Lo que los mosaicos romanos revelan sobre el arte antiguo Mosaico de Bailarines Báquicos, Hatay, Turquía. Tiempo estimado de lectura: 6 minutos • Última actualización: 02.20.19 Los mosaicos romanos se componen de imágenes geométricas y de figuras creadas por arreglos de pequeñas piezas de piedra y vidrio. Las formas más tempranas de mosaicos grecorromanos fueron concebidas en Grecia a fines del siglo V aC Aunque los griegos refinaron el arte de los mosaicos figurativos incrustando guijarros en el mortero, los romanos ampliaron esta técnica establecida, usando teselas, cubos de piedra, cerámica, o vidrio: para formar diseños intrincados y coloridos. Hoy en día, estas obras ofrecen una imagen vívida de la antigua vida romana; un vistazo a las actividades cotidianas de una antigua civilización que incluyó concursos de gladiadores, deportes y agricultura, al mismo tiempo que sirve como documentación de artículos cotidianos como comida, ropa, herramientas y arm
ResponderEliminarEntrevista a Vicente Battista
Por Javier García Crocco
Es el lugar de trabajo de Vicente Battista: una biblioteca, un escritorio pequeño pero contundente, libros, un cuadro, retratos, y su colección de pipas.
Vicente, quiero empezar con algunas preguntas que me traje anotadas pero seguramente, las respuestas darán lugar a otras preguntas.
Sí, que sea un diálogo —dice como para tranquilizarme.
¿Qué cualidades valorás al leer un texto?
Esencialmente, su escritura.
¿Y de esa escritura qué es lo que rescatás o qué es lo que resulta de tu agrado?
Bueno, mirá, hay como cierta magia interior en todo texto. Vamos a tomar un ejemplo. No, mejor dos. Uno puede ser Borges. ¿Qué es lo que nos fascina de Borges? Su escritura, además su temática. Borges puede proponer todo un sistema filosófico en un cuento de seis, siete páginas. Y todo eso lo consigue porque esencialmente tiene una manera de llevarte a través del texto con sus palabras, que son sus palabras, nunca mejor dicho. Borges no deja alumnos. A Borges o lo imitás y entonces sos un pobre imitador o lo empezás a entender desde la interioridad de su escritura y entonces sí pueden surgir alumnos. Miguel Briante, lamentablemente hoy no del todo recordado, sí supo leer a Borges y articular una escritura de enorme calidad, donde se advierte lo borgiano sin ser copia. Vayamos al otro ejemplo: Roberto Arlt. Del que no se puede decir que era un exquisito de la lengua o del idioma. Pero Roberto Arlt tenía una fuerza, una furia interior, que hacía que también, mágicamente, aquellos momentos más fuertes de sus novelas y cuentos estuviesen perfectamente escritos. Después, en los costados, podía tener alguna deficiencia, pero fue un gran escritor. Me pasa cuando leo originales para un concurso, de pronto encuentro un texto que tiene defectos técnicos, pero por la manera de ofrecerlo, de darle fuerza —algo que está más allá de las enseñanzas académicas— me doy cuenta de que ahí hay un escritor. Y quizás otro que aparece correctamente escrito, como yo digo: sujeto, verbo y predicado, está muy bien, pero falta literatura. La síntesis de todo eso puede ser, a mi criterio, un Juan Rulfo. No sé si estoy respondiendo tu pregunta.
No, sí. Me gustaría que me digas si en un texto te agradan o desagradan los adverbios por ejemplo, o la rima, etc.
Eso tiene que ver la mecánica de la escritura y también con los estilos, con los géneros. Yo soy un admirador de Faulkner pero leo con más agrado a Hemingway. Por poner dos norteamericanos, dos premios Nobel, dos grandes escritores. ¿Por qué me sucede esto? Porque mi escritura se parece más a la de Hemingway. Yo no soy un lector de Proust, uno de los grandes autores del siglo XX. Sin embargo, las novelas que constituyen “En busca del tiempo perdido” me apasionan menos que el “Ulises”, de Joyce. La gran literatura barroca, como ya habrás comprendido, no es una de mis devociones. Recuerdo que cuando Cortazar habló maravillas de Lezama Lima y de “Paradiso”, corrí a las librerías a comprarlo. Lo había editado Daniel Divinsky, lo tengo todavía ahí. Confieso haber leído sólo un poco más que medio centenar de páginas. Borges me justificó, el decía que si un texto no te entra, no te esfuerces. No es culpa de Lezama Lima, sin duda es un escritor enorme.(...)
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