susan Sontag escribieron también tempranamente sobre esta foto; los artistas argentinos Carlos Alonso, Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, Margarita Paksa y Ernesto Deira entre otros, trabajaron sobre ella o la citaron en sus obras en fechas próximas al acontecimiento; La hora de los hornos (1968), film de Pino Solanas y Octavio Getino, la reproduce al final. El alcance de esta fotografía dentro de los discursos políticos y estéticos, del análisis histórico, de la identificación generacional e ideológica, del lugar que le cupo en la conformación del mito, dan cuenta del poder de algunas imágenes, para convocar imaginarios, provocar la toma de posiciones y convertirse en emblemas de ideales y de lucha. Aunque por la crudeza de lo representado no pasaría nunca a ser un ícono en la sociedad de consumo como lo es la foto del Che,con la boina con la estrella de cinco puntas, de Alberto Korda.
    Verónica Tell
    www.bellasartes.gob.ar

    ResponderEliminar
  2. Afirma John Berger que la función de las tres imágenes es similar: ambas tratan de mostrar un cadáver que está siendo formal y objetivamente examinado. En las imágenes tratan de hacer del muerto: un ejemplo.el cuadro de los avances de la medicina; la fotografía a modo de advertencia política.
    El doctor Tulp está mostrando los ligamentosdel brazo y lo que dice es generalizable a todos los hombres. El coronel esta mostrando el destino funal-como si dijéramos decretado por la divina providencia-de un famoso jefe de la guerrilla, y lo que dice va destinado a todos y casa uno de los guerrilleros del continente americano.
    En el cuadro de Mantegna el caddáver se ve desde los pies, en lugar desde un lado como es en la fotografía. Las manos están en posición idéntica, los dedos se cierran con el mismo gesto.
    El paño que cubre la parte inferior del cuerpo de Cristo tiene el mismo tipo de pliegues, la misma disposición que los pantalones verde oliva, desabrochados y sanguinolentos de Guevara.La boca tiene la misma expresión flácida. No debería sorprendernos la semejanza. No hay tantas maneras de disponer el cadáver de un delincuente.La comparación se realiza entre dos cuadros y una fotografía. Los cuadros proporcionaban los únicos testimonios visuales anteriores a la fotografía. Frente a esta fotografía, o bien la rechazamos o bien tenemos que completar su significado por nosotros mismos.
    La pintura y la escultura no están muriendo a causa de una enfermedad estilístca. Están muriendo porque en el mundo de hoy ninguna obra de arte puede sobrevivir sin venvertirse en un bien con un valor económico.
    Referencia: John Berger, Para entender la Fotografía , Barcelona Editorial Gustavo Gil, 2017

    ResponderEliminar