ADRIAN PIPER (NUEVA YORK); 1948/ LEÓN DE ORO EN LA BIENAL DE VENECIA
Una situación. Una mujer acude a un cóctel donde sólo hay individuos blancos. Nadie se da cuenta de que es negra (Piper tiene la tez clara). Alguien empieza a hacer comentarios racistas. Antes de sentarse a la mesa, duda entre reprenderle de forma abstracta, sin identificarse como negra, informarle de que lo es y que, por tanto, se ha sentido ofendida por los comentarios, anunciar a todos desde el principio su condición (lo que les pondría a la defensiva), comunicar de antemano que habrá una persona negra en la cena (todo el mundo adoptaría una actitud paranoide y se pasarían la noche mirando a su alrededor), renegar de su raza e identificarse con ellos o, finalmente, entregar una tarjeta de visita con el siguiente texto: "Querido amigo: soy negra. Estoy segura de que no te habías dado cuenta cuando hiciste el comentario. En el pasado procuraba avisar a los blancos sobre mi identidad racial. Desgraciadamente, siempre que lo hago me acusan de ser agresiva y manipuladora. Ahora mi política es dar por descontado que los blancos no harán ese comentario. Siento molestarte con mi presencia, de la misma manera que sé que tú sientes molestarme con tu racismo". (My calling card, 1986-1990).
ADRIAN PIPER DESDE 1965
Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba)
Plaça dels Àngels, s/n
Hasta el 11 de enero de 2004
Acción Catalysis I (1971). La artista Andrea Piper empapa sus prendas de vestir en una mezcla de vinagre, huevos, leche y aceite de hígado de bacalao durante una semana. Se las pone y coge la línea de metro D a la hora punta de la tarde y va a curiosear libros a una librería. EnCatalysis III, moja sus ropas en pintura blanca y pegajosa y se cuelga un cartel con las palabras "wet paint" (recién pintado) y luego se va a Macy's a comprar unos guantes y unas gafas de sol. Mientras visita el Metropolitan (Catalysis VII) masca chicle, hace globos gigantescos y deja que la goma se le enganche en la cara. Después se va al Frick Museum, y allí roe los tallos fibrosos de un manojo de perejil.
"Mi obra se ha centrado cada vez más en cuestiones políticas, sobre todo en lo de racismo, el esterotico racista y en la xenofobia. Esta es una consecuencia de elegir trabajar con materiales conceptuales que permiten hacer referencia a contenidos que van más allá de ellos mismos(lenguaje y símbolos)
Andrea Piper baila
charles-
ton, bugaloo y twist al ritmo del Respect de Aretha Franklin, se aprende de memoria la Crítica de la razón pura de Kant ("el libro más profundo que jamás he leído") y utiliza sus teorías para analizar la xenofobia. Son algunos ejemplos que resumen el ideario artístico de Adrian Piper (Nueva York, 1948): la eliminación de la forma específica como objeto de arte y su suplantación por un tipo de trabajo que actúa como catalizador entre el espectador y el artista, de manera que las reacciones que suscita formen parte de la pieza: entender, identificar, llegar a dominar la obra, situarla específicamente en el contexto del arte como uno la conoce o ser capaz de hacer un comentario apropiado. Las tarjetas de visita le sirven a Piper para declarar su identidad sin ser acusada de actuar de forma manipuladora y transmitir el mensaje de que el infractor se está comportando de una forma previsiblemente racista.
Y si nos referimos a los "teatros de guerrillas" que llevaron a Piper a sujetar globos de helio Mickey Mouse a sus orejas o convertirse en fétido transeúnte por la zona noble de Manhattan, la artista elimina todos los controles que ofrece el museo para reducir al mínimo la separación entre la concepción original y la forma final de la idea: la focalización queda retenida en el proceso/producto.
Adrian Piper. Desde 1965, comisariada por Sabine Breitwieser, reúne en el Macba el más completo exponente de los trabajos de esta escritora, artista y profesora de filosofía nacida en Harlem, un ejemplo de exposición premeditadamente alejada de planteamientos formalistas y en la que la tesis de base es poner al descubierto el trato que le dispensa la sociedad como sujeto, es decir, como mujer, afroamericana y artista. Sólo con este telón de fondo, la retrospectiva de Piper puede ser saboreada en toda su actividad específicamente política y subversiva que en ningún momento oscurece ni el bienintencionado patrocinio de la Fundación Telefónica ni el pretencioso cube de Richard Meier. La crítica a la xenofobia globalizada se convierte, de la mano de Piper, en resonantes elegías transmutadas en imágenes periodísticas, dibujos, fotografías, collages y óleos, a los que se añaden instalaciones que son sutiles ataques contra el minimalismo.
Adrian Piper es profesora de filosofía en el Wellesley College de Massachusetts, lo que le ha permitido mantenerse independiente frente al mercado artístico. Su obra es una bomba de relojería que hace pedazos las figuras mellizas del artista y director de museo estrella y representa una sólida combinación de violencia y pensamiento que devuelve el arma -el arma de la palabra- al espectador. Piper, que tanto en su carrera artística como en su biografía ha tenido que hacer frente a la discriminación (primero se "descubrió" como mujer en la serie de fotografías Mythic-Being y después como negra, a pesar de tener la piel blanca) niega la sociedad que alimenta los odios y miedos racistas enYo personifico, 1975, le gustaría no tener que volver a pintarAutorretrato exagerando mis rasgos negroides (1981), ni dar lecciones de baile al ritmo de Chaka Kahn -That fox is fine, fine with me (esta tía me calienta el cuerpo)-, o analizar la carga racista en las informaciones de The New York Times (Vanilla Nigthmares, 1986-1990).
El recorrido descubre la filia-ción de Piper con el conceptual de Sol LeWitt, de quien aprendió a liberarse de las limitaciones formales del arte figurativo que plasmara en su serie psicodélica de mediados de los sesenta (LSD Void, Alice in Wonderland) a través del llamado meta-arteo metafísica del arte conceptual. Se incluyen sus colaboraciones con Vito Acconci y Bernardette Mayer; sus performances y otros trabajos que unen arte y filosofía o que cuestionan hasta qué punto y de qué forma el arte logra posicionarse ante temas sociales y políticos (Art for the ArtWorld Surface Pattern, 1976). De los ochenta se exhiben vídeos o sus estrategias aprendidas de sus prácticas hinduistas a través de la figura de Shiva, la diosa destructora de la ilusión. "Y el racismo es una ilusión. Cuando Shiva baila asegura el ritmo del mundo, como Aretha Franklin", asegura Piper.
La exposición del Macba se plantea como una forma de relacionar lo personal, lo político y lo estéticamente concreto. A pesar de que Piper se ha declarado reacia a los contextos artísticos per se -galerías, museos, performances-, es de esperar que esta muestra tenga una respuesta social más allá de esas "audiencias" que acaban por convertir al público real en unos disciplinados fantasmas del mercado que después no muestran más fidelidad al museo que la que los espectadores que vieron Adivina quién viene a cenar esta nochedemuestran hacia la caja tonta que emitió la película.
elpais.com/2003
1970- Pintura Húmeda
VENECIA, Italia (AP) - Un crítico de arte nigeriano y el director del museo es el primer africano en comisariar la feria de arte contemporáneo Bienal que se abre el sábado para su funcionamiento de siete meses, mientras que las mujeres artistas representan a más países que nunca en pabellones nacionales - tendencias vistos como un reequilibrio informal en el mundo del arte.
ResponderEliminarHay Joan Jonas para los Estados Unidos, Fiona Hall de Australia, Irina Nakhova para Rusia, Sarah Lucas para Gran Bretaña, Chiharu Shiota para Japón, Pamela Rosenkranz para Suiza y Camille Norment para Noruega. Y esas mujeres son todos de los participantes de la Bienal más establecidas en los Giardini, alrededor de un tercio de los 89 pabellones nacionales.
El protagonismo de las mujeres en los pabellones nacionales - que junto con el espectáculo principal curada por Okwui Enwezor componen la Exposición Internacional de Arte 56a - puede ser una coincidencia. Aún así, la fuerza de los números de mujeres está ganando aviso como de alguna manera aprovechar un espíritu de la época y desafiando la noción del mundo del arte como siendo dominada por los hombres.
Artista estadounidense Adrian Piper, sosteniendo su León de Oro, posa para los fotógrafos en la entrega de premios de la Bienal de Artes 56a en Venecia, Italia ...
". Creo que es maravilloso que tantas mujeres están representando países este año, creo que es genial", dijo Jonas, sentado fuera del pabellón de Estados Unidos - donde ella acababa de ser abordado por una mujer que le dio las gracias por dar esperanza a las mujeres artistas.
Jonas, de 78 años, recibió una mención especial del jurado sábado para "un artista de la obra y la influencia significativa", mientras que el máximo honor León de Oro a la mejor participación nacional fue otorgado a la República de Armenia por su pabellón que presenta obras de la diáspora armenia en el 100 aniversario de las matanzas de armenios por los turcos otomanos. El León de Oro a la mejor artista en la exposición internacional fue al artista estadounidense Adrian Piper, por su instalación de mesas de hospitalidad invitando a los participantes a comprometerse con una de las tres normas, entre ellas "Siempre voy a ser demasiado caro para comprar."
Jonas comenzó su carrera artística como escultor en la década de 1960 antes de pasar a la performance y convertirse en un adaptador temprano para vídeo en la década de 1970. Ella dijo que su participación en la Bienal traería "mucha más atención a mi trabajo" - al tiempo que añade que ella siempre se sintió apoyado.
"Soy artista de un artista. Desde el principio, tuve una audiencia. Desde el principio, me sentí apreciado", dijo. "Yo no podía seguir trabajando como esto si no tuviera el apoyo de mis compañeros artistas, y entonces muchos curadores, en los últimos años."
Su espectáculo, titulado "Ellos vienen a nosotros sin una palabra," comprende cuatro galerías con composiciones temáticas de instalaciones de vídeo, grabados y objetos que exploran los fenómenos naturales que toman la inspiración de pasajes por el escritor islandés Halldor Laxness. Rotonda central del pabellón ofrece el teatro para una quinta galería, un estudio de la luz y la reflexión con espejos fabricados en Murano y una araña de cristal.
En el nuevo pabellón de Australia, el primer edificio nuevo en Venecia en 20 años, el espectáculo de Hall es su propio museo de historia natural - un comentario sobre el colonialismo y el capitalismo hecho a través de galerías de taxidermia trozos de madera recogidos de las playas de Nueva Zelanda, que cuelgan máscaras hierba con trozos de camuflaje, y una colección de animales raros y extintos tejidas de hierba desierto y otros materiales de acuerdo a la tradición aborigen.
.(...).
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Adrian Piper, el racismo que viene
Adrian Piper: desde 1965. MACBA. Plaza dels Angels, 1. Barcelona. Hasta el 11 de enero
Adrian Piper (Harlem, Nueva York, 1948) se define más como una activista cultural que como artista. Escritora y profesora de filosofia, su trayectoria como creadora plástica desde los años setenta está marcada por un compromiso político y un trabajo que es una forma de sensibilización sobre lo social, concretamente los temas raciales y la condición de la mujer. Ella misma hablará de su labor como un arte combativo y directo que pretende cambiar las estructuras sociales. Su trayectoria se inició en el conceptual y, aunque reorientará su posición, aquel siempre será para ella una manera de trabajar, vinculada a la toma de conciencia de los procesos y del lenguaje y sus mensajes subliminales.
JAUME VIDAL OLIVERAS | 30/10/2003 | Edición impresa
Catalysi IV, 1975
Esta exposición presenta una panorámica de la trayectoria de Adrian Piper desde sus inicios hasta piezas de reciente producción. Muy a grandes rasgos, sus primeros trabajos se sitúan en una práctica conceptual. Pero es en los setenta cuando la artista adopta un compromiso político como respuesta a un contexto social que la marcó profundamente (invasión de Camboya, revueltas de estudiantes, movimiento de liberación de la mujer, etc.) A partir de entonces, siguiendo un proceso evolutivo, trabajará la problemática del racismo, la xenofobia y la condición de la mujer, cada vez con un lenguaje más didáctico.
Para mí, su trabajo posee diferente fortuna. Se presentan obras de gran impacto, pero yo no sé qué se quiere decir con ellas. ¿Denunciar el racismo? ¿Acaso no estamos todos de acuerdo? ¿Y luego, qué pasa después de concienciarnos? Algunas de las obras incluso son irritantes por su extremada ingenuidad. Tal es el caso de Funk Lessons (1982-84). Muy resumidamente Adrian Piper enseña a bailar “funk”, esa música de origen negro, a personas de razas diferentes. Es como un espectáculo de UNICEF con blancos, orientales y negros dando brincos... Realmente encantador: la sensualidad negra está al alcance de cualquiera... Nadie puede negar que es divertido, pero pretender una finalidad terapéutica o una suerte de exorcismo del racismo con el baile define los límites de las buenas intenciones de Adrian Piper.(...)
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