EL MUSEO NACIONAL DE ARTE ORIENTAL CUMPLIÓ 50 AÑOS
El Museo Nacional de Arte Oriental cumple medio siglo: su fascinante colección aún espera un hogar
La institución fue fundada en 1966 a partir de la iniciativa de coleccionistas y estudiosos; a pesar de contar en su acervo con más de 3000 valiosas piezas, nunca tuvo una sede propia; el Ministerio de Cultura busca soluciones que permitan recuperar las salas que perdió en 2001, cuando dejó el primer piso del Museo de Arte Decorativo
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Cecilia Martínez
VIERNES 05 DE AGOSTO DE 2016 • 19:49
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El Museo Nacional de Arte Oriental (MNAO) cumple hoy sus bodas de oro. Celebra medio siglo desde su apertura al público, en 1966, cuando, gracias a iniciativas privadas, se decidió crear una institución museística que permitiese agrupar un importante legado de obras de arte procedentes de diversos países de Oriente.
Entre ellas se encuentran altares portátiles del Japón del siglo XVII, alfombras de oración del Tïbet, tallas chinas de jade y marfil, serigrafías de la India, estatuillas de cerámica esmaltada de Egipto, abanicos de madera labrada y seda con incrustaciones de nácar o carey de las dinastías chinas Tang (618-907) y Qing (1644-1911), grabados, acuarelas, accesorios personales y adornos para la vivienda, estampas japonesas, pinturas en miniaturas rajput de la escuela Mewar, figuras de jade y de marfil y objetos rituales.
Lo particular de este material no ha impedido, sin embargo, que este medio siglo de vida del museo estuviese exento de adversidades.A pesar del constante empeño de las personas que trabajan para el resguardo y preservación de los más de 3100 bienes que componen su colección, el MNAO nunca tuvo una sede permanente.
Desde su creación y hasta 2001, funcionó de forma provisoria en el primer piso del Palacio Errázuriz-Alvear, sede del Museo Nacional de Arte Decorativo (Avenida del Libertador 1902) pero, en esa fecha y debido a un incidente por la desaparición de varias piezas (que luego se encontraron), tuvo que cerrar sus puertas.
Desde entonces, solo mantiene allí su sede administrativa y una biblioteca dedicada al arte oriental. Sus obras están embaladas y solo se exhiben al público de forma transitoria en muestras extramuros que se realizan en otros centros. Tampoco tiene un director oficial, ni presupuesto anual establecido.
A lo largo de los años, hubo diversas propuestas de la entonces secretaría de Cultura para que el MNAO tuviese su casa. Entre los destinos posibles se llegaron a barajar desde la actual Casa del Bicentenario (Riobamba 985) y la actual sede central del Ministerio de Cultura (Alvear 1690) hasta un ediificio del Banco Nación de Rosario y el actual CCK. Ninguna se concretó.
Ahora, la Dirección Nacional de Museos planifica dar los pasos necesarios para dotar al MNAO de un ente físico, según confirmó a LA NACIÓN la directora del área, Rocío Boffo. Este organismo ya inició los trámites iniciales para la búsqueda de un lugar en el que el museo pueda exhibir sus piezas de forma permanente y contar con áreas para la restauración y conservación de las obras. Mientras tanto, apuntó la directora, se seguirán promoviendo muestras con la participación del museo y se continuará trabajando en la digitalización del inventario de bienes, así como en la creación de una nueva página web para el MNAO.
Los trabajadores del Museo y la Asociación de Amigos esperan que éste pueda contar pronto con el demandado espacio propio. Mientras tanto, se entregan con dedicación al cuidado de las piezas y a la difusión de su legado. Y, aunque las obras no pueden contemplarse en un espacio físico, sí es posible verlas a través de un catálogo virtual al que se puede acceder a través del sistema Conar del Ministerio de Cultura de la Nación.
El Museo fue creado el 14 de julio de 1965 tras una resolución que indicaba que su razón de ser respondía "a las necesidades de un público interesado en conocer un campo tan importante como es el oriental". El 20 de agosto de ese mismo año, otro dictamen aprobó que funcionara, de forma provisoria, en el primer piso del Palacio Errázuriz-Alvear. Un año más tarde, el 5 de agosto de 1966, el MNAO abría sus puertas al público. Desde esa fecha, celebró exposiciones temporarias de temática variada, conferencias, cursos, talleres, seminarios, visitas guiadas, espectáculos de música y danza, proyecciones de audiovisuales y otras actividades.
El patrimonio artístico del museo se constituyó inicialmente gracias a donaciones de coleccionistas particulares, estos últimos agrupados en la Asociación de Amigos del Museo, que llevaba tiempo funcionando y que reunía a otros amantes del arte oriental. Ellos fueron los impulsores del surgimiento de esta institución. Entre las donaciones, la más importante es la que se conoce como el Legado Torre Bertucci, coleccionista que dio unas 1.900 piezas al museo.
Otra donación significativa fue la del también coleccionista Ricardo Schiavon, cuya sobrina Carmen 'Menchu' Schiavon es hoy presidenta de la Asociación de Amigos. Carmen tiene especial cariño a algunos bienes del museo que donó su tío, como unas alfombras de oración tibetanas o figuras de terracota y bronce que evocan en ella "recuerdos familiares", contó a LA NACIÓN. Su deseo reside en que se puedan dar nuevos pasos para que, finalmente, el museo encuentre su espacio.
Al colectivo que preside Menchu lo antecedió la Sociedad de Amigos del Arte Oriental, que en la década de 1940 nucleaba a numerosos coleccionistas y estudiosos del arte oriental como Victorina Duran, Carmen Valdez, Alfredo Beaux, Vicente Fatone y Ernesto Hertsfeid, entre otros.
A fines de los años 60, época de esplendor del museo, hubo algunos hitos importantes, como la donación de bronces del Museo Histórico de Taipei, que lo declaró "museo hermano" en 1967, o la visita ilustre de la primera ministra de la India, Indira Ghandi, en 1968. Durante 20 años, desde 1976 hasta 1996, la gestión del MNAO estuvo a cargo de la especialista Orlanda Yokohama de Fernández Gallardo. Los fondos del museo se fueron incrementando con donaciones de los gobiernos de China, la India y Turquía, y de las embajadas, entre otras, de Tailandia, Indonesia y Malasia.
Actualmente, el MNAO cuenta con un patrimonio artístico integrado por 3.164 piezas originales de China, Japón, Corea, India, Egipto, Turquía, Armenia, Persia, Tíbet, Indonesia, Malasia y Tailandia, entre otros países.
El Museo también posee una biblioteca especializada compuesta por casi 2.000 libros, una hemeroteca con cerca de 2.500 revistas y publicaciones, y una videoteca con más de 150 documentales. Los libros y videos se pueden consultar allí, en el primer piso del Palacio Errázuriz-Alvear (no hay catálogo on-line). Tanto la biblioteca como la hemeroteca y la videoteca son de acceso público. Para visitarlas, hay que coordinar una cita.
Este año, el MNAO realizó dos exposiciones "con muy buena recepción del público". Entre el 3 de junio y el 24 de julio se exhibió en el Museo Nacional de Arte Decorativo la muestra Aires de kabuki: Teatro popular y estampas japonesas del siglo XIX. Esta exposición fue curada por el especialista cubano Amaury García Rodríguez, quien había conocido el MNAO en 2013 y se sorprendió por la calidad de la colección de estampas japonesas del museo. El especialista se ocupó de catalogar cada una de estas piezas durante meses y luego las presentó en esta exposición, dividida en distintos ejes temáticos.
La otra muestra promovida este año se inauguró el pasado 12 de julio y se exhibirá hasta el 15 de agosto en el Palais de Glace.Se trata de Takara: caligrafía japonesa, del artista Hamano Ryuho, quien viajó especialmente al país invitado por el MNAO para preparar esta exhibición y brindar cursos y talleres, algunos de ellos gratuitos.
Como parte de las celebraciones por el 50 aniversario de su apertura, el Museo Nacional de Arte Oriental está compartiendo en las redes sociales imágenes históricas de su archivo.
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Cuando los europeos llegaron a Japón en 1543, aparte de propagar la fe cristiana, comerciaron con los japoneses, siendo un producto muy apreciado la laca urushi. La laca en esos momentos –período de los Reinos Combatientes (1480-1573), una etapa de guerras civiles, que corresponde a la segunda mitad del Período Muromachi (1336-1573)– ya era un arte muy desarrollado en el país nipón, atrayendo a los europeos mediante los dorados que los objetos lacados tenían gracias a la técnica makie. Este interés que tuvieron los europeos por los objetos lacados dio lugar a nuevas producciones y a nuevos talleres. El centro de producción de estos nuevos objetos tiene su centro en Kyoto, donde se crearon objetos rápidamente para satisfacer las demandas de los extranjeros.
ResponderEliminarEstos extranjeros fueron expulsados en los primeros cuarenta años del siglo XVI, pero a pesar de ello, el comercio continuó, siendo la delegación holandesa la única permitida, aunque muy vigilada, y encerrada en una diminuta isla artificial denominada Deshima, en el Puerto de Nagasaki, siendo ésta la principal vía exportadora de laca a Occidente hasta el siglo XIX.
Los europeos en Japón:
Los primeros europeos que llegaron a Japón fueron portugueses naufragados en 1543, seguidos por san Francisco Javier (1506-1552), Cosme de Torres (1510-1570) y Anjirô (1511-1550), que llegaron a Japón en 1549, iniciándose un período de intercambio cultural y comercial que concluyó en 1639 con la persecución y expulsión de los europeos del país, prohibiéndose el cristianismo y cerrándose las fronteras de Japón, excepto para los holandeses, hasta el Período Meiji.
Los portugueses llegaron al final del shogunato Ashikaga (1336–1573), una época conflictiva para el país en la que estallaron diversas guerras civiles. Estas guerras fueron pacificadas por Oda Nobunaga (1534-1582), Toyotomi Hideyoshi (1537-1598) y Tokugawa Ieyasu (1543-1616), unificando Japón bajo un nuevo gobierno, el shogunato Tokugawa (1603-1868). A pesar de lo que se pueda pensar, los portugueses ayudaron a la unificación de Japón, pues, además del cristianismo, los lusitanos introdujeron el mosquete de ánima lisa[1] en el país, que fue usado por Nobunaga para ganar las guerras.
Fue Nobunaga quien ofreció a los españoles y portugueses quedarse en Japón, llegando los misioneros jesuitas en 1549, con Francisco Javier. Rápidamente, se instalaron la orden jesuita y la orden franciscana en el país, ya que contaban con el apoyo del nuevo shôgun. Poco después de los españoles y los portugueses, llegaron al país nipón los holandeses, en 1582, y los ingleses, en 1613, quienes se tuvieron que aliar para poder competir contra el comercio hispanoportugués y contra el chino, país que llevaba varios siglos de desarrollando un intercambio comercial y cultural con Japón.
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