EL DESEMBARCO IBEROAMERICANO EN LA 56a BIENAL DE VENECIA
El desembarco iberoamericano en la 56ª Bienal de Venecia
Trece países iberoamericanos contarán con pabellón nacional en la Bienal de Venecia, produciéndose el estreno de Perú y Ecuador.
- ARTEINFORMADO
La mayoría de los países han convocado un concurso por invitación a una serie de curadores nacionales para elegir el proyecto de su pabellón. Llama la atención la no participación de Colombia tras su fuerte presencia en la feria ARCOmadrid, al ser el país invitado.
Entre los 56 países con pabellón nacional dentro de la próxima 56ª edición de Bienal de Venecia, la más antigua e importante que hay en el mundo, a celebrar del 9 de mayo al 22 de noviembre, bajo comisariado de Okwui Enwezor (Nigeria, 1963), habrá trece del ámbito iberoamericano. Así, volverán a contar con pabellón propio Argentina, Brasil, Costa Rica, Cuba, Chile, España, Guatemala, México, Portugal, Venezuela y Uruguay, mientras que se estrenan Ecuador y Perú.
Además, no faltará a su cita el Pabellón de América Latina - IILA (Instituto Italo-Latino Americano), que contará con artistas de distintos países latinoamericanos como Colombia, a quien se le echa en falta con un pabellón propio.
Como viene siendo habitual, el procedimiento más extendido a la hora de seleccionar el proyecto a enviar a la bienal es a través de un concurso por invitación a una serie de curadores nacionales, como sucede en España, México y Uruguay, entre otros países. No obstante, hay países como Chile que se estrenan en este proceder, convocando el primer Concurso de Proyecto Curatorial para el Pabellón de Chile, o Perú, que para su primera participación individual en la Bienal también ha convocado un concurso.
Si atentendemos a las propuestas que se podrán ver, y comenzando por el Pabellón de España, éste acogerá "Los Sujetos", proyecto curatorial del comisario catalán Martí Manen (Barcelona, 1976), que reúne tres propuestas artísticas de Francesc Ruiz (Barcelona, 1971), Pepo Salazar (Vitoria, 1972) y el dúo Helena Cabello & Ana Carceller (París, 1963/Madrid, 1964). Esta propuesta coral persigue una relectura y reposicionamiento del Dalí performático. Cabello/Carceller desarrollará su propuesta artística mediante el vídeo, la escenografía, la fotografía, la escritura o el musical, permitiendo a partir de posiciones feministas y del pensamiento queer un acercamiento crítico a aspectos íntimos de la vida de Dalí.
Francesc Ruiz, a través del cómic como herramienta de trabajo se acercará al Dalí editor de su propio periódico y colaborador de revistas, y su propuesta tendrá una presencia doble, en el interior del pabellón y en los Giardini durante la primera semana. Y la de Salazar guardará relación con la Declaración para la independencia de la imaginación y los derechos para la propia locura de Salvador Dalí (1939).
En el Pabellón de Argentina, se presenta bajo el título "La rebeldía de la forma" al veterano artista Juan Carlos Distéfano (Buenos Aires, 1933), bajo curadoría de María Teresa Constantín (Argentina, 1952). En la exposición en el Pabellón argentino en los Arsenales de Venecia, se presentarán 15 obras escultóricas, algunas pertenecientes a coleccionistas privados, dos que pertenecen al patrimonio del Museo de Arte de Houston y una inédita "Emma traviesa" en la que el artista está trabajando hace casi dos años.
El proyecto seleccionado para el Pabellón de México, "Possessing Nature", curado por Karla Jasso (Michoacan, 1966), consiste en una sola pieza realizada por los artistas Tania Candiani (Ciudad de México, 1974) y Luis Felipe Ortega (Ciudad de México, 1976). Ubicado también en la Sala de Armas del excomplejo militar de El Arsenal -sede fija del Pabellón de México hasta 2024-, el proyecto consiste en una pieza hidráulica de gran escala que cava y succiona, cuya simbología es trazar un recorrido por aquellos lugares que han 'hospedado' al Pabellón de México a partir del siglo XXI.
Por su parte, el Pabellón de Chile presenta, por primera vez, un proyecto enteramente femenino con la franco-chilena Nelly Richard, como curadora, y las chilenas Paz Errázuriz (Santiago, 1944) y Lotty Rosenfeld (Santiago, 1943), como artistas. En términos curatoriales estas dos destacadas artistas presentan en "Poéticas de la disidencia", título de muestra, un cubo blanco y un cubo negro juntos, en donde se verán fotografías y fragmentos de textos de Errázuriz y una instalación multimedial de Rosenfeld. En esta ocasión el espacio del pabellón es menor al que tuvo Alfredo Jaar en la bienal pasada.
"É tanta coisa que não cabe aqui", inspirado por los carteles de las manifestaciones que tomaron las principales capitales brasileñas en junio de 2013, es el título elegido para la propuesta del Pabellón de Brasil, cuya curadoría corre a cargo de Luiz Camillo Osorio (Brasil, 1963) e incluye trabajos del portugués Antonio Manuel (Avelãs de Caminho, 1947) y los brasileños André Komatsu (São Paulo, 1978) y Berna Reale (Belém, 1964). Manuel, afincado en Rio de Janeiro desde 1953, es uno de los principales nombres ligados al experimentalismo en Brasil a partir de los años 60 gracias a sus performances y obras de marcado carácter político, y será según Osorio, el que tendrá mayor presencia en el pabellón. Komatsu viene creando instalaciones que reflejan las condiciones de las metrópolis brasileñas, en especial São Paulo. Y Reale ha despuntado en el circuito brasileño en los últimos años, con sus instalaciones y performances.
En el caso del Pabellón de Uruguay, "Global Myopia II (Pencil & Paper)" es el título de la propuesta para la bienal a cargo de Marco Maggi (Montevideo, 1957) y curadoría de la también uruguaya Patricia Bentancur. Se trata de una instalación de sitio específico de 10.000 elementos, realizados con papel, pegatinas y lápices, en el interior del pabellón, y una gran escultura flotante en el exterior. Maggi, artista de amplia trayectoria, en el 2001 representó a Uruguay en la III Bienal del Mercosur, Porto Alegre (Brasil); en el 2002 fue invitado a la 25º Bienal de São Paulo, y en el 2006 representó a Uruguay en "Off/Fora", 29ª Bienal de Pontevedra (España). Por su parte, Bentancur, en 2009, ya fue la curadora de Uruguay para la Bienal de Venecia.
El Pabellón de Portugal acogerá la muestra "I Will Be Your Mirror / poems and problems" del renombrado artista portugués João Louro (Lisboa, 1963) y curadoría de la veterana curadora española María de Corral (Madrid, 1940). Louro volverá a colaborar con la comisaria española, ya que, en 2005, fue uno de los artistas invitados a la muestra colectiva "La Experiencia del Arte", que Corral comisarió para el Pabellón de Italia en la Bienal de Venecia de ese año, al ser su directora artística. También fue uno de los artistas elegidos para la XXVI Bienal de Pontevedra (España), comisariada por De Corral, en el año 2000.
La propuesta que se verá en el Pabellón de Venezuela lleva por título "Te doy mi palabra (I give you my word)" y contará con la curadoría del poeta, artista plástico y editor venezolano Óscar Sotillo Meneses y con obras de los artistas venezolanos Argelia Bravo (Caracas, 1962) y Félix Molina "Flix" (Venezuela). Bravo trabaja a partir de una posición siempre crítica y exigente: el activismo de género, el video documental y la insurgencia política transfigurando tanto las relaciones entre arte, sociedad, política y cultura en general, como las concepciones canonizadas del quehacer artístico. Flix, que en 2009 ganó el Salón Jóvenes con FIA, se desempeña desde los presupuestos del arte urbano.
No faltará a la cita, el Pabellón de Cuba, donde el curador cubano Jorge Fernández Torres, director del Centro Wifredo Lam (La Habana) y el italiano Giacomo Zaza presentan "El artista entre la individualidad y el contexto", una muestra colectiva con los artistas Lida Abdul, Celia-Yunior, Grethell Rasúa, Giuseppe Stampone, LinYilin, Luis Edgardo Gómez Armenteros, Olga Chernysheva y Susana Pilar Delahante Matienzo.
"Misplaced Ruins" será la muestra con la que, por primera vez en la historia, Perú contará con un pabellón nacional, ubicado en el Arsenal de la Bienal de Venecia. El curador de esta primera participación será el peruano Max Hernández Calvo, docente de Historia del Arte y Curaduría de la PUCP - Pontificia Universidad Catolica del Peru, quien participará con una obra conjunta de los artistas residentes en Perú, Gilda Mantilla (Los Ángeles, 1967) y Raimond Chaves (Bogotá, 1963). Es una instalación de grandes dimensiones, "que tiene que ver con asuntos de intercambio cultural, cómo se negocian esas diferencias culturales, cómo cada cosa está cargada de distintos sentidos y cómo se recodifican", ha explicado el curador del pabellón.
También, por primera vez, habrá un Pabellón de Ecuador, en donde la artista ecuatoriana María Verónica León Veintemilla (Guayaquil, Ecuador, 1971) será la protagonista de la muestra "Gold Water: Apocalyptic Black Mirrors", que cuenta con la curadoría de la rumana afincada en París Iléana Cornea (Cluj, 1959). El oro y el agua han sido siempre dos de los temas favoritos de esta artista con base en Dubai.
Asimismo, estarán el Pabellón de Costa Rica y el Pabellón de Guatemala. En el primero, se podrá ver "Costa Rica, Paese di pace, invita a un linguaggio universale d'intesa tra i popoli", exposición colectiva con curadoría de Gregorio Rossi (Italia, 1951); y en el segundo "Sweet Death", también una muestra colectiva que mezcla artistas guatemaltecos e italianos, bajo la curadoría de Elsie Wunderlich -artistas de Guatemala- y Stefania Pieralice y Carlo Marraffa -artistas de Italia-.
Finalmente, y como viene siendo habitual, desde hace años, se presentará dentro de los eventos colaterales el Pabellón de Cataluña, organizado por el Institut Ramon Llull. En esta ocasión, se presenta la propuesta "Singularity" del director y productor de cine catalán Albert Serra (Banyoles, Girona, 1975) con curadoría de Chus Martínez (Ponteceso, A Coruña, 1972). Se trata de una gran instalación audiovisual dividida en episodios que propone una mediación entre el siglo XX y el siglo XXI, entre lo conocido y lo singular, que el próximo 13 de marzo tendrá su estreno en la Tate Modern de Londres, dentro de la primera y mayor retrospectiva en el Reino Unido de Serra.
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¿Te ves más como un cineasta de museo? Albert Serra
ResponderEliminarNo, no hago diferencia. Me veo donde me quieren. Si hago una película es porque tengo las ganas de hacerla, pero al mismo tiempo porque alguien también, en este caso el que da el dinero o que ayuda a que se haga, tiene ganas e interés en que se haga y tiene pasión. De alguna manera, también con los actores y con los técnicos y con todos. Son una gente próxima y solo trabajo por amor. Por amor de gente que me ame a mí y que yo les ame a ellos y que amen lo que hago. Nunca me atrajo hacer un proyecto puramente profesional. De entrada, porque si alguien me encarga algo de manera profesional no puede ser, eso conmigo no encaja. Tiene que tener un suplemento de amor para que alguien tenga interés en trabajar conmigo o ayudarme a hacer algo. Por tanto, ya que eso de la improvisación no me gusta aplicarlo para el trabajo estricto dentro de la fabricación de la película, en mi vida y mis proyectos la improvisación y el azar sí juegan un papel total y absoluto. Reina absolutistamente en toda mi vida. Pasa lo que pasa y no me considero ni de cine ni de museo; estoy donde me lleva el viento, digamos.
¿Te ves haciendo una película con actores profesionales?
Nunca.
Una diferencia con respecto a tus otras películas es el acercamiento a los rostros…
Sí. En general, los primeros planos no me gustan porque son muy autocomplacientes. Si ves La vida de Adèle, pues esto es muy fácil. Cualquier primer plano de cualquiera es bueno, es interesante. No tiene mucho mérito, no tiene mucha gracia. Aquí, como había maquillaje, le daba algo artificioso, de máscara, algo más estético, no tan humano. Y no sé, me apetecía un poco más. Pero no obedece nada más que a esto. La máscara, más que el rostro.
Porque también hay como una especie de desmaterialización de los rostros por el tema de la oscuridad.
Sí, por la oscuridad, por el maquillaje… Es muy icónico ya. Los peinados y todo… Es más el icono. Que también hay una cosa un poco loca en esa fascinación por esos rostros que no sabes muy bien si se van a poner a reír o a llorar. Es decir, qué pulsión realmente hay detrás. Pero sin llegar a esta complacencia fácil, tan seductora, de los primeros planos. Intento evitarlo un poco.
Hay algunos momentos que desestabilizan, como los gritos de Drácula…
Siempre me gusta poner esto. Son momentos de ironía. Es algo que la gente no utiliza mucho. Son arriesgados, porque te pueden sacar de la película, es algo demasiado bizarro, para entendernos. Pero a mí me gusta. Tampoco hay que tomarse tan en serio todo. Era una cosa muy típica, de hecho, ese lado más lúdico del arte. En las vanguardias, por ejemplo. La cosa lúdica, que es como un juego. No hay esta cosa de tomarse tan en serio la obra que hay ahora, y que cualquier cosa que pueda destruir la seriedad o la propia credibilidad estética de la obra, ya la gente tiene un miedo, y el propio director, que la gente se piense que le están tomando el pelo… La ironía está un poco vetada, y el sentido lúdico de la vida y del arte también está vetado, porque es demasiado arriesgado. En cambio en mí, pues mira, como tengo más influencia de las vanguardias o del rock and roll o de lo que sea, la dimensión lúdica forma parte esencial del arte y de este juego tonto que es la vida. Por qué no. Y además con riesgo. Aquello que dices: “se ha pasado” o “esto es demasiado incoherente”… La cosa escatológica, por ejemplo, en la película, que está un poco pasada de vueltas. Yo sabía desde el principio que la película se iba a mover entre lo sublime y lo grotesco. Pero en una línea muy fina para separar ambas cosas. Pero tampoco hay que tener tanto miedo, se hace y punto.cinentransit.com