JUAN CARLOS DISTÉFANO A LA BIENAL DE VENECIA
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Juan Carlos Distéfano a la Bienal de Venecia
Representará a la Argentina en la 56ª Edición
por Marcela Costa Peuser
Bajo el título“Todos los futuros del mundo”,la nueva edición, que se desarrollará entre el 9 de mayo y el 22 de noviembre de 2015, contará con la participación de 56 países, y tiene como curador general al nigeriano Okwui Enwezor.
La directora general de Asuntos Culturales, Magdalena Faillace, presentó en el Palacio San Martín del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, la información relacionada al envío oficial argentino “Juan Carlos Distéfano – La rebeldía de la forma” a la 56ª Bienal de Arte de Venecia 2015.
“Estoy aterrado. Nunca pensé que iría a Venecia” confesó sereno y sonriente Juan Carlos Distéfano cuando le preguntaron cuál era su sentimiento con esta designación.
Se trata de un artista incuestionable, un joven de 81 años, que conjuga la nobleza del oficio con la alegría de la experimentación y su obra nos obliga a reflexionar sobre la condición humana. Comprometido con la realidad argentina de las últimas décadas, su arte contestatario denuncia a través de “la rebeldía de la forma”las violencias de la última dictadura militar y los traumas en la historia presente.
Magdalena Faillace será la Comisaria del envío oficial argentino, la curaduría estará a cargo de María Teresa Constantín con montaje de Patricio López Méndez y textos del pensador e historiador de arte Gastón Burucúa.
En la exposición en el Pabellón argentino en los Arsenales de Venecia, se presentarán 15 obras, algunas pertenecientes a coleccionistas privados, dos que pertenecen al patrimonio del Museo de Arte de Houston y una inédita -“Emma traviesa”- en la que el artista está trabajando hace casi dos años.
El Pabellón Argentino, con sus 500 metros cuadrados de altísimos techos, resultará un escenario impactante para que el público internacional recorra y se conmueva con esta obra única por su impronta y su técnica y que abarca de los años 70 a la actualidad.
Por decisión del artista, las esculturas no tendrán bases ya que estas son “una invención de los museos” como sostiene Distéfano y, gracias al diseño de montaje de López Méndez, las 23 piezas, de muy diferentes tamaños, estarán a la altura del espectador.
“Emma Traviesa” en un homenaje a la monocopia de Spillimbergo “Esa niñita que va vendiendo su cuerpo a medida que se prostituye y finalmente se mata. Esta obra es en realidad un joven, un travesti. Se trata de uno de los esqueletos de Spillimbergo todo cubierto por los avisos eróticos que se publican en los diarios. Es una obra en blanco y negro que no pretende ser moralista sino actual. No se si es buena o es mala.”
De esta nueva edición la Bienal de Vanecia también participarán los artistas Ana Gallardo, Eduardo Basualdo y Ernesto Ballesteros.
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ResponderEliminarPor Fabián Lebenglik
“Pintar –decía Spilimbergo– es un enorme compromiso con uno mismo, pero sobre todo con el mundo.” De ese compromiso del artista con el entorno surge la serie Breve historia de Emma, realizada entre 1936 y 1937.
El punto de partida fue una escueta noticia policial, supuestamente publicada el 13 de agosto de 1936, que por su carga de tragedia social e individual expresaba las obsesiones del artista: “Anoche, la mujer Emma Scarpini de 30 años de edad –autorizada para ejercer la prostitución– se suicidó arrojándose desde el noveno piso de un hotel. Era conocida en el bajo fondo por ‘Lola’. El cadáver fue transportado a la morgue para su autopsia, aún nadie se ha presentado a reclamarlo. Se halló en su habitación una carta para sus padres que decía: ‘Siempre fui buena... no soy yo la culpable’”.
La Breve historia de Emma –y sus bocetos preparatorios– constituye el núcleo de esta exposición en el Espacio de Arte Imago de la Fundación Osde, curada por Diana Wechsler. La muestra incluye además la serie Interlunio, un conjunto de aguafuertes para el libro homónimo de Oliverio Girondo, publicado originalmente en Editorial Sur, en 1937.
Y allí no termina la muestra, porque se extiende al taller del artista, como laboratorio de ideas y lugar de transmisión de conocimientos y técnicas. A través del fenómeno pedagógico del tallerismo –como semillero de artistas–, maestros y discípulos construyeron buena parte del arte argentino del siglo XX.
En el caso del taller de Spilimbergo, aquí se presenta una serie de obras de varios de sus principales discípulos, luego artistas reconocidos y consagrados: Eolo Pons, Leopoldo Presas, Albino Fernández, Alfredo de Vincenzo, Carlos de la Mota, Miguel Dávila, Susana Soro, Carlos Alonso y Pompeyo Audivert.
Para Lino Enea Spilimbergo, el arte debía hacerse eco de lo social, pero al mismo tiempo debía ser autónomo y responder a la interioridad. Dedicarse al arte por una parte suponía el compromiso con el contexto geográfico, cultural y social, pero por la otra el artista también pintaba una obra intemporal, con personajes y figuras hieráticos, con esos ojos y esos rostros que luego se volvieron parte de su estilo más reconocible. Mientras que la pintura para Spilimbergo era un campo de sedimentación de lo aprendido, el grabado era un campo de experimentación.(...)
Fabián Lebenglick, extracto de su comentario el 11 de julio de 2006 en www.pagina12.com.ar
A Norah Lange por Oilverio Girondo
ResponderEliminarLo veo, recostado contra una pared, los ojos casi
fosforescentes, y a los pies, una sombra más titubeante,
más andrajosa que la de un árbol.
¿Cómo explicar su cansancio, ese aspecto de casa
manoseada y anónima que sólo conocen los objetos
condenados a las peores humillaciones?...
¿Bastaría con admitir que sus músculos prefirieron
relajarse a soportar la cercanía de un esqueleto capaz de
envejecer los trajes recién estrenados?... ¿O tendremos que
persuadirnos de que su misma artificialidad terminó por
darle la apariencia de un maniquí arrumbado en una
trastienda?...
Las pestañas arrasadas por el clima malsano de sus
pupilas, acudía al café donde nos reuníamos, y acodado en
un extremo de la mesa, nos miraba como a través de una
nube de insectos.
Es indudable que sin necesidad de un instinto
arqueológico desarrollado, hubiera sido fácil verificar que no
exageraba, desmesuradamente, al describir la fascinante
seducción de sus atractivos, con la impudicia y la impunidad
con que se rememora lo desaparecido... pero las arrugas y
la pátina que corroían esos vestigios le proporcionaban una
decrepitud tan prematura como la que sufren los edificios
públicos.
Aunque por lo común permanecía horas enteras en
silencio, a veces lográbamos que relatara algún episodio de
su vida, que recitase algún poema de Corbière o de
Mallarmé. ¡Nunca era más temible su cercanía!... Entre la
incesante humareda del cigarrillo, su voz —llena de hollín—
resonaba como si fuese emitida por una chimenea, y
mientras su inmovilidad adquiría la borrosa impavidez del
retrato de alguien que ya nadie recuerda, su dentadura
postiza se obstinaba en inventar las sonrisas menos
oportunas. En vano pretendíamos vivir el contenido de
algún verso. Tras el silencio de cada estrofa: su aliento de
cama deshecha, el temor de que su esqueleto cometiese
algún ruido, de que su barba creciera con el mismo susurro
con que crece la barba de los muertos... Y ya en esa
pendiente resbaladiza, bastaba un gesto, una mirada, para
que descubriéramos su semejanza con esos pares de
medias que se hospedan sobre los roperos de los hoteles,
con esos cuellos que se retuercen junto a ellas, tan
desesperadamente, que nos sugieren ideas de suicidio.
De resistirnos a esos excesos, por otra parte,(...)
gatopistola.com.ar