DAVID BOWIE /EL DUQUE BLANCO / TESTIMONIO DEL ADIÓS

Es el único álbum de toda su trayectoria que no muestra una imagen de su rostro en la portada. Su  primer single, Lazarus, parece una suerte de testimonio del adiós, con un video que lo exhibe arrojado en una cama y con una venda en los ojos, mientras en su letra asume que “estoy en el cielo/tengo cicatrices que no se pueden ver”. El resto de las canciones sigue un derrotero similar, con algunas que hablan de asesinato y llantos, mientras otras. como I can’t give everything away, describen a calaveras sobre sus zapatos, como si la muerte hubiese mordido de a poco su desvalido cuerpo.
Para Paul Trynka, uno de los más reputados biógrafos de David Bowie y autor del libro Starman (2011), no hay duda alguna: el último trabajo del inglés, Blackstar, lanzado apenas este viernes 8, encierra el abrazo definitivo del artista con su propia muerte. 
“Estaba lleno de señales acerca de eso. Si uno escucha bien, es básicamente el retrato de Bowie mirando su propia partida”, cuenta el profesional a La Tercera. Luego sigue: “Obvio que hoy todo adquiere un sentido, pero ya se trataba de un tipo enfermo escribiendo, de alguien que se veía más en el cielo que aquí en la tierra. Tuvo la capacidad de hasta hablar de su propia muerte en un disco”.
Eso sí, Trynka, que también se anota en sus registros textos acerca de Iggy Pop y The Rolling Stones, dice que las ansias de evasión son una constante de los últimos años del “Duque Blanco”: “En conversaciones con Julien Temple , siempre compartían su fantasía por desaparecer, por escapar de una vez. Una suerte de escapada gloriosa. Trabajo hecho. Es una pérdida terrible, pero de la manera más artística posible. 
¿Cómo fueron sus últimos años?
Desde hace mucho deseaba recluirse y descansar con su familia, ya no disfrutaba de las giras, por eso nunca más volvió a ofrecer una. Quería formar familia como nunca lo había hecho. Por eso empezó desde hace mucho a planificar una despedida. Su otro disco, The next day, está lleno de referencias a su juventud, a Berlín, al apartamento que ocupó en los 70, cuando era muy extraño que él volviera sobre un pasado que lo mostraba como un artista nostálgico. Ahora se entiende todo. www.latercera.com - Claudio Vergara

Comentarios

  1. CURIOSO
    "Lazarus": El premonitorio último tema de David Bowie
    Lunes, 11 de enero de 2016 | 18:48
    "Estoy en el cielo. Tengo cicatrices que no se pueden ver. Un drama que no puede ser robado. Todo el mundo me conoce ahora". La letra de Lazarus la canción que se lanzó como anticipo de su disco "Blackstar" parece, ahora, un testamento.

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    El video presenta a David Bowie en una cama en un ambiente sombrío con los ojos tapados por una venda. Unos botones ocupan el lugar de los ojos y ofrecen un resultado estético enloquecedor. Nadie sospechó nada el 8 de enero cuando se publicó el disco coincidiendo con su cumpleaños. El disco no estaba previsto, todo el mundo había guardado el secreto. Nadie sospechaba que David estaba luchando contra el cáncer y que este disco era su testamento.

    Ahora todo tiene sentido. "He abandonado mi móvil abajo. ¿No soy así? De esta manera, o de ninguna, Ya sabes. Voy a ser libre como el pájaro azul. ¿No soy así?".



    Bowie dirigió el videoclip, la campaña de marketing y las redes sociales. Nadie se había atrevido a tanto. Nadie volverá a hacerlo. La nota de prensa que acompañaba la noticia de que el disco había alcanzado el número uno en las ventas digitales, informaba que Lazarus forma parte de la producción teatral Lazarus escrita por Bowie y Enda Walsh y dirigida por Ivo Van Hove, que se estrenó el 7 de diciembre en Nueva York con excelentes críticas. El diario The New York Times alabó los "rayos congelados de éxtasis que se disparan como novas a través del barro y la oscuridad glamorosa de Lazarus, el fantástico nuevo musical con excelente música creado a partir de las canciones de David Bowie", mientras que la revista Rolling Stone elogió Lazarus diciendo que es "una proeza surrealista... el mejor teatro en el que se nada en leche, se huele lencería y se bebe ginebra a grandes tragos".

    Cualquiera que conociera a Bowie sabe que disfrutaría como un niño de la situación. Ahora ya es imposible juzgar Blackstar y los que lo hicieron en estos días lo pusieron por las nubes. Ahora ya sabemos lo que significa esa mueca burlona de su rostro casi siempre impenetrable escondido detrás de una máscara que nació junto a Lindsay Kemp con la cara pintada de blanco como un mimo. David transformó aquello en tendencia, no fue el primero en hacerlo, pero fue el que lo hizo de manera más eficaz.

    Con Bowie es imposible pensar que algo es una casualidad. David Bowie dirigió su mejor obra y le puso punto final. El Mundo.
    primiciasya.com

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