De la vida doméstica. Bodegones flamencos y holandeses del siglo XVII

Eleonora Chiari Instalación
Pieter Claesz- Bodegón con copa Roemer, tazza de plata y panecillo-1637Museo del Prado
Caravaggio-Cesta con frutas

Comentarios

  1. Es moderno basura arte? La pregunta queda en el aire como el olor rancio de cenicero de anoche cuando los limpiadores galería de arte rellenan una instalación en sacos negros y dejan fuera a los hombres de la basura.

    Le ha ocurrido a Damien Hirst, Tracey Emin y otros artistas contemporáneos, y ahora se ha pasado a Milan de Sara Goldschmied y Eleonora Chiari, cuya instalación Dónde iremos Dancing Tonight? fue arrastrado en su totalidad por los limpiadores en la Museion en Bolzano, norte de Italia.(...)
    Jonathan Jones en theguardian.com el 27 de octubre de 2015
    Leí el artículo y estaba trabajando el tema de los bodegones y le encontré relación; el arte contemporáneo se enfrenta con este tipo desagradable de situaciones inesperadas.

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  2. La naturaleza muerta alcanzó un asombroso esplendor con los maestros de la pintura flamenca, que en el siglo XVII demostraron el poder del detalle, la capacidad expresiva de la luz y las texturas. Los alimentos escogidos eran siempre manjares: algunas de las suculentas cerezas rojas caen del plato, el arenque ahumado exhibe un elegante tono amarillo, la empanada deja ver un interior plagado de frutos secos. Las vajillas de plata, los vasos de cristal y los cubiertos con empuñadoras de marfil completan la atmósfera lujosa y refinada de la escena. La Fundación Juan March de Madrid expone hasta el 3 de marzo De la vida doméstica. Bodegones flamencos y holandeses del siglo XVII, una selecta colección de once óleos que representan lo mejor del género, cultivado hasta la perfección por artistas como Osias Beert (1580-1624) —conocido por sus bodegones de desayuno— y Willem Claeszoon Heda (1594-1680), un virtuoso que se recreaba en plasmar los reflejos de la luz sobre el cristal y el metal. Estas obras comenzaron a pintarse en todo el territorio de los Países Bajos, pero las circunstancias políticas provocaron que los artistas de Holanda (dominada por el Calvinismo, que rechazaba las imágenes religiosas en los templos) se centraran en los temas terrenales que dominaban el bodegón. Las obras presentes en la exposición trazan ese viaje evolutivo con un importante trabajo del pionero Osias Beert fechado en torno a 1610, ejemplos de Clara Peeters y Floris van Dijck y cuadros del ya tardío Jan Davidszoon Heem. Quietud doméstica Los organizadores insisten en demostrar que el término naturaleza muerta es equívoco e impreciso. En un ensayo de Teresa Posada Kubissa (conservadora de Pintura Flamenca y de las Escuelas del Norte del Museo del Prado) que acompaña a la exposición, la especialista recurre al término original en holandés (stilleven, literalmente "vida quieta e inmóvil") para defender la condición viva del género que en realidad es una representación de la quietud doméstica. La naturaleza muerta triunfó a pesar de la aparente carencia de emocionesEn la selección de los alimentos se esconde un medio de expresión que el artista aprovecha para construir alegorías, sentimientos y estímulos sensoriales. Hay indicios para pensar que las llamadas naturalezas muertas no eran un puro alarde de técnica. Posada resalta que los bodegones se han analizado como puros estímulos visuales y también como "imágenes significativas que remiten a una realidad externa". La especialista apunta a que podrían ser una mezcla de ambas teorías, ejemplos del dominio de la pintura que triunfaron a pesar de la aparente carencia de emociones, porque no hay nada más poderoso que "la evocación" de los sabores y las texturas. Síguenos en Facebook para estar informado de la última hora:

    Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1729258/0/fundacion-juan-march/bodegon/pintura-flamenca-holandesa/#xtor=AD-15&xts=467263 Helena Celdran/ febrero 10 de 2013

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  3. Compuso esta naturaleza muerta mediante unos pocos elementos elegantemente dispuestos sobre la mesa: un vaso con vino, una copa metálica volcada, otra copa boca abajo. Elementos que se distribuyen junto a varios platos que contienen: un limón a medio pelar, aceitunas y un pedazo de pan. Las nueces dispersas dotan de cierto aspecto casual a la representación.

    La sencilla disposición de los objetos sobre la mesa y la tonalidad general del cuadro son los elementos característicos de esta pintura de Claesz, uno de los ejemplos más claros de las naturalezas muertas de la escuela de Haarlem a la que pertenecía el pintor. A la vez, la construcción del bodegón alrededor de una de las formas, en este caso la copa grande, es típica en sus pinturas de la década de 1630 a 1640.
    www.museodelprado.org

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  4. Cesto con frutas (en italiano, Canestra di frutta) es un cuadro del pintor italiano Caravaggio. Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán, 29 de septiembre de 1571 - 18 de julio de 1610). Está realizado al óleo sobre lienzo. Fue ejecutada hacia 1596 y se conserva actualmente en la Pinacoteca Ambrosiana de Milán, Italia.
    Muestra un cesto de mimbre al borde de un alféizar o cornisa, aunque también puede ser una mesa. La cesta contiene una selección de frutas de verano:
    ... un melocotón rojizo, de buen tamaño unido a un tallo con agujeros de gusano en la hoja asemejándose al daño que hace la polilla oriental de la fruta (Orthosia hibisci). Por debajo de él hay una sola manzana bicolor, mostrada en perspectiva con dos agujeros de entrada de insectos, probablemente la carpocapsa, una de las cuales muestra putrefacción secundaria en el borde; una pera amarilla enrojecida con depredaciones de insecto parecidas al daño de un Archips argyospita; cuatro higos, dos blancos y dos de color púrpura— los púrpuras completamente pasados, rajados por los lados, más una gran hoja de higuera con una prominente lesión por hongos que se parece atracnosis (Glomerella cingulata); y un solo membrillo sin mácula, con un frontoso brote que muestra puntos de hongo. Hay cuatro racimos de uvas, negro, rojo, amarillo y blanco; el racimo rojo a la derecha muestra varias frutas resecas, mientras los dos racimos de la izquierda muestran una baya demasiado madura. Hay dos hojas de parra, una severamente reseca y arrugada mientras que la otra tiene manchas y evidencia de una masa de huevo. En la parte derecha de la cesta hay dos higos verdes y uno maduro de color negro se encuentra en la parte de atrás, a la izquierda. A los lados del cesto hay dos retoños sin cuerpo: a la derecha hay un brote de uva con dos hojas, ambas mostrando severas depredaciones por insectos que recuerdan a las mordidas de saltamontes; a la izquierda hay un brote que cuelga, de membrillo o de pera.[1]
    Mucho se ha elucubrado sobre la fruta comida por los gusanos, depredada por los insectos y, en general, en condición lejana a la perfección. Posiblemente Caravaggio pintó simplemente lo que tenía más a mano; o posiblemente tuviera algún significado en el sentido de la «caducidad de todas las cosas»; más específicamente, podría ser una referencia al Libro de Amós, Un estudio reciente con rayos X ha revelado que fue pintado sobre un lienzo ya usado pintado con temas grotescos en el estilo del amigo de Caravaggio Prospero Orsi, quien ayudó al artista en su primer gran paso adelante hacia los círculos de coleccionistas tales como su primer patrón, el cardenal Francesco María Del Monte, alrededor de 1594/1595, y quien siguió siendo íntimo durante muchos años después es.wikipedia.org

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