domingo, 24 de enero de 2016

Candida Höfer y su especial estética de los espacios / EN BUENOS AIRES EN 2009-FUNDACIÓN PROA

4 comentarios:

  1. Por Ana Martínez Quijano
    Ámbito Financiero – 01/06/09

    Al panorama de buenas muestras que presentan en estos días museos y galerías, la Fundación Proa sumó «Espacios urbanos: Andreas Gursky, Candida Höfer, Axel Hütte, Thomas Ruff, Thomas Struth». Se trata de una exhibición clave para comprender la importancia de la fotografía contemporánea, y las particularidades que le imprimieron los integrantes de la Escuela de Düsseldorf.

    Seleccionadas por el curador italiano Ludovico Pratesi, las obras de los cinco fotógrafos alemanes abordan un tema frecuente: muestran desde diversos ángulos el paisaje de las grandes megalópolis. La exposición se inicia en una sala dedicada a la década del 80, con imágenes que revelan la estética sombría de los primeros trabajos del grupo. Estas fotografías en riguroso blanco y negro, se destacan por su pequeño formato. Las grandes dimensiones de las imágenes de la década del 90 y las actuales, marcan un cambio abrupto, ya que, además, ostentan la elocuencia que brinda el color y la nitidez casi absoluta, que es una de las características más notables de la Escuela de Düsseldorf.

    Durante una visita guiada destinada a los críticos, la directora de Proa, Adriana Rosenberg, contó cómo se gestó la exposición y habló de cada uno de los artistas cuyas obras se asemejan. Luego, la explicación de las complejas cuestiones técnicas que esconden las imágenes de Gursky, quedó a cargo del fotógrafo Facundo De Zuviría, quien aclaró por qué las cosas ubicadas en los primeros planos aparecen tan nítidas como las alejadas, cuando se supone que se deberían ver borrosas. «Gursky repite la misma toma de modo casi exacto varias veces, sobre las películas (transparencias color), y así obtiene una información 'casi' idéntica, que nunca será igual pero resulta complementaria, señaló De Zuviría. «Es decir, algunas personas que están movidas en una toma, en otra que parece ser igual ya no lo están; además, mientras en algunas tomas, Gursky enfoca el primer plano, en otras enfoca el plano medio, y en otras el fondo, después superpone todo este material en el photoshop, y utiliza la mejor información disponible para cada detalle. Luego, empalma todos los detalles respetando la composición de la toma original. Este procedimiento puede tomar varios días, pero el resultado 'está a la vista', y de más está decir que se trata de un verdadero maniático de los detalles», concluyó.
    proa.org/esp

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  2. Por otra parte, una de las estrellas de Düsseldorf, Candida Höfer, llegó con su ojo certero a Buenos Aires y se dedicó a realizar in situ una serie de imágenes. «Höfer nos invita a mirar de nuevo, a detenernos en cada uno de sus detalles, los tabiques divisorios, los candelabros de cristal, los anaqueles llenos de libros, las baldosas de los pisos, los pesados telones de los teatros, a tener la impresión de estar envueltos por esos ambientes», señala el curador Pratesi. El gran viaje de Höfer pasa por Weimar y Bologna, Seúl y Buenos Aires, Lisboa y París, y aspira a «captar el espacio vacío, fijarlo y hacerlo visible». Es obvio, sus visiones estetizadas de nuestro Congreso y el porteño teatro San Martín de la calle Corrientes, están tan quietas y estratificadas y su apariencia es tan magnífica que nos resultan ajenas, acaso porque como dice Höfer, estos lugares «están perdiendo lenta aunque inexorablemente su función principal: los espectadores del teatro son suplantados por los teleespectadores».

    Lo cierto es que la fotografía, que pasó a ser para los artistas un soporte más del extenso universo que proveen las nuevas tecnologías, cambió aceleradamente de status. La decisión de limitar el número de copias, aumentó la posibilidad de subir el precio, pero tuvo implicancias que superan las del mercado. De repente, comenzaron a surgir imágenes con el poder fetichista de las verdaderas «obras de arte», con el aura que nunca habían tenido. Las ampliaciones que replican el formato de los cuadros de los grandes maestros de la pintura que pueblan los museos, suscitan esa «sensación irrepetible de una lejanía»(por cercana que se encuentre), la misma que Walter Benjamín le atribuye a las obras de culto. Las imágenes que se multiplican habían quedado afuera de la categoría de los objetos de culto, pero uno de los mejores ejemplos de la cualidad «museo» que ganó la fotografía en esta última década, se puede ver en Proa.
    proa.org/esp Ana Martínez Quijano en www.ambitofinanciero.com

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  3. La casa, es el primer universo de la cotidianeidad, pero se proyecta como un auténtico "microcosmos": una unidad de imagen y recuerdo. Su funcionalidad reside en que sirve como detonante del proceso de reminiscencia. En este sentido, Bachelard, destaca la importancia de las grandes imágenes simples, como la casa, y ello porque fomentan el fenómeno de liberación poética pura.

    Es el lugar de temores y resguardo. La casa es el primer espacio donde somos y el cual queremos recordar por el resto de nuestra vida, llena la imaginación de experiencias, vivencias que transforman y perduran en la memoria. Espacio que proporciona una imaginación que sobrepasa la realidad. Es un universo en el mejor rincón del mundo, donde se construye el ser.

    Al respecto el autor comenta: "si de una casa se hace un poema, no es raro que las más intensas emociones vengan a despertarnos, de nuestros sueños conceptuales y de nuestras geometrías utilitarias" [1]. Es entonces la casa, lugar de cobijo, de soledad y de encuentro, de ensueños y realidades, recuerdos y vivencias, es nuestro espacio, sus muros significan más que protección. Se vuelven parte de nosotros.

    Haciendo ya consciente al lector que el espacio más que físico, es un creador de imágenes poéticas, un universo libre, genuino, lleno de sentimientos; estos capítulos son una breve introducción a los apartados sucesivos. Dando así un primer acercamiento hacia la imagen poética, creada gracias a la imaginación.

    Dentro del capítulo 3, el autor esboza una fenomenología de las imágenes poéticas del secreto, usando en su lenguaje metáforas como lo son: el cajón, los cofres y los armarios. En este capítulo se destaca la reducción de la metáfora poética a su mera funcionalidad. Pero estos objetos pueden proyectarse más allá de su función, y esto sucede cuando opera desde ellos la reflexión, una dicotomía inseparable de; "secreto/descubrimiento". Para el filósofo el secreto conlleva el ensueño de la intimidad, al descubrirse individualmente el ser en lo más profundo de él, y ya que se conoce, supone que el descubrimiento es la apertura, como acto original y creativo. Es ese resultado de tan íntima conexión.

    En las páginas de: "el nido, la concha y los rincones"; bajo un lenguaje literario, poético y metafórico, el autor hace referencia a tópicos tan importantes como: la seguridad, la construcción propia del ser y el reconocimiento de cada individuo dentro de su espacio. Como sus líneas lo dicen "El nido como toda imagen de reposo, de tranquilidad, se asocia inmediatamente a la imagen de la casa más sencilla" [2]. Y páginas más adelante lo reafirma; "Nido, concha, dos grandes imágenes que repercuten en sus ensueños. El principio de los ensueños que acogen tales leyendas rebasa la experiencia" [3].

    En el capítulo séptimo: "la miniatura" el filósofo identifica a la miniatura como un "albergue de la grandeza", la llegada a esa intimidad que contiene toda la grandeza del ser", como ese umbral que el habitante atraviesa para pasar de un espacio que ve, a un espacio que vive. La miniatura hace soñar, y el tiempo comienza a medirse por intensidad, no por duración. Hace una reflexión acerca de que para poder vivir y encontrar dicha miniatura, hay que saber observar las pequeñas sutilezas y para tal acción es necesario abrir la mente y el corazón. Sin prisa, despacio y lentamente.

    Durante todo el capítulo nos va llevando hasta el siguiente: "la inmensidad intima", donde nos relata acerca del resultado de la conexión del ser con esa miniatura, de ese descubrimiento que realiza al saber leer su mundo, y no es más que la inmensidad propia; y es dicha inmensidad interior la que da significado a nuestro mundo exterior. Como lo afirma textualmente "un espacio inmenso mantiene una relación más íntima de lo pequeño y grande. El alma encuentra en un objeto el nido de la inmensidad" . Y es en la inmensidad donde se descubre la intensidad del ser íntimo.

    www.architechtum.edu.mx

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  4. En "La fenomenología de lo redondo", última sección de la obra. El autor nuevamente hace uso de las metáforas para evitar una confusión y alejarse de toda evidencia geométrica, pues la idea principal es partir de una especie de intimidad de la redondez. De la redondez directa de imágenes e imaginación pura. Ejemplificando con poemas y citando artistas, nos llama a una actualidad del ser. De ser esferas, sin límites, sin superficies, de enriquecernos con cada experiencia.

    Es este último, un capitulo abierto como lo afirma el propio autor, es sólo la entrada a un libro posterior donde se hablará de la metafísica implícita, y la actividad propia de la imaginación pura. Pueden surgir varias interrogantes, pues después de leer estás líneas, como han incidido en mí y en la profesión. ¿Cómo trasladar todas estas bellas ideas dentro de un campo tan material como la arquitectura? o ¿Por qué es necesario el libro para un arquitecto?

    Porque cada obra arquitectónica no debe ser una mera atracción material, sino espiritual, a lo interno. Ya que existe un mundo aparte del físico y tangible, un mundo emocional, nuevo y existencial. Y es el poeta el encargado de recuperar ese mundo, el cual se ha dividió gracias a reproducción de los espacios, por eso es necesario que la arquitectura deba contener poesía. Ver más allá de la reproducción de un objeto es revivir el sueño.

    Y es necesario que el arquitecto deba de encontrarse en esa inmensidad intima, de la que habla Bachelard, donde comienzan a surgir imágenes que poco a poco les dará forma para terminar en una bella expresión. Pero no puede llegar a ella sin antes entender que los espacios forman parte del ser, son su concha, su mundo, el lugar donde es, su resguardo, su guarida; y que más que lo material, son sus anhelos, su reflejo y sus sueños.

    El crear arquitectura basada en reflexiones y entendiendo la esencia de cada espacio, para logar transmitir mediante nuestro lenguaje, un espacio que se viva con todos los sentidos. El hacer sentir al habitante mortal y así entender nuestra existencia y lugar en el mundo.

    Tras esta reflexión y amplio panorama que me ha ofrecido esta obra, creo que la arquitectura no se encierra solamente en sus muros, es sólo la invitación para experimentar, mediante ella, un universo propio que puede crear sentimientos, emociones, que entrelazan lo terrenal con lo divino.

    www.architechthum.edu.mx

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