ALEGORÍA DE LA PINTURA Y ESCULTURA, 1637 GUERCINO

Alegoría de la pintura y la escultura, 1637 Guercino
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  1. A la izquierda vemos la alegoría de la pintura, representada por una joven con una paleta y pinceles frente a un lienzo. A la derecha se encuentra sentada la alegoría de la escultura sosteniendo una escultura de una mujer. En el cuadro hay un cruce de miradas. La pintora mira con detenimiento hacia la escultura que toma como modelo mientras la alegoría de la escultura ¿escultora y autora de la escultura que sostiene? observa el cuadro que está pintando la alegoría de la pintura. Es una pintura en la que se desarrolla de forma compleja el tema de la alegoría. A diferencia de la que quizá sea su obra más famosa, otra alegoría, la de la Aurora; en la obra que nos ocupa, la presencia de las dos mujeres, de las dos alegorías, ocupa toda la superficie del cuadro. Este se encuentra lejos de sus enormes y literarias creaciones mitológicas y religiosas. Su autor no quiere que nada desvíe la atención del motivo de su reflexión y el fondo del cuadro es un vacio oscuro que no hace sino resaltar más la presencia de las dos alegorías. El juego de la ilusión tridimensional de la obra es otro juego de espejos en el que las propias alegorías podrían ser consideradas esculturas, además de ser pinturas. Pintura que representa a la pintura representando a una escultura y cuya obra contempla una escultora. El juego de posibilidades es amplio y nos habla de la complejidad de una obra que se desata como un bucle. Si en Guercino se ha valorado la rapidez en la ejecución de sus obras, en este lienzo lo que es de valorar es su aparente sencillez y el juego de ilusionismos que desarrolla. Desde luego su elaboración está muy meditada y se escapa completamente al contenido y motivos del resto de su obra, convirtiéndose en una estupenda reflexión del arte de la pintura Se tiende a generalizar la idea del Barroco bajo la idea de que huye del vacío, pero en esta obra no podemos hablar del barroco como horror al vacío sino como expresión de la complejidad de una reflexión.

    Giovanni Francesco Barbieri fue un pintor italiano de la escuela de Bolonia, nacido en Cento (1591-1666). Era conocido como Il Guercino (El bizco en italiano). Estuvo influenciado por los Carraci en Bolonia y por la obra veneciana de Tiziano. Guercino desarrolló una pintura barroca de potentes colores, fuertes contrastes de luces y sombras y elegante representación del movimiento. Con mecenazgo del papa Gregorio XV, Guercino pintó el fresco de la Aurora (1621, Villa Ludovisi, Roma), que es quizás su obra más conocida. En 1642 se instaló en Bolonia como sucesor de Guido Reni, al frente de la escuela de Bolonia. Intentó pintar con el tranquilo clasicismo de Reni por lo que su obra perdió energía y ganó en refinamiento y solidez.

    laberintorio.wordpress.com
    Carlos Rodríguez-2011

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