Argentina en la Bienal de Arte 2017. "El problema del caballo" de Claudi...

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  1. Una mujer de cara pálida siendo raptada por un malón de las pampas para convertirla en "cautiva". Fragmento del cuadro "La vuelta del malón" de Ángel Della Valle, que fue considerado un cuadro de propaganda de la guerra contra el indio (la campaña al desierto).

    Homenaje a indios, cautivas y fortineros (pueblo de América, pcia. Buenos Aires), detalle. En la placa a su base se lee: "Homenaje a indios, cautivas y fortineros que regaron con sangre estas tierras, hoy de trabajo en paz, convivencia y progreso. 10 de noviembre de 2005".

    Indio en el escudo de Trenque Lauquen (pcia. de Buenos Aires). El nombre del pueblo fue deliberadamente de origen mapuche, su fundador de cara pálida buscaba una convivencia pacífica con el indio.
    La cautiva es un poema épico del escritor argentino Esteban Echeverría publicado en 1837, dentro del libro Rimas. El texto ha sido considerado como la primera gran obra de la literatura argentina, antecedente inmediato de la aparición de la novela en ese país y a la vez vehículo para el éxito del romanticismo, que el propio Echeverría había introducido en la literatura de habla hispana,1 en una Argentina que aún se encontraba en formación.


    Argumento
    La cautiva es un poema épico del escritor argentino Esteban Echeverría que relata el rapto de un soldado, Brian y su valiente esposa, María, a mano de los indios y todas las penurias que estos sufren en el desierto para escapar de la inhumana tribu y salvarse de la muerte.

    Personajes[editar]
    María[editar]
    Mujer de fuerte personalidad. Inevitablemente se une a su figura el puñal que lleva en su mano; el puñal, símbolo de muerte y destrucción que no vacila en empuñar cuando la ocasión lo requiere. En algún pasaje de la narración niega o evade la realidad para reunir las fuerzas necesarias que le permitan continuar su lucha. Su belleza es descrita de acuerdo con la imagen de la mujer romántica. Sólo después de la muerte de su esposo se la retrata desencajada como un “pálido fantasma”. Cuando muere, su rostro recupera, prodigiosamente, la hermosura perdida.

    Brián[editar]
    Es un ser débil, temeroso de su destino y de su honra. Así aparece en la obra, aunque se menciona su trayectoria de guerrero indómito, temido por los indios. Adopta una actitud resignada y fatalista, sin alentar a su mujer en la lucha contra el infortunio. Ha dedicado su vida a la patria y su mayor decepción es no morir en el campo de batalla.

    El indio[editar]
    Está presentado desde la perspectiva del hombre blanco y por ello aparece como sinónimo de barbarie. Es incivilizado, sanguinario, agresivo y feroz.

    Paisaje[editar]
    El poeta animiza a la pampa, es decir, le confiere caracteres humanos a fin de que acompañe dinámicamente cada gesto, cada sentimiento de los protagonistas de la historia. La pampa se modifica y, a lo largo de la obra su imagen se va enriqueciendo; por ello, alcanza la categoría de verdadero personaje viviente.

    Estructura[editar]

    Esteban Echeverría.
    El poema está compuesto por 2142 versos, divididos en nueve partes y un epílogo. Las nueve partes son: El desierto, El festín, El puñal, La alborada, El pajonal, La espera, La quemazón, Brian, María. Siguiendo los lineamientos liberales del romanticismo, Echeverría utiliza diversas métricas en sus versos, con predominio del octosílabo

    y el hexasílabo, tomados básicamente de la poesía popular.

    Se trata de un relato heroico, otra característica del romanticismo, centrado en la figura de una mujer común, esposa de un soldado de pueblo, orientado a democratizar la literatura.

    Echeverría mezcla estilos, y fusiona temas y estilos populares y elitistas. Incorpora el lenguaje popular rioplatense, alternándolo con el lenguaje colonial español. Se ha dicho que:

    Advertimos en esa tensión entre localismo y universalismo, lo cual traducido a términos culturológicos implica una tensión, no resuelta, entre lo directo y lo predeterminado significativamente, entre lo primitivo y lo culto, entre América y Europa.

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  2. “Venecia es una plataforma de diálogo internacional, por lo tanto me interesaba que el proyecto tuviera una referencia a la historia del arte argentino y a quienes somos”, contó a los presentes en la conferencia de prensa“La Bienal es una institución internacional que todavía persiste en perpetuar ese paradigma de nación en una muestra universal. Algo que me parece bastante absurdo en un mundo en el cual la mayoría de los estados están en crisis y los gobiernos no representan a nadie.”
    Es la primera vez que el artista del envío argentino es elegido por un comité de selección. Presidido por Wainrot, dicho comité fue integrado los curadores de envíos del siglo XXI: Adriana Rosenberg, Mercedes Casanegra, Inés Katzenstein, Rodrigo Alonso, Fabián Lebenglik, Fernando Farina y María Teresa Constantín. Participaron también Américo Castilla y Andrés Duprat, actual curador del envío.
    En este blog, el 21 de octubre de 2016

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  3. “Cuando me llegó la invitación comencé a estudiar el espacio -una vieja fábrica de balas de cañón de una Europa colonizadora- la historia de la Bienal y la historia de los envíos argentinos.” Así descubrió que el primer envío de una obra al extranjero la hizo Ángel Della Valle con destino a Chicago, Estados Unidos, a fines del siglo XIX. Se trata de La vuelta del malón, una pintura que ilustra la Conquista del Desierto. “La materialidad del Pabellón también me resultó muy importante -construido con ladrillo, hierro y madera-, la imagen del caballo surgió naturalmente”, relató entusiasmada la artista. “El caballo simboliza cómo hemos fallado como especie al no encontrar un modo de existencia y subsistencia que sea inclusiva y en el que nadie pierda. Este caballo representa a los excluidos y a los explotados.”
    La instalación escultórica “El problema del caballo" es una escena detenida en el tiempo -vista desde el punto de vista del caballo- y en la que el espectador es un testigo inesperado de la tragedia. El caballo, que suele asociarse con la virilidad del héroe, se presentará vulnerable, atrapado entre las columnas del inmenso pabellón de 47 metros de largo por 10 de ancho y 5 de alto.
    Para Claudia Fontes esta escala representa un enorme desafío ya que ella trabaja pequeñas obras realizadas en porcelana concebidas para la palma de la mano. En esta oportunidad la propuesta es trabajar con el espacio desnudo. Son sólo tres personajes blancos -el animal, un indígena y la cautiva del cuadro de Della Valle - bañados por la luz y una gran sombra como elemento de ruptura. “Una obra performática y teatral que seguramente será la más fotografiada”, señaló el Embajador Wainrot.
    “Viva Arte Viva" es el lema de la 57va edición de la bienal, que se realizará desde el 13 de mayo y el 26 de noviembre de 2017 y cuya curadora general es Christine Macel, jefa de curadores del Museo Nacional de Arte Moderno francés, el Centro Pompidou. “Este lema pone el arte en un lugar de celebración y de festejo, porque ofrece salidas a pesar de la gran crisis que vivimos. Es una de las mejores bienales que podía tocar porque soy una ferviente militante de hacer arte y del respeto por los artistas” concluye feliz.Son palabras de la artista, el trabajo está realizado en clave histórica, literaria y, por supuesto de arte plástico.
    Había pensado todo lo contrario a lo que aquí se expresa; una obra contraria a los temas de una Bienal Internacional.
    Se trata de la historia de un país sudamericano, con luchas internas que quizá, los argentinos podemos entenderla. El público
    de una Bienal Internacional, va a encontrar, se me ocurre, gran dificultad en captar la historia de un país, par ellos, remoto en una escultura, de arte conceptual en la que convergen, incluso distintas corrientes historiográficas de la Historia Argentina.

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