15-MINUTOS DE "INTERRUPCIÓN" EN LA BIENAL DE ESTAMBUL
Plan de Bienal de Estambul Artistas 15-Minute "Interrupción" 01 DE SEPTIEMBRE 2015 Bienal de Estambul de Carolyn Christov-Bakargiev abre esta semana, y un grupo de artistas tienen la intención de infundir la abertura con un reconocimiento de la reciente agitación política que aflige a la minoría kurda de Turquía. Una carta enviada esta mañana a todos los participantes bienales "proponer [s] que todos suspendemos presentación de nuestros trabajos durante 15 minutos durante la inauguración de la Bienal" en reconocimiento a la ruptura violenta en las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el gobierno de Turquía en las últimas semanas. Firmado por participante bienal basado en Mardin Pelin Tan y su Colectivo ArtikIsler, junto con el editor de artista y e-flux Anton Vidokle, la misiva pretende infundir un sentido de urgencia en lo que ya es un programa bienal políticamente sensible. "Con Anton, pens...
Conocí a Gilda Navarra por primera vez al final de 1975 o principio de 1976, más o menos dos años antes de mudarme a Puerto Rico en julio de 1978. Por eso perdí los primeros montajes del Taller de Histriones, entre los más notables Ocho mujeres (1974), el mimodrama adaptado de La casa de Bernarda Alba de García Lorca. Desde ahí en adelante no recuerdo haber perdido ningún otro montaje, obra o presentación pública del trabajo de Gilda Navarra.
ResponderEliminarMis primeras impresiones de Gilda no cambiaron a través de casi 40 años. No tenía pelos en la lengua: existía un enchufe no mediatizado entre lo que pensaba y lo que decía que era refrescante y a la vez temible. También vivía, tanto en su casita encantada en la colina de Guaynabo, como más tarde en su apartamento de Miramar, entre cuidadosamente escogidos y fascinantes objetos estéticos y gatos y perritos que hacían cada visita un bufé compartido de sensaciones, confraternidad, aprecio y cariño.
Aún más sorprendente fue su instinto creativo y cómo lo transformaba en certeza metafórica, tanto en conversación como en escena teatral. Las impresiones de los que la conocían bien pudieran variar, pero para mí, y a pesar de sus acontecimientos en el baile, la danza, la cerámica y como bailarina, maestra y actora, su logro más permanente y memorable fue la dirección del Taller de Histriones (1971 a 1985) y obras posteriores dentro del mismo estilo de Histriones. Estéticamente, Histriones es el grupo teatral más destacado en la historia del Teatro Puertorriqueño. El mejor récord de esta historia es su libro Polimnia: Taller de Histriones, 1971-1985 (1988), que provee una crónica visualmente documentada del proceso con ensayos escritos por Luis Rafael Sánchez, Arcadio Díaz Quiñones y Rosa Luisa Márquez.
Propongo un breve repaso de su trabajo como la mejor manera de recordar cómo impactó el teatro desde los 1970 hasta hoy. Gilda comenzó el Taller de Histriones con dos obras al estilo de la Commedia dell’Arte: El primer paso en Los tres cornudos (1971-72) fue hacer al cuerpo igualmente expresivo que la voz. El segundo, La olla (1973) señalaba la separación de la voz (las palabras narradas) y el cuerpo (la acción). El próximo paso en Ocho mujeres (1974) desarrolla el potencial expresivo del cuerpo y la acción al punto de hacer las palabras –si no la voz en sí–superfluas para la acción. Arcadio Díaz Quiñones explica esta “desconfianza hacia la palabra dicha” como una respuesta a “la banalidad publicitaria y el exceso de declaraciones programáticas [que] nos han quitado la palabra y, lo que es peor, la palabra dicha se ha convertido en mercancía. Por eso, el “arte maduro” de Navarra “ha sido el arte del silencio, la imagen que intenta decir lo indecible”.
Ocho mujeres, según Rosa Luisa Márquez, “marcó una nueva etapa en el quehacer teatral puertorriqueño: plasmó en escena la labor de dieciocho meses de investigación, búsqueda de materiales y ensayos en un país en el cual la improvisación, la precipitación y la falta de tiempo determinan la mayoría de los montajes.“ Desde Ocho mujeres en adelante, el grupo funcionaría en términos del tipo de disciplina requerida en el baile, en la escuela de movimiento y en el teatro de Jacques LeCoq (con quien Navarra había estudiado) en París, y en la práctica del taller continuo presente en el trabajo teatral de Jerzy Grotowski y Eugenio Barba.
Los montajes del Taller casi siempre se basaban en un texto previo, aunque no siempre en obras dramáticas como Los tres cornudos, La olla o La Casa de Bernarda Alba. En Eleuterio Boricua (1975) el texto es el cuento de Tomás Blanco, pero también la ilustración visual de los grabados de Antonio Martorell sugeridos por el cuento. En la creación abstracta Asíntota (1976) son dos los textos: Visage, un texto de sonidos electrónicos y vocales de Luciano Berio en busca de significados y La divina comedia. (...). claridadpuertorico.com/La memoria permanente de la imagen por Lowell Fiet eñ 3 de agosto de 2015