martes, 10 de marzo de 2015

PROA TV. Entrevista a la artista brasilera Laura Lima

3 comentarios:

  1. "Silencioso", además, sugiere "sigiloso", que irrumpe justo, cuando no está previsto. El paradigma indiciario orienta la percepción hacia lo menos evidente. Parece que esa es su mayor virtud: "Dios se oculta en los detalles" dice el epígrafe que encabeza el capítulo que comento. La cita es de Aby Warburg y Gustave Flaubert

    Ahora bien, aunque este paradigma basado en la interpretación de indicios alcanzó cierta influencia hacia fines del siglo XIX, su genealogía puede rastrearse desde épocas muy remotas. Es común encontrar en los tratados de semiótica, para explicar la génesis de esta disciplina, referencias a culturas indiciarias: a comunidades primitivas (agrarias o cazadoras), a la medicina antigua (recogida por Hipócrates y Galeno) e incluso a las artes adivinatorias. Cuando la mayor preocupación de los hombres era proveerse de alimento se convertían en cazadores avezados y aprendían a reconocer la pista de sus presas en los indicios más minúsculos: "huellas en el terreno blando, ramitas rotas, excrementos, pelos o plumas arrancados, olores, charcos enturbiados, hilos de saliva" (Ginzburg, 1989, p. 125)unav.es.
    Se produce un quiebre de sentido ante la obra, aparece lo interdicto, un reciento del cual se está excluido, y el vestido semeja un disfraz. Parezco un payaso. Lo interdicto aparece como una idea que resultaría sencillo transgredirlo realmente, la artista propone su enunciado, lo propone en relación a alguien que está aquí o allá, tirado, manoseado, sombrío turbado, sujeto a burlas, diciendo vete, no es por acá
    "La única pasión de mi vida ha sido el miedo". Hobbes

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  2. . La fuerza de los indicios consiste en establecer un contacto existencial, tanto con el objeto que designa como con el sujeto que lo percibe. Peirce mostraba este doble direccionamiento en la siguiente definición: "(...) el segundo es el índice, que tal como un pronombre demostrativo o relativo, fuerza la atención hacia el objeto particular aludido sin describirlo" (1.369). De esto se sigue que el poder de los índices consiste no en una capacidad representativa (descriptiva, denotativa) sino en tocar al objeto en un punto, como el vértice de una flecha, un dedo índice o una erupción de la piel se conectan con aquello que apuntan.

    Un indicio es un detalle, la estructura, una totalidad. Las aproximaciones indiciales o semióticas tienen preferencia por los aspectos cualitativos, el caso, el hecho singular. Además, son compatibles con un saber conjetural, razón por la cual, se interesan por la huella como por el proceso que la generó, ubicándose en las antípodas de la ciencia natural moderna, fundada por Galileo (1564-1642), basada en el cálculo matemático y el método experimental. La Ciencia tuvo que elegir entre alguno de estos dos rumbos: o bien resignar lo individual para poder dar cuenta de lo general, que parecía acercarla de un modo más riguroso a las Verdades Universales o intentar por el camino más inquietante del azar, lo irrepetible y especialmente, la posibilidad de re-establecer relaciones. Fue así como se dividieron las aguas entre las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales. Con la reducción de los aspectos cualitativos se consolidó la decisión epistemológica a favor de la clasificación, la cuantificación, la estadística y el rigor. En el caso de las ciencias del lenguaje, la crítica textual y la lingüística alcanzaron su estatuto científico cercenando rasgos considerados no pertinentes, como la letra de los manuscritos, la entonación, la gestualidad, la acción y el uso del lenguaje, las circunstancias y el hecho mismo de enunciación. La preferencia de Ferdinand de Saussure (1857-1913) por el método sincrónico, precisamente, se justifica porque el estudio de los "estados" de la lengua permite la segmentación, la división en series, la jerarquización, la observación de regularidades para el establecimiento de leyes generales. Y es precisamente por eso que necesitó adoptar el modelo de las ciencias naturales —eliminando los rasgos individuales del lenguaje— para erigirse como un cuerpo de saber científico.

    En cambio, por ser el indiciario, un paradigma lateral, anti-esencialista, anti-representacionalista y contra-hegemónico, los modelos que generó se vieron más inclinados a las relaciones y procesos que a las objetivaciones. Las producción teórica en este campo, en la medida en que modificaba el orden establecido, siempre fue vista como una provocación, razón por la cual estos modelos suscitaron fuertes reacciones, pero fueron resistentes. Me voy a ceñir, en lo que sigue, a un estudioso que tuvo la aspiración —o el entusiasmo— de erigir su edificio teórico sobre la base de este sistema epistemológico: Charles Sanders Peirce.
    www.unav.es

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  3. Un poco de (pre)historia

    Cueva de las manos, lecho del Río Pinturas, provincia de Santa Cruz: allí, hombres que vivieron hace aproximadamente 9300 años estamparon sus manos mediante la técnica del negativo (color sobre fondo oscuro). Detengámonos en esas manos: en ellas tenemos el ejemplo cabal de esta producción de sentido que involucra los tres órdenes de significación peirceanos. Las manos que se imponen a una superficie, dejando su huella -índices-, la analogía de esas siluetas coloreadas con la forma de una mano –íconos- y finalmente, la ejecución según varias técnicas -lo que supone pasos a seguir, un método- y una finalidad probablemente mágica -aspecto simbólico.
    También en la cueva se encuentran pintadas escenas de caza de guanacos y figuras geométricas. Las figuras humanas y de guanacos llamarán la atención por su semejanza con personas y animales -íconos-, serán símbolos por su estilización y su sentido encantatorio e índices por ser impresión de la mano del hombre; las figuras geométricas, si bien participan de la iconicidad y la indicialidad (semejanza con las figuras geométricas ideales y huella del trabajo humano) se distinguen por su carácter simbólico: ¿mero ornamento?, ¿formas con sentido religioso? Hay varias respuestas posibles.
    Así, podemos pensar la historia de la humanidad como un largo proceso en que el cuerpo, primera materia significante (y primaria, en el sentido en que lo es la capa metonímica de producción de sentido) se va proyectando en otras materias mediante diversos dispositivos técnicos.
    A propósito del tema, dice Verón:

    “Se podría decir que el surgimiento de la cultura y la constitución del lazo social se definen por la transferencia de estos tres órdenes sobre soportes materiales autónomos en relación con el cuerpo: desde el arte rupestre de la prehistoria hasta los medios electrónicos masivos, la cultura implica un proceso por el cual materias significantes distintas del cuerpo son investidas por los tres órdenes del sentido.” .

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