WILLEM DE KOONING (1904-1997)


Capas e identidades que se fusionan

En figuras y abstracciones, una vida en ebullición.

POR HOLLAND COTTER - The New York Times

El Museo de Arte Moderno en Nueva York nunca supo muy bien qué hacer con Willem de Kooning.

El artista, que pintaba tanto opulentas abstracciones como mujeres grandes y desprolijas, se resiste a una categorización fácil. De ahí que el museo en gran medida lo haya descuidado, hasta ahora.

"De Kooning: A Retrospective", con alrededor de 200 pinturas, dibujos y esculturas que llenan un piso entero, es exhaustiva y genera un profundo asombro. Deja que de Kooning sea complicado: presenta su obra como un fenómeno bifurcado y a la vez unitario. Hay siete décadas de trabajo. Vemos pinturas abstractas y figurativas aproximadamente de la misma época no sólo una junto a otra sino también interactuando, fusionando sus identidades.

La muestra, que continúa hasta el 9 de enero, comienza con una naturaleza muerta que de Kooning pintó a los 12 años en su ciudad natal de Holanda, Rotterdam.

Su trabajo en una firma de diseño comercial le resultó útil a la hora de buscar empleo en los EE.UU. en 1926, después de viajar como polizón en un barco de carga. Su formación en diseño terminó siendo la base formal de su arte.

En las dos primeras partes de la exposición, que nos lleva hasta 1949, lo vemos devorar imágenes de Ingres, Rubens, Soutine y Picasso; de contemporáneos como Arshile Gorky; y de avisos de cine, de historietas y de la gráfica.

De Kooning quería meter todo dentro del arte: alto, bajo; viejo, nuevo; salvajismo, elegancia.

Y fue lo que hizo, recomponiendo, acumulando, revisando intensamente. Y sin embargo, cada pintura era un experimento controlado.

Empezaba con un dibujo, le agregaba pintura, dibujaba encima de la pintura, raspaba la superficie, dibujaba más imágenes, agregaba pintura, y así sucesivamente. Prácticamente, nunca dejaba de trabajar.

La dinámica básica de la creación en de Kooning opera en un microcosmos en casi todas las cosas que hizo después de mediados de la década de 1940.

Fue a fines de los ’40 cuando la chispa se encendió, cuando la abstracción y la figura se fusionaron.

Esa es la historia de "Pink Angels" de 1945, aproximadamente, en su primera serie dedicada a imágenes de mujeres. De una pintura a otra, la figura sentada va volviéndose menos naturalista.

En "Pink Angels" las figuras han perdido la ropa, han perdido los rostros, y se vuelven más monstruosamente voluptuosas, casi como formas humanas hechas con pedazos de carne cortada.

Es difícil decir cómo puede ser bello, pero lo es. Es sabido que en una oportunidad de Kooning observó que "la carne fue la razón por la que se inventó la pintura al óleo". La conciencia de la "vanitas" de los pintores de naturalezas muertas holandeses del siglo XVII era fuerte en él. De una manera significativa, el trabajo que finalmente lo llevó a ocupar un lugar en el mapa del mundo del arte no tiene figuras, o no a simple vista. Su primera exposición individual en Nueva York en 1948, cuando tenía 43 años, estuvo compuesta de pinturas casi sin imágenes. Algunas estaban realizadas principalmente en blanco y negro, con la pintura blanca zigzagueando a la manera de grietas sobre un vidrio roto. La muestra causó sensación. Clement Greenberg declaró a de Kooning "un pintor genuinamente `abstracto’".

La paleta reducida, que muchos otros artistas adoptarían, se consideró un signo de seriedad existencial. De golpe de Kooning se vio a sí mismo en el centro de un nuevo modernismo estadounidense.

Podría haberse quedado fácilmente dentro de esos límites.

Pero en 1953, con su tercera serie "Mujer", las pinturas eran tan estrafalarias que el mundo del arte tuvo que prestar atención. Los cuerpos tajeados y las sonrisas equinas provocaron sobresaltos.

Empezaron a volar acusaciones de misoginia, aunque el pecado más grande de de Kooning fue lo que se consideró su deserción del programa de la vanguardia.

Viéndolo ahora, podemos captar las conexiones conceptuales con el artista que fue el más radical de los outsiders-insiders, Marcel Duchamp. Y vemos de una manera absoluta y lógica cómo la abstracción y la figuración se entrelazan en el arte de de Kooning.

Su producción durante los años 1950 da la sensación de haber sido realizada bajo una presión excepcional. Las superficies en pinturas como "Gotham News" (1955) contienen una densidad desagradable y aflicción. Los colores son caóticos. Todo parece frenético y ruidoso.

Luego, a fines de los ’50, de Kooning empezó a pasar tiempo fuera de la ciudad de Nueva York. Se mudó a Long Island, justo al este de Manhattan en 1963. "Rosy-Fingered Dawn at Louse Point" con sus referencias a Homero, data de ese año. Se percibe una alegría no vista antes en su arte.

La calma no duró. Más onduladas, llegaron las mujeres partidas. Igual que las esculturas: figuras de bronce manchadas y confusas. La impresión de esta parte de la muestra es de una prolija distracción.

De pronto, en cambio, en la década de 1980, sólo hay tres colores, los primarios de Mondrian ­rojo, amarillo y azul­ en bandas delgadas sobre campos de blanco puro.

De Kooning ya evidenciaba algunos signos del mal de Alzheimer, que estaría muy avanzado hacia 1987, año de la última pintura de la exposición. Cuando esta obra tardía apareció en el MoMA en 1997, el año de su muerte, algunos la desecharon como un subproducto de la patología.

Me encantan estas últimas pinturas. Si la exposición no hubiera hecho otra cosa que aportar un contexto para ellas, ya habría servido de mucho.
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Pintura, 1948-Esmalte y óleo sobre lienzo

Comentarios

  1. "Pintura" es una escena de emergía tensil. Formas negras fluidamente perfiladas en blanco se engranan, se solapan y se deslizan unas sobre otras. Sus elásticas curvas hacen pensar en el cuerpo humano, y quizá también en letras del al fabeto, ofreciendo familiaridad sin legibilidad. La paleta está simplificada pero la factura es heterogénea; el pigmento gotea o se corre, el negro es compacto o vira al gris, el blanco es una capa fina sobre el negro o un hueco entre formas negras. La figura y el fondo se confunden en este espacio somero, y a pesar de ello lo que la pintura transmite no es tanto ambigüedad cuanto una enorme certidumbre,
    "Pintura" pertenece a un grupo de abstracciones en blanco y negro que De Kooning hizo a finales de los años cuarenta. Había hecho pintura abstracta antes, pero también había tratado la figura humana, y siguió haciéndolo en otros cuadros de la misma época que éste; en su arte la abstracción y la figuración no se excluyen mutuamente, sino que se apoyan, no sólo en la semejanza entre formas de obras superficialmente abstractas y superficialmente figurativas, sino a menudo dentro de la misma imagen.
    "Hasta las formas abstractas tienen que tener un parecido", pensaba el artista, muchos espectadores han visto formas de senos, miembros y nalgas en sus obras en blanco y negro. El crítico Thomas Hess, comentando éstas y otras abstracciones de De Kooning, observó: "También incluye orgías".

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