BENITO QUINQUELA MARTÍN-APROXIMACIÓN A LA ESTÉTICA DE QUINQUELA
Los Inicios Reafirmación de su Lenguaje Pictórico La Boca, su gran Taller Ejes Temáticos Campos Disciplinares Fases, Recursos y Medios Seleccionados en la Realización de sus Obras Carboneros A pleno sol Buque iluminado Incendio del petrolero San Juan Accidente en el puerto Día luminoso Clavado en el riachuelo. | Benito Quinquela Martín Aproximación a la Estética |
En la serie "Cementerio de Barcos" Quinquela aplicó colores desaturados, una paleta tonal baja y una figura humana ausente o en actitud pasiva o contemplativa como puede observarse en"Restos de gloria", "Ternura espiritual", "Reencarnación" y en "Exclamación". No obstante, en"Anunciación" y en "Los dos amigos" se percibe un puerto activo en la representación imaginaria de altos edificios y chimeneas humeantes de la orilla opuesta. Creó e incorporó elementos nuevos a voluntad según sus necesidades artísticas. Afirmó "Lo subjetivo y lo objetivo se complementan en el acto de la creación." Es un aspecto diferente de Quinquela, artista enamorado del movimiento, que en esta serie transmite soledad, melancolía, serenidad y esperanza. Otro eje temático abordado por el artista fue el del fuego como protagonista con activa presencia del trabajo relacionado con el puerto. Quinquela recurrió a la transfiguración de la imagen en función del mensaje esencial del tema representado. En "Fundición de acero" el foco de atención está puesto en el fuego en movimiento, con colores cálidos que utilizó para acentuar las zonas iluminadas rostros y contornos de los trabajadores, en violento contraste con los colores fríos que equilibran la obra. La composición es dinámica, está estructurada a partir del fuego que irradia múltiples direcciones expansivas. Manifestó una tendencia expresionista en los rostros deformados, facciones toscas y fauces abiertas de la figura humana transformada como resultado de un proceso voluntario. Fuera de la pintura realizó numerosos grabados, Quinquela fue un notable dibujante tal como lo prueba su serie de aguafuertes, técnica que había adquirido junto a Facio Hebequer. "Facio era un excelente grabador, viéndolo trabajar a él aprendí yo a grabar. El grabado es casi artesanal, yo busqué con él expresar la fuerza." En los grabados, recogió temas de raíces populares ofreciéndolos como espectáculo a su pueblo. El hombre aparece casi siempre como individuo más personalizado, con gran fuerza expresiva, de formas fuertes y con deformaciones determinadas por factores subjetivos. En algunos de ellos captó la sustancia más profunda de las cosas, y la temática acentuó aspectos relacionados con la condición humana. Motivos como el Puerto "Elevadores", el trabajo "Día de los trabajadores", fiestas populares "Cancionera", creencias "Procesión a Bordo", el dolor"Estibador Herido", la desocupación "Una Limosna", el mundo de los trabajadores exhaustos y oprimidos "Noche de invierno" se ven reflejados en este campo disciplinar. En los murales, Quinquela se inspiró en nuestro pasado histórico, en nuestro folclore y en la lección moral del trabajo. Los temas fueron siempre el trabajo y escenas populares con figuras recias y por lo general arquetípicas. Revalorizó en ellos al hombre, subordinando el paisaje. Para que las representaciones impongan una respetuosa atención, deben ser grandes, llamativas e imponentes. La función educativa adquirió en ellos significativa importancia no sólo por el contenido de las obras, sino también por el emplazamiento seleccionado clubes, hospitales, bancos, escuelas, teatros, comedores para obreros, estación de subterráneo, facultad, etc. En la escuela Nº 9 Pedro de Mendoza se encuentran entre otros Carnaval en la Boca, fresco ubicado en el patio cubierto. Evoca la costumbre barrial del festejo del carnaval describiendo personajes como el gaucho, el indio y el inmigrante. Alude a los instrumentos musicales, el carro tirado por caballos, las murgas, barcos, máscaras, disfraces y a un palco con la presencia de la comisión vecinal del barrio y "Cargadores de carbón", óleo emplazado en el aula Thibón de Libián, en el cual representó el trabajo en un ambiente donde las enormes e imaginarias chimeneas enmarcan la esforzada y expresiva tarea de los obreros del puerto. Las figuras son recias y corpulentas con deformaciones expresivas que realzan el esfuerzo humano, intencionalmente des proporcionadas para lograr este efecto. Quinquela, interesado en incorporar el color a la vida cotidiana, trabajó además con pintura aplicada sobre diferentes soportes no convencionales pianos, ataúd, recipientes de cerámica, ómnibus, etc. "Construyo mentalmente la obra, que me persigue a veces durante días, y aún meses, pero cuando voy al cuadro, ya la he pintado en mi interior, de modo que la realización es rápida. Pinto casi todo de memoria, las cosas que aparecen en mis cuadros existen en la realidad, sólo que organizadas de otra manera, yo las traigo a la tela a medida que las necesito, voy sacando del archivo de la memoria lo que me hace falta." El proceso de realización lo iniciaba dibujando primero con carbonilla, para esbozar la obra y poner luego el color con la espátula, instrumento que usó casi exclusivamente en reemplazo del pincel desde 1918. Este uso espatular significó que sus obras presenten un rico empaste. "MI pulso es enérgico y necesito un instrumento de fuerte temple. Hago rebajar una cuchara de albañil y me presta excelente servicio. Esta espátula da en un mismo golpe, según la presión, gamas colorística que no se obtienen con el pincel. Permite pocos retoques, yo trabajo muy rápido, empiezo muy temprano y sigo trabajando hasta terminar la obra." Aplicó el color sobre la superficie del campo visual, con un gesto espontáneo. Es decir, que se anticipó en décadas al informalismo, en relación con la presencia significativa de lo matérico y con la importancia del gesto ejecutor como expresión de una actividad vital. Sus obras resultan de un vigoroso espatular, que pone de manifiesto su temperamento, y de un proceso de organización mental. Parte de un conocimiento profundo de su medio, la atmósfera, los objetos, su gente y el trabajo portuario que reconstruye de acuerdo a sus necesidades. La materia evidente es una constante en las obras del artista, la variación se produce en la dosificación que en algunos casos alcanza espesores inesperados. Su distribución sobre la superficie del campo visual varía de espesor en las distintas zonas de la misma obra y en las diferentes producciones artísticas. El modo de representación espacial es de concepción monumental aún en obras de pequeñas proporciones. En algunas creó ámbitos de expansión de los objetos figurados, empleó líneas constructoras multidireccionales, que muchas veces se proyectan hacia afuera, aspecto que se percibe como un desbordamiento de la composición de los límites del campo visual según se observa en la pintura A pleno sol. El ámbito, el espacio representado, es cambiante. Quinquela compuso con gran libertad y alteró cuantas veces creyó necesario la aplicación de la perspectiva en función de la expresión. En esta obra utilizó la aérea, impuesta por su visión desde lo alto ventanales del estudio. En otras, modificó la posición del observador respecto al medio, colocándolo a la altura del suelo y ubicó la línea del horizonte por debajo de la mediana horizontal del campo visual "Buque en Reparación" y"Restos de la Fragata La Argentina". Tuvo un modo particular de manejar el color, según la naturaleza de la temática seleccionada para su obra. Modificó el color local, algunas veces lo aplicó en el mismo cuadro con procedimientos diferentes: zonas de colores puros combinadas con desaturados mezclados en la mesa de trabajo, otras en oposición bipolar cálidos - fríos, o engamados. Volcó con libertad, sin ataduras, los colores sobre la tela según lo necesitó, para crear la atmósfera adecuada al momento del día que quería representar. En algunas de sus obras se evidencia cierta paleta sauve, en el empleo de colores puros, plenos, fuertes contrastes cromáticos y exaltación del color. En "Crepúsculo Dorado", recurrió a la bipolaridad, cálidos fríos, en "Día Luminoso" aplicó colores plenos en las barcazas y en"Atardecer", utilizó una amplia paleta cromática con colores puros y desaturados volcados con total libertad sobre la superficie del campo visual. En estas tres obras predomina un clima de quietud y serenidad con presencia de pequeñas embarcaciones subordinadas al motivo principal de la obra referido a los diferentes momentos del día. En ellas la figura humana pierde importancia, aparece apenas insinuada, en actitud pasiva y contemplativa. El cielo y el agua se tiñen del mismo color con diferencias sutiles. La línea de horizonte está ubicada alta y remarcada con la representación de una silueta de barcaza diferenciada claramente del entorno atmosférico por su color. Quinquela captó los reflejos, creando un efecto de movilidad mediante la utilización de un espatular horizontal y ondulante. En otras obras, el artista de la Boca, eligió una paleta atemperada, suave y con colores desaturados y de escasos contrastes cromáticos "Ternura Espiritual". En "Crepúsculo" recurrió a un color como dominante, con una paleta tonal reducida casi a la monocromía, partió del rojo, desaturándolo al matiz. Acentuó la monumentalidad del barco que ocupa gran parte del campo plástico contrastando con el intenso rojizo del fondo. Hasta el agua está teñida del color del cielo. A pesar de la actividad, las figuras representadas como siluetas, pasan desapercibidas, pues se fusionan por color con el buque en reparación. En otros casos la paleta fue más amplia, "A pleno Sol". "Me paso un mes persiguiendo colores, ideando formas, sintiendo imágenes y en pocas horas vuelco todo como un torrente. Preparo mis telas o cartones con blanco de cinc, luego con una carbonilla aboceto la obra. Cuando pinto, sin embargo, no me ato demasiado a ese boceto inicial y aprovecho las ideas que tumultuosamente aparecen en el momento. Tampoco me esclavizo al modelo. Yo agrego lo mío al cuadro y si necesito un rascacielos, lo pongo en el horizonte. Me gusta trabajar con generosidad de materia, me expreso con rapidez. La idea parte de una impresión, de un cielo fugaz, de unas nubes pasajeras, de una luz rosada o violácea. " "El color nace con uno, es instintivo, elegí el color para las flores y el paisaje, para mis barcos y mis cielos, para este riachuelo que prolonga mi vida hacia un río de cambiantes tonos. El color nunca muere, y yo entre colores seguiré viviendo, irá prendido a los colores hasta después de muerto". Con este criterio, Quinquela pintó su propio ataúd "este lugar será el santuario para mi después". Para la superficie exterior utilizó una amplia gama de colores en sucesivas franjas de celeste, verde limón, verde lino, rojo, azul, amarillo y marrón, en la tapa pintó una cruz y un barco y en el interior parte de rosa y parte con los colores de la bandera argentina. "El color no tiene fin. Cada color expresa un momento, una emoción y como yo quiero rendir homenaje a los colores aún después de muerto, pinté yo mismo mi ataúd con los colores argentinos por dentro, y por fuera con los siete del arco iris. " www.tyhturismo.com |
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