viernes, 13 de enero de 2012

DAVID HOCKNEY-TATE BRITAIN-11-2009

La Cocinera
David Hockney, excelente grabador, realizó imágenes de cuentos de los hermanos Grimm. Se exhiben en Fundación Canal en Madrid-Canal de Isabel II- hasta el 14 de abril de 2013-
David Hockney en la Tate Brtain en 2009 y en Madrid en 2013, Vídeo

El cuento "Juan sin Miedo" de los Hermanos Grimm lo tomé de www. pacomova.eresmas.net

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  2. INFORMACIÓNNOTAS DE PRENSAIMÁGENES
    CÓMO
    ASISTIR
    PRÓXIMA EXPOSICIÓN
    Hasta el 14 de abril de 2013
    © La cocinera. David Hockney
    DAVID HOCKNEY. Seis cuentos de los hermanos Grimm

    La exposición alberga 39 grabados creados en 1969 por el polifacético artista David Hockney (Inglaterra, 1937), que ilustran seis cuentos de los hermanos Grimm: “Rapunzel”, “Juan Sin Miedo”, “Rumplestiltskin”, El Enano Saltarín, “El viejo Rinkrank”, “El Lebrato Marino” y “Piñoncito”; los cuales exaltan valores como la constancia, la astucia, la valentía, el compañerismo, la libertad o el amor.

    David Hockney es uno de los artistas vivos más cotizados y uno de los artistas británicos más influyentes del siglo XX. Desarrolla todas las disciplinas (pintura, fotografía, ilustración dibujo y escenografía), y su obra gráfica ha adquirido gran importancia dentro de su propuesta creativa.

    Más que ilustrar historias de forma literal eligió escenas e imágenes importantes para reflejar una emoción o situación. Hockney otorga a los cuentos un enfoque contemporáneo y a menudo humorístico, crea grabados de gran viveza centrados en una atmósfera o en un detalle, poniendo especial énfasis en los elementos mágicos de los cuentos.
    www.fundacioncanal.com

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  3. JUAN SIN MIEDO




    JUAN SIN MIEDO

    Cuento de los Hermanos Grimm

    Había una vez un padre que tenía dos hijos, el mayor de los dos era listo y prudente, y podía hacer cualquier cosa. Pero el joven, era estúpido y no podía aprender ni entender nada, y cuando la gente lo veía pasar decían:

    - Este chico dará problemas a su padre. -

    Cuando había que hacer algo, era siempre el hermano mayor el que tenía que hacerlo, pero si su padre le mandaba a traer algo cuando era tarde o en mitad de la noche, y el camino le conducía a través del cementerio o algún otro sombrío lugar, contestaba:

    - ¡Oh no padre!, no iré, me causa pavor. - Ya que tenía miedo.

    Cuando se contaban historias alrededor del fuego que ponían la carne de gallina, los oyentes algunas veces decían:

    - ¡Me da miedo! -

    El chico se sentaba en una esquina y escuchaba como los demás, pero no podía imaginar lo que era tener miedo:

    - Siempre dicen: "Me da miedo" o "Me causa pavor". - pensaba -Esa debe ser una habilidad que no comprendo. -

    Ocurrió que el padre le dijo un día al muchacho:

    - Escúchame con atención, te estás haciendo grande y fuerte, y debes aprender algo que te permita ganarte el pan. -

    - Bien padre, - respondió el joven - la verdad es que hay algo que quiero aprender, si se puede enseñar. Me gustaría aprender a tener miedo, no entiendo del todo lo que es eso.-

    El hermano mayor sonrió al escuchar aquello y pensó: "Dios santo, que cabeza de adoquín es este hermano mío. Nunca servirá para nada.

    El padre suspiró y le respondió: - pronto aprenderás a tener miedo, pero no vivirás de eso.-

    Poco después el sacristán fue a la casa de visita y el padre le expuso su problema, contándole que su hijo menor estaba tan retrasado en cualquier cosa que no sabía ni aprendía nada. -Fíjate - le dijo el padre - cuando le pregunté cómo iba a ganarse la vida me dijo que quería aprender a tener miedo.-

    - Si eso es todo. - respondió el sacristán - puede aprenderlo conmigo. Mándamelo y lo despabilaré pronto-

    El padre estaba contento de enviar a su hijo con el sacristán por que pensaba que aquello serviría para entrenar al chico. Entonces el sacristán tomó al chico bajo su tutela en su casa y tenía que hacer sonar la campana de la iglesia. A los dos días el sacristán lo despertó a media noche, y lo hizo levantarse para ir a la torre de la iglesia y tocar la campana.

    "Pronto aprenderás lo que es tener miedo" pensaba el sacristán. Este sin que el chico se diese cuenta, se le adelantó y subió a la torre. Cuando el chico estaba en lo alto de la torre y se dio la vuelta para coger la cuerda de la campana vio una figura blanca de pie en las escaleras al otro lado del pozo de la torre.

    - ¿Quién está ahí?- gritó el chico, pero la figura no respondió ni se movió.

    - Responde, - gritó el chico - o vete. No se te ha perdido nada aquí por la noche. -

    El sacristán, sin embargo, continuó de pie inmóvil para que el chico pensara que era un fantasma. El chico gritó por segunda vez:

    - ¿Qué haces aquí?. Di si eres honrado o de lo contrario te tiraré por las escaleras.-

    El sacristán pensó que era un farol así que no hizo ningún ruido y permaneció quieto como una estatua de piedra. Entonces el chico le avisó por tercera vez y como no sirvió de nada, se lanzó contra él y empujó al fantasma escaleras abajo. El "fantasma" rodó diez escalones y se quedó tirado en una esquina. Entonces el chico hizo sonar la campana, se fue a casa, y sin decir una palabra se fue a la cama y se durmió. La esposa del sacristán estuvo esperando a su marido un buen rato, pero no regresó. Al rato se inquietó y despertó al chico. Le preguntó:

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  4. -¿Sabes donde está mi marido? Subió a la torre antes que tú. -

    - No lo sé. - respondió el chico - Pero alguien estaba de pie al otro lado del pozo de la torre, y como no me respondía ni se iba, lo tomé por un ladrón y lo tiré por las escaleras. Ve a ver si era él, sentiría que así fuese.-

    La mujer salió corriendo y encontró a su marido quejándose en la esquina con una pierna rota. Lo llevó abajo y luego llorando se apresuró a ver al padre del chico.

    - Tu hijo, - gritaba ella - ha sido el causante de un desastre. Ha tirado a mi marido por las escaleras de forma que se ha roto una pierna. Llévate a ese inútil de nuestra casa. -

    El padre estaba aterrado y corrió a regañar al muchacho: -¿Qué broma perversa es esta?, el Demonio debe habértela metido en la cabeza. -

    - Padre, - respondió - escúchame. Soy inocente. Él estaba allí de pie en mitad de la noche como si fuese a hacer algo malo. No sabía quien era y le dije que hablara o se fuera tres veces. -

    -¡Ah!- dijo el padre - sólo me traes disgustos. Vete de mi vista, no quiero verte más.-

    - Sí padre, como desees, pero espera a que sea de día. Entonces partiré para aprender lo que es tener miedo, y entonces aprenderé un oficio que me permita mantenerme. -

    - Aprende lo que quieras, - dijo el padre - me da igual. Aquí tienes cincuenta monedas para ti. Cógelas y vete por el mundo entero, pero no le digas a nadie de donde procedes, ni quién es tu padre. Tengo razones para estar avergonzado de ti. -

    - Si, padre, se hará como deseas. Si no quieres nada más que eso, puedo recordarlo fácilmente. -

    Así que al amanecer, el chico se metió las cincuenta monedas en el bolsillo y se alejó por el camino principal diciéndose continuamente: - Si pudiera tener miedo, si supiera lo que es temer...-

    Un hombre se acercó y escuchó el monólogo que mantenía el joven, y cuando habían caminado un poco más lejos, donde se veían los patíbulos, el hombre le dijo: - Mira, ahí está el árbol donde siete hombres se han casado con la hija del soguero , y ahora están a prendiendo a volar. Siéntate cerca del árbol y espera al anochecer, entonces aprenderás a tener miedo.-



    -

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  5. A la mañana siguiente el rey fue a verle y cuando lo vio tirado en el suelo, pensó que los espíritus lo habían matado. Dijo: - Después de todo es una pena, un hombre tan apuesto... -

    El joven lo escuchó, se levantó, y dijo: - No es para tanto. -

    El rey estaba perplejo, pero muy feliz, y le preguntó cómo le había ido. - La verdad es que bastante bien. - dijo - Ya ha pasado una noche, las otras dos serán del mismo estilo.-

    Fue a ver al posadero, quien poniendo los ojos como platos dijo: - Nunca esperé volverte a ver con vida. ¿Ya has aprendido a tener miedo?-

    - No, - respondió - es inútil. Si alguien me lo pudiera explicar. -

    La segunda noche volvió al viejo castillo, se sentó junto al fuego y una vez más comenzó su cantinela: - Si pudiera tener miedo, si pudiera tener miedo... -



    El joven el dijo:- ¿Ves primo como te he hecho entrar en calor?. -

    Sin embargo el cadáver se levantó y dijo: - Te estrangularé. -

    -¿Cómo?, - dijo el joven - ¿Así me lo agradeces? Pues te vas a ir a tu ataúd ahora mismo. -

    Y lo cogió en volandas, lo tiró al ataúd y cerró la tapa. Entonces los seis hombres vinieron y se llevaron el ataúd.

    - No puedo aprender a tener miedo. - dijo el muchacho - Nunca en mi vida aprenderé. -

    Un hombre más alto que los demás entró y tenía un aspecto terrible. Era viejo y tenía una larga barba blanca.

    - Pobre diablo,- gritó el viejo - pronto sabrás lo que es tener miedo, porque vas a morir.-

    - No tan deprisa, . respondió el muchacho - que yo tendré algo que decir en eso de que voy a morir.-

    - Pronto acabaré contigo.- dijo el demonio.

    - Tómatelo con calma y no digas bravuconadas que soy tan fuerte como tú o quizá más. -

    - Lo comprobaremos. - dijo el viejo - Si eres más fuerte, te dejaré ir. Ven y lo comprobaremos.-

    Lo condujo a través de oscuros pasajes hasta una forja, allí el viejo cogió una enorme hacha y de un tajo partió un yunque en dos.

    - Puedo mejorarlo. - dijo el muchacho y se fue a otro yunque. El viejo se acercó para observar con la barba colgando. El joven levantó el hacha, partió el yunque de un tajo y en el camino cortó la barba del viejo.

    - Te he vencido. - dijo el joven - ahora te toca morir a ti.- Y con una barra de hierro golpeó al viejo hasta que empezó a llorar y a pedirle que parara, que si lo hacía le daría grandes riquezas.

    El joven soltó la barra de hierro y le dejó libre. El viejo lo condujo de nuevo al castillo y en un sótano le mostró tres cofres llenos de oro.

    - De todo esto, - dijo el viejo - uno es para los pobres, otro es para el rey y el tercero es para ti.-

    Entretanto dieron las doce y el espíritu desapareció y el joven se quedó a oscuras.

    - Creo que podré encontrar las salida. - dijo el joven. Y tanteando consiguió encontrar el camino hasta la sala donde estaba el fuego y durmió junto a él.

    A la mañana siguiente el rey fue a verle y le dijo: - Ya tienes que haber aprendido lo que es tener miedo. -

    - No, - contestó - vino un muerto y un hombre con barba me enseño un montón de dinero abajo, pero nadie me ha dicho lo que es tener miedo. -

    - Entonces, - dijo el rey - has salvado el castillo y te casarás con mi hija. -

    - Todo eso está muy bien, - dijo el joven - pero sigo sin saber lo que es tener miedo.-

    Se repartió el oro y se celebró la boda. Pero por mucho que quisiese a su esposa y por muy feliz que fuese el joven rey siempre decía: - si pudiera tener miedo, si pudiera tener miedo... -

    Eso acabó por enfadar a su esposa: "Encontraré una cura, aprenderá a tener miedo."

    Fue al río que atravesaba el jardín y se trajo un cubo lleno de gobios. Por la noche, cuando el joven rey estaba dormido, su esposa le quitó las sábanas y le vació encima el cubo lleno de agua fría con los gobios, de manera que los pececitos se pusieron a dar saltos sobre él. El se despertó y gritó: - ¡Qué susto! , ahora sé lo que es asustarse. -

    Fin.

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