FRANK STELLA (1936) NORTEAMERICANO
El Artista
Frank Stella es uno de los más destacados artistas contemporáneos del mundo y también uno de los más prolíficos e innovadores. Su fama comenzó en Nueva York en el año 1963, sólo cinco años después de egresar de la Universidad de Princeton. Había inventado una variación a la pintura abstracta que permitía al rubro salir del callejón sin salida en el cual había quedado el expresionismo abstracto. Stella agregó un toque más conceptual y menos gestual al tema. A los 29 años, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el legendario MOMA, le hizo una retrospectiva, un evento que consternó a Nueva York, dada la juventud del pintor.
Desde aquel brillante comienzo hace casi 40 años, Stella ha sorprendido a sus seguidores con bruscos cambios de timón: en los años 80, renunció a la superficie plana de la tela para agregar la tercera dimensión a su obra. Comenzó a incorporar metal y otros materiales con volumen en su nueva obra. Pasó de la pared a producir enormes esculturas de aluminio o acero. Seguía llevando los límites de su obra más allá de los alcances de los espacios institucionales. Empezó a entrar en el territorio de la arquitectura. Ganó una mención honorífica en el concurso para el Museo de Arte Latino Americano en Buenos Aires.
Stella figura entre los pocos nombres que nos quedan del siglo 20. Junto con Robert Rauschenberg, se ha dedicado a una obra monumental que mezcla técnicas, materiales, y desafíos. Su creatividad sigue en plena floración a los 67 años. Para producir sus obras, que pueden pesar toneladas, ha armado una red de fábricas industriales y talleres especiales, además de su propio estudio que se encuentra en lo que fue un cine en Manhattan. Aquí arma las maquetas de sus obras, antes de enviar los planos a alguno de los talleres para su preparación y montaje.
Su obra está dispersa por el globo; numerosos museos en los Estados Unidos, Europa, Japón, y hasta Chile tienen ejemplos de su desenfrenada creatividad. Stella donó una obra al Museo de la Solidaridad en 1971, como también lo hicieron tantos otros de los grandes artistas de aquel entonces.
También ha estado vinculado con nuestro país por el tema de sus caballos chilenos que han ganado carreras en algunos de los hipódromos que rodean Nueva York. Ha escrito bastante sobre el tema del arte, y ha sido invitado para dar la serie más importante de conferencias que auspicia la Universidad de Harvard.
Participó en la Bienal de Sâo Paulo de 1989 con varias de las obras grandes de la serie. Sus contactos con el Cono Sur, sin embargo, son cercanos, gracias a su pasión por los caballos de carrera; ha adquirido ejemplares ganadores en Chile y Argentina. Su primera presencia en Buenos Aires fue como invitado al legendario Premio Internacional Torcuato Di Tella de 1965 a los 29 años, donde presentó tres enormes obras: Abajo (verde) 1964, Planta Urbana (1964) y Gezira (1961).
En 1997, presentó un proyecto arquitectónico para el edificio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires de la Colección Constantini. El edificio que diseñó fue una suerte de resumen de la serie Moby Dick. Los ganadores, en un certamen duramente peleado entre un distinguido jurado internacional, fueron tres jóvenes cordobeses; Stella recibió una Mención Honorífica.
Texto escrito por Edward Shaw, Curador.
Frank Stella & Moby Dick
Esta muestra será la primera exposición individual de Frank Stella en Hispano América. Frank Stella ha propuesto que organicemos una muestra de su gigantesca serie Moby Dick para Chile y Argentina.
La selección propuesta, integrada de unas 25 obras gráficas de gran formato, sería la exposición más completa hasta la fecha de las obras gráficas de la serie Moby Dick, que en su totalidad alcanza centenares de obras de variadas técnicas. La serie incluye esculturas de grandes dimensiones y cuadros de hasta diez metros de largo, incluso el plano para un edificio.
La serie Moby Dick, fue realizada entre 1985 y 1997. Es imposible abarcarla: nunca ha sido expuesta en su totalidad. Es un fascinante recorrido por la clásica novela de Herman Melville. Stella ha hecho una obra para cada uno de los 132 títulos de los capítulos de la novela. Además de este núcleo de obra, ha hecho numerosas variantes, llegando a más de 2.000 piezas. Es el proyecto más ambicioso que el artista haya emprendido en su carrera, la cual comenzó al graduarse de la Universidad de Princeton en 1958. El desafío de crear una obra que reflejara los títulos de los capítulos de la obra maestra de Herman Melville, escrito entre 1850 y 1851, se originó en una de sus visitas al Acuario de Coney Island de Brooklyn en 1985, acompañado por sus dos hijos Patrick y Peter.
Al observar las ballenas beluga por milésima vez, salió el impulso de integrar la ballena y las olas del mar en una nueva serie de obra. Decidió releer Melville y utilizar los 132 títulos de capítulos como la columna vertebral de su proyecto. El proyecto de Moby Dick ha sido responsable de cambios sustantivos en la dirección de la obra de Stella. Por un lado, empezó a introducir elementos reconocibles -como caras o colas de ballenas- entre la estricta abstracción que había sido su marca registrada. Y por otro, el artista permitió a la obra salir más y más de la superficie de la pared, alcanzando un volumen que desconcertó a todos sus seguidores.
La serie, completa hace siete años llegó a 2.700 obras individuales, incluyendo los tirajes de las obras gráficas y los demás objetos: 100 grandes relieves metálicos, collages, nueve esculturas, un mural arquitectónico, y un edificio aún no realizado. La serie se ha ido desintegrando en sus giras por los Estados Unidos, Europa y Oriente, quedando algunas obras en manos de museos y coleccionistas.
Hay muy pocas personas que conocen de cerca la serie en su totalidad. Esta dispersión es parte de la estrategia que Stella adoptó al profundizar en las actitudes de Melville. El escritor había señalado que nadie puede ver a la vez toda una ballena.
Tal cual: hoy nadie puede ver la serie Moby Dick en un solo lugar ni en un solo hemisferio. Pocos se acuerdan, por ejemplo, que el modelo de Melville para Moby Dick fue una ballena de las aguas del Pacífico de Chile, y que el Capitán Ahab llevó el barco Pequod a Buenos Aires en su travesía de Nueva Inglaterra al Oriente. Pero la obra de Stella, aun no ha seguido todo el curso de su inspiración. La exposición en Buenos Aires cerraría el circuito.
Stella, a raíz de sus intenciones, declaró que la serie partió del deseo de "intentar captar el espíritu de la aventura en su totalidad. El meollo del asunto para mí no es el detalle, sino el ímpetu: lograr hacer fluir la imaginería". El artista rescata la velocidad de lo sugerido, trata de concentrarnos en lo fugaz, hasta lo efímero del pensamiento visual y de la imaginación. Lo que busca el artista es que seamos capaces de ver y pensar simultáneamente, al entregar nuestra atención a esta compleja, pero a la vez enriquecedora serie.
www.dibam.cl
Frank Stella es uno de los más destacados artistas contemporáneos del mundo y también uno de los más prolíficos e innovadores. Su fama comenzó en Nueva York en el año 1963, sólo cinco años después de egresar de la Universidad de Princeton. Había inventado una variación a la pintura abstracta que permitía al rubro salir del callejón sin salida en el cual había quedado el expresionismo abstracto. Stella agregó un toque más conceptual y menos gestual al tema. A los 29 años, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el legendario MOMA, le hizo una retrospectiva, un evento que consternó a Nueva York, dada la juventud del pintor.
Desde aquel brillante comienzo hace casi 40 años, Stella ha sorprendido a sus seguidores con bruscos cambios de timón: en los años 80, renunció a la superficie plana de la tela para agregar la tercera dimensión a su obra. Comenzó a incorporar metal y otros materiales con volumen en su nueva obra. Pasó de la pared a producir enormes esculturas de aluminio o acero. Seguía llevando los límites de su obra más allá de los alcances de los espacios institucionales. Empezó a entrar en el territorio de la arquitectura. Ganó una mención honorífica en el concurso para el Museo de Arte Latino Americano en Buenos Aires.
Stella figura entre los pocos nombres que nos quedan del siglo 20. Junto con Robert Rauschenberg, se ha dedicado a una obra monumental que mezcla técnicas, materiales, y desafíos. Su creatividad sigue en plena floración a los 67 años. Para producir sus obras, que pueden pesar toneladas, ha armado una red de fábricas industriales y talleres especiales, además de su propio estudio que se encuentra en lo que fue un cine en Manhattan. Aquí arma las maquetas de sus obras, antes de enviar los planos a alguno de los talleres para su preparación y montaje.
Su obra está dispersa por el globo; numerosos museos en los Estados Unidos, Europa, Japón, y hasta Chile tienen ejemplos de su desenfrenada creatividad. Stella donó una obra al Museo de la Solidaridad en 1971, como también lo hicieron tantos otros de los grandes artistas de aquel entonces.
También ha estado vinculado con nuestro país por el tema de sus caballos chilenos que han ganado carreras en algunos de los hipódromos que rodean Nueva York. Ha escrito bastante sobre el tema del arte, y ha sido invitado para dar la serie más importante de conferencias que auspicia la Universidad de Harvard.
Participó en la Bienal de Sâo Paulo de 1989 con varias de las obras grandes de la serie. Sus contactos con el Cono Sur, sin embargo, son cercanos, gracias a su pasión por los caballos de carrera; ha adquirido ejemplares ganadores en Chile y Argentina. Su primera presencia en Buenos Aires fue como invitado al legendario Premio Internacional Torcuato Di Tella de 1965 a los 29 años, donde presentó tres enormes obras: Abajo (verde) 1964, Planta Urbana (1964) y Gezira (1961).
En 1997, presentó un proyecto arquitectónico para el edificio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires de la Colección Constantini. El edificio que diseñó fue una suerte de resumen de la serie Moby Dick. Los ganadores, en un certamen duramente peleado entre un distinguido jurado internacional, fueron tres jóvenes cordobeses; Stella recibió una Mención Honorífica.
Texto escrito por Edward Shaw, Curador.
Frank Stella & Moby Dick
Esta muestra será la primera exposición individual de Frank Stella en Hispano América. Frank Stella ha propuesto que organicemos una muestra de su gigantesca serie Moby Dick para Chile y Argentina.
La selección propuesta, integrada de unas 25 obras gráficas de gran formato, sería la exposición más completa hasta la fecha de las obras gráficas de la serie Moby Dick, que en su totalidad alcanza centenares de obras de variadas técnicas. La serie incluye esculturas de grandes dimensiones y cuadros de hasta diez metros de largo, incluso el plano para un edificio.
La serie Moby Dick, fue realizada entre 1985 y 1997. Es imposible abarcarla: nunca ha sido expuesta en su totalidad. Es un fascinante recorrido por la clásica novela de Herman Melville. Stella ha hecho una obra para cada uno de los 132 títulos de los capítulos de la novela. Además de este núcleo de obra, ha hecho numerosas variantes, llegando a más de 2.000 piezas. Es el proyecto más ambicioso que el artista haya emprendido en su carrera, la cual comenzó al graduarse de la Universidad de Princeton en 1958. El desafío de crear una obra que reflejara los títulos de los capítulos de la obra maestra de Herman Melville, escrito entre 1850 y 1851, se originó en una de sus visitas al Acuario de Coney Island de Brooklyn en 1985, acompañado por sus dos hijos Patrick y Peter.
Al observar las ballenas beluga por milésima vez, salió el impulso de integrar la ballena y las olas del mar en una nueva serie de obra. Decidió releer Melville y utilizar los 132 títulos de capítulos como la columna vertebral de su proyecto. El proyecto de Moby Dick ha sido responsable de cambios sustantivos en la dirección de la obra de Stella. Por un lado, empezó a introducir elementos reconocibles -como caras o colas de ballenas- entre la estricta abstracción que había sido su marca registrada. Y por otro, el artista permitió a la obra salir más y más de la superficie de la pared, alcanzando un volumen que desconcertó a todos sus seguidores.
La serie, completa hace siete años llegó a 2.700 obras individuales, incluyendo los tirajes de las obras gráficas y los demás objetos: 100 grandes relieves metálicos, collages, nueve esculturas, un mural arquitectónico, y un edificio aún no realizado. La serie se ha ido desintegrando en sus giras por los Estados Unidos, Europa y Oriente, quedando algunas obras en manos de museos y coleccionistas.
Hay muy pocas personas que conocen de cerca la serie en su totalidad. Esta dispersión es parte de la estrategia que Stella adoptó al profundizar en las actitudes de Melville. El escritor había señalado que nadie puede ver a la vez toda una ballena.
Tal cual: hoy nadie puede ver la serie Moby Dick en un solo lugar ni en un solo hemisferio. Pocos se acuerdan, por ejemplo, que el modelo de Melville para Moby Dick fue una ballena de las aguas del Pacífico de Chile, y que el Capitán Ahab llevó el barco Pequod a Buenos Aires en su travesía de Nueva Inglaterra al Oriente. Pero la obra de Stella, aun no ha seguido todo el curso de su inspiración. La exposición en Buenos Aires cerraría el circuito.
Stella, a raíz de sus intenciones, declaró que la serie partió del deseo de "intentar captar el espíritu de la aventura en su totalidad. El meollo del asunto para mí no es el detalle, sino el ímpetu: lograr hacer fluir la imaginería". El artista rescata la velocidad de lo sugerido, trata de concentrarnos en lo fugaz, hasta lo efímero del pensamiento visual y de la imaginación. Lo que busca el artista es que seamos capaces de ver y pensar simultáneamente, al entregar nuestra atención a esta compleja, pero a la vez enriquecedora serie.
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