Lo que los mosaicos romanos revelan sobre el arte antiguo Mosaico de Bailarines Báquicos, Hatay, Turquía. Tiempo estimado de lectura: 6 minutos • Última actualización: 02.20.19 Los mosaicos romanos se componen de imágenes geométricas y de figuras creadas por arreglos de pequeñas piezas de piedra y vidrio. Las formas más tempranas de mosaicos grecorromanos fueron concebidas en Grecia a fines del siglo V aC Aunque los griegos refinaron el arte de los mosaicos figurativos incrustando guijarros en el mortero, los romanos ampliaron esta técnica establecida, usando teselas, cubos de piedra, cerámica, o vidrio: para formar diseños intrincados y coloridos. Hoy en día, estas obras ofrecen una imagen vívida de la antigua vida romana; un vistazo a las actividades cotidianas de una antigua civilización que incluyó concursos de gladiadores, deportes y agricultura, al mismo tiempo que sirve como documentación de artículos cotidianos com...
El arte, testigo del nacimiento de un deporte
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Desde hace muchos años hemos dedicado especial atención a la relación del artista con el deporte y con la creación de obras consagradas a los acontecimientos deportivos. Consideremos que las realizaciones más sinceras entre las producciones de temática deportiva son aquellas en las que la inspiración llegaba al artista por la contemplación de situaciones plásticas artísticas producidas por la propia actividad física. Menos espontáneas son las producciones promovidas por la existencia de hechos deportivos de mayor o menor importancia o por encargos que en ocasiones pueden ser incluso demasiado específicos. Es más raro que el artista pinte deporte sin saber que lo hace, ya que la inspiración le llega por circunstancias medioambientales. Éste es el caso de la abundantísima creación pictórica, en diferentes lugares del planeta, que tiene como denominador común la existencia de paisajes nevados y helados. Esta situación comporta la presencia casi constante de personajes que, con finalidades diversas en principio no deportivas, se deslizan sobre el terreno congelado. De esta manera el arte se convierte en testigo del nacimiento de un deporte: el patinaje sobre hielo.
Figura 12 Heinrich Wilhelm Schweickhardt: Patinadores sobre un canal helado.
Mientras que en los Países Bajos el patinaje estaba considerado apropiado para todas las clases sociales, en otras zonas europeas la participación estaba más limitada a las categorías elevadas. Así en Inglaterra, hacia el siglo xvii, podía verse a la aristocracia deslizándose por los canales helados con pelucas empolvadas y vestidos de rígido brocado. Los Estuardo, familia real escocesa, se exiliaron a Holanda durante la dictadura de Cromwell, donde descubrieron el patinaje. Cuando retornaron en 1660, lo introdujeron en su país, donde bien pronto adquirió tal importancia que en 1742 se fundó en Edimburgo la primera asociación oficial de patinaje en el mundo. En 1784 Sir Henry Raeburn (1756-1823), aficionado al deporte y al ejercicio físico, pintó el cuadro El Reverendo Robert Walter patinando en el lago Duddingston. Esta figura de patinador puede contemplarse en la portada de este número.
En Francia el patinaje había tenido un papel importante en la corte de Luis XVI, donde se explica que María Antonieta lo había practicado hacia 1776. El pintor naturalista holandés Johan Barthold Jongking (1819-1893), que desde 1846 vivía en París y era considerado un precursor del impresionismo, había pintado una obra titulada Patinadores. Es muy conocido y valorado el cuadro del impresionista Pierre-Auguste Renoir (1841-1912), realizado en 1868, titulado Patinadores en el Bois de Boulogne (fig. 13). També esta temática inspiró al impresionista y fauvista Louis Valtat (1869-1952), autor en 1900 de la pintura Patinadores de invierno. El Jardín del Pequeño Trianon de Versalles. Probablemente los patinadores protagonistas de estas obras se movían estos años más por motivaciones de recreo que por necesidades de locomoción o de trabajo.
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