REMORDIMIENTO PÓSTUMO-LAS FLORES DEL MAL-CHARLES BAUDELAIRE
Por Charles BaudelaireLas Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat. Ediciones DINTEL, 1959.
Edición limitada de 700 ejemplares.
Cuando duermas, mi bella tenebrosa, en el fondo de un monumento construído, en mármol negro, y no tengas por alcoba y mansión más que una bóveda lluviosa y una fosa profunda; cuando la piedra, oprimiendo tu pecho miedoso y tus flancos que ablanda una molicie encantadora, impida a tu pecho latir y querer y a tus pies seguir su curso aventurero, la tumba, confidente de mi sueño infinito —porque la tumba siempre comprenderá al poeta— durante esas largas noches de las que el sueño, ha sido desterrado, te dirá: "¿De qué te sirve, cortesana imperfecta, no haber conocido lo que lloran los muertos?" —Y el gusano roerá tu piel, como un remordimiento.
La muerte de los amantes
ResponderEliminarPoseeremos lechos colmados de aromas,
y como sepulcros, divanes hondísimos,
e insólitas flores sobre las consolas que estallaron, siendo nuestras, en cielos más cálidos.
Avivando al límite postreros ardores,
serán dos antorchas ambos corazones,
que, indistintas luces, se reflejarán,
en nuestras dos almas, un día gemelas.
Y, en fin, una tarde rosa y azul místico,
intercambiaremos un solo relámpago,
igual a un sollozo grávido de adioses.
Y más tarde, un Ángel, entreabriendo puertas
vendrá a reanimar, fiel y jubiloso,
los turbios espejos y las muertas llamas.
Remordimiento póstumo (Remords posthume) es un poema maldito del escritor francés Charles Baudelaire (1821-1867), publicado en la antología de 1857: Las flores del mal (Les Fleurs du mal).
ResponderEliminarAntes de Charles Baudelaire, en una época incierta, un hombre —cuyo nombre se desconoce— cantó con holgura los horrores de la tumba. Es difícil saber si Charles Baudelaire leyó alguna vez La sepultura. Lo único que sí podemos afirmar es que en Remordimiento póstumo logró capturar la misma atmósfera tétrica y sepulcral.
La melodía de Remordimiento póstumo es desoladora. Sus versos, sus ritmos, sus cadencias, exigen una lectura pausada y contemplativa, como si se tratara de un viejo conjuro.
Remordimiento póstumo está dedicado a Jeanne Duval, una joven mulata que fue el primer amor de Charles Baudelaire y una de sus musas inspiradoras. La relación entre ambos alternó períodos de intensa frecuentación con otros de alejamiento.
Charles Baudelaire amó y odió alternativamente a Jeanne Duval, para quien constituía un principio ambiguo. Las mujeres hermosas, sostenía Charles Baudelaire, se esconden bajo los llantos, los caprichos, las risas nerviosas, los encantos. Debajo de todo eso están ellas, ausentes y malignas; capaces de "animalizar" al hombre devolviéndolo al gobierno de sus instintos básicos.
Jeanne Duval fue, al menos para Charles Baudelaire, una trampa llena de goces y sufrimientos de la que le resultaba imposible escapar.
Charles Baudelaire conoció a Jeanne Duval en 1842. Su belleza lo atrapó inexorablemente. Aquella mulata encantadora y exótica encarnaba los dos principios de la femineidad: podía ser un ángel de extrema dulzura o un demonio exigente, despótico e insaciable
Remordimiento póstumo se interroga sobre la naturaleza de Jeanne Duval, sobre aquella máscara de inocente sensualidad que ocultaba a la peligrosa e infiel tentadora, a la Lilith que lo convertirá en esclavo de su deseo, de sus caprichos, a la personificación del pecado sublimado en violentas ráfagas de animalidad.
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